Capítulo 26: ¿Me escuchas?
N/A: Tómense el tiempo (si pueden, claro) de escuchar la canción que dejé, habla mucho sobre lo que Alexander siente y es mi favorita del cantautor Sufjan Stevens <3.
Me encontraba en completa obscuridad, la única luz que me hacía seguir adelante se desvaneció, como aquellas palabras que me dedicó antes de despertar. Ya no queda nada del Takumi que conocí o del que me enamoré...solo queda una persona llena de odio...todo por mi culpa...mi maldita culpa y ahora me encuentro aquí, tirado en el piso, con mi mano herida...como un patético y cobarde, eso es lo que soy y siempre lo seré, ¿pero saben qué? no puedo más, no puedo con esta presión que siento en el pecho que me impide respirar con normalidad, no puedo más con este dolor agonizante que, a pesar del punzante dolor que siento en la mano, el que tengo dentro me duele aún más y sé que nunca cambiará entonces...¿para qué seguir? tampoco me queda algo por el cual luchar...¿lucho por Takumi? ¿él quiere eso?..no lo sé...lo único que sé, es que no podría aguantar que me tratara de la misma forma, terminaría rompiéndome delante de él y no quiero que me vea de esa manera.
¿Entonces qué?..lo sabes Alexander...solo...tan solo tienes que dejarte ir y todo acabará.
Y así, con mis lágrimas aún cayendo sin control, cerré mis ojos y me dejé abrazar por la obscuridad.
Abrí mis ojos con lentitud, parpadeando varias veces, ya que la luz que transmitía el foco en el techo me molestaba.
¿Dónde estoy? Observé mi alrededor, reconociéndolo inmediatamente. Me encontraba en mi habitación y también había un bulto que estaba afirmado en mis piernas.
—¿Daniel? —pronuncié, casi susurrando.
Él rápidamente levanta su cabeza y me ve, aliviado. Me sorprendí; tenía los ojos rojos y aún podía ver unas cuantas lágrimas en sus mejillas.
—¡¿En qué estabas pensando?! —gritó, para luego darme un pequeño golpe en la cabeza.
—Está bien pero...no grites —sentí una leve punzada en mi cabeza, la cual se traspasó a mi ojo izquierdo.
—¡Nada está bien! ¡No sabes cuanto me preocupé! —frunció el ceño.
—Tranquilo, no tienes que preocuparte...así que, deja de gritar.
—¡Cuando llegué estaba todo el suelo lleno de sangre y tú tirado en el piso desmayado! —pronunció, ignorando por completo mi comentario anterior— ¡¿CÓMO QUIERES QUE NO ME PREOCUPE?! —gritó, para luego comenzar a llorar desconsoladamente, hasta podía ver como le caían moquitos de la nariz.
—Ya, tranquilo —levanté mi mano derecha, la cual estaba vendada, y lo abracé, él me abrazó con fuerza.
Después de unos minutos, él se tranquilizó.
—¿Qué es lo que pasó? —dejó de abrazarme y se sentó en la cama, mirándome con seriedad.
—Nada importante —desvié la mirada.
—No me mientas...¿tiene que ver con Takumi?
Asentí con la cabeza. Pude escuchar un suspiro por parte de él.
—In...¿Intentaste suicidarte?
Me quedé callado. Realmente no creo que se le pueda llamar de esa forma.
—¿En qué estás pensando Alexander? —pronunció por lo bajo, con un tono de voz triste —¿olvidaste que alguien depende de ti en este mundo?
...
Abrí los ojos como plato, ¡Midori! ¡por dios, lo había olvidado por completo!
—Eres la única persona que le puede entregar el cariño que ella quiere ¿y pensabas dejarla sola?
—¡No! —lo miré con rapidez— yo...
—Entiendo que lo tuyo con Takumi no haya funcionado y también entiendo que te sientas así pero tienes que salir adelante por ella.
Agaché la cabeza. Tiene razón, no puedo dejar que este dolor me ahogue hasta llegar al punto de no poder respirar, tengo que aguantar como pueda por ella, después de todo le hice una promesa y quiero que...por lo menos...ella no me odie.
—Y sabes que por cualquier cosa, yo estoy aquí para ti —me sonrió, transmitiendo calidez.
—Gracias —le sonreí de igual forma.
—Bien, ahora tienes que descansar porque perdiste mucha sangre —pronunció, para luego ponerse de pie.
—Pero abajo—
—Tranquilo, yo arreglé todo, solo descansa —apagó la luz y cerró la puerta.
Cerré los ojos y me di vuelta hacia el otro lado.
Aún sentía como mi pecho apretaba con fuerza mi corazón, solo la imagen de Midori en mi cabeza alivaba un poco ese dolor pero...
¿Realmente podré con esto?
Suspiré.
No quiero volver a soñar con él...
*
Ya a la mañana siguiente, me desperté a las 7, me bañé, cambié la venda de mi mano ya que estaba un poco manchada con sangre y bajé. Me dirigí a la cocina para prepararme algo pero Franchesca se me había adelantado.
—Buenas días amor —me dedicó una gran sonrisa.
—Buenos días —le sonreí, para luego sentarme y prepararme un café.
—¿Por qué estás tan arreglado? —preguntó, sentándose a mi lado.
—Lo siento, no te conté.
—¿Mh? ¿Qué cosa?
—Hace un tiempo me ofrecieron un trabajo mejor en una empresa asociada con la que estoy trabajando y bueno...ayer acepté.
—¡¿Enserio?! —me miró muy sorprendida— ¡Estoy realmente muy feliz por ti cariño!—esbozó una gran sonrisa.
Yo se la devolví. ¿Estarás feliz de que no vuelva a ver a Takumi? Todavía no olvido que me escondes cosas y lo más probable...que sepas sobre la relación que teníamos...teníamos...ayer, quería hablar con ella sobre todo esto, para poder dejar las cosas claras y disculparme como se debe por engañarla, resolviendo todo para luego poder estar con él pero...como están las cosas...ya no tiene caso, ¿para qué? pelearíamos sin un fin y además, crearíamos un ambiente tenso para Midori y no quiero eso...ahora solo quiero estar relajado y cuidar de ella...solo eso.
—¿Midori sigue durmiendo? —pregunté, mientras me llevaba un pedazo de pan a la boca.
—Sí, quedó muy cansada por lo de ayer —seguía sonriendo— sumando el paseo que nos dio Mai anoche, llegó solo a dormir.
—¿Paseo?
—Camino acá a Mai se le ocurrió la brillante idea de llevarnos a un parque de atracciones precioso que está abierto en la noche cerca del centro, ¡es muy lindo! deberíamos ir los tres algún día.
¿Anoche? Mientras...las imágenes pasaron fugaces por mi cabeza, empezando por la bajada de Yuma del auto hasta estar en la cama con Daniel...¿pasaba todo eso? ¿cómo..? Yuma...es obvio que fue él.
—Hablando de Midori, tenemos que matricularla antes de que se siga atrasando.
—Tranquila, no tienes que preocuparte por eso, yo me encargo —le sonreí, para luego levantarme y dejar mi taza en el fregadero.
—Pero yo puedo—
—No es necesario —la interrumpí— yo lo hago—pronuncié, mientras me dirigía hacia fuera— ya me voy.
—¡Hey! —tomó mi mano con rapidez, impidiendo que me moviera— ¡se te olvida algo! —me di la media vuelta y ella juntó nuestros labios en un corto beso— ahora sí puedes irte - esbozó una gran sonrisa, para luego soltar mi mano.
No siento nada.
—Lo siento —le sonreí— Nos vemos.
Me dirigí a la puerta, tomé las llaves que estaban colgadas a un lado y salí. Hoy puedo tomarme el lujo de ir en taxi así que lo haré.
Dejaré de negarme a mí mismo lo que siento, tengo claro que con Franchesca no siento nada, lo intenté por años pero nunca lo conseguí, entonces ¿por qué me casé con ella a pesar de no sentir amor? pues...por mi padre, fue su último deseo antes de morir de cáncer pulmonar, fumaba mucho, así que no me pude negar y tampoco quise; ellos dos eran todo lo que tenía, gracias a ellos salí del hoyo y si él me pidiera cualquier cosa, lo haría y como ella estaba enamorada de mí, me prometí hacerla feliz, aún sin poder amarla, solo quería devolver el favor de alguna forma pero ayer...estuve a punto de hacer algo egoísta y siento que si tengo una oportunidad parecida, me precipitaré y lo intentaré de nuevo...
Está bien...también dejaré de engañarme sobre lo que siento hacia Takumi pero...¿cuándo pasó? al principio lo podía mandar fácilmente a la mierda, sin embargo ahora...con tan solo recordar su rostro, mi pecho comienza a doler y mi cuerpo quiere sentir su tacto con desesperación...¿realmente me volvió a enamorar..? ¡AH ALEXANDER POR LA MIERDA! ¡Deja de pensar en él, ya todo terminó! ¡Sácatelo de la cabeza!
—Ya llegamos —escuché al conductor, mientras se estacionaba.
—Gracias —saqué unos cuantos yenes y le pagué, para luego bajarme.
Pude sentir como mi estomago se volteó al ver la entrada. Respiré profudanmente, llenándome de determinación y comencé a caminar.
—¡Alexander! —escuché la voz de Natsuki— Tenemos que hablar en el almuerzo...¿Alexander?
En ningún momento la volteé a ver, solo subí en el ascensor y apreté el último botón. Al llegar, me dirigí rápidamente a mi oficina y guardé todas mis cosas en una caja, era la misma en la que había traído mis cosas por primera vez.
Antes de cerrar la puerta, recorrí la habitación con la mirada una vez más.
No he cambiado nada...siento que...estoy huyendo igual que la última vez...
La cerré, caminé en dirección al ascensor, pasando al lado de la oficina de Takumi. No hay problema en llegar e irme, después de todo el tiempo que estuve aquí, nunca me hicieron firmar un contrato, solo tendría que avisar pero...sé que alguien lo va a hacer por mí.
Pasé al frente de la recepción, miré de reojo a Natsuki, ella me miró sorprendida y luego tomó el teléfono. ¿Ven? No es necesario que avise yo.
Al salir, me encontré con un auto negro estacionado frente a la salida. Al lado estaba un tipo vestido con un traje negro y lentes negros.
—¿Es usted Alexander Williams? —me preguntó, apenas me vio.
—Sí...
Con rapidez, me abrió la puerta trasera para que subiera y sin más rodeo, subí.
Miré por última vez la entrada.
Adiós...
*
—¡Alexander! —me recibió un tipo un poco más alto que yo, rubio y con un aura muy brillante, ¿él es Asami verdad?— es un placer tenerte aquí —me sonrió, para luego sentarse, yo me senté delante de su escritorio.
—Gracias por aceptarme —le sonreí.
—Gracias a ti por aceptar la verdad, necesitábamos a alguien como tú con urgencia —pronunció, sin quitar su sonrisa— bueno, hablemos de lo importante —abrió una carpeta, para luego sacar varias hojas— aquí está tu contrato, ten, míralo si quieres —arrastró las hojas hasta mi ubicación.
Yo seguía con la caja en mis manos así que la dejé en el asiento que estaba a mi lado para luego tomarlas.
Eran varias y cubrían todo, hasta accidentes laborales y vacaciones.
—En resumen —pronunció después de unos segundos— y lo más importante, tu saldo será de 150.000 yenes al mes, también—
—¡¿150.000?! —dije sorprendido— ¿no crees que es mucho?
—Yo encuentro que está bien —su sonrisa se desvaneció y me miró serio— mira Alexander, aquí tendrás un puesto muy importante, más importante que el que tiene Takumi en la empresa de su padre, aquí yo soy el jefe, debajo vendrían unos dos y luego tú, Alex, así que la responsabilidad que tienes es mucho mayor que en tu anterior trabajo, es por eso que te daré este sueldo.
Sentí como los nervios subían por mi estómago. Lo más probable es que se me haya notado en la cara, ya que Asami dijo:
—Tranquilo, sé de lo que eres capaz, es por eso que te dejé en este puesto —me sonrió—además, en el peor de los casos, yo me haré responsable.
Lo miré sorprendido, él solo ensanchó su sonrisa.
Realmente confía en mí...¡tengo que dar lo mejor! no puedo ponerlo en aprietos solo por mi falta de confianza.
—Otra cosa importante, tu horario lo establecí de las 8:00 hasta las 16:00 horas. ¿te parece bien?
—¡Sí! No hay problema —le sonreí.
¡Ah, un horario! Hace mucho tiempo que no tengo uno.
—Tienes cara de que hace tiempo no tenías un horario establecido, jajajaja —rió.
—Bueno, trabajar como asistente de Takumi es bastante inestable.
—Me lo imagino, aunque aquí hay un pequeño problema.
—¿Cuál?
—Como el trabajo es mayor, la mayoría se quedan después del horario, lo bueno es que se pagan como horas extras.
—No hay problema entonces —sonreí.
—Bien, entonces, firma si estás de acuerdo —pronunció, dejando un bolígrafo en frente de mí.
Sin pensarlo dos veces, lo tomé y firmé.
Realmente es el mejor trabajo que he tenido en años.
Él guardó las hojas nuevamente en la carpeta y los dejó a un lado, para luego tomar el teléfono que está en su escritorio, hablarle a alguien y luego cortar.
Después de unos segundos, escuché la puerta abrirse, miré, era una mujer.
—Ella es Eri Izumi, mi asistente —pronunció Asami, pude ver que ella hizo una reverencia, yo me puse de pie con rapidez y se la devolví— Eri te guiará a tu nueva oficina.
—Está bien —tomé mis cosas y caminé hacia la salida.
Me mostró mi oficina, la cual se encuentra en el penúltimo piso. Como es mi primer día, no me dieron mucho trabajo así que, ya terminado, comencé a buscar unos cuantos lugares para que Midori pudiera terminar la primaria. Por suerte, encontré uno que se encontraba muy cerca de casa, así que apenas saliendo del trabajo, fui y la matriculé, es un lugar algo pequeño pero confiable.
—¡Papá llegaste! —corrió Midori apenas me vio entrar.
—Te tengo una sorpresa —la tomé y dejé en mis brazos.
—¿Qué es? ¿Qué es?
—El lunes empiezas a estudiar de nuevo —sonreí.
—¡Sí! Tendré muchos amigos nuevos y les podré decir que tengo una familia —pronunció feliz, para luego abrazarme por el cuello.
Pude sentir como mi pecho se apretó aún más.
Y pensar que estuve a punto de dejarla sola...
Le devolví el abrazo, con fuerza, y luego de unos segundos, la dejé en el piso.
—¿Quieres ir al parque? —le pregunté.
—¡Sí! —esbozó una gran sonrisa.
—Vamos —le tomé su pequeña mano y salimos.
—¡No lleguen tan tarde para la cena! —escuché antes de salir.
Por suerte el parque no quedaba tan lejos, así que no caminamos más de 15 minutos y ya habíamos llegado. Ella rápidamente me arrastró al centro del parque y la acompañé en sus historias. En una yo era su príncipe azul y ella la empleada que trabajaba para su madrastra, en otra, era la malvada bruja y yo la chica que cayó envenenada gracias a su manzana, luego ella era Jack Sparrow y yo el capitán Barbossa peleando en una cueva, y por último, yo era Anakin Skywalker y ella Obi Wan Kenobi, luchando con nuestras espadas láser, mientras lava nos rodeaba por todas partes.
Luego de esa gran pelea intergaláctica, yo caí muerto pero del cansancio.
—¡Vamos, una más! —me tomó del brazo y lo comenzó a tirar pero ni si quiera me movía unos centímetros
—Lo siento, ya no puedo más —me encontraba sentado en una pequeña banca— sálvate tú, yo ya estoy muerto —pronuncié con voz dramática.
Ella se rió y luego corrió al columpio.
Ahh...realmente estoy viejo.
—Ella es muy hiperactiva —escuché una voz conocida a mi lado.
Me sobresalté, ya que no lo había escuchado llegar.
—Yuma...¿desde cuándo estás aquí? —le miré, sorprendido.
—Hace un rato.
—...¿Viste..? —le pregunté, refiriéndome a las escenas que había hecho hace un rato.
—Sí, lo vi todo —me sonrió.
Pude sentir como mis mejillas se calentaban.
¡Ah, que vergüenza! Realmente pensé que no había nadie.
—No tiene que darte vergüenza, después de todo, lo padres siempre juegan con sus hijos de esta forma.
¡Sí pero en una interpreté a una mujer indefensa! Aunque...
—¿Qué haces aquí?
—Vengo aquí a menudo ya que es el parque que me queda más cerca.
—Deberías dejar de hacerlo...
—¿Mh? ¿Por qué? —me miró, sorprendido.
—Bueno...yo sé los motivos pero...no es muy bien visto que un hombre mayor se siente a ver a los niños varias veces a la semana —sonreí, incómodo.
—No lo había pensado de esa forma... —agachó la cabeza.
—¿No te gustaría adoptar? —le pregunté, después de varios minutos de silencio.
—No...no me siento preparado para eso, tampoco tengo la fuerza...
Miré a Midori. Ella estaba a punto de tirarse por un tobogán y cuando me vio, me movió la mano con una gran sonrisa para luego dejarse llevar.
—Créeme que cuando ya está contigo, gracias a ellos tienes la fuerza para seguir —pronuncié por lo bajo pero lo suficientemente alto para que él me escuchara.
Pasaron varios minutos, él seguía con la cabeza agachada.
—¿Qué pasó entre Takumi y tú?
—Nada importante...
—Supe que te fuiste de la empresa.
—Me ofrecieron un trabajo mejor, no había por donde perderse.
—¿Qué te pasó en la mano?
—Me pasé a cortar con un cuchillo, no es tan grave.
—Dime la verdad...puedo ver en tus ojos que no estás bien.
—Solo... —suspiré— terminó lo que tenía que terminar —agaché la cabeza.
—Ustedes sí que son complicados —susurró pero igual pude escucharlo.
—¿A qué te refieres? —lo miré, sorprendido.
—¿Enserio tengo que decirlo? —igual me miró— los dos saben perfectamente lo que sienten uno por el otro y mira como están.
—Las cosas no son tan fáciles...
—No lo son cuando tú quieres que no lo sean —pronunció, serio.
Me quedé callado y desvié la mirada.
No quiero admitirlo pero...creo que tiene razón...
—¡Ah! Usted es el amigo de papá —escuché la voz de Midori, acercándose a nosotros.
—Hola pequeña —le sonrió Yuma.
—¡Hola! ¿quieres ir a jugar? papá ya está cansado —ella le tomó la mano.
—Jejeje —reí, exhausto.
—S-Sí —escuché que tartamudeo, yo lo miré, se veía nervioso.
Los dos caminaron hacia el tobogán, luego vi que Midori tomó un palo delgado que estaba en el suelo y le pegó en las piernas. Reí al ver la expresión de asombro por parte de Yuma, luego, él también tomó un pequeño palo y comenzaron a luchar.
Observé a Yuma, sonreí al verlo tan feliz. Hace tiempo que no lo veía de esa manera.
Sin querer, las palabras de Asami cruzaron por mi cabeza, "más importante que el que tiene Takumi en la empresa de su padre". Ahora que lo pienso, no tenía idea que era la empresa de su padre...bueno, con Takumi no tuvimos tiempo de sentarnos y conversar de la vida o de lo que nos pasó el tiempo que no estuvimos juntos.
No conozco a Takumi y él no me conoce a mí...y ahora estoy intentando olvidar a una persona que no conozco...¿cómo pasó?
Y así pasaron los días, la semana y por último el mes.
Me encuentro en el baño de la empresa, mojándome la cara. Me siento exhausto.
Esta semana, todos tuvimos trabajo muy pesado y ahora por fin, lo habíamos terminado.
Miré el reflejo en el espejo.
Hace un mes que no se nada de Takumi. A veces Yuma y Mai van a casa pero no hablamos del tema, cosa que se los agradezco pero...aún así...yo...deseo verlo...
En ese momento ocurrió.
Sentí como el dolor de cabeza que había aguantado hace días comenzó a incrementar, dando fuertes punzadas en mi frente, traspasándose a mis ojos.
—Ahhh, mierda —susurré, llevando mi mano derecha a mis ojos, para luego cerrarlos, esperando que dolor desapareciera pero pasó al revés. Pasaron de punzadas a sentir que alguien apretaba con fuerza mi cerebro. Rápidamente llevé mis dos manos a la cabeza— ¡AHHHHHHHH! —grité, el dolor era cada vez más y más fuerte.
Mi cuerpo no resistió más y caí al suelo. Pero de un momento a otro, el dolor cesó. Quité mis manos lentamente y luego abrí los ojos. Ya no estaba en el baño, por alguna razón estaba de pie en una habitación, la cual sentía que había visto antes. Intenté moverme pero no podía.
Después de unos segundos, el cuerpo se movió por si solo, saliendo de la habitación para luego bajar unas escaleras. Por suerte, antes de bajar había un espejo y pude ver el cuerpo en el que estoy.
¿Soy yo?
Ya abajo, tomé un abrigo que estaba colgado justo antes de la entrada principal.
—Hijo por favor, escúchame —escuché una voz que no había escuchado hace años.
—No, está decidido, volveré y hablaré con él —pronuncié, intentando tomar la perilla de la puerta pero el sujeto tomó mi brazo con rapidez y me dio la vuelta.
Papá...
—¿Es que no lo entiendes? Él no te quiere, si vuelves te puedes encontrar cosas peores, es mejor que te quedes —apretó mi brazo con fuerza.
—Eso lo veré —me zafé de su agarre e intenté salir.
Pero sentí como mi cuerpo cayó pesadamente al suelo, volviéndose todo obscuridad.
Sentí un fuerte dolor en mi cabeza así que abrí mis ojos rápidamente.
Me encontraba amarrado en los pies y en las manos; en mi cabeza, sentía que tenía algo pesado en ella pero no podía ver qué era.
—Como no quieres hacerme caso, tendremos que hacerlo a la mala —pronunció.
Miré al frente, encontrándome con mi padre, el cual tenía una gran sonrisa en su rostro.
—¿Qué..? ¡AHHHHHHHHHHHHH! —grité con fuerza, sentía un gran dolor por todo mi cerebro, el cual se traspasaba a mi cuerpo pero en menor intensidad, el foco era mi cabeza.
Me levanté con rapidez. Mi respiración era agitada y sentía como gordas gotas de sudor caían por mis mejillas. El dolor de cabeza volvió al escuchar un fuerte pitido, el cual provenía de la máquina que estaba a mi lado.
Rápidamente llegó una enfermera e hizo que me volviera a tumbar.
—Tranquilo señor, ¿qué pasó? —me preguntó, mientras revisaba la máquina y los líquidos que estaban conectados a mi brazo.
—Solo...fue una pesadilla —pronuncié cansado.
Pero, ¿en qué momento me trajeron a un hospital?
—¡Alexander! —escuché la voz de Franchesca entrando a la sala— ¿estás bien? ¿qué pasó? —se le escuchaba preocupada.
—Está bien, ya está estabilizado, solo fue un mal sueño —nos sonrió— cualquier cosa, me llaman —dijo, para luego salir de la habitación.
—¿Desde cuándo estoy aquí? —le pregunté.
—Hace 5 horas, un colega tuyo me llamó con tu celular que te traía al hospital porque te había encontrado inconsciente en el piso, ¿qué te pasó allá?
—Nada importante, solo me dolió un poco la cabeza y no recuerdo más...¿y Midori? —apenas pronuncié.
—Tranquilo, la dejé con una amiga, será mejor que descanses.
—Así que despertaste —vi que un tipo entró a la habitación, por como iba vestido, deduje que era el doctor— ¿cómo te sientes? me preguntó, acercándose a los pies de la cama.
—Cansado.
—Bueno, por lo que puedo ver y lo que el señor que te trajo dijo, diría que tuviste un colapso por estrés pero aún así te haremos exámenes para estar seguros, ¿hay algún problema?
—Ehhh, mi trabajo...
—No tienes que preocuparte por eso, le di un certificado médico a tu compañero para que se lo entregue a tu jefe, ese papel sirve por una semana, si empeoras haré que manden otro, no hay problema —sonrió— ahora solo tienes que descansar y comer bien —pronunció, para luego salir de la habitación.
—Vamos duerme, yo estaré aquí —dijo Franchesca, mientras acariciaba la cabeza.
Yo cerré mis ojos.
¿Por qué tuve ese sueño? Se sintió todo tan real.
Me sentía más cansado que antes, con hambre y con mucha sed. Abrí mis ojos, estaba todo muy obscuro pero aún así podía ver un par de cosas que estaban cerca.
—Ale...—escuché una voz femenina a lo lejos, por alguna razón no la reconocía.
—¿Quién...está ahí? —pronuncié apenas, casi en un susurