❥︎ꨄ︎ C. OOO ☀︎︎
TaeHyung ingresaba a su hogar con agotamiento físico luego de dejar a dos criminales humanos en la estación de policía, admitía que los humanos eran unos desgraciados al saber qué métodos usar contra los de su especie.
Sus heridas estaban tardando en recuperarse, tenía manchas de sangre por doquier, especialmente del humano combinada con la suya.
Su esposo seguía enfadado, no levantaba el muro y, mucho menos, le daba magia proveniente de él, por lo que aquella sanación se volvía dolorosa.
Era un vampiro, claro, era inmortal, sí, por supuesto, pero si su esposo bloqueaba lo que sentía, debilitaba sus poderes entremezclados. Porque en parte, las habilidades que su cónyuge le proporcionaba, era a partir de su estado emocional.
Pasó directo a la habitación, saludando al conejo en la cama, el cual, cómodamente, veía la televisión sin dirigirle la mirada al rubio que se deshacía de su vestimenta casi hecha harapos.
JungKook llevaba aburrido todo el día a pesar de haber visitado a sus padres, él seguía sin sentirse mejor.
JungHoon, su papá, le había ofrecido alternativas para resolver el conflicto con TaeHyung –a pesar de no estar de acuerdo con las acciones de su yerno– pues el híbrido omega mayor había aprendido tantas cosas en la vida matrimonial con el padre de sus hijos.
Los padres de JungKook eran de la misma especie, se habían casado muy jóvenes por meros impulsos de conejos inmaduros, que por supuesto, los golpes les dieron un largo aprendizaje, cambiando su vida por completo y volviéndose más racionales a pesar de que el padre gestante tenía la misma condición que el esposo de TaeHyung.
JungHoon le comentó a su hijo que cuando él y SunYoong discutían, solían platicar luego de arruinar sus alimentos humanos, puesto que aunque para ellos no era vital con respecto a la manera de consumirlos, el proceso de creación siempre sería entretenido, como inestable al hacer todo sin medidas exactas.
Quizás para los humanos comunes era desperdiciar dinero, energía, inclusive, podría ser destrozante el destruir recetas de comida; no para el matrimonio Jeon. Ya que eso aliviaba la tensión que el híbrido omega no quisiera hincarle el colmillo al híbrido alfa.
Cuando regresó a casa, reflexionó acerca de lo que su papá mencionó, pero honestamente él estaba harto de que TaeHyung fuera el que quisiera sancionar sus acciones cuando apenas y eran ofensivas.
Y tenía justificaciones para validar su opinión, porque una vez casi incendia una gasolinera humana, que por supuesto, él no tenía culpa de haber levantado el cigarrillo tirado en el suelo, además de que no sabía sobre el estado activo en este mismo al momento de tirarlo a un cesto con plásticos.
TaeHyung le reprendió por ser torpe con aquel suceso, pero él jamás había visto un cigarrillo en acción. ¡Sus padres apenas y bebían alcohol!
¿Cómo esperaba su esposo que él supiera que eso podría estar encendido a pesar de estar tirado y tener ceniza gris seca?
También estaba aquella vez, cuando fueron a un restaurante para celebrar uno de los logros de TaeHyung dentro de su papel en el gobierno, por accidente de visión, tiró el asador, incendiando una mesa debido al alcohol.
O cuando... no, mejor lo dejaba así.
Sus orejas peludas bajaron, se dio la vuelta en su lugar, escondiéndose entre las almohadas por recordar aquellos regaños de su pareja, ¡él no tenía la culpa! Pero siempre terminaba siendo reprendido.
Eso fue algo que olvidó comentar a su papá, pero si lo hacía, es probable que su cónyuge fuera atormentado por sus familiares al conjurarlo. Amaba mucho a TaeHyung como para que sus hermanos o padres le enviaran algún conjuro cuando él le había limitado sus poderes.
—Hey, pompón —le llamó su pareja, él se metió más, debajo de la almohada, ignorando los ridículos llamados del vampiro purasangre.
JungKook logró esconder su cuerpo a la perfección, solo que su colita esponjosa nunca podría esconderla bien al ser una prominente bolita de algodón.
TaeHyung había observado la reacción de su pareja, suspirando, tomó asiento cerca de la almohada.
—Sé que estás molesto conmigo, pero si te pasa algo además de eso, sabes que aquí me tienes, amor —consoló, siendo gentil y afectuoso.
El conejo trató de meterse más dentro de la almohada, sabía que ese era otro intento de ablandar su corazoncito; por ello, iba a ignorarlo también, no confiaba en su esposo a partir de ahora.
