꧁ Chapter 15 ꧂
Luego de que ambas parejas se hubieran retirado al mundo humano, Namjoon y Seokjin se alejaron lo suficiente de todos los demonios y ángeles que estaban celebrando las nuevas uniones.
—Jinnie—llamó Namjoon con suavidad al arcángel que se había quedado en silencio luego de moverse por inercia con la intención de conversar con el demonio—. Yo...
—Lo siento, Namjoon-ah—se disculpó con una reverencia—. En serio me siento confundido por todo lo que sucedió, pero también me duele el corazón por ser tan impulsivo.
—No te preocupes ya por eso, Jinnie, lo que quiero saber es que sucederá con...
Antes de que el demonio pudiera continuar, la diosa de la oscuridad apareció frente a ellos.
—Joon, antes de que sigan conversando creo que lo más razonable es que yo personalmente le aclare esta situación a Seokjin—sugirió y Namjoon asintió luego de ver la mirada atenta del mayor—. Bien, por dónde empiezo—se tomó el mentón con suavidad, analizando lo que diría a continuación.
—Primeramente, lo que escuchaste ese día fue una simple broma, tal vez se me pasó la mano, pero ya estábamos acostumbrados a tratarnos así y yo estaba realmente preocupada por quien sería la mejor opción para volverse el nuevo general del inframundo después del retiro de Byul. Además, supongo que no me conocías porque es difícil que ustedes tengan contacto directo con nosotros los dioses que rigen el mundo humano.
Seokjin afirmó con la cabeza—. Así es y ahora que lo pienso mejor, si yo no hubiera cancelado ese mismo día me hubiera enterado que usted era la diosa del inframundo.
—Sí, porque yo siempre debo participar en esto—dijo la mujer—. Pero bueno, ustedes sí que son un par de tontos por haberse separado de esa forma, tuvieron que conversar y la historia sería distinta—regañó y el mayor se avergonzó.
—Lo sé, por eso también discúlpeme por haber actuado tan soberbio con usted—se arrodilló en muestra de respeto y la diosa negó—. No hace falta, te juro que me tomaste desprevenida porque en serio no comprendía porque me acusabas, ya que seré una diosa y todo lo que quieras, pero para este demonio de aquí soy equivalente a una hermana mayor, aunque técnicamente soy como su madre porque yo le di la vida, así como Hobi te la dio a ti, Seokjin.
—Si lo dices así todo tiene más sentido, pero no le quita lo perturbador—murmuró y la diosa se rio por la cara del ser de luz.
—Lo sé, pero bueno, no pierdan más el tiempo, chicos, ya que estuvieron y lo más probable es que sigan aguantando dolores.
—¿Cómo que dolores? —inquirió entre dudoso y sorprendido.
—Cuando alguno de ustedes sentía dolor al otro se le multiplicaba su sentir así que también por esa razón al momento en que se separaron sentían el dolor intensificado, y así fuera la mínima pequeñez también lo sienten—comentó y tanto el demonio como el ángel recordaron ese sufrimiento que tanto les atormentó y algunas otras veces donde también sentían una incomodidad en sus corazones por lo que suponían se debía a eso—. Por lo que a partir de ahora ya no se separen del otro.
El demonio observó de reojo al mayor que estaba cabizbajo por lo que solo asintió por ambos—. Bueno, entonces me retiro, disfruten de la celebración también—se despidió con la mano y se retiró hacia su hermano que conversaba animadamente con algunos ángeles.
—Entonces nosotros... —Namjoon se acercó al arcángel, pero este le detuvo con la mano antes de que diera un paso más—. ¿Jinnie?
—Deberíamos de seguir nuestros caminos como lo hemos hecho hasta ahora Nam—respondió con la voz apagada, pero con el semblante serio—. Es lo mejor.
—¡Qué dices, Jinnie! —exclamó Namjoon al ver el rostro decidido del arcángel—. No puedes hacerme esto.
—Lo siento, en serio.
—¿Pero por qué? —cuestionó poniéndose frente suyo para establecer contacto visual, tomándolo de los brazos.
—No lo hagas más difícil, Namjoon-ah—se removió tratando de ejercer resistencia al fuerte agarre del demonio mientras sentía sus ojos aguarse.
