4: Que la fuerza los acompañe
ALTO AHÍ, MANOS ARRIBA. Y Lee mi historia si te gusta el "Número Cinco" De "The Umbrella Academy", listo, puede retirarse a leer.
Definitivamente Robin sentía que la bañera ya no era blanca, estaba marrón, sucia, ¿Y por quien?, por ella.
Con ropa nueva de parte de Enid, la chica volvió a la casa pidiendo el baño por un largo rato, más bien la ducha. Tenía mugre hasta en las uñas, las piernas muy peludas, bueno, de donde saliera pelo (excepto la cara) estaba con mucha cantidad. Gracias a Maggie pudo depilarse, ya que le había dejado una maquinita de afeitar, la heroína del día.
No sabía cuanto tardo, solo sabía que cuando salio, quería verse en el espejo, la emoción de admirar su rostro limpio y cambiado la carcomian. Frente al espejo (luego de estar completamente aseada) Robin paso su mano por el vidrio sacando lo empañado que estaba... Ni se reconocía. Sus facciones estaban más definidas, sus dientes más parejos (siendo que la mitad de los de leche se le salieron), su cabello largo y marrón tirando a negro por el agua, sus labios eran más grande de cuando era niña. Y su cuerpo (que estaba tapado por una toalla) le sorprendía, sabía que era más alta pero el verse por completo la dejó pensando en lo alta, y en lo cambiada que estaba. Su piel sin mugre, su cabello mojado sin hojas o hasta polvo en el.
Tomo el peine que se encontraba, despeinando ese cabello que no era peinado hace años. Pasaba el peine trabandose por los nudos, se daba tirones con fuerza para poder desenredar todo el pelo. Llevó su tiempo dejarlo como si fuera el pelo perfecto de las Barbies o las bratz, las últimas siendo las muñecas con las que Robin jugaba de niña.
Limpia y totalmente arreglada en el tema de aseo, se fue del baño al cuarto que tendría la ropa de Enid junto a unas toallitas femeninas, conseguidas porque le pidió que le diera algunas por si le venía. El cuerpo de Robin estaba en crecimiento aún y el que le viniera era común, e incómodaba mucho por la situación del mundo.
Debía estar lista, y ahora con las toallitas estaba confiada que no pasaría como las demás veces. Consejo, si viene el fin del mundo, no importa si tienen hasta 3 años, LLEVEN TOALLITAS FEMENINAS.
Se puso la ropa que constaba de un pantalón, una camisa a cuadros gris con púrpura, las botas marrones y remera blanca. Estaba fresca, el calor que había llegado a sentir se fue cuando el agua chocó su rostro y todo su cuerpo, más liviana que antes fue al primer piso encontrando a Enid apoyada en el marco de la puerta.
— Hey, Olivia me mando a darte esto — en sus manos había un poco de sopa — Me obligó a venir.
— Pobre ti — hizo un puchero de manera burlesca e Enid rodo los ojos — Creo que la cocina esta cerca.
Las manos de Enid estaban ardiendo por la sopa, así que la chica tuvo que apresurar el paso dejando la ropa en la cocina. Lugar donde estaba Carol viendo lo que había en la heladera, al ver a las dos chicas entrar cerro lel refrigerador.
— Chicas, ¿y eso?
— Lo trajo Olivia, es para mi — alardeo moviendo su cabello hacia atrás — Agh, esto es muy largo.
— Demasiado diría yo — le siguió la idea Carol — Si quieres te corto el cabello.
— No, esta bien. Lo cortare yo, solo hay que buscar tijeras y listo — despreocupada explicó la adolescente.
— Conozco a una peluquera si quieres, tiene tijeras y todo eso — ofreció Enid y Carol asintió.
— Si, Jessie hace lindos cortes. Podría hacerte algo lindo — le sonrió de costado a Robin, la cual se había sentado en la mesada de la cocina.
— Podría ser, pero tengo hambre — confeso con una mueca.
— ¿No comiste nada desde que llegaste? — la chica negó ante la pregunta de Enid.
— Creo haber visto unas galletas, sino hay cereal.
Se sintió conmovida que Carol estuviera andando de aquí para allá buscando comida para darle. Había cereal y como el hambre de Robin no tenía preferencias (menos luego de comer ranas) accedió al cereal, por cortesía le preguntó a Enid y como la mirada de Carol era tan dulce ella acabo aceptando.
Preguntarán si nuestro niño de ojos azules hijo del líder del grupo merodeaba cerca, pero no, Carl se fue antes que Robin llegará a verlo.
Las dos adolescentes fueron alimentadas con cereal y un poco de jugó de parte de Carol. Para matar el tiempo Enid había traído un cómic de la Mujer Maravilla, así que las dos comiendo su cereal lo leían, comentando de vez en cuando cosas de lo que pasaban.
— Daiana puede pisarme la cara y le diría gracias — luego de lo dicho, Robin comió un poco del cereal.
Su estómago estaba un poco lleno, se sentía con más ánimo que antes, notándose cuando ella contestaba con mucha más euforia que horas pasadas.
— Oye... Es mía — Enid bromeando uso una voz aguda.
— Entonces, Steve es mío.
— Esta muerto.
— Carajo, si es cierto — se quejó Robin siendo el hazme reír de Enid.
Siguieron así un rato hasta acabar el cereal y el jugó. Negando que Carol limpiará el plato hondo, el vaso y la cuchara, ambas lo hicieron, Enid lavando y Robin secando.
— Te lo aseguró, son algo tarados, pero es lo que hay.
Como Robin necesitaba corte de pelo la llevó a la casa Anderson, ya que esta, conocería a los "tarados" Que tenían su edad. Enid le advertía como esos chicos eran algo idiotas pero que dentro de todo, se los quería.
Estando en frente del hogar Anderson, Enid tocó la puerta siendo abierta minutos más tarde por una rubia de cabello largo y sonrisa amigable.
— Oh, Enid y.... — fruncio el ceño ante la nueva chica.
— Robin. Nueva por acá, hace... Horas.
— Jessie. Wow, tu cabello es muy largo — abrió sus ojos más de lo normal la mayor y Robin río asintiendo.
— Si me lo cortas, serias mi persona favorita — le afirmo — Queria cortarmelo y me dijieron que eres peluquera.
— Tengo buen ojo en esas cosas, si...ven — entraron a la casa. Enid no hablaba mucho, bueno, en realidad no habló — Cariño sube, están jugando videojuegos.
La callada asintió dándole una despedida con un saludo militar a Robin, subiendo a pasos fuertes y rápidos a la habitación donde estarían los dichosos adolescentes. Con Robin sola siendo atendida por Jessie, le pasó una toalla para que el cabello cortado no le cayera en la ropa y la sentó en una silla.
— ¿Que te paso en el brazo? — dijo al notar el brazo vendado.
— Accidente con vidrio buscando un poco de provisiones, nada raro — explicó quedando callada después de eso.
— Tienes la misma edad que Enid al parecer — le buscó más charla la mayor comenzando su trabajo peinandole el pelo primero.
— Si, eso creo. Tengo dudas sobre cuantos años tengo — confeso, había buscado el tener la cuenta pero el calendario que tenía lo perdió hace tiempo.
— Mi hijo, Ron igual parece de tu edad. Te agradaran, son buenos chicos.
— Eso espero — susurro escuchando el sonido de la tijera cortando su cabello.
Adiós cabello, que la fuerza te acompañe.
(....)
Jessie era buena onda según Robin. Le contaba que hace poco un hombre llegó con su grupo y era el Sheriff, sin duda ese hombre le dejó la duda, quería ver al policía que haría justicia por esta comunidad, pensarlo así le era gracioso a Robin Pietro, necesitaba conocerlo.
También hablo sobre su familia, sus hijos, y su esposo, aunque hablaba muy incómoda sobre ese hombre, el tono era bajo y lastimero, la felicidad que tiraba esa mujer se iba e intrigó a Robin, teniendo la intención de averiguar el porque de esa incomodidad, dejó de hacerlo cuando Jessie cambio de tema tan rápido sobre su esposo, no tenía ganas de hablar de el y tuvo que respetar eso.
Su cabello quedó dos dedos abajo de los hombros, perfecto. De niña siempre se lo quería cortar pero su madre nunca la dejaba porque "las mujeres grandes podían cortarse el pelo", para Robin desde niña eso fue estúpido pero pelear con su madre de eso era inútil.
Le agradeció por el corte y ayudó en recoger los pedazos de pelo que estaba ya fuera de su vida. El ser cortes lo tenía incorporado desde niña, no lo usaba casi nunca pero si era la niña más educada cuando era necesario. Antes era la dulce Robin cuando el director quería saber si era verdad que había jalado el cabello de su compañero que intentaba tomarle la mano, ahora le tocaba ser totalmente educada con las nuevas personas de la comunidad en su inicio para que no la quisieran matar.
Al terminar de ayudar a Jessie, fue al cuarto que le dijo que era de Ron, su hijo, que tendría su edad o la aparentaba. Tocó la puerta con los nudillos encontrando a un chico, este tenía en su pelo algo parecido al gel, ya que no tenía casi mechones en su cara, algunos si, y estos tenían ondas.
— Oh, debes ser la nueva — soltó al recordar lo poco que dijo Enid sobre Robin.
Lo poco era "es la nueva".
— No, ¿sabes?, soy una chica que estuvo encerrada años en un sótano de esta comunidad y recién ahora me dejan salir — dijo con sarcasmo, de fondo escuchó risas leves.
— Deberías ser Enid y no hablar — avergonzado Ron respondió a su defensa.
— Si tanto te molesta mi sarcasmo, puedo ir a comer galletas con Jessie — no se iba a quedar callada, y el ser cortes con otros adolescentes le valía. Los adultos siempre decidían todo, era al pedo para Robin ser amigable siempre con otros chicos de su edad.
— Ya Ron, es nueva — otro chico de la habitación fue a Ron tomándolo del brazo alejandolo de Robin — Soy Mikey, ella es Enid — hablaba tan amable ese chico que Robin lo trato igual.
— La conozco, me dijo sobre ustedes — respondió adentrándose a la habitación.
Había otro chico que no notó al instante Robin, pero este si la vio a ella. Ante sus ojos, la chica que tenía en frente era hermosa y le resultaba familiar, sus facciones tenían algo que hacía que la sintiera conocida a la nueva, además su sarcasmo había llamado la atención de Grimes.
— Bien, falta entonces a Carl.
Hicieron contacto visual, el nombre y esos ojos azules eran parecidos a los de Carl Grimes, pero no podía ser el, ¿no?. Pero esos ojos azules profundos, la piel levemente pálida y el cabello castaño, las partes del rostro de ese Carl le hacían sentir familiar a la chica.
— ¿Te llamas Carl?
— S... Si — la vista de ambos no era interrumpida y no era cortada por ninguno — ¿Tu te llamas...?
— Robin — sonrió y el imitó la acción.
— Robin — repitió su nombre sin dejar de verla.
La voz no era la misma, pero era obvio. El cerebro de Robin procesaba el como sería Carl Grimes de adolescente, y Carl procesaba el como sería Robin Pietro de adolescente. Estaban en un trance viendo si podía ser el y Carl viendo si podía ser ella, pero todo se fue al carajo cuando tomaron los hombros de Robin.
— Enid casi siempre Lee Comics — hablaba Ron — O puedes jugar con nosotros.
No era tan amante de los videojuegos, jugaba, si, pero no era algo que le gustara hacer mucho. Retrocedio hasta la cama con Enid, sentándose y recibiendo un cómic de parte de la chica.
— Oh, ¿no te gustan los videojuegos? — pregunto Mikey.
— No es eso, no soy tan fan, y ademas... Soy pésima perdedora — tuvo que admitir haciendo reír un poco a Carl que no dudó en preguntar.
— ¿Pero eres buena?
— Del 1 al 3, soy un tres — era un decir, no admitia que era la peor, pero tampoco que era la mejor. Y eso lo tenía desde niña la pequeña Robin.
— Linda forma de responder — murmuro estando aún embobado con Robin.
CARAJO ES MUY PARECIDA, AYUDA. Era más fácil matar caminantes que esto según el adolescente Grimes.
— Una pregunta niño — lo único que podía confirmar todo era una sola cosa — ¿Tienes apellido?
Todo bien con ellos, pero ni Ron, ni Mikey, ni Enid entendían que carajos estaba pasando.
— ¿Acaso importan los apellidos? — touch.
— Si no respondes, te tiro por la ventana —intento amenazar.
— Grimes, Carl Grimes.
NOTAS:
La verdad al inicio quería editar esto de Ron pero... No puedo, Robin nació para odiar a Ron y Ron para odiar a Robin ahre JDJSJAJA
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