Ni sus padres le reprendían cuando era un cachorro, y eso que muchas veces causó destrozos en el hogar, frustrando a sus padres por ser muy travieso. Ahora no sabía qué hacer, no podía evitar para siempre a su cónyuge, porque él también tenía trabajo –que era más un pasatiempo– en un orfanato, donde podía convivir con los niños y darles clases humanas de forma dinámica gracias a su magia.
Era el hijo menor, así que las responsabilidades de la corona no recaían sobre sus hombros, ni esperaba que lo hicieran.
TaeHyung suspiró, viendo sus heridas en brazos y piernas curarse con mayor lentitud, al parecer su esposo estaba liberando poco a poco sus poderes.
«Fuera de mi cama. La ensuciaras con tu apestosa sangre.» Espetó a través del lazo.
TaeHyung sonrió lábilmente. Estaba por responderle, pero fue incapacitado para hablarle, de nuevo.
—Iré a preparar algo de comida humana, por si quieres venir. Te amo, mi cielo.
Dicho eso último, Tae se vistió con prendas holgadas, no sin antes colocar vendaje a mano en sus propias heridas.
Por la mañana, TaeHyung había pasado a la mansión de sus padres por un libro de conjuros y consejos a su madre para tratar con su esposo, puesto que creía que esta vez era un problema más grande el que tenía encima.
Sí, tenía porque él fue el causante de la actitud de su esposo.
Los vampiros solían tener un temperamento distinto al de otras especies, especialmente con los híbridos de conejo vampiro que eran la especie más temperamental que podía existir.
Obviamente, las discrepancias surgían con un sorprendente auge cuando menos lo esperaban, aunque no era nada que no pudiera resolverse.
Sus padres dieron ideas y formas de tratar con su esposo por las buenas...ya que la otra forma era usar conjuros vampíricos, que estaba seguro y mil por ciento comprobado no haría, pero llevó el libro para quitar miradas recriminatorias de sus padres; además, eso solo enfadaría a la bola de pelos en su cama.
Así que, dispuesto a seguir uno que otro consejo que recibió de su suegro, Jeon SunYoong, en el cual confiaba ciegamente para ese tipo de asuntos que inmiscuían a su matrimonio, dado que sus padres eran un tanto... singulares.
JungKook se encontraba descansando en la gran mullida almohada blanca, echado en posición fetal en su forma animal.
Sus pequeños bigotitos se movían cada tanto al sentir a su esposo acariciando sus peludas mejillas, no debería dejar que le tocara, mas extrañaba sus caricias y besos; entonces, sus orejas fueron besadas con mimo, inmediatamente provocando un ronroneo en el conejito de combinado color.
TaeHyung soltó una risita, levantando la gran oreja del híbrido, molestando un poco a su cónyuge.
—Sé que has estado despierto todo este tiempo, mi amor —murmuró, medianamente divertido—. Anda, abre tus bellos ojos y hablemos, por favor —pidió con dulzura, volviendo a besar la pequeña cabecita.
Kook inmediatamente le alejó con su patita delantera, empujando su rostro sin fuerza, pero segundos después, alejando a su esposo con magia, colocándolo de rodillas en una esquina de su habitación matrimonial.
TaeHyung sonrió, viéndole levantarse del lugarcito y caminar hasta el final del colchón para quedarse observando con detenimiento; juzgando sus acciones.
Luego de que TaeHyung intentara cocinar comida humana –que por cierto fue un total fracaso–, el híbrido Jeon se había resignado a limpiar con su magia todo el desastre que el purasangre ocasionó, dado que este se encontraba imposibilitado por su causa.
El conejo saltó para bajar, brincando con sus cuatro patas en dirección a la puerta abierta, donde prefirió practicar levitar para llegar más rápido a la sala de estar.
—¡No intentes usar tus alas, querido, destruirás nuestro hogar! —Avisó el rubio en un grito cuando la puerta se cerró con agresividad moderada.
Tae suspiró, la fuerza invisible de la magia de JungKook le mantenía inmóvil en la esquina, luego del portazo, el seguro de puerta fue puesto. Solo entonces, aquel lazo invisible se deshizo.
El vampiro se levantó del suelo, acercándose a la entrada, pegando su oreja en la madera, tratando de escuchar qué hacía su bello príncipe, mas estaba silencioso, apenas y se escuchaba un leve ronroneo saliendo de su peludo pechito.
Intentó trasladarse al lugar en el que su precioso conejito vampiro se encontraba, mas fue en vano porque sus poderes eran retenidos por aquel ser pretencioso que llevaba, ante todas las leyes del universo, y su amor, el título de cónyuge, amante y confidente pasional.
Ese hombrecito era un total personaje, por el cual iría y arriesgaría su vida al cruzar entre mundos hasta que estuviera de vuelta en sus brazos.
Quizás a veces se pasaba con sus bromas pesadas, actitudes renuentes e irritantes que hacían manifestar el cólera en su pareja, pero era encantador verle en ese estado.