—¿Por qué me pides esto? Si yo te sigo amando y sé que tú también—dijo con seguridad—. Tantos momentos que compartimos juntos no se pueden olvidar tan fácilmente, por eso estabas dolido, ¿o me equivoco? —cuestionó tratando de establecer contacto visual pero el mayor se lo dificultaba porque estaba con la cabeza gacha.
—No asegures esas cosas—musitó tratando de no tartamudear en el intento.
—Sí estoy mintiendo, dímelo a los ojos—incitó con firmeza.
Namjoon quería escucharlo, pero a la vez no, porque no sabía si podría soportar un rechazo directo por parte del arcángel.
—Y-Yo no te... —alcanzó a pronunciar, pero luego sintió como se le cerraba la garganta al no ser capaz de decir aquello—. Por Dios...
—No puedes, Jinnie. Si ambos seguimos amándonos podemos olvidar todo y comenzar de nuevo—el demonio anunció luego de verle levantar el rostro y contemplar ese semblante tan afligido.
Quería mimarlo hasta el cansancio.
—Porque te amo es que no quiero hacerte sufrir, soy un impulsivo, un tonto. No te merezco, Nam. Tú siempre fuiste demasiado bueno para mí y te hice sufrir por mi idiotez—aseguró y Namjoon negó suavemente, tomándolo de la nuca para acercar sus rostros mientras sus frentes se tocaban en el acto.
—Poco me importa, solo quiero que estemos juntos, ya trabajaremos en eso, ¿sí? —besó su frente con cariño—. Por favor mi ángel, vuelve a mí, eres la otra ala que me ha faltado para poder volar, no nos niegues la felicidad.
Jin rompió a llorar y lo abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en el pecho del moreno que lo apresaba protectoramente—. E-Esta bien, Nam. También te amo y quiero todo contigo—hipeaba gracias a las lágrimas que habían encontrado manera de salir—. Pero iremos paso a paso, sanando para poder comenzar de cero.
—Como mi dulce arcángel desee, al final siempre estaré dispuesto a cumplir todos tus deseos—mencionó y Jin suspiró relajándose por el cálido contacto con el menor.
Estuvieron en esa posición por un considerable periodo de tiempo hasta que sintieron una tercera presencia que les estaba acompañando.
—Me alegra que al fin arreglaran sus diferencias—comentó Wheein con una sonrisa—. Y como tu superior que ya tenía previsto que esto podría suceder, me encargué de planear una pequeña sorpresa.
—¿No me digas que estás abusando de tu poder de ver el futuro? —preguntó Seokjin mientras Namjoon observaba con curiosidad ambos seres de luz, pero sin querer aflojar el agarre en la cintura de su pareja—. Pero igual gracias por el detalle que no sé qué pueda ser.
—Una vez al siglo no hace daño—aseguró orgullosa y Seokjin negó con la cabeza anticipando lo que el serafín quería darle—. Pueden venir ya.
Y luego de aquello, en su campo visual aparecieron su querida Yongsun y su pareja Byul después de tanto tiempo. Nuevamente las ganas de llorar le invadieron porque en medio de toda la mezcla de sentimientos que había experimentado en cuestión de horas, había aparecido el arrepentimiento por haber sido tan duro con la dulce arcángel. quien se había decido apostar todo porque ella si creía en su destinada, no como él que en el mínimo problema había huido.
—Sunnie... —el mayor se separó del demonio esperando una reacción por parte de la contraria hasta que notó como corría hacía él y se fundían en un abrazo fraternal.
—Te extrañé un montón, Jinnie—dijo y el mayor sonrió entre lágrimas.
—Es mutuo, linda... Perdón por haber sido un grandísimo idiota. Debí hacerte caso y seguir tu ejemplo así tal vez no hubiera sufrido tanto después de perder a las dos personas más importantes de mi vida.
—Ya está hecho, no existe el hubiera, pero sí el ahora y yo ya te he perdonado pues en todo este tiempo también reflexioné y me puse en tus zapatos, aunque tenía miedo de tu reacción—confesó—. Por eso cuando Wheein me contactó luego de comentarme lo que había descubierto, no dudé en pedirle que usara esta oportunidad para traerme de vuelta al paraíso.
—Entiendo—afirmó y le acomodó un mechón de cabello tras su oreja luego de fijarse en que, si bien todo lo que la volvía un ser de luz (como las alas blancas y sus ojos de un color especial habían desaparecido), mantenía ese precioso brillo que era característico de su alma pura.
—Gracias de todas formas, me alegra volverte a ver y que te encuentres bien además de que ahora también tengo la oportunidad de disculparme contigo, Byul. No puedo creer haber sido capaz de desconfiar también de ti—comentó dirigiendo una mirada a Byul quien sonrió solo con los labios, negando y respondiendo con un suave "no hay problema" que tranquilizó al mayor.
—Igual este reencuentro se lo debemos a Wheein—afirmó Yongsun animada y el serafín levantó su pulgar como aprobación—. Espero no tarden mucho en unirse a nosotros en el mundo humano.
—Iremos con calma—aseguró Namjoon participando en la conversación a lo que Yongsun asintió.
—Los esperaremos así que no se preocupen, lo más importante es que reestablezcan su linda relación—dijo Byul y su pareja le dio la razón.
Después de manera espontánea cambiaron de tema entablando una amena conversación en la que los cinco participaron, debatiendo acerca de cómo era la vida en el mundo humano, pensando que si los demás se acostumbrarían rápido porque sus cuerpos a partir de ahora tendrían que soportar de las típicas necesidades básicas que no poseían cuando estaban en el inframundo o en el paraíso respectivamente hasta que alguien llamó la atención de todos los presentes.
Era Dios.
—Todos acérquense que les quiero mostrar esto.
Demonios y ángeles se acercaron observando un espejo que tenía el ser celestial y que estaba sirviendo como proyector para mostrarles algo que sucedía en vivo.
—Llegaron sanos y salvos a sus nuevos hogares, pero querían verles una vez más por lo que se contactaron conmigo.
—Hola a todos—saludó Jimin desde el otro lado y todos le ovacionaron—. Estamos bien así que pueden estar tranquilos.
—¿Se encuentran disfrutando del clima? —inquirió la diosa de la oscuridad y pudieron notar como todos asentían con entusiasmo—. Es un regalo de parte de mi hermano y de mi persona.
—Adoramos ver cómo está lloviendo y haciendo sol al mismo tiempo—expresó Jungkook con emoción. El paisaje que se mostraba frente a sus orbes cielo era hermoso.
—Sí es una bonita costumbre cuando se unen las parejas de destinados—confirmó el dios y los presentes observaron la increíble vista de la ciudad de Seúl siendo bañada por el agua y los rayos del sol—. Nos alegra que les gustara, pero no estén mucho tiempo bajo la lluvia o ya atraparan un resfrío y no creo que quieran pasar sus primeros días como una pareja formal enfermos.
—Por supuesto que no—respondió Yoongi y la mayoría se rio por las caras que habían puesto ya que eso sería de muy mala suerte—. Gracias por preocuparse.
—Ya nos vamos así que todos cuídense también, esperamos verlos pronto más que sea cuando están trabajando aquí en el mundo humano—Taehyung se despidió con la mano, mientras sus compañeros les deseaban lo mejor y daba por finalizada la comunicación con ellos.
—Les irá bien—afirmó la diosa—. Ahora, continúen celebrando esta bendición.
Todos siguieron la petición de la diosa del inframundo con gran fervor y gozo mientras su hermano y ella hacían el respectivo ritual para entregar los poderes a la naturaleza con la recompensa de abundancia para los seres humanos, dando por cumplido su trabajo en la unión de ambas parejas de destinados.
En el otro lado, Jungkook y Taehyung se separaban de sus hyungs para ir a su respectivo nuevo hogar con la intención de disfrutar de un tiempo a solas que ya sentían que necesitaban con urgencia, prometiendo verse al día siguiente para ir a pasear por los alrededores de aquel bonito bosque lleno de paz.
La pareja ingresó con la llave que Hoseok les había entregado rápidamente antes de partir al mundo humano. La casa que les había regalado era muy acogedora, pero lo que más amaban era ese estilo tan particular que poseía por los materiales que conformaban la fachada y que inevitablemente a la pareja le recordaba a una cabaña que visitaron unos meses antes de comprometerse, en los que disfrutaron mucho de la compañía contraria.
