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7: Idiota

— ¿Sabes?, creo que me odian — con su pie empujo la piedra.

— No importa, el líder te quiere — se río ante la contestación de Enid.

Al otro día, había decidido pasar tiempo con Enid ya que esta, y como la chica tenía ganas de salir, Robin la siguió.

Enid no era tan expresiva, o no hablaba con los demás de la comunidad. Decía que tenía motivos por el cual solo hablaba con poca gente, desconfiaba mucho y dentro de todo, no se lo dijo, pero Robin le había dado una vibra amigable como para interactuar entre si.

— No es que quiero que me amén. Pero si quedará sola con el pelirrojo, al otro día aparezco muerta.

Era por supervivencia, si pasaba algo como eso, si les caía bien habria oportunidad de que la ayuden y no muera. Y sabía que Abraham la dejaria con horda de caminantes atrás.

— No creo que pase — ninguna se creyó las palabras de Enid — Esta bien, puede que si. Cagaste.

— En el pasado fuiste animadora, ¿no? — uso su sarcasmo evitando pisar hojas secas amontonadas, haría un gran ruido y era peligroso.

— En mi vida pasada — le siguió la broma — Pero en serio, dudo que te quieran matar si saben que eres importante para el líder y para el hijo del líder.

— Puede que tengas razón, puede porque todo puede pasar y la traición existe.

— ¿Pasaste por una? — Robin lastimosamente lo sabía y diciendo la verdad, asintió.

— Todo feo la cosa, así que lo mejor es olvidar eso — la incomodidad era notoria, Enid entendió en no meterse más en ese tema.

Pero no evitó sacar preguntas al respecto de otros temas sobre Robin, siendo Enid una chica que no conocía tanto a la vieja Robin, pudo tener facilidad de responder lo básico ignorando el contar de más o de decir detalles que ella quería olvidar.

— Es horrible que no te den un arma, mamá y papá la tenían pero no tenía balas y quedó ahí... En alguna parte del mundo — formó una mueca Enid después de contar.

— Los míos la tienen, si andan por ahí seguro la tienen todavía, y yo sobreviviendo con mi cuchillito.

— Pero tenías agilidad en los árboles, eres... Sigilosa como una Cobra — la codeo repetidas veces riéndose de Robin que fingiendo molestia la empujó amistosamente de costado.

— Tarada — le dijo y la contrario le guiño el ojo con orgullo.

— Lo se.

¿Quien iba a pensar que las palabras de Enid parcialmente tenían razón?

La charla de Enid y Robin había sido hace meses, aunque ninguno sabía ni que día era sin saber como el tiempo corría tan rápido. El grupo de Rick de a poco se debía acostumbrar a esas actitudes de Robin, quien dirigía más palabras con los que ella vivía, Daryl, Rick y Carl (este último junto a Maggie, Carol y Glenn, eran los más frecuentados en hablarle).

Robin era conciente de que aún no le caía bien del todo a una parte del grupo. Algo tan simple de explicar, podía mencionar las veces que se aprovechó para burlarse de Abraham y el de ella. O también cuando se enteraron que Robin tenía historia con los Grimes, haciendo así que vieran en Robin un futuro peligro. La confianza que creo en los Grimes era riesgosa, ya que para ellos, tarde o temprano la adolescente los traiciónaria y acabarían perdiendo.

Si supieran que Robin aunque no les hablará quería a todo el grupo con vida, porque más grande era el grupo, más fácil era la supervivencia.

La mano de Robin jugueteaba con el cuchillo mientras estaba sentada en la cama apoyando la espalda con la pared. Sus ojos pararon en la pared de enfrente, sus dedos prepararon el cuchillo teniéndolo en posición para intentar lanzarlo contra esta y se clavara. Pero como siempre, el cuchillo no llegaba y en medio camino caía en el suelo o chocaba sin clavarse a la pared, el gruñido de frustración y de enojo le salió normal. Casi siempre intentaba mejorar su puntería, y una manera de mejorarla era clavando el cuchillo que guardaba, en la Cruz de la pared que estaba en frente, más tarde querría probar el arco, pero su puntería al disparar estaba peor con la falta de pistolas en su mano, y con los pocos caminantes que se cruzaba.

La puerta fue abierta por Carl (que sabía de la frustración y del enojo que tenía Pietro sobre ella misma). La chica se sentía inútil, que empezaba a ser un fracaso y que si la atacaban los infectados, moriría primero. Para el chico Grimes, Robin exageraba pero no podía llevarle la contra de ese modo, así que la acompañaba y la distraía con juegos o cualquier cosa que se lo ocurriera.

— Hey, Alien — sonrió de costado pero Robin no le sonrió, viendo con furia la pared y el cuchillo — Vamos a la plaza que hay cerca, ¿dale? — se acercó a pasos inseguros ofreciendo su mano.

— No se clavó — murmuro ella.

— Robin, prácticar así no hará que tengas buena puntería. Tal vez si hablas con Daryl... — balbuceo sentándose a su lado.

— Si puedo lograr hacer que el cuchillo vaya a esa Cruz... Podría tener mejor puntería y usar una ballesta o arco, será más fácil — repetía el discurso que se había tragado y dicho desde que empezó la crisis.

Y Carl se lo sabía de memoria.

— Rob. Vamos a la plaza, ¿si? — paso su brazo por los hombros de la chica — Despejate, ¿bien?

La chica quiso protestar, pero el estar cerca con Carl le dio calidez y no pudo evitar tener que aceptar eso a regañadientes.

(....)

— Es un gato.

— Es un perrito.

Las nubes tenían distintas formas, y como Robin con Carl no tenían mucho que hacer, tirarse en el pasto peleando por las formas de las nubes les fue una opción viable.

Las demás cosas que podrían estar haciendo además de eso tenían su contra: Por el momento Robin no quería ir a la casa de Ron (que tenía todos los juegos electrónicos de la comunidad), el UNO era el enemigo mortal de Carl, y no habían películas para ver. Harían una broma si no fuera que, si ellos hacían las cosas que de niños veían normal (esas miles de bromas), en esta versión podría significar una patada fuera de la comunidad.

— ¿Donde ves que es una cabra?

— ¡Es una Cabra, solo mirala!

— Carl, necesitas anteojos... Claramente es una obeja.

El chico bufo y rodo los ojos, actos que le dieron risa a la chica. De reojo Grimes noto esa risa que tanto esperaba escuchar de Robin, sonrió ligeramente volviendo a ver el cielo de la tarde, no había tanta cantidad de nubes, pero habían las suficientes como para jugar a esas adivinaciones.

— No imaginé que algún día pensaría que adivinar las formas de las nubes sería divertido — confeso Robin admirando la tranquilidad del cielo.

— Y yo que lo estaría haciendo — los dos rieron, prestaban más atención a sus misiones "imposibles" que a como se veían las nubes — Pero es muy lindo.

— Y tranquilo. Sería lindo vivir ahí, aunque es científicamente imposible vivir en el cielo entre las nubes — la cabeza de Robin acabó en el hombro de Carl.

Hubo algo raro en Carl, que no debía pasarle. Porque su corazón comenzo a latir más fuerte, sus pulmones parecían fallarle un poco y su piel se puso de gallina. Todavía no se acostumbraba que Robin lo abrazara de lado, con suerte El le tomaba la mano sin sentirse nervioso. Y estaba mal, para Carl estaba mal porque no tenía que ponerse así con la chica que consideraba como una hermana, pensó que serían los nervios de estar con una chica de su edad, ¿Pero meses pasándole eso?

— Los ositos cariñositos viven ahí — como Robin hizo antes, uso la burla para no mostrar sus verdaderas emociones.

Entre nubes hay un lugar... — canturreo riéndose mientras cantaba.

Que seguro, te va gustar — la mano de Carl iba con lentitud hacia la cintura de Robin.

Te invitamos, te vas a divertir — Robin movio su cabeza con una sonrisa hacia Carl, que imitó la sonrisa.

Ven a quiéreme mucho a cantar y a reír — cantaron a la vez sin dejar de verse, sintiéndose en casa.

Acabaron riéndose, la canción se la sabían de memoria pero por el momento solo querían ver el cielo, las nubes en paz y apostar que figura eran. Y Carl pudo abrazarla por la cintura contento y cómodo de estar abrazado en el pasto con esa chica de hebras marrones.

(.....)

Ron y Robin no se querían ni cerca, pero a la vez casi siempre estaban juntos, ¿Quien  los entendía?

Para el chico Anderson, la chica era rara, egocentrica y cínica. Y para Pietro, el muchacho era un imbécil que se quería hacer el fuerte pero le temia hasta a una polilla, y como olvidar que a veces la quería subestimar usando comentarios cerrados que la hacían querer matarlo. Ambos se caían mal y lo sabían sus amigos.

Aun así ellos se reunían y no ponían tantas quejas al respecto.

El enterarse que Enid, su amiga, saliera con tremendo Chico la hizo dudar el porque salía con el. Según Robin, el tipo de chico que concordaba más con Enid era Carl, tenía una buena ficha para ganarse el corazón de Enid Steph, pero no, estaba con Ron Anderson.

Y todo eso pasaba por su cabeza cuando estaba esperando que Carl buscara unos comics para irse a la casa de, ¿Adivinen que?, si, Ron. La chica estaba en la entrada de la casa observando con disimulo la pareja de Enid y Ron caminando tomados de la mano yéndose a la casa del segundo, porque el camino era el mismo que tomaba Robin.

— No lo entiendo — susurro — Ron es idiota, y débil.

— ¿Y si tiene miedo? — volteo a ver Carol que estaba en la entrada sentada sin hacer mucho — O... De verdad le gusta, o algo hay detras.

Debia admitir que Carol le pareció una mujer agradable. En realidad no buscaba tener amigas, les tenía cariño, como a Enid o Maggie. Claro que es caso aparte el tema de Carl y Rick.

— Es algo estúpido, debes poner siempre tu salud mental primero... O algo así era — hizo una mueca sin saber bien como era el Consejo.

— ¿Tu madre? — Robin asintió — Suponia, no creo que fuera de experiencia propia — bromeó y ella río negando — Aun así, cuando estas enamorada no lo estas viendo por ti misma. El amor, las emociones te ciegan

Las emociones te ciegan. Esa frase, esas palabras le quedaron en la cabeza.

— Espero caiga de que Ron no es bueno para ella. Yo soy buena para ella — alardeo con burla.

La pareja ya no estaba más, no supo porque Carol tenía el mismo pensamiento de ella sobre Ron. Claro, no sabía que Carol estaba sospechando que Pete Anderson era un abusivo, y esperaba una parte de ella, que Ron no acabará así.

Volviendo a la escena, Carl volvió con tres comics, sonrió hacia Robin extendiendo su mano. Ya la era costumbre andar así.

— ¿Vamos? — la chica asintió juntando sus manos — Adiós Carol.

Tomados de la mano iban caminando a la casa de Ron, Carl contaba la odisea que fue el encontrar los comics que tanto quería, y Robin se quejaba sobre no haberlos encontrado ella. Atrás suyo, Carol sonreía por ver a esa dulce no-pareja, los adolescentes de la comunidad ya andaban en una relación casi todos, Enid y Ron, y Robin con Carl (aunque estos últimos ni enterados que estaban en una relación).

Decidió entrar a la casa de Rick para cuidar a Judith, que era cuidada por Michonne, pero ella tenía que trabajar de oficial.

— Esos comics valen millones, ¿lo sabias?  — el Chico asintió.

— Son raros, pero están bueno y quería que los leyeras — la mano que tenía los comics fueron a la mano libre de Robin, que ante eso soltó el agarre de manos (haciendo un puchero pequeño en Carl) agarrandolos con sumo cuidado.

— El primer número de Spider-Man, Supermán vs Spider-Man y el primer volumen del Capitán América. Me siento millonaria — murmuro con una sonrisa que alegro a Grimes.

— Michonne una vez lo consiguió. Parece que murieron los propietarios, pero los comics siguen intactos.

— ¡Valen millones! — la emoción de Robin hizo reír a Carl que asintió a esa afirmación.

— Lo sé, es un sueño tenerlos — los ojitos azules de Carl brillaban del orgullo, estos acabaron siendo vistos por Robin.

Tierno. Sonrió un poco admirando la iris celeste, corto el momento que tuvo al ver como se le quedo viendo de más al chico, además de que la casa de Ron estaba cerca y no quería tropezar teniendo diamante en bruto en sus manos.

Como Robin no soltaba los comics, Carl fue el tocó la puerta esperando que se abriera, siendo así, pero por Mikey y no por Ron como era costumbre.

— H... — se interrumpió el solo al ver los comics — ¿¡Que haces con ese oro en tus grasosas manos!?

Con cuidado pero rapidez los comics fueron arrebatados de Robin siendo sostenidos por Mikey que estaba embobado viendo los comics.

— Primero...¡No son grasosas! — le dio un golpe en su espalda, nada de brazos, por los comics — y segundo, es de Carl.

El golpeado se quejó cuando recibió el golpe arrugando su nariz, y para su desgracia Carl le saco los comics.

— Lo traje para que leyeramos un poco, no lo rompan ni le hagan algún daño — los amenazo subiendo las escaleras, teni3nfo atrás suyo a Mikey y Robin.

— ¡Yo quiero!

— ¡No, yo quiero!

— ¡Soy su mejor amiga!

— ¡Y yo soy su otro mejor amigo!

— ¿Desde cuando?

— ¡Desde Hoy!

Y adelante Carl tenía sus labios ocultos en una sonrisa recta queriendo reírse por las palabras de los dos chicos.

Son 3 comics.. Parecía que se olviaban de ese detalle los castaños de atrás.

Nunca pensó Grimes que el entrar al cuarto de Ron sería agradable y tan cómodo, no lo consideraba un espacio tan lindo, pero iba porque no tenía nada que hacer. Esa vez se sintió cómodo porque el entrar era que la pelea de Mikey y Robin fuera parada por Ron, Enid no, ya que como siempre hacia, leía un cómic ignorandolos.

— ¿Que pasa?

— ¡Carl tiene oro en sus manos! — Mikey se altero y tuvo que recibir un leve masaje en el hombro por parte de Ron para estar tranquilo — Gracias... — le sonrió enternecido.

— ¿Por que oro? — Carl mostro la tapa de los comics — ¡Wow!, serias Rico si los vendieras.

— ¿Y a quien se los vendería?, ¿A los caminantes? — los chicos evitaron reírse y Ron rodo los ojos por Robin.

— Siempre tan payasa, Pietro — la miro mal, y ella le sonrió con diversión y egocentrismo.

— Y tu siempre tan sensible, Anderson.

Carl intervino dejando los comics en un mueble poniéndose en medio. Con Mikey eran los únicos en querer calmar las aguas entre esos dos, Enid no... Es más, apoyaba la pelea.

— Vamos a jugar al Mortal Kombat, Ron. Y ustedes cuiden a los comics con su vida.

Tomando de los hombros a Anderson, ambos chicos se sentaron frente a la consola de Ron poniendo el mencionado el juego. Y Mikey, Enid y Robin se dieron un comic, luego harían el cambio para que los tres pudieran tener la oportunidad de leerlos. Cuando podía, Carl se fijaba o soltaba amenazas a los chicos que leían los comics, haciendo que Ron tuviera ventaja enojando a Grimes.

Mikey era amigable ante los ojos de Robin, era tranquilo y mostraba que tenía amor hacia las cosas comunes de adolescentes, pero había dado a entender también que Mikey le gustaban los comics tanto al punto de que quería hacer uno, era un artista que por la situación no logró nada.

Robin pasaba las páginas por el cómic de Spider-Man, sorprendida por los diseños de los comics, Peter Parker no estaba tan guapote como Tobey Maguire.

— No puedo creer como sexualizan a las mujeres en los comics — se quejó Enid.

— Si, ¿no? — Mikey Bufo — es estúpido que para que una mujer sea importante le tengan que poner poca ropa.

Les sorprendía como al mostrar mujeres eran tan hegemónicamente hermosas, dándole incomodidad.

— ¿Por que se quejan? Son sexys — Ron aún jugando se metió en la charla.

Los tres lectores dejaron de leer notando como el personaje que había elegido Carl, NO TENÍA ROPA CASI. Dudaba que eso sirviera para pelear, pero así era Mortal Kombat, además, Mileena mostraba tanta fuerza y era un personaje salvaje como Scorpion.

Enid suspiro sabiendo del pensamiento de Ron dejandolo pasar volviendo a su lectura, Mikey no le tiro la culpa de eso  conociendo más a fondo a los Anderson, enojarse tanto con Ron era algo que no pasaba tanto, y Robin no evitó que su boca hablara por si sola.

— Idiota — rodo los ojos volviendo a leer.

El insulto molesto a Ron que en pleno juego puso pausa a esta dándose vuelta encarandola, otra pelea de esos dos.

— ¿Por que?, ¿no puedo decir que son sexys?

— No es eso, idiota. Una mujer no tiene porque ser sexualizada, ningún sexo en realidad. Aunque sean sexys, esta mal que siempre hagan esas cosas, ¿te gustaría que lo hicieran con tu mamá?

Ron quedó en silencio unos segundos, a su padre le gustaban las mujeres sexys y el mismo se lo hacía saber a su madre en las discusiones que el adolescente escuchaba a escondidas.

— A papá porfin le gustaría mamá — y pararian los golpes, tuvo intención de decirlo pero era en vano.

Solamente Mikey comprendió las palabras de su amigo, dándole pena que el pasara por violencia familiar, o más bien la sufriera su madre.
La puerta se abrió y la discusión dio por finalizada. Era Jessie con una sonrisa y una bandeja con jugó, era una mujer tan dulce siendo que sufría cada día dentro de su propia casa. Mikey fue a ayudarla e Enid igual tomando los vasos, pasando estos a cada uno.

— Gracias — sonrió agradecida la adulta.

Cada uno tomó su jugó en silencio, el ambiente incómodo era notorio y más con Jessie presente, cuando se fue mínimo bajo el nivel de incomodidad. Carl buscó calmar las aguas con Ron, y Mikey con Robin, deberían ser al revés pero el que jugaba era Carl y no Mikey, así que el chico de ojos azules uso eso para llamar la atención del joven Anderson, lográndolo cuando este volvió a fijarse en la televisión.

— Apuesto a que Ron gana — soltó Enid parandose de la cama y sentándose en uno de los Puff del cuarto.

— Si, vamos a jugar — Carl volvió a hablar para que Ron y Robin no tuvieran otro encuentro.

— Hey, Robin — llamó Mikey siendo el último en hacer su jugada de calmar las aguas entre esos dos — Tengo más comics, ¿vienes?

La chica asintió dejando los comics valiosos en un mueble acomodado. Debian ir a la casa del chico para tener los comics, y eso lograba más paz y armonía en la habitación, y entre los adolescentes. Carl la miro irse hasta que Enid le de un toque en el hombro para que prestará atención  al juego.

— ¿Te cae para el orto Ron? — Robin volteo a ver a Mikey mientras caminaban hacia la casa del mencionado.

— Creo que es obvio — el chico río asintiendo.

— Demasiado — recibió un codazo de parte de Pietro, no dolió, solo lo hizo reír otra vez.

— No se como Enid sale con el — le confeso.

— Ron... Es un idiota — parecía ser que le costaba decir eso, era su mejor amigo — Enid es muy callada y que salieran me sorprendió. Fue... — suspiro con cierta tristeza — Raro.

Luego de lo de Pete. Tragó saliva horrorizado por el pensamiento que tenía ese hombre, lo mierda que era y como su pobre esposa y sus pobres hijos debían aguantarlo.

La casa de Mikey no era tan parecida por dentro a las demás casas, era obvio porque Mikey y su familia siempre vinieron ahí. No eran como los nuevos sobrevivientes que venían y les daban una casa, tenía el toque que los Donnelly querían y como la de Ron, tenían más cosas que las otras casas.

El ruloso solo quería ir por los comics e irse, que su madre o padre vieran como traía a una chica no le gustaba, aún recordaba cuando vino Enid e intentaron emparentarlos pero Mikey negaba muchas veces el gustar de Enid, lo mismo hizo ella.

— Es por aquí — susurro cerrando con suavidad la puerta.

— ¿Por que susurramos? — Robin susurro confundida.

— ¿¡Mikey!? — el llamado fuerte detuvo el andar del chico.

Mierda. Era la voz de su madre, que efectivamente apareció junto a su padre encontrando a Robin, la cual se incómodo ante la atención tan rara que recibió.

— Mamá, íbamos a buscar comics...

— ¿Quien es ella? — su padre, Steve, lo interrumpió.

— Una amiga — y no una novia, porfavor, no soy Adán para que me usen y hagan seguir el linaje de la familia. No dijo nada ya que no se atrevía a ser "rebelde y contestador".

— Oh, hola cariño — sonrió tanto Natalie que Robin se incómodo más.

— Hola — río con nerviosismo y codeo disimuladamente a Mikey.

— ¡Mamá, papá! — tomó el brazo con Robin — Buscaremos unos comics e iremos a la casa de Ron. ¿Esta bien?

— Claro, si quieres puedes quedarte a comer.

— No gracias — les sonrió por cortesía y con gusto fue jalada por el ruloso.

Ambos padres abajo se les calmo el alma con que su hijo anduviera con una niña. Señora y Señor, si supieran quien era Robin, ni cerca la querrían de su hijo.

Arriba con Mikey y Robin, los dos entraron con rapidez al cuarto del chico con este buscando los comics y la muchacha sorprendida por los padres del dichoso.

— Tus padres son...

— ¿Raros?, ¿Exigentes?, ¿Parecen psicópatas?

— Iba a decir que peculiares pero si — soltó el aire que contuvo con esos adultos.

— Ellos están obsesionados con que en el futuro tenga hijos para seguir el linaje Donnelly, es como en esas novelas de las que mamá veía antes... ¡Y es horrendo! — se quejó con un puchero inevitable al final — Llegó Enid y la quisieron juntar conmigo, pero vieron que no era la chica que querían con su hijo y la dejaron en paz. Viniste y ahora acabaste con mi paz.

— Ay bueno, perdone — ironizó poniendo una mano en su pecho — No era mi intención querer vivir en un lugar seguro donde vivo una vida que no tengo desde hace años.

El sarcasmo hizo caer en cuenta a Mikey de la mala junta de palabras que uso, volteo a ella apenado.

— Lo lamento, no quise decir eso... Es que es agotador — un suspiro y pequeño gritó de frustración vino al final. Robin estaba sentada en la cama mientras escuchaba — No me metería en una relación además.

Mikey abría el cajón sacando unos comics y Robin alzaba sus cejas sin entender de que hablaba el chico, lo miro y se levantó se la cama.

— ¿Relacion?

— Si, con Carl — la sorpresa fue real y el que se atragantara con su saliva también, tosio un poco para poder hablar.

— N-no estamos saliendo — le salió rasposa al principio su voz y luego volvió a la normalidad.

— Si, ¿como no? — se burlo con sarcasmo.

— Somos amigos.

— Si, y mis padres no están locos — la ironía de Mikey hizo bufar a Rob — Creeme que me ví obligatoriamente maratones románticos y su "amistad" Es mas relación que amistad.

— ¿Sabes que existen las amistades de hombre y mujer? — Mikey asintió — ¿Entonces por que supones cosas?

— Lo nuestro — señalo a ambos — es una amistad, lo que tengo con Enid también. Pero lo tuyo con el Sheriff ojos azules no es ni cerca una.

Robin rodo los ojos acercándose a la cama y tirandole al final una almohada que había en esta. En respuesta, el ruloso se río a carcajadas dejando más molesta a la chica.

Para Robin, Carl era su amigo, su ex compañero de misiones, uno de lo que estaba en su grupo de supervivencia, no había nada raro más que amistad y compañerismo.

Por el otro lado, Carl tenía que ver como defender las actitudes de la castaña con Ron, Enid también lo hacía pero a la vez defendía a Ron. Era todo un desastre para Carl.

— Lo dices porque son novios — la afirmación hizo perder a Carl por lo desconcertado que lo dejó eso dicho.

— No somos novios, somos amigos.

— Parecen novios — con firmeza sin alzar la vista de su cómic, Enid le contestó.

— N-no lo somos — murmuro ignorando que sus mejillas querían ponerse rojas.

— Esta bien, pero deberías controlarla, hermano — bromeó un poco Ron.

Porque hasta el chico que quería matar a Robin (y que Robin quería matar) notaba algo raro entre esos "supuestos amigos".

Mikey y Robin regresaban a la casa Anderson con comics para leer, la furia de la chica había parado y Ron en la habitación estaba tranquilo. El plan de separarlos había servido para algo después de todo.

— Cuando salgan, me deberás algo, ¿trato?

— ¿Que?, ¿Sigues jodiendo con eso? — se quejó la castaña y Mikey asintió.

De reojo lo miro, la sonrisa triunfante de Mikey tentó e hizo que Robin se rindiera, y pasará a intentar dar una imitación de la sonrisa que daba el chico . Se fueron en silencio donde Robin no aguantaba las ganas de responderle al chico, haciéndolo antes que Mikey tocará el timbre

— Mikey — el llamado movio su cabeza a el — Trato.

Y la puerta se abrió por Jessie.

(....)

Carl cada día parecía un niño con Robin al momento de estar a solas, haciendo pucheros, quejándose sobre ciertas cosas como un niño, la ternura del ojiazul le daba una ola de calidez y ternura a la muchacha.

— ¿Eso es un pato? — el asintió — Es papel mal cortado.

— Lo tuyo también.

— El mío es bonito — se quejó con una mueca dando a saber su ofensa, y a la vista de Robin, Carl se veía bonito con esa mueca.

Sin pensar mucho le dio un beso en su mejilla, sorprendiendose y avergonzandose a la vez. Los labios de Robin contra su mejilla eran suaves, su belleza era imponente, su cabello corto y levemente ondulado era sedoso, los pensamientos de Carl no paraban de ver a Robin Pietro como el Demonio más hermoso del inframundo, se pensaba tantas veces a Robin Pietro que al darse cuenta de eso otra vez, quiso asesinarse.

NO, GRIMES, SACA ESOS PENSAMIENTOS DE TU MENTE. Su cabeza negó muchas veces por dentro, intentando despejarse, tomó otro papel dando Cortes buscando hacer una figura.

— Te digo que lo tuyo no tiene forma.

— Es arte abstracto — su papel doblado tenía unos cortes random haciendo formas al desdoblar el papel.

— ¿Sos la nueva Picasso? — dejó el papel viendola a los ojos y ella río asintiendo guiñandole el ojo.

— Obvio, cariño — Carl oculto la sonrisita que iba a salir volviendo a hacer unas formas con los papeles.

Cortando de vez en cuando los papeles, los dos amigos se reían uno del otro, Robin se burlaba de el, y Carl se burlaba de ella. El suelo estaba lleno de papeles cortados muy pequeñitos y otro alto grandes, las "figuras" Estaban esparcidas, y ellos estaban apoyando la espalda con la cama.

Haciendo un acto inesperado, Robin apoyo la cabeza en el hombro de Carl siguiendo con su novena obra de arte, su compañero tuvo un tsunami de nervios pero siguió con el juego de las figuras. Inevitablemente, sus iris azules se guiaron a la cara de Robin, sus miradas hicieron contacto y se sonrieron mutuamente.

— Esto SI, es arte — dijo mostrando su nueva obra de arte en frente del chico.

Carl se río tomándolo en manos admirando el papel, lo inspeccióno como si fuera un criticó de Arte, y Robin ya quería golpearlo por tanto suspenso.

— Debería estar en un cuadro — halago el muchacho dejando de lado el papel.

— Como mi rostro, soy una obra de arte — movio su cabello para atrás de manera diva.

— Una obra de arte abstracta — Robin lo golpeo en un hombro dejando de apoyar su cabeza con la nariz arrugada.

— No uses mis mismos chistes — lo amenazó tirándole unos papeles que se hayaban en el suelo.

El arte abstracto es una forma de expresión artística que prescinde de toda figuración y propone una nueva realidad distinta a la natural (o así lo dice el amigo Wikipedia).

Y para Carl Grimes, Robin Pietro era una belleza que pocos podrían comprender más allá de su "estereotipo de belleza", era necesaria esa compresión para ver lo que nos entrega Robin Pietro con su sonrisa, su risa y su persona. Con eso, el chico caía más redondo a aceptar que sus amigos tenían razón al respecto de su amistad con Robin.

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