Sí, lo admitía. La mayoría de veces le molestaba por diversión, tal y como lo había hecho en esta ocasión.
Le gustaba verlo en su hermoso ejemplar animal, siendo una bolita de enojo andante, maldiciendo, humillándole y actuando posesivamente –algunas veces, por no decir todo el tiempo– con él.
Era encantador verlo enfadado. Y aunque le fascinaba, reconocía que quizás esta vez sí se había pasado con su actitud, dándole ideas erradas a su gran amor con aquella situación en la reunión de amigos.
Tal vez la culpa comenzaba a carcomerle por haber afectado de tal forma a su principito híbrido.
«Hace tres días, en la reunión.»
La pareja de linaje ancestral se encontraba entablando una armoniosa charla, donde pequeñas bromas eran dirigidas unos contra otros.
La mayoría eran vampiros comunes, algunos eran mestizos y dos eran vampiros purasangre –contando a Tae–, dejando a JungKook como el único individuo de especie particular que era intolerable para otras especies, mas todos allí eran bien conocidos, sabían convivir en el mismo ambiente; o bueno, casi todos, porque era la primera vez que otras dos personas se unían a la reunión.
Los amigos de TaeHyung eran bien conocidos para JungKook, fuera porque eran compañeros de caza contra los rebeldes que hacían estragos en la sociedad humana –al igual que estos mismos–, o simplemente amigos cercanos a la familia Kim, quienes eran conocidos desde hace tanto tiempo.
Pero habían dos mujeres que el híbrido de conejo vampiro desconocía totalmente, pues TaeHyung jamás les había mencionado o presentado con anterioridad; era una situación completamente sospechosa y de cierta manera, incómoda.
La casta predominante en el círculo social era de seis vampiros alfas sin contar a Kim, dos vampiros de rango omega y tres mestizos que no poseían rango por razones biológicas de cruzas humanas y vampíricas; una de las mujeres era vampiro de rango alfa y la otra, era omega.
El pelinegro jamás fue inseguro con respecto a las amistades de su esposo, muy por el contrario, solía sentirse a gusto e incluido en el círculo social de su hombre rubio de iris rojo sangre. Eran individuos respetuosos, bromistas y divertidos con los cuales era irrelevante marcar territorio por mutuo acuerdo silencioso.
Eran dos seres posesivos y territoriales cuando desconocidos trataban de mezclarse en el grupo de amigos, siempre dejaban en claro, fuera directa o indirectamente, estar en matrimonio y ser hombres dignos de respeto genuino.
Aunque pareciera medianamente anticuado, innecesario e incómodo para aquellos que se habían adaptado a la modernidad, ninguno podía evitar no aceptar el trato extremo que se debía como mínimo al matrimonio de descendientes de linajes longevos e incapaces de doblegar.
Sí, Jeon JungKook y Kim TaeHyung eran hombres de sumo respeto más allá de imposición por convicción propia, sus familias eran respetadas por los estratos sociales altos y bajos, independientemente de la especie; dos seres adaptados a una vida común, pero con cualquier privilegio por un estatus, podría parecer ilógico, pero no para ellos.
JungKook, hijo menor del último matrimonio de linaje real directo, uno de los príncipes herederos a la corona, puesto que el país se regía por una monarquía parlamentaria, de la cual todavía no había designio del próximo gobernante, mas era claro que sería el primogénito en continuar el reinado.
Por otro lado, TaeHyung poseía una doble y vivaz vida; pues ante el público en general, era un funcionario del gobierno, mas era un cazador de neófitos, esos parásitos que se encargaban de alborotar el orden social y revelarse contra la ley, por consiguiente con las rebeliones de cazadores humanos.
Ambos eran figuras públicas llevando una vida plena, común y como cualquier otra pareja no famosa, en una casita casi a las afueras de Seúl.
Y aunque quizás seguía siendo descabellado el hecho de que vivieran tan cómodos sin lujos, guardaespaldas a su alrededor, era un hecho más que realista.
Aquella vida les había permitido convivir con varias personas, fuera de manera cotidiana o de vez en cuando.
Construyeron una vida por la cual jamás se arrepentirían, por la que siempre estarían orgullosos y plenamente agradecidos que sus progenitores y ciudadanos, respetaran.
Eran dos hombres de estratos sociales completamente modernos. Estaban seguros que si sus antepasados estuvieran presentes y presenciaran la mezcla de clases, sería un hecho que la quinta guerra entre las especies hubiera sido desatada.
Justo como JungKook contenía sus ganas de voltear el mundo patas arribas por cada mirada que la vampiresa de rango menor le daba a su esposo, y este último, distraídamente le devolvía los gestos.
—Jamás había escuchado de ustedes —mencionó JungKook tratando de sumarse a la charla de anécdotas entre los conocidos.
Luego de aquel comentario, el silencio cayó en el círculo de individuos, compartiendo miradas de desconcierto y la mayoría dirigidas al matrimonio.
TaeHyung se mantenía sereno, reprimiendo cualquier gesto que delatara la diversión con la euforia del momento.
—Jamás mencionaste que tuvieras otros... colegas, amor —apenas murmuró entre labios, mirando directamente al rubio, para luego observar al costado de su marido.
La radiante mirada del híbrido cayó en la pelirroja, analizándola detenidamente hasta indagar en su vida con solo posar sus ojos en ella, mas encontrándose con una pared inteligible que bloqueaba su búsqueda.
«¿Qué se supone que haces?» Cuestionó mediante el lazo.
Sus orbes se posaron en el purasangre, levantando su perfilada ceja, sus belfos apenas elevándose en una mueca. Erizando la piel de los demás presentes por el repentino cambio de aura.
El rubio Kim se mantuvo indiferente a aquel reto silencioso, dejando a la expectativa a su algodonada bolita de amor. Sonriendo inocentemente.
«No he hecho nada. ¿Tienes problemas con tus poderes, amor mío?» Respondió, guiñando un ojo a su esposo.
—Ya que Tae no nos presentará, yo lo haré —interrumpió el intercambio la misma mujer a la que el joven híbrido inmortal había intentado someter a sus poderes.
Claramente la atención cayó en la dama de pie frente a la mesa, ignorando cualquier mirada ajena que se le posaba, y regodeándose de acaparar la situación, donde también hizo oídos sordos al siseante mote cariñoso del principito con el rubio.
—Ella es SoHee, y yo soy YooJung. Ambas fuimos compañeras de TaeHyung —presentó, extendiendo su mano para estrecharla con el joven conejo vampiro.
JungKook le dirigió una mirada a la mano, luego al rostro de la mujer, agarrando su copa de jugo de uva con determinación, mirando brevemente a su esposo distraído con el celular.
«Compañeras. ¿A qué se refiere? Sabes bien que ese término lo uso para denominar a los compañeros de cama.» Compartió la reflexión con su esposo.
TaeHyung ignoró deliberadamente el comentario de su pareja, sonriendo al teléfono en cuanto la notificación que esperaba llegó.
El de orbes lila asintió, indicándole a la dama con un movimiento de cabeza que se sentara; bebiendo un trago, luego depositando la copa en el tablero de la mesa.
—Ya veo. En ese caso, mucho gusto, soy Jeon JungKook —se presentó, haciendo un leve hincapié en su apellido, el cual fue notorio e incómodo para quienes conocían la amabilidad de su tono.
La vampiresa asintió, reconociendo su apellido con sorpresa. A comparación de los otros, estaba desinformada de la posición amorosa del purasangre, pero bien conocía el rango social de Jeon JungKook.
Para ella, JungKook estaba casado, claro, como cualquier otra persona se enteró que el último príncipe había sido desposado, pero nunca se atrevió a saber más, puesto que la nobleza era totalmente irrelevante para su vida.
Ahora se sentía verdaderamente intrigada respecto al príncipe, y estaba dispuesta a saciar su curiosidad, mas TaeHyung se adelantó a hablar y desviar los pensamientos a compartir por incertidumbre.
—Regresaré en un instante, debo buscar un paquete —avisó, más para su esposo que para el resto, pues su mirada se fijó primero en su marido.
El implicado asintió levemente, pero en cuanto su pareja se paró del asiento, la pelirroja también lo hizo, haciendo que JungKook analizara la situación de inmediato y frunciera las cejas tenuemente.
—Te acompañaré, hace tiempo no doy un paseo por aquí —comentó entusiasmada.
La otra mujer que acompañaba a la pelirroja notó la mirada del príncipe, así que por mero instinto, decidió hablar.
—Si no les molesta, yo me uno —habló la castaña.
Kook suspiró, dos de sus dedos se movieron debajo de la mesa, emitiendo pequeñas estelas rojas dirigidas a su pareja, las cuales se volvieron intrusas en el sistema del rubio. Convirtiendo su actitud agradable a una simple e indiferente voz, porte y actitud, mas aun conservando esa elegancia de calma en todo su ser.
—No tardaré, quizás en otra ocasión. Quédense y charlen con los demás —respondió automáticamente.
La dama Kim fue alejada de su brazo con cautela en ojos ajenos, pero con suficiente fuerza impuesta de su lado.
—Pero... —La pelirroja quiso objetar al recibir la negativa.
—Quédense —sentenció el purasangre, volviendo sus ojos a los de su único compañero.
Jeon vio directamente el iris rojizo con una aureola dorada en su pareja, indicándole qué hacer con un gesto y poco después, desvaneciendo su hechizo al verlo encaminarse fuera del espacio compartido.
El lugar del convivio era un recinto perteneciente a la familia de Tae, el espacio estaba dispuesto a las reuniones amistosas y familiares, para visitas de convivencia entre allegados.
Era un lugar bien conocido para aquellas personas consideradas, casi, parientes de su sangre, con quienes disponían de una grata relación.
Kook se levantó de la silla capturando la atención de las personas, mas ignorando aquello y dirigiéndose hasta la barra de bebidas, donde uno de los empleados se mantenía al margen de la situación que afrontaba uno de sus jefes.
—Dame una copa vacía —solicitó.
El empleado asintió, otorgando el recipiente a su Joven amo, memorizado cada indicación dada por el pelinegro, aceptando sin chistar la propuesta al estar bajo el efecto del poder carente de valores éticos y morales.
Finalmente, la bebida estaba lista. JungKook iba a obtener lo que quería, si su esposo no explicaba la situación, él mismo buscaría sus dudas, sin importar que tuviera que usar sus conjuros o manipulación para obtener lo que quería.
El de hebras negras se acercó, caminando parsimoniosamente con tanta elegancia que podría hablarse de una pluma siendo llevada por el débil viento; se posó detrás de las dos mujeres que habían tomado asiento.
—Querida, bebe esto como muestra de mi amabilidad —le habló a la pelirroja, colocando frente a ella una copa.
Y cuando creyó que todo eso sería demasiado raro, su mano atrajo una copa más, dejándola frente a la mujer castaña.
—Es una bebida que he estado practicando hacer durante un largo tiempo, que lo disfruten —comentó sonriente, volviendo a su asiento donde las miradas de los demás se posaban en él.
Pero ninguno se atrevió a cuestionarle algo o decirle que no. Una sola reacción negativa a lo que estaba haciendo, y ellos temían cargar con la consciencia más perversa habida y por haber.
A ninguno le convenía entrometerse.
—Muchas gracias, alteza. No creí que sus capacidades fueran tan extraordinarias en las bebidas —agradeció YooJung con un halago.
El híbrido sonrió, mirándolas a ambas que asentían gustosamente por el exquisito aroma que podían captar, con una consistencia tan... particular.
La tensión estaba en el aire como un manto transparente de auras opuestas, rodeando a los vampiros que permanecían silenciosamente inquietos, al quedarse en compañía del híbrido pelinegro.
Kook, ajeno a los sentires de los invitados, sonreía tenuemente, esperando que la mujer bebiera una cantidad considerable que le permitiera destrozar cualquier conjuro que su esposo hubiese impuesto.
Estaba seguro que aquella imposibilidad no se debía a una habilidad proveniente de su pareja, ese hombre era demasiado ingenioso como para aplicar habilidades que JungKook bien pudiera deshacer.
Últimamente se estaba comportando extremadamente territorial con Tae, ¡pero no podían culparle, era su instinto! Y su esposo no cooperaba.
Su hombre llegaba tarde a casa, en varias ocasiones terminaba llamadas cuando él estaba cerca, o fácilmente escapaba de actividades que ambos compartían.
Sabía que él recientemente tampoco actuaba con regularidad con su pareja, pero habían sido días difíciles para él, por mucho que intentara que su instinto no predominara su razón de ser, le resultaba difícil.
Estaba justamente a cuatro días de su acoplamiento, en el cual los dos periodos se mezclaban con el fin de procrear con su pareja, toda su anatomía reproductora se volvía vulnerable para que su vientre cargara con los hijos de su amado; aquello le llevaba a un total cambio hormonal.
Su cuerpo y mente al no ser consolidados por el mismo rango, sufría múltiples cambios neuronales y hormonales, volviéndole inestable en todo aspecto, por lo que con toda la cordura que quedaba en su ser, debía asegurarse que la emoción predominante producida no dañara a su enlazado, en este caso, TaeHyung.
Sabía que eso pasaría una vez llegara a los ciento veintiún siglos, su cuerpo estaba preparándose para engendrar a todos los cachorros que quisieran. Por lo cual, si su pareja no detenía todo este circo, jamás sabría y no notaría que su repentino comportamiento "infantil", dejaría de ser eso.
Kim no había notado que su esposo comenzaba con los síntomas para ese entonces, porque siempre era el conejo quien le comunicaba los periodos por los cuales el de orbes lila sangriento debía atravesar.
A comparación de JungKook, TaeHyung solo tenía un celo cada luna de sangre, la cual aparecía cada dos siglos con la intención de que los hijos de Lilith pudieran reconocer a un potencial compañero al cual enlazarse.
Su cuerpo no sufría ningún cambio a nivel físico, más que la sed por beber de su compañero y el hecho de constantemente tener que estar bebiendo de su pareja al unirse de forma carnal.
TaeHyung fácilmente podía saber cuándo su pareja atravesaba por el cambio, mas no sabría bien qué era si el principito no le explicaba con detenimiento.
El vínculo que crearon al unirse como compañeros por la eternidad daba señales sobre los sentires del uno con el otro.
Es por eso que TaeHyung volvió fugazmente al percibir a su amado lleno de ira acumulada, haciendo que la mordida de colmillos en su cuello ardiera de sobremanera.
Llegó al salón del oeste en un parpadeo, suspirando aliviado cuando su esposo únicamente miraba con fastidio a la vampiresa Kim. Con mucho esfuerzo, su marido estaba en calma, sentado en un sofá del salón donde habían decidido continuar la conversación.
Se acercó determinado a unirse, ya había obtenido el paquete por el que se excusó, mas al regresar notó la tensión del ambiente, las facciones de su cónyuge hastiado por lo que sea que hubiera pasado. Y por supuesto, no dejando de lado la expresión de inquietud en San, el vampiro de rango omega que parecía llevarse muy bien con su amado.
Choi San pareció aliviado al captar su presencia en el salón, acomodándose mejor en su asiento. TaeHyung creía intuir a qué se debía.
Su esposo estaba al borde del descontrol, debía evitar que desatara un infierno en el salón.
—He regresado —avisó, buscando un asiento disponible, que para su suerte, estaba justo al lado de YooJung.
Sí, por supuesto que sintió la pesada mirada de su pareja, justo en el momento que se sentó al lado de la pelirroja, su cuerpo recibió la escalofriante sensación de miles de agujas plantándose alrededor de su anatomía.
Las emociones de su esposo estaban llegando a su límite, debía hacerles cambiar de tema para desviar aquel volcán a punto de estallar.
Nadie más que él debía cargar con aquel manojo de emociones exaltadas. Solo él.
—¿Encontraste lo que buscabas, TaeTae? —Cuestionó la pelirroja, acercándose al rubio al enroscar su brazo.
El rubio rió nerviosamente por lo bajo, despegándose de la mujer con sutileza, pero sintiendo su cuerpo quemar por la penetrante mirada de su pareja.
Dirigió su vista al hombre frente a ellos. A su costado, observando por el rabillo a los otros individuos que permanecieron callados en cuanto llegó.
Nada saldría bien si la pelirroja no se alejaba por completo del purasangre. Su cometido no podría llegar a cabo si él no intervenía en sus propios planes.
Todo se le estaba saliendo de control, así que como pudo trató de mantener la distancia del espacio personal con aquella dama, por respeto a su amado, junto a sus planes.
—¿De qué estaban hablando? —Preguntó queriendo dejar de lado esa incómoda situación.
Los demás volvieron a entablar charla, JungKook participaba de forma pasiva, puesto que estaba más atento a las acciones de esa mujer con su marido. Se sentía incómodo con la situación.
Muchísimo más porque minutos antes que el rubio apareciera, aquella víbora había confesado a duras penas el momento en el que se conocieron y sus motivos ocultos detrás de ello.
No le importaba si el rubio daba sus límites. Ella era incansable.
JungKook no sabía por qué, pero no podía explicar sin pruebas el desfavorecimiento de sus dones mágicos con ella, aunque bien podía intuir quién era el causante de ello.
No había hombre en el que confiara ciegamente más que el que estaba sentado frente a él, fingiendo apenas conocerle o tener un vínculo tan íntimo de por medio.
Aunque no era tanto que ocultara su vínculo en palabras, sino la muestra de su lazo, el cual JungKook sí compartía orgullosamente a la vista de todos, con su prenda blanca manga larga dejando a la vista el inicio de sus clavículas y parte de su cuello.
Por supuesto, TaeHyung no mantenía a la vista su marca en el cuello. La camisa negra de seda ocultaba el mínimo rastro de la cicatriz de sus colmillos y eso le frustraba muchísimo, haciéndole enfadar, queriendo destrozar cada objeto dentro de la habitación.
—¿Qué piensas al respecto, JungKook? —La conocida voz de San llegó a sus oídos, despabilando todos esos pensamientos destructivos.
El híbrido parpadeó confundido, apenas consciente del lugar en donde estaba. Todas las miradas puestas en él, incluso su traidor esposo que probablemente había usado uno de sus conjuros contra él.
En el lapso de dos segundos, logró rescatar la conversación en el espacio, identificando que se trataba de un tema bastante interesante para los de su especie.
Así que sus orbes lila sangriento se posaron en el inhumano de su cónyuge, quien esperaba imperturbablemente su respuesta obvia respecto al tema.
—Los gestantes son quienes deben liderar la relación, y por tanto, quienes deberían enlazar primero. No lo digo como un hombre capaz de generar vida en mi cuerpo, sino que —se detuvo para pensar bien en sus siguientes palabras—. Lo expreso desde la perspectiva en donde es el portador de la pequeña vida en su vientre el que desarrollara una etapa bastante conflictiva y compleja a lo usual después de la unión, entonces hay que darle esa seguridad de compañía.
Su comentario pareció convencer a la mayoría, teniendo un buen punto de lógica casi para todos, excepto tres personas. Aunque claro, era de esperarse para JungKook.
—¿Qué hay de las necesidades de la contraparte para sentirse pleno y seguro de que su pareja igualmente le acompañará? ¿Eso no sería demeritar los sentires de su compañero, junto a la negación del vínculo del producto con su otro progenitor?
La voz del vampiro Wang le hizo verle, suspirando. JungKook entendió el punto, aunque hizo una mueca al escuchar el nombre que podían recibir los cachorros para la especie contraria.
—Por supuesto que no, pero para aclarar mi comentario, este alude a la capacidad de la sensatez que tendrá el individuo que debe llevar un proceso de cambio, incluyendo a su pareja en ello —puntualizó.
Quiso agregar más para explicar a profundidad, incluso con ejemplos que validaran su convicción, porque él más que nadie sabía la capacidad de los gestantes para de darle una calculadora respuesta, como conclusión al dilema y, por sobretodo, la seguridad emocional que debían brindarles por un trabajo tan exhaustivo; no obstante, cierta voz instigante decidió opinar.
JungKook viro los ojos, mascullando por lo bajo al prestar atención a sus palabras.
—Me parece un punto bastante favorable, JungKook. Aunque creo que lo ideal sería que ambas personas pudieran concientizar marcarse en el mismo instante para ser responsables desde el primer momento —propuso, ignorando los títulos que no sabía debía usar al ser una completa desconocida.
Aquello sorprendió a los presentes, porque en todo momento que estuvieron conviviendo con anterioridad a la presencia del esposo del príncipe, Jeon le pidió que le tratara con el respeto que su apellido dictaba.
Obviamente el pelinegro estuvo por responder y recalcarle la forma en que debía dirigirse a él, inclusive pronunció la primera sílaba de la palabra para abrir el tema de discusión a mayor profundidad, mas su amado fue quien interrumpió esta vez, dejando a los demás presentes a la expectativa.
—Concuerdo mucho con el punto de YoonJung, me parece ideal el repartir la responsabilidad de ambas partes de forma igualitaria en el momento preciso —concluyó, observando a la dama con mucha amabilidad en sus ojos, pasando su brazo por detrás, dejándolo en el respaldo del asiento.
Los dos prosiguieron la charla, de manera que el comentario de Jeon quedó en el olvido, por consiguiente le fue imposible mantenerse al pendiente de la conversación al verle interactuar con esa mujer, tan, pero taaan amable.
Su amabilidad tan genuina, extremadamente cariñosa. Quizás cruzando esa línea de amistad o compañerismo de por medio.
Fue demasiado que JungKook comenzó a ver con iris sangre su alrededor por la ira que, con tan solo esa acción, su esposo desencadenó.
Podían tener cualquier diferencia de pensamiento, contradecirse hasta discutir el tema, pero eso que había hecho su hombre era imperdonable.
Colocar la misma aura afectiva de sus orbes en otra persona, en alguien que no era él, concordar en algo que simplemente no le dejó explicar con mayor extensión, y el simple hecho de que TaeHyung no tuvo la intención de volverlo a incluir en la charla.
¡Era inaceptable!
Su esposo iba a rememorar con detalle por qué los de su especie, y cualquier otra, tuvieron que someterse a su reinado, se aseguraría de volverle el vampiro purasangre más vulnerable en todos los siglos de la existencia de estos.
Descartando cualquier posibilidad que le liberara de ser un móndrigo humano durante semanas, que bien podría llevarle a siglos de rogar por penitencia.
«Actualidad:
JungKook manteniendo su forma animal y TaeHyung apenas arrepentido por herir a su compañero.»
Hola. ¿Cómo estamos? Yo me encuentro fatigada por la universidad, pero muy bien por al fin tener algo coherente (dentro de lo que cabe) con este fanfic.
Aunque no lo crean, me autoexigí demasiado el año pasado para esta historia, pero a finales del 2023 me puse a arreglar situaciones ortográficas y gramaticales, el contexto, etc. De verdad que fue una buena forma de pensar en cómo cambiar la trama ligeramente.
En un principio sería algo completamente soft, pero ahora teniendo en cuenta que hice cambios en la vida de ciertos personajes y el origen de su condición, es como de, centrarme en un universo completamente complejo y dificultoso que no existe como tal. Por tanto, deja de ser un soft dulce, pasando a un soft semioscuro podría decirse.
Así que, siguiendo un poco el hilo que va hasta ahora el contexto, quiero pensar que no es fácil comprenderlo, al menos no del todo. Pero trataré de explicar de la forma más breve posible, y en caso de tener dudas al respecto, las van dejando en comentarios y no prometo responder todas porque muy probablemente esas dudas sean resueltas con el pasar de capítulos; además, también recomiendo que vuelvan a leer la introducción, he modificado medianamente su redacción y servirá para que tengan mejor comprensión de este cap.
JungKook es un híbrido de conejo vampiro, sí. En la introducción hablé de cómo fue que surgió su especie, que fue por un acoplamiento entre un Príncipe híbrido de conejo y un Príncipe vampiro, dos herederos a la corona de un país distinto.
Ahora, sus etapas de calor. En plural porque son tres etapas que pasan antes de poder ser un individuo listo para procrear de verdad sin necesidad de un celo constante e irritante.
La edad en la que comienzan estas etapas, son entre los 118 a los 125 siglos, donde la tasa del libido para ellos es excesivamente alta, pues en este punto ellos deben contar con una pareja que su magia, ojo con eso, haya elegido.
En caso de no contar con pareja porque su magia no ha decidido quién puede ser capaz de soportar el peso que conlleva enlazarse (lo cual se manifiesta como en el omegaverse, lo explicaré después), y aunque lo ideal sería desposarse a alguien de su misma especie, no todo funciona así, ya que al tener instintos vampiros estos pueden predominar e influir en decisiones para elegir pareja.
Incluso puede que la persona no sea adecuada para enlazarse, pero ellos van a elegir a esa persona porque su instinto chupasangre al no ser tan reprimido, también desea formar parte de las decisiones del contenedor (cuerpo) del alma.
◆ Volviendo a las etapas son tres, etapa vampírica, etapa híbrida y etapa de acoplamiento (unión de ambos genes para procrear).
▪︎ Etapa vampiro, Blood:
Se manifiesta seis meses antes del acoplamiento, dependiendo de si el individuo fue educado con solo ingerir sangre o energía de alimentos humanos orgánicos (incluso de humanos, hombres lobos y su compañero), será más llevadero el celo vampírico.
En este aspecto, es la energía de alimentos, es decir, la deshidratación de ellos, la cual pueden llevar a cabo tanto en su forma animal de conejo, como su semejanza humana.
Se caracteriza por mantener un comportamiento hosco o malhumorado, donde constantemente se verá en la necesidad de luchar con su pareja (dependiendo de su rango), por quién predomina su vínculo, y no, no a golpes.
También la presencia del coito con necesidad de marcar a su compañero de forma... posesiva.
Hay ligeros cambios en su anatomía reproductora, dependiendo del rango (alfa u omega). También de esto depende de quién será el dominante sexual en dicha etapa.
▪︎ Etapa híbrida, también llamada rabbit, bunny, entre otros apelativos que reservaré:
Se manifiesta, por regular, dos meses después de la etapa vampírica, aquí todo es más tranquilo, aunque igualmente desastroso porque los instintos de conejo son reproducirse y reproducirse, cosa que claramente no puede hacer a la ligera. 😶🌫️
Si su pareja no le da lo que quiere, hará hasta cualquier cosa para obtenerla, incluso someterlo e inducirle un celo. Y la razón por la que no pueden unirse a un humano, incluso si su instinto les dice que sí, es debido a que pueden lastimarle.
Hay más sentimentalismo y emociones, como acciones y reacciones que quizás les hagan ver como algo tierno, pero es porque quieren pasar desapercibidos.
Sus aparatos reproductores sufren cambios conforme al rango, y tienen esa vulnerabilidad física para ser sometidos por otros a gestar (en el caso de los omegas), incluso si son conscientes de sus instintos. Y más adelante se tratará mejor este tema.
▪︎ Etapa de acoplamiento, también denominado:
Lean los demás capítulos para saber. 🤭
¿De dónde surgió su magia?
Nadie lo sabe, excepto yo. 😶🌫️
Aquí las dudas o confirmaciones de las dos primeras etapas, y saben que si desean saber más, para esto hay que leer los demás capítulos, les comentaré más sobre este "universo" totalmente descabellado jajaj.
Siento que se me está olvidando algo, pero no logro rememorar qué es. Pero en otras, esta obra y todas mis obras también las encontrarán en Inkspired.
Me disculpo por cualquier inentendible errorcito, hice lo mejor que pude para limpiar el texto por ahora, ya tengo mucho sueño y un profesor dejó de tarea leer dos libros de 500 páginas, tengo hasta el lunes porque me toca exponer; es probable que no actualice en estos días, sino hasta que pase todo.
Pero anden sin cuidado, solo me quedan dos semanas de clases y trataré de actualizar más.
Nos vemos en una pronta actualización. <3
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