Imaginaron que la casa de Yoongi y Jimin sería parecida, porque ellos también habían optado por vivir en medio de la tranquilidad del bosque a diferencia de lo que habían preferido en su momento Byul y Yongsun las cuales se había mudado a una casa con estilo tradicional en medio de la dinastía Joseon.
—Al fin estamos en nuestra casa, Kookie—Taehyung abrazó de manera inesperada y juguetona a su pareja que se tambaleó un poco, pero que supo mantener el equilibrio contagiado de la sonrisa brillante del contrario.
—Estás en lo correcto, TaeTae—con un pequeño impulso, subió al azabache, tomándolo por los muslos, mientras este rodeaba su cintura con sus piernas—. ¿Te parece bien si vamos a estrenar nuestra habitación?
El joven que antes poseía ojos celestes insinuó con coquetería, algo que tomó por sorpresa al atrevido Taehyung.
—Vaya, vaya y a mí me decías pervertido y lujurioso—molestó al castaño que sonrió suavemente, pero que no se dejaría tras esa provocación.
—Ahora no puedes negarme el hecho de que tú estabas tan insistente por terminar rápido con la ceremonia solo porque querías esto tanto como yo.
—Touché, no hay fallas tras esa lógica.
—A pesar de todo sigues siendo un demonio travieso—el joven de piel canela se rio por lo dicho por su pareja, escondiendo su rostro entre el hombro y el cuello del menor, mientras este negaba divertido—. Conmigo no puedes hacerte el santo, TaeTae.
—No fue mi intención, pero... —levantó su rostro hasta quedar a la altura de su oreja con el objetivo de susurrarle—. Puedo complacerte en muchas cosas más. Solo déjamelo a mí.
El mayor mordió el lóbulo de esta con lascivia y como si se tratará de una orden que no podía ignorar, el menor terminó obedeciendo luego de sentir una exquisita sensación en el vientre bajo. Y sin querer tardar más, Jungkook caminó cargándole con cero dificultades hasta el segundo piso. Taehyung volvió a reír con diversión por la actitud de su pareja, pues le parecía tierno que le hiciera caso en todo.
Ni siquiera le prestaron atención a la que sería su habitación a partir de ahora, pues Jungkook dejó caer con suavidad al mayor en el mullido colchón y este inmediatamente lo tomó de la nuca para comenzar un beso necesitado.
Completamente hambriento.
Sus lenguas no tardaron en entrar en contacto, creando un húmedo y delicioso beso. Pequeños sonidos comenzaron a escucharse como si fuera música para sus oídos, pues aquello les estaba emocionando en demasía, ya que nunca antes se habían besado de esa forma por miedo a no poder parar.
Las manos de Jungkook un poco inseguras comenzaron a acariciar los muslos de Taehyung, el demonio para darle confianza posó sus manos en las de su pareja guiándolo, ya que sabía que no tenía experiencia previa y no quería que terminara sintiéndose cohibido con él luego de haber comenzado de esa manera tan maravillosa.
El joven de piel nívea lo agradeció y siguiendo su instinto, con una de sus manos subió hasta llegar al bulto que se estaba formando debajo de las finas telas oscuras. Apretó con firmeza, robándole un gemido que le llenó de placer. Se separaban cada tanto para tomar aire, pero esta vez lo hizo solo para observar los brillantes orbes cargados de deseo que poseía Taehyung.
—Sigue, Kookie. Lo estás haciendo genial—animó el mayor a lo que su pareja le mordió el labio inferior juguetonamente—. No quiero que te detengas...
—No lo haré, Tae.
Ya más seguro de lo que hacía, dirigió su boca hasta las clavículas del mayor, para iniciar un recorrido de muchos besos y mordidas en esa porción de piel que estaba expuesta. El joven de piel canela comenzó a retorcerse al experimentar las diversas caricias en su cuerpo, arqueó su espalda sin querer luego de que Jungkook metiera sus manos calientes entre su ropa, acariciando los pezones erectos a su disposición con destreza.
El susodicho dirigió su mano hasta delinear la fuerte figura de Jungkook, aprovechando a tocar su redondo trasero. Provocando un gemido gutural por parte de quien en su momento fue el ángel más inocente que había podido conocer.
—¿Te gusta, cielo? —inquirió cerrando los ojos por el calor que sentía recorrerle con intensidad—. Ya estás gimiendo por mí.
—Me encanta—el menor afirmó con confianza, dejando por el momento su tarea manual solo para ver como el joven debajo suyo hacía un puchero por sentirlo alejarse de él.
Tan lindo.
Jungkook empezó a quitarse la ropa con rapidez, a lo que Taehyung queriendo sacar ventaja de la situación, copió su accionar. Quedando desnudos frente al otro en ese instante tan especial para ambos.
Recorrieron sus cuerpos sin ningún tipo de vergüenza, admirando con amor la belleza del otro y el castaño le invitó a subirse encima suyo como habían estado hace minutos atrás.
—Eres etéreo, Taehyung—halagó Jungkook sin aliento por lo maravillado que se sentía a pesar de no ser la primera vez que lo veía así. Ya que le era inevitable olvidar cuando de manera descarada el demonio se había mostrado ante él al salir del lago ubicado en el lugar especial de ambos.
—No más que tú, Kookie—murmuró meloso, tomando las dos hombrías para comenzar a masturbarlas, imponiendo un ritmo que no demoró en hacerles perder la razón. El menor decidió continuar con su arduo trabajo, poniendo total atención a los pezones de su pareja, pero esta vez haciendo uso de su habilidosa boca.
Lamió el contorno y luego succionó el par de botones más oscuros en medio de esa piel canela tan tentadora, para después dejar besos y suaves mordidas alrededor que terminaron por provocar corrientes eléctricas en la espina dorsal del mayor.
Taehyung aumentó la velocidad y la presión de su mano tras sumergirse profundo en las exquisitas sensaciones, así que, gracias a esto, ambos no tardaron en alcanzar el clímax gimiendo sus nombres, pero sabían que su noche apenas estaba comenzando, por lo que no tardaron en recuperarse dispuestos a continuar.
—¿Tae, puedo...? —preguntó con cautela y el mayor entendió a la primera, así que le dio el visto bueno para que siguiera. No quería detenerse por nada del mundo. Por lo que, haciendo uso de uno de los mejores inventos que pudieron crear los humanos, gracias a una exhaustiva investigación al respecto, de uno de los bolsillos de la ropa que yacía desparramada a un lado de la cama, el susodicho sacó un pequeño envase de lubricante con el que untó sus dedos para poder preparar la entrada de su pareja para no lastimarle en el proceso.
Quería cuidarlo y tratarlo con sumo cuidado. Como la más preciosa joya.
—¡Mghh! —exclamó al sentir un dedo ingresar y moverse dentro suyo con habilidad pues estaba dando en el punto exacto a pesar de la pequeña sensación de incomodidad—. ¡Así, K-Kookie!
Encantado por el rostro del mayor, no tardó en meter otro dedo más para aumentar la velocidad de los movimientos certeros que rozaban a su punto dulce, intercalando con unos que simulaban tijeras para poder dilatar mejor.
Pero no era suficiente y Jungkook lo sabía al notar la desesperación de su pareja que había comenzado a apretar las sábanas con sus manos y a contraer los dedos de sus pies en anticipación. Por lo que sin moverse mucho de la posición en la que se encontraba, es decir, en medio de las piernas del azabache, decidió llevar el asunto más allá.
Así que, retirando sus dígitos que le otorgaron tanto placer a su acompañante, comprobando que había hecho un gran trabajo sin necesidad de otro dedo más, y de continuar torturando a su pareja, el chico alineó su miembro en la entrada que con anticipación esperaba ser llenada hasta el fondo.
—¿Estás bien, cariño? —preguntó con el amor destilando en su voz, porque antes que su placer personal estaba el bienestar de su pareja.
—De maravilla mi amor—confirmó, sintiendo su pecho cálido por lo lindo que era Jungkook con su persona. Porque aún en una situación como aquella, podía ser tan dulce, mientras él se regañaba mentalmente por ser tan pervertido y desear que hiciera lo que fuera con su cuerpo.
Que lo destrozara si así lo quisiera. Él se lo agradecería.
—Puedes moverte sin contenerte, estoy bien—pidió con los ojos brillantes y el menor luego de dedicarle una mirada como para que se lo asegurara una vez más, hizo lo que el castaño le dijo.
Comenzó a marcar un ritmo lento, pero que no tardó en volverse desenfrenado, para buena suerte de Taehyung, quien estaba deseándolo con mucho anhelo desde que sus bocas se juntaron. Jungkook se sintió cautivado luego de que su miembro quedara atrapado entre aquellas acogedoras y apretadas paredes en el interior del joven de piel canela.
Lo embistió con vehemencia, consiguiendo que cada estocada fuera certera, haciendo gritar al mayor que yacía excitado, pues con cada golpe directo a su próstata, Jungkook lo estaba poniendo exageradamente sensible.
Los gemidos y gruñidos podían escucharse con claridad en el espacio cerrado, así como el sonido de la cama que chocaba con la pared por los fuertes movimientos que también causaban un choque de pieles obsceno, además del sudor que perlaba sus cuerpos.
Taehyung se sentía complacido al oír a su pareja de esa forma, por lo que él tampoco se contenía en los sonidos que salían desde su garganta, mientras dejaba pequeñas marcas con sus uñas en la espalda contraria. Pues lo estaba tomando tan rudamente que él no podía pedir otra cosa, ya que con eso le bastaba para vivir en carne propia todo el deseo del menor hacia su persona, pensando que valió la pena esperar para aquel momento.
Jungkook se creía muy cerca de alcanzar al éxtasis por segunda vez, por lo que con una de sus manos tomó el miembro de Taehyung, acariciando el tronco y jugando con este a su antojo, mientras el castaño se retorcía del placer al sentir el típico cosquilleo arremolinarse en su vientre. Así que, según el ritmo de las embestidas que Jungkook ejercía sobre Taehyung, también le masturbaba haciéndolo gemir sin control.
—Vamos, TaeTae—llamó mordiendo el lóbulo de su oreja, lamiendo la zona a modo de provocación—. Córrete conmigo...
Jungkook pidió con voz ronca, mientras Taehyung comenzaba a impulsar sus caderas con vehemencia para que su cuerpo chocara en su totalidad con la pelvis de su pareja, a la par que mordía sus labios y le observaba con coquetería susurrando lo mucho que le gustaba como se lo estaba follando.
Jungkook le observó con amor al verlo tan entregado a él. Sin querer aplazar más el clímax mutuo, el susodicho unió sus labios, notando como su pareja dominaba los movimientos con su lengua haciéndole perder el aliento y la cordura.
Sin embargo, no se separaron hasta que el joven de piel nívea sintió como llenaba el interior de Taehyung y como este manchaba su abdomen una vez más luego de lanzar un grito que fue callado por el mismo beso que estaban compartiendo.
El menor salió de su interior luego de que los espasmos en sus cuerpos se detuvieran. Tumbándose a su lado para poder descansar, notando como el azabache se acomodaba en su pecho, pasando una pierna por su cintura evitando que pudiera escaparse a algún lado.
El castaño rio suavemente, besando la coronilla de su pareja, quien no tardó en caer profundamente dormido, sabiendo que en ese momento cualquier palabra sobraba porque habían hecho el amor y para ambos estaba demasiado claro. Ya mañana sería un nuevo día y con ello habría muchos más momentos idóneos para repetir con palabras todo lo que sentían.
Al día siguiente el primero en despertarse fue Taehyung, quien se deleitó con la imagen más bonita de toda su vida, Jungkook seguía dormido y su rostro se veía tan pacífico. Lo contempló por unos minutos hasta que este comenzó a abrir sus párpados, enfocando su vista en la preciosa carita que lo analizaba desde hace buen rato.
El mayor estaba despeinado, pero no por eso se le veía menos etéreo que ayer, porque para el menor estaba perfecto ya que su rostro se veía tan bien descansado y su semblante decía a gritos lo alegre, complacido y enamorado que se encontraba, pues sabía que su unión en cuerpo y alma fue la mejor experiencia para ambos.
—¿Dormiste bien? —preguntó Taehyung con una pequeña sonrisa.
—Fue el mejor sueño de mi vida—Jungkook admitió con la felicidad escapando por cada uno de sus poros. El azabache rio con suavidad, mientras se acercaba a su pareja, hasta subirse encima de él sin importarle nada más, ni su desnudez, mucho menos que estaban hechos un completo desastre.
—Me alegra escuchar eso. porque fue la mejor noche de toda mi existencia, Kookie—confesó con cariño, besando varias veces el rostro de Jungkook—Te mueves muy bien, cielo—le susurró un cumplido, batiendo las pestañas en un gesto travieso que calentó el alma del menor.
—¿Quieres otra ronda? —inquirió con una sonrisa ladina—. Me siento como nuevo.
—No tientes a alguien que fue un demonio—respondió mordiéndose el labio, mientras sentía la mano de Jungkook pasarse por su respingado trasero, apretando el voluptuoso glúteo que deseaba marcar hasta el cansancio—. Pero por esta vez declinaré tu oferta, cielo.
El menor hizo un tierno puchero al sentir como su burbuja de calentura se rompía por su propia pareja. Taehyung se incorporó, divertido por esa reacción y con solo una mirada le pidió a su chico que hiciera lo mismo.
—Vamos a arreglarnos. Porque por si lo olvidaste, quedamos de vernos con Yoongi y Jimin. Hoy es nuestro primer día aquí—el menor asintió aún sin estar convencido, ya que quería seguir haciéndole el amor a su pareja por varias horas—. Más tarde te recompensaré y si gustas hasta podemos salir a ver lo que nos hace falta en uno de esos supermercados humanos. Ya sabes, para encerrarnos durante una semana entera en nuestro nidito de amor, ¿bien?
Al azabache se le iluminó el rostro y asintió efusivamente, mientras el mayor negaba divertido. Su cielo era un caso. Y tal parecía que el insaciable de la relación sería otro.
Fueron hasta el amplio baño, encontrando todo lo necesario para poder asearse tal y como lo hacían en sus hogares anteriores. Sin cruzar otro límite más allá de las caricias y los mimos bajo aquella lluvia artificial que estaba limpiando sus cuerpos.
Se secaron con cuidado y al momento de ir al armario encontraron la ropa típica a los ojos humanos para hacerlos pasar desapercibidos. Porque si bien sus vestimentas no parecían del siglo I si destacaban y podían llamar la atención de cualquiera.
Poco a poco se acostumbrarían incluyendo todas las nuevas rutinas a que tendrían que experimentar de ahora en adelante, pero eso ya era otra historia.
Taehyung quien estaba de pie, decidió peinar el sedoso cabello de Jungkook mientras este lo abrazaba por la cintura sin levantarse del borde de la cama a la par que enterraba su rostro en el suave abdomen de su pareja.
—Eres un lindo, Kookie. Te encanta derretir este corazón, ¿verdad? —sintió como afirmaba y acarició las sedosas hebras castañas—. Te amo muchísimo.
—Yo te amo más, TaeTae—expresó observándole con devoción. Con esa emoción tan bonita en su mirada que no cambió desde que se dieron la oportunidad de amar—. Te amaré, te cuidaré y velaré por ti por toda la eternidad.
—Ambos lo haremos, cielo, jamás lo olvides—se agachó lo necesario para besar la coronilla de su dulce castaño, mientras este le abrazaba con fuerza guardando ese lindo momento en su memoria donde ambas finas pulseras relucían reafirmando sus promesas de amor, hasta que luego de varios minutos escucharon el timbre de la casa.
—Deben ser nuestros hyungs—comentó Jungkook, separándose de su pareja. Taehyung asintió y le dio su mano para poder emprender su camino. Bajaron hasta la primera planta, abrieron la puerta y se encontraron con Yoongi y Jimin abrazados mientras se daban pequeños cariñitos hasta que salieron de su ensoñación y les sonrieron.
Los menores devolvieron el gesto y tan solo con eso cerraron la puerta detrás de sí dispuestos a emprender una nueva aventura al igual que sus mayores que derrochaban felicidad y amor a partes iguales.
Pues tanto ángeles como demonios habían encontrado su debilidad, pero no se arrepentirían jamás porque ahora estaba juntos, y con eso todo se volvería su fortaleza para enfrentar los nuevos retos que la vida les pusiera.
Continuará...
Muchas gracias por leer, nos vemos en el epílogo. Espero les haya gustado de principio a fin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro