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Capitulo Único


El clima era errático y volátil, un día podía haber sol y el otro llover con potencia, los ciudadanos de la ciudad Inazuma no se explicaban este suceso debido a que se encontraban en Diciembre.

Sin embargo, este mes es especialmente particular pues comenzaban las vacaciones de mitad de temporada para las ligas europeas, por lo que todos los jugadores podían volver a sus países de procedencia mientras durara la transición de la primera a la segunda rueda de sus respectivos campeonatos.

Uno de estos futbolistas era Ryuugo Someoka, jugador del inter de Milán de la seria A de Italia, arribó a Japón después de una larga temporada fuera, misma que fue increíblemente intensa dado que son los vigentes campeones de la liga italiana y su deber es permanecer en la punta de la tabla.

El delantero llega a su ciudad natal con el objetivo de despejarse de las complicaciones que conlleva ser un jugador de elite en el viejo continente y por lo mismo, tiene un plan.

Sin contarle a nadie y sin hacer mucho escandalo, lo primero y lo principal era visitar a su familia, darles un cálido abrazo después de mucho tiempo y pasar ahí una tarde.

¿Qué haría posterior a eso?

Bueno, el pelirosa solo poseía un objetivo posterior a lo comentado, el quería darle una sorpresa a un "viejo amigo" con el cual no tenía contacto desde la ultima vez que visitó el país del sol naciente.

En cuanto a ese viejo amigo, había decidido mudarse desde hokkaido a ciudad inazuma por unos días con la intención de ayudar a la resistencia contra el Sector V, pues estos habían corrompido la estabilidad del futbol nacional y peor aún, lo habían privado de su relación con su querido pupilo.

Shirou Fubuki no pasaba por sus mejores días, sufría la vuelta de cierto trastorno de ansiedad y padecía depresión desde hace ya muchos años, misma depresión que había sabido sobrellevar gracias a la presencia de Someoka, quien antes de mudarse al extranjero era quien se preocupaba de que fuera al psiquiatra y que tomara sus medicamentos correctamente.

Desde su partida el albino había sabido mantener la rutina y los horarios con los medicamentos y el psicólogo, pero el cambio repentino en su vida tras la perdida de su alumno lo devolvieron a la inestabilidad.

Shirou había mantenido conversaciones con el moreno desde la distancia, a través de redes sociales, sin embargo no tenía ni la menor idea de que este había vuelto a Japón temporalmente, por lo que fue una sorpresa y un agrado total para este que dicho viejo amigo, con quien poseía una relación que iba mucho más allá de una simple amistad, lo llamara por teléfono.

Fubuki se encontraba en su cocina, tenía la mirada perdida y solo podía enfocarse en una esquina de su microondas, pensaba en la situación con su pupilo y en como el raimon vencería a Hakuren para estar un paso más cerca de derrotar al Sector V.

Sería una vibración proveniente de su bolsillo la que lo sacaría del trance, sacó su teléfono del mismo y notaría la notificación

"♥✦Somioki ✦♥"

Era el susodicho, no lo veía hace tiempo y el hecho de que fuera someoka quien lo llamara repentinamente lo sorprendió.

—Somiokiiiiiiiiii~

Contestó Fubuki, con el tono amigable de siempre, haciendo un esfuerzo por disimular su bajo animo.

—¡Shirou! ¿Estás en tu casa?

La pregunta de su amigo lo sorprendió, pensó que sería una charla cualquiera sin embargo parecía que el moreno quería ir directo al punto.

—Eh... Si, estoy aquí ¿Por?

Shirou le había comentado a Ryuugo sobre su cambio de casa y las circunstancias de dicha mudanza, gracias a sus frecuentes conversaciones.

—Ve a tu puerta.

Ordenó Someoka, soltando una ligera carcajada disimulada, pues no era muy bueno manteniendo secretos y menos actuando.

—¿Está bien...?

Tras pronunciar estas palabras, Fubuki notó que su compañero había cortado la llamada, por lo que extrañado salió de la cocina aproximándose a la puerta de salida de su casa.

Tomó aire antes de siquiera dimensionar lo que estaba a punto de pasar.

Tras abrir la puerta, el albino fue sorprendido con un cálido abrazo, en principió se sorprendió, pero al notar la sensación que le daban esos brazos, notó que era quién se esperaba.

—¡Ryuugo! Estás aquí

Exclamó Fubuki, lleno de felicidad y correspondiendo al abrazo.

—Soy sho.

Respondió Someoka, empujando la cabeza del albino hacia su pecho para que pudiera disfrutar más el abrazo y aunque esto duró un rato, luego de unos segundos el más alto logró notar que su amigo estaba temblando.

Al notarlo fijó su mirada en la cabeza de su acompañante, la cual aún se encontraba descansando en su pecho; Lentamente Someoka aumentó la distancia entre ambos para verle la cara a Shirou, se dio cuenta de que lo que hacía temblar a su amigo era que estaba sollozando.

Al ver su cara notó un rubor importante y una expresión de melancolía y felicidad, acompañada de algunas lagrimas que salían de sus ojos.

 —¿Por qué no me avisaste que venías?

Reclamó Fubuki, interrumpido por su respiración irregular producto de su pena.

—Quería que fuera una sorpresa ¿Estás feliz?

—Claro que si, tonto... Pero me hubieras avisado, así al menos habría ordenado la casa un poco más...

—Eso es lo de menos.

Finalizó el moreno, acariciando la mejilla del más bajo, limpiando sus lagrimas con sus dedos y enterneciéndose por la felicidad proveniente de este.

—Solo entra... Te extrañé mucho...

Fubuki se alejó del contrario, caminando hacia dentro de su hogar cabizbajo gracias a la vergüenza de haber llorado en frente de este...


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—¿Tienes algún plan para hoy? O sencillamente quisiste venir a quedarte en mi casa.

Comentó Fubuki con un tono de broma, realmente deseaba que Someoka se quedara cuanto más tiempo mejor.

—Yo... Realmente si tenía una idea.

Respondió el aludido.

—¿Si? Intrigado estoy.

—¿Qué te parece si vamos a cenar? Hay un restaurante de comida italiana cerca del centro, creo que nunca hemos ido.

—¡Ay eeeeel, el italianooo, el jugador de la serie A!

Fubuki no pudo evitar burlarse por las intenciones de su querido amigo, aún así le gustaba la idea, aunque realmente no sabía si eso de ir a comer se le daría bien en estas circunstancias.

—No te burles, si tienes una mejor idea solo dila...

Someoka se quejó algo ruborizado por las burlas del albino, sin embargo sabía que no habían malas intenciones detrás de estas, su relación siempre había sido así.

—La verdad no, me gustaría mucho ir a cenar contigo.

—Entonces no se diga más, ve a cambiarte, arréglate y te espero acá.

—¿Estas seguro? ¿No quieres verme cambiarme?

La insinuación del dueño de casa hizo ruborizar levemente a su invitado.

—Solo apresúrate.

Ordenó y Fubuki se fue a su habitación a los ojos del moreno quien se encontraba sentado en el sofá.

Someoka se quedó pensando, le agradaba esta situación y como se había comportado Shirou, sin embargo no podía evitar sentir algo de incomodidad, no por la interacción entre ambos que seguía tan fluida como siempre, sino por el aspecto de su querido amigo.

Shirou Fubuki siempre había sido una persona delgada, de tez clara y unas bolsas bajo los ojos bastante identificables debido a su trastorno depresivo, sin embargo al verlo hoy, Someoka notó que su excompañero se veía aún más delgado y demacrado, como si no comiera.

La realidad es que el internacional no tenía ningún plan para ese día, pero se le ocurrió ir a comer por la preocupación que le provocó ver a Fubuki con ese aspecto, puede que sean secuelas de su trastorno depresivo el cual logró superar levemente gracias a su ayuda y a dejarse en manos de profesionales, pero al haber estado fuera tanto tiempo le preocupaba pensar que Shirou hubiera dejado su tratamiento.

—¡Aquí estoy¡ ¿Te gusta lo que ves?

—Te ves genial...

Ryuugo observó a su amigo, llevaba una camisa de manga larga bastante linda, unos pantalones ajustados de color negro y unos zapatos color mostaza, y en su brazo llevaba una parca porque hacía algo de frío y según el reportero del clima, ese día llovería.

—Necesito preguntarte algo.

Someoka se levantó del sofá y se aproximó al contrario.

—¿Si?

Fubuki algo extrañado sintió como el moreno tocaba su cara y sus brazos, como si lo estuviera examinando, la expresión del contrario era de intriga y seriedad provocando un ligero nerviosismo en Shirou quien podía imaginar que es lo que pensaba el pelirosado.

Someoka lo miró a los ojos con un semblante serio, el cual provocó que Fubuki tragara saliva y temblara un poco más.

—¿Has tomado tus pastillas?

Preguntó Someoka, era lo que se temía el albino.

—Yo... No... Lo siento mucho, pero las tomaré, te lo prometo, lo haré, por favor no te enojes conmigo, perdón.

Shirou temblaba, sentía miedo, había dejado las pastillas después de un buen tiempo desde que Someoka se fue y le aterraba pensar que este pudiera irse.

—Dios... ¿Qué voy a hacer contigo?

Se preguntó el moreno, acariciando la cara de Fubuki con cariño, sentía algo de culpa por no poder haber estado ahí cuando este lo necesitaba, pero verlo tan cohibido producto de esto le rompía el corazón...

—Está bien... No estoy enojado ¿Está bien? Solamente me preocupa que no sigas con tu tratamiento, no me gusta verte así...

Continuó, abrazando a Fubuki, quien a pesar de sentir como las lagrimas volvían a salir de sus ojos, hizo todo lo posible por contenerlas, no quería irse llorando a su cita con Someoka...

—Te quiero...

Dijo el más bajo, enterneciendo aún más el corazón del delantero.

—Yo igual... Te quiero mucho, por eso me interesa que te cuides ¿Está bien? A partir de mañana retomas el tratamiento.

—Está bien... ¿Vamos?

—Vamos...

Ambos salieron de la casa, el día se veía nublado, algo gris, a Someoka no le gustaba del todo dado a que era diferente a lo que tenía previsualizado, no quería pensar que llovería, claramente no había visto el reporte del clima como si lo había hecho su compañero, quien solo poseía esa chaqueta por lo que no pudo prestarle otra, menos considerando la envergadura del moreno.

Aún así el ambiente era lindo para ambos, lo disfrutaban, nada hacía más feliz a Fubuki que la compañía de quien había sido su compañero más intimo desde que lo conoció hace lejanos 10 años; El caso de Someoka era mutuo, su cariño por el albino era enorme y fue el primero en quien pensó visitar además de a su familia al arribar después de mucho tiempo a Japón.

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Ya en el restaurante ambos pidieron el mismo plato, una lasaña acompañada de una ensalada capresse y un vino.

La comida realmente fue agradable, ambos tuvieron su tan esperada conversación acerca de actualidad, Someoka le comentó el presente de su equipo, que tenía un pupilo jugando en las inferiores del equipo y que provenía del raimon, el mismo como titular y referente del equipo se encargó de lograr que Ryoma Nishiki, jugador y alumno en ese momento de la escuela raimon, viajara a formar parte de la cantera del inter de Milán.

Fubuki estaba asombrado por el avance de su amigo, sentía algo de tristeza por el ser únicamente el director técnico de Hakuren, o bueno, lo era en un pasado...

Someoka sabía esto y le aseguró que el Sector V caería tarde o temprano, que las cosas volverían a la normalidad y que solo debía estar junto con la resistencia para lograr que eso funcionara.

Las palabras de Someoka hicieron eco en el contrario quien realmente no quería pensar en que eso fuera a suceder, su pesimismo y la situación que padecía no le permitían imaginar q algo así podría darse, sin embargo el hecho de que fuera Someoka quien lo alentara le daba algo especial al asunto.

Finalizaron la cena y pagaron la cuenta, eran aproximadamente las 9 de la noche y la verdad es que ambos habían disfrutado el momento, llevaba mucho tiempo que no compartían una situación así y el hecho de que el restaurante fuera bastante lujoso permitió que la atmosfera se tornara romántica por momentos, algo que por supuesto no representaba problema alguno para nadie.

Salieron pues del restaurante y a pesar de que las nubes comenzaron a tornarse de un tono oscuro la lluvia no era potente, más allá de pequeños chispeos que con el tiempo pasaron a convertirse en una lluvia leve...

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Rápidamente llegaron a la casa de Fubuki, ciudad Inazuma no era realmente una ciudad muy grande por lo que lograron llegar sin sufrir de hipotermia, aunque Someoka si llegó algo mojado y no tenía ropa de cambio, sería algo en lo que pensarían más adelante.

Al entrar lo primero que hizo Fubuki fue ir a buscar su estufa, sacó un galón de gas y lo conectó a la misma, mientras Someoka iba a desvestirse y ponía su ropa encima de la estufa para que se secara.

—¡Diablos! El jugador italiano si que se ve bien...

Comentó Fubuki al ver el torso desnudo del moreno, es importante destacar que ambos estaban un poco pasados de copas.

—Gracias... Pero estoy muriendo de frío...

Fubuki fue a su habitación en búsqueda de algo para ayudar a someoka, pero lo único que tenía que le pudiera quedar bien eran unos shorts, por lo que bajó y se los entregó.

—Lo siento, pero si te paso algo más seguramente lo romperás con esos músculos.

Someoka solo tomó el short y se lo puso, para proceder a sentarse en el sofá y cubrirse con unas toallas cerca de la estufa.

—Allá en italia no hacia tanto frio...

Comentó.

—Creo que te hace falta algo más que solo mantas y una estufa...

Respondió el albino, acercándose al más alto de manera coqueta.

—¿Qué vas a...?

—Tranquilo, el calor humano es la mejor forma de preservar la temperatura natura...

Someoka había olvidado que realmente fubuki había comido poco y que el vino le afectó más de la cuenta, el también se sentía algo pasado, pero por lo visto lo estaba mucho menos que su compañero...

Fubuki procedió a sentarse en las piernas de someoka, recostándose en su torso y abrazándolo.

—¿Mejor?

Someoka realmente estaba disfrutando eso, pero no sabía si era correcto aprovechar esa situación.

—La verdad si... 

—Más vale, porque a mi me está gustando...

Fubuki comenzó a acariciar el pecho descubierto de Someoka, mientras acercaba su rostro, según su cara era algo que realmente estaba disfrutando.

Desde hace tiempo Someoka sabía que el más bajo tenía una parte lasciva muy oculta, pero que salía a flote en los momentos indicados y según aquello, este era uno de esos momentos, por lo que, para darle un momento de felicidad y porque en realidad el también lo disfrutaba, decidió sencillamente dejarse querer.

Sintió como Fubuki se restregaba en su entrepierna y aunque el afectado intentaba mantener la compostura, esto resultaba muy complicado considerando que Fubuki lo estaba besando en la cara y el cuello, por lo que se dejó llevar poco a poco, correspondiendo a los besos y los toqueteos.

En un momento ambos quedaron mirándose fijamente, los orbes de Fubuki, a pesar del evidente cansancio y las ojeras debajo de los mismos reflejaban una pasión oculta que se dejaba ver en pocas ocasiones, al contrario de los oscuros ojos del moreno los cuales siempre fascinaron al albino, luego de mantener la mirada por unos pocos segundos fue que el junte de sus labios finiquitó esa noche como algo que ninguno de los dos olvidaría...

¿Qué paso después?

Solo digamos que a la mañana siguiente el resfriado era lo ultimo de lo que se preocuparían, después de todo Someoka tenía la espalda arañada y a Fubuki le recorrían chupones por todo su cuello y torso.

Y si, el moreno pudo secar su ropa.

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One-Shot dedicado a kny_reggaeton (Twitter) y a Imperial1290 (Twitter)

Espero que les guste JDLKSAJLKDSA


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