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5: La foto


Carl, era el, Carl Grimes, el de ojos azules que fue mi mejor amigo y me ayudó en todo, que me hacia reír cuando más lo necesitaba, que nunca dejó que llorara, y si lo hacía intentaba animarme.

Toda esa clase de pensamientos rodaban por la cabeza de Robin. Que quedó casi estática al tener ese dato. Por el lado de Carl, al ver esa reacción, la teoría de que era ESA ROBIN creció más, con su corazón latiendo más rápido que lo normal.

— ¿Que sucede? — se metió en la charla Mikey — ¿Esta todo bien?

— Yo... Debo buscar algo en mi casa, perdónen.

Sin esperar que hablaran, Robin se paro retrocediendo pasos hasta estar afuera de la habitación. Enid se paro dudosa fijando su vista en Carl, y le siguieron Ron y Mikey.

— ¿Y eso? — encaró Mikey, y Carl ante la atención balbuceo al inicio.

— Ella... Yo puede que la conozca, pero no la veía hace años — dijo todo tan rápido que confundió a los tres adolescentes que escuchaban — Debo irme ya.. Perdón, pero me rindo en el juego, gana Ron.

— ¡SI! — grito el dichoso con alegría cuando Carl salió del cuarto también.

Para Robin, si era Carl ese chico, debía recordar la foto que guardaba del día de disfraces y apodos, la misión AMA. La tenía guardada en el cajón que estaba en la habitación donde se quedaba.
Corría por las calles yendo con rapidez sin cansarse y menos después del cereal, al estar en la entrada de la casa, entró y no espero ver a Maggie subiendo con el coreano las escaleras, Robin ya ni recordaba si había dicho su nombre.

— Maggie, Coreano — saludo cuando los paso.

— Glenn — le dijo con el ceño fruncido, la chica se fijó en el coreano.

— Por lo menos no te dije chino — defendió a su favor.

Paso por las demás puertas hasta la suya, que era fácil de distinguir porque en esta puso un papel pegado con cinta que decía "Robin", así era más fácil saber cual era su cuarto. Solo debía encontrar la foto de ese día, estaba en un cajón, la mostraría y badim badabam, Carl vería la foto y se sacaría la duda si era ese Carl, o en otro lado del mundo había otro Carl Grimes de ojos azules.

Sus manos fueron al cajón y al abrirlo se le salió el aire, no había foto.

(.....)

¿DONDE CARAJOS PUEDE QUEDAR UNA FOTO?. Había revuelto todo el cuarto y nada, la foto había desaparecido, y era el único recuerdo de su vida antes de el fin del mundo, no tenía nada, sus padres no estaban, su mejor amigo podría estar pero anda a saber si se acordaba de su amistad.

Sentada en el suelo pensando en más recuerdos con Carl, fijándose todo el tiempo en el rostro del pequeño Carl. El rostro de ese Carl que conocía con este Carl que apareció eran muy idénticos, así que debía recurrir a un test de la amistad antigua de Robin y Carl a ver si sabía algo.

— ¿Buscabas esto? — una voz masculino se oyó, se sobresalto la chica y volteo a ver quien era.

El ojiazul estaba apoyado en el marco de la puerta con una mano alzada mostrando la foto que tanto la chica buscaba. Impactada se levantó lentamente sin dejar de ver la foto de esos infantes que alguna vez fueron.

— ¿Como...?

— Vine cuando estabas bañandote, Carol necesitaba ayuda para dejarte la ropa nueva — se encogió de hombros — Cuando deje todo, un cajon estaba mal cerrado, tuve que sacar el cajón y volverlo a poner correctamente. No espere ver... La foto. Pensé que tal vez en un pasado de Alexandría alguien había dejado esta foto y la conserve, no sabía que era tuya.

— ¿Y la conservas por que...? — movio su mano animandolo a que respondiera.

— Porque esto — dijo alzando más la foto poniéndola frente a Robin — Es una foto con mi ex mejor amiga. Hace años no la veía.

Robin sonrió de costado y le arrebató la foto de sus manos, Carl se río levemente bajando la mano que antes tenía la foto.

— ¿Olvidaste alguna vez esa foto? — ambos guardaban las ganas de abrazarse, temian que el otro no quisiera.

— Ni loco. Porque es una bella memoria y siempre las recuerdo en mis sueños para calmar mi mente cuando recuerdo que clase de mundo es este ahora.

La profundidad de Carl al hablar hizo sonreír en grande a Robin. Los ojos marrones de Robin Pietro estaban lleno de emociones que hace mucho no tenían, y los ojos azules de Carl Grimes era un mar de alegría, de sentimientos reencontrados, y la chica no lo aguanto.

— Es este momento donde me abrazas...  — empezo a bromear — Me dices que me extrañabas, que la vida no es lo mismo sin mi... — canturreo balanceando sus pies.

Soltó una risa, tenía el tono más grave que antes, la pubertad les había dado fuerte. En un segundo los brazos de Carl fueron a su cintura abrazandola con fuerza, Robin correspondio el abrazo pasando sus brazos por el cuello del contrario. Los corazones de ambos estaban otra vez alegres luego de tanto sufrimiento.

Nuestra querida Robin quería llorar y lo demostraba cuando sus ojos le estaban picando dando indicios de un próximo llanto. La emoción que tenía de volver a tener a (mínimo) un ser querido era tan grande, hace nada sus padres podrían darse por muertos y ahora estaba abrazada al que era su mejor amigo, su confidente y su hermano del alma. Y Carl en el abrazo tenía su mente dando flashbacks de su amistad con la chica con la que se abrazaba.

FLASHBACK

Como todos los viernes, luego de que Carl y Robin salieran de su escuela. Se reunían en la casa de la niña para ver las películas que tenían en la Biblioteca, que en vez de libros tenía DVD's de muchas películas y series.

Ese día los dos mejores amigos estaban disfrutando (o más bien gritando asustados) la película "El titere". Los pochoclos no faltaban junto a la gaseosa y mantas por si hacia frío.

— ¡NO, NO VAYAS AHÍ, NO GRITES, NO GRITES TE DIJE! — gritaba Carl tirando un pochoclo a la televisión.

— ¡No le tires pochoclos! — se quejó la niña pero su queja se volvió en grito de susto ante una escena de la película.

Pasaron la película gritando tanto del susto como los personajes de la película, la luz prendida pero en silencio porque los padres de Robin dormían cómodamente en su habitación alejada de  la sala. El terminar la película fue acabar casi traumados para el dúo castaño, que automáticamente buscaron un canal de dibujitos, viendo Bob Esponja para dejar de sentir ese miedo.

— Bob Esponja.... Bob esponja — cantaba Carl evitando pensar en ese títere, teniendo una manta que cubría su espalda y cabeza, moviéndose de lado a lado.

Robin no intento cantar al recordar un dato que la aterro.

— ¡Tengo un títere! — grito asustando a Carl que casi cae del sillón por eso.

— ¿¡Que!?, ¡Hay que quemarlo! — mañana no estarían hablando de tanto griterío.

Se estarán pensando si en serio iba a quemar un títere, que solo exageraban y no harían cosas como esas. Pero hablamos de Robin y Carl, en serio lo harían, porque para ellos estaban previniendo el ser asesinados por ese títere, no les era peligroso si se estaban cuidando del peligro. No jugaban con la muerte según ellos, solo eran precavidos.

La bolsa de basura tenía el títere dentro y Robin llevaba la Bolsa con Carl teniendo en mano la caja de fósforos y un bate de béisbol del padre de Robin. Dejó la niña la bolsa con el títere en una parte de su patio, donde estaba el cemento, no iban a quemar el pasto.

— Bien, hay que quemarlo — murmuro Carl dándole el bate a Robin, intentando el  prender fuego el fósforo.

Con el niño intentando prender el fósforo, Robin estaba pendiente a cualquier movimiento extraño. Esa bolsa donde estaba el títere no había sido abierta hace años por la menor de los Pietro que no tocaba más el juguete, y si tenía algo adentro más que el títere, lo lamento pero iba a ser prendido fuego.

— ¡AH, SE MOVIO! — grito al ver un movimiento raro en la bolsa.

— ¡GOLPEALO CON ESA COSA DE MADERA! — grito Carl automáticamente.

Ayudandola, ambos niños tomaron el bate con todas sus fuerzas dándole golpes fuertes a la bolsa con el títere, sin volver a gritar o abrir la boca, cerrandola exageradamente que sus labios ni se veían.

Por supuesto que tanto escándalo al punto máximo despertó a los padres de Robin, que confundidos y preocupados por los ruidos de golpes se salieron de la cama con rapidez bajando la escaleras a pasos rápidos y cortos.

— ¡Carl, Ro...!, ¿Bin? — Josh quedó sin entender porque su hija y el mejor amiga de esta mataban a golpes con su bate una bolsa.

— ¿Cariño, que hacen? — su esposa, Kendall, se acercó a los dos menores que negaron sin abrir su boca — ¿Que?, ¿De que hablan?

Haciendo ruidos de negación con sus bocas cerrada (no se les entendía nada) fueron alejados por Josh que los tomó del brazo dejando que la mujer adulta abriera la bolsa.

— ¡No, mamá, ahí esta el títere! — grito Robin rindiéndose a no hablar — ¡Llevame a mi, no a mi mamá! — lloriqueo un poco.

— ¡No, llevame a mi, soy carne fresca! — Carl igual se rindió dejando más confundidos a los mayores.

— ¡NO PUEDO CREERLO, ROBIN VERÓNICA PIETRO!

Oh, oh... El que tu madre usará tu nombre completo significaba que la habías cagado. Y lo fue cuando su mamá mostro la cajita de música que le pertenecía a su madre.

— Yo... — murmuro sin ver justificación a eso, viendo que atrás el títere tenía la forma de un gatito tierno, estando destruido por sus golpes y los de Carl.

— Estas castigada, y contigo... — señaló al niño — Hablare con tus padres a ver que dicen.

Con furia y asustando a los menores, Kendall Pietro se fue de la escena, los dos amigos tragaron saliva bruscamente queriendo escapar, pero sus brazos estaban agarrados por Josh.

— Ni crean que se escapan, están castigados de por vida — los burló un poco el hombre y los niños pucherearon.

SOLO QUERÍAN EVITAR SU MUERTE, desconsiderados.

FIN DEL FLASHBACK

— Te extrañe — susurro — La vida no es lo mismo sin ti.

— No debias decir eso literalmente — bromeó la chica.

— Arruinas el momento, Pietro — dio un apretón en el abrazo que hizo reír a la joven.

— Es mi especialidad — devolvió la acción apretando ella en el abrazo.

Su olor era distinto, varonil, con una fragancia atrapante, su cabello estaba largo, no sabia Robin como Lori lo dejaba andar así, sabía bien como ella no le gustaba que Carl lo tuviera largo, decía que era más ordenado tenerlo así de corto. Para poder mirarse mejor rompieron el abrazo.

— Tienes el cabello largo.

— Tienes el cabello cortó.

Hablaron a la vez, cosa que los hizo reír otra vez, irradiaban alegría. Volverse a ver era tan grande como la vez que Robin escapo de una horda de 100 caminantes.

— No pensé que Lori te lo dejaría largo.

Se arrepentio, se arrepentio en ese momento de su comentario por su reacción. Dolor, culpa, tristeza, todas las emociones más deprimentes estaban en el cuando menciono a su madre, debió preguntar y no afirmar algo que no era. Tomo sus mejillas brindándole caricias en estas, la había cagado.

— Rob.... Lori, mamá — hablaba cortado, parecía que le costaba decirlo — Ya no está aquí.

Su mundo se vino abajo, en ese instante solo atino a derramar las lágrimas que tenía acumuladas y abrazar otra vez a Carl. Quería verla y se enteraba que murió, Lori era una gran madre que te cuidaba, te daba una libertad y está a pendiente que estés bien, era su segunda madre.

Algún día serás parte de esta familia oficialmente, Robin.

Eres una pequeña Alien, Rob.

Siempre serás mejor que ellos, recuerdalo.

Lo recordaba bien, muy bien. Momentos con Lori los tenía guardados en su mente como con todos lo que ella amaba, y no quería dejarlos en el olvido jamás. Era lo único que la mantendría con vida sentimentalmente.

— Lo lamento... — susurro, no tendría que haber hablado, Carl había perdido a su madre y se lo habia hecho recordar.

— Descuida, no sabias — le sonrió de costado entendiendo a la castaña.

En silencio incómodo se sentaron en la cama, sus dedos rozaron y por inercia, sus meñiques se entrelazaron aligerando el ambiente. Robin suspiro con profundidad atreviendose a preguntar algo.

— Ella... ¿es uno de ellos?

La imagen de esa mujer, de pelo largo castaño, en ese cuerpo que estaba tan cuidado... Transformado en un caminante, con la piel podrida, sin alma, caminando soltando gruñidos, con algunas parte que no tendría piel y el cabello que antes se encontraba cuidado, en ese momento sería el cabello más feo que habrías visto. Una imagen para nada agradable y dolorosa de pensar para la adolescente de ojos marrones. No se atrevió a preguntar más que eso, no quería darle más recuerdos malos a Grimes.

—No, no deje que fuera asi. Detuve que pasará.

Detuve que pasará. El cerebro de Robin repitió eso dicho moviendo la cabeza al costado encarando a Carl que miraba un punto cualquiera, limpio sus lágrimas para no verse mal.

— ¿Tu lo hiciste? — bajo la cabeza Carl, sin decir nada, ya era respuesta eso — Oh Carl... — murmuro pensando en lo que había hecho.

Se acercó más a el dándole un abrazo de costado ocultando la cabeza de Carl en el hombro de Robin. Había hecho eso, le había sacado la vida a su madre pero por lo menos no la dejó convertirse, le hizo un favor a Lori.

— Aun te quiero — le confeso cambiando de tema usando un tono bajo, sabiendo que esta la escucharia.

— Yo también te quiero — hizo una pausa.

Quería decir algo más, se notaba. Porque la boca de Carl pensaba en tantas cosas como que Robin había sido sin saberlo el sustento de el para poder sobrevivir una vida de mierda como aquello que vivía.

— Gracias.

— ¿Por que? — se confundió.

— Por volver.

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