Nunnally
Me llamo Nunnally y mi vida es diferente a los demás. Mi padre es un señor muy serio y mi madre es una mujer muy callada... No puedo ver nada... Ni tampoco andar. Nací así y por eso mi padre me odia. Me mantiene encerrada en la mansión. En mi habitación. Sola. Tocaba el violín usando mi tacto. Mis otros sentidos son más desarrollados que la gente normal. Cumplí 14 años y un día alguien entró en mi habitación mientras dormía. Se había acercado y tenía miedo porque no veía nada. Me senté en la cama y retrocedí con la ayuda de mis manos.
- ¿¡Qui-quien eres!?
- Tranquila... Me llamo Judge Angel... Y te anunciaré... ¡Culpable!
Sentí algo en mi cuello. Apreté más mis ojos. Pero no pasó nada. Sentí curiosidad y acerqué mis manos a su cara como pude. Lo toqué y era de una textura muy suave.
- Es muy suave tu piel... Me pregunto como eres físicamente...
- ¿Por qué no abres tus ojos y ya?
Bajó la cosa de mi cuello y se sentó al lado mía.
- No puedo...
- ¿Por qué?
- No puedo ver nada... Desde nacimiento... Tampoco puedo andar...
Estaba triste. Entonces ella me abrazó y lloré mucho.
- Tranquila... ¿Quieres ser mi amiga? Bueno... Nunca he tenido una amiga por culpa de mi padre...
- Sí... Mi padre me tiene encerrada aquí por mi discapacidad y por eso tampoco tengo amigos...
- Oye... Me caes bien...
- Y tú a mi...
Le sonreí. Ella me abrazó y ella también estaba sonriendo... Creo
- Te visitaré todos los días...
- Y yo te esperaré todos los días...
Ella se fue y decidí dormir un poco. Por fin tengo una amiga... Una de verdad...
Pasaron varios días. Incluso años. Ahora Nunnally tenía 18 años. Angel la visitaba todos los días y le hacía bromas. Se reían y se lo pasaban genial. Pero un día, mi padre entró cuando escuchó mis risas. Antes los aguantaba y reía silenciosamente. Pero esta vez no los aguanté y estallé en risa por una broma de Angel.
- ¿¡Que demonios haces, Nunnally!? ¿¡Y quien es esa mujer!?
Me cogió de la muñeca y me tiró al suelo. Dolía y no podía levantarme. Sentí mi cara arder... Mi padre me dio una bofetada.
- ¿¡Quien te dio el permiso de verte con personas!? ¿¡Quien te dio el permiso de hablar con gentes!?
- Pero... Padre...
- ¡A mi no me llames padre! ¡No eres mi hija! ¡Tu no lo mereces por ser inválida! ¡Solo una niña perfecta puede ser mi hija!
En eso me estallé. No podía aguantarlo más. Todo estos años de soledad. Todo estos años de ignorancia... Solo por el hecho de estar inválida.
- ¿Sabes, padre? Ya me cansé... Ya no pienso seguir así... ¡Ya no puedo más!
Entonces una sensación surgió dentro de mi. Y estallé en una risa.
- ¡Hyahahahahahahaha!
No paraba de reír y cogí con una mano los pies de mi padre. Los arrastré y con la ayuda de mis manos me subí encima de él. Empecé a pegarle con una fuerza descomunal. Y él escupió sangre.
- Tu final ha llegado... Y solo te deseo... Feliz muerte...
Lo asesiné clavándole el arco de mi violín. Sonreí de una formal loca y entonces Angel me llevó hasta mi silla de ruedas. Salimos muy alegres y asesinamos a todos los que están allí. Entonces toqué mi pieza favorita con mi violín. Angel me llevó lejos de allí... nos adentramos al bosque.
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