No habían pasado veinte minutos desde que salió del local donde trabajaba su amiga, ahora ella se encontraba entrando al supermercado donde siempre compraba sus víveres y recibió una llamada de un número desconocido el cual contestó.

—¿Sí?

—Hola buena tarde. —Sonó del otro lado una voz masculina que provocó que el corazón de MinSu saltara en su pecho.

—¿Hola?

—¿Hablo con la señorita Jang MinSu?

—Sí ¿quien habla por ahí?

—Mi nombre es Jeon JungKook y estoy interesado en aprender pastelería con usted.

Si antes el corazón de MinSu había saltado solo por escuchar la voz masculina y grave de aquel desconocido, ahora estaba latiendo fuertemente al escuchar que había alguien interesado en aprender pastelería con ella, estaba tan en shock que su respiración estaba en pausa.

—¿Hola? —Volvió a hablar el hombre— ¿Sigue ahí señorita Jang?

—¿Oh? Oh... Sí, estoy... estoy aquí yo...

—¿Cuando puedo empezar?

—¡Ho-hoy mismo! —Dijo muy fuerte captando la atención de las personas a su alrededor, les hizo reverencia disculpándose y salió del supermercado para hablar fuera de este.

—Bueno ¿me envía una dirección?

—Justo ahora estoy en el supermercado y-

—Si me dicen cual yo puedo llegar.

—Le enviaré la dirección por mensaje.

—La espero.

Cuando la llamada se cortó MinSu dió saltitos de alegría hasta que se puso seria para enviarle la dirección a aquel hombre.

Ella se había quedado fuera del local para esperar a la persona, vió varios chicos pero ninguno se acercaba a ella, un auto negro pasó y se detuvo justo frente a ella, pero no le prestó atención ya que estaba mirando a un chico que la observaba y venía en dirección a ella, sonrió, era guapo. Caminó por detrás del auto y cuando estuvo cerca del chico, alguien sostuvo su muñeca obligándola a detenerse para observar a la persona que la tomaba de la muñeca y se encontró con unos ojos de ciervo que la observaba con profundidad, ella miró el agarre en su muñeca y luego a la persona con la intención de hacerle notar lo incómoda que estaba, pero él no la soltó.

—Señorita Jang.

Ella lo examinó, su voz era idéntica a la voz del desconocido, pero había creído que era alguien mayor, miró hacia el otro lado, el chico que se estaba acercando, señaló al chico y luego al hombre frente a ella que le sonrió, y para disimular que había confundido a su “cliente” sonrió.

—Ah, señor Jeon... usted.. este..

El hombre la soltó y sonrió acomodándose las solapas de su abrigo negro.

—Un gusto conocerla en persona señorita Jang —Tomó su mano y dejó un beso sobre los nudillos de ella mientras sus miradas estaban conectadas.

Aquello MinSu no se lo esperaba, un sonrojo apareció en sus mejillas por lo que apartó la mirada y la mano de forma brusca. El hombre entendió que posiblemente había incomodado a la chica, por lo que señaló con su mano para que MinSu camina se delante.

—¿Vamos a comprar?

La chica asintió y se encaminó dentro del supermercado, lo que no vio fue la seña que había hecho el señor Jeon al joven chico que se había estado acercando a ella y que vio toda la escena del hombre.

Dentro del supermercado, compraron varias cosas, solo lo necesario ya que MinSu no tenía tanto dinero y cuando ella pagó que salieron del supermercado, el señor Jeon le abrió la puerta aún cuando cargaba las pocas bolsas que no eran molestia para él.

Guardó las compras en los asientos traseros del auto y MinSu ya se había colocado el cinturón de seguridad cuando el hombre le dijo que regresaba en un momento. Ella lo vio entrar nuevamente al local y unos minutos más tarde salió cargado de más cosas que colocó en el baúl del auto.

—Un poco más y se lleva el super completo. —Susurró MinSu para sí misma.

El hombre entró al auto y lo puso en marcha luego de que MinSu le dictó su dirección, cosa que el hombre había captado velozmente.

Resulta que MinSu vivía en la cima de una colina, en una casa bastante bonita y cálida, la cual había recibido como herencia de su madre, aquella casa era también el local donde vendí pasteles y todo tipo de panes. Su madre y padre le habían enseñado desde pequeña a hacer maravillas de pasteles y cuando ellos fallecieron, ella se quedó con todo excepto que los perdió a ellos.

La pastelería era abajo, mientras que el hogar de la chica estaba ubicado arriba. Lo más grande de la pastelería era la cocina ya que donde estaban las exhibiciones era un lugar más pequeño, pero habían tres mesas con cuatro asientos cada una, para las personas que quisieran disfrutar de los pasteles dentro, y habían asientos fuera del local también además de una pequeña zona (abandonada) para que los niños jueguen. Todo aquel espacio era protegido por un muro de un metro setenta y había una puerta metálica color negro por donde se podía acceder al lugar.

MinSu le indicó al hombre donde podía aparcar su auto, a un lado de su casa habían varios puestos (vacíos) donde los autos de podían estacionar, ella literalmente no tenía muchos vecinos,por eso su negocio no era muy visitado,en cima de una loma a la que nadie quiere subir, y para colmo, sin vecinos cercanos, todo era un fracaso.

El hombre se bajó corriendo del auto y le abrió la puerta a la chica para ayudarla a bajar dándole la mano. MinSu había notado lo extremadamente caballeroso que era aquel desconocido, y no solo con ella, lo había notado en el supermercado y también en la calle detuvo el auto para esperar a que pase una señora.

Ambos entraron a la casa, MinSu cerró la puerta y lo guió, abrió la panadería y luego él pudo dejar las compras sobre una de las mesas. MinSu prendió la luz y el hombre notó que todo estaba muy ordenado y el lugar era cálido.

—Es muy bonito aquí. —Dijo él.

—Sí. Gracias. —Hubo un silencio pero ella dio una palmada captando la atención del hombre—. Bueno señor Jeon ¿Por dónde le gustaría iniciar?

—Por donde guste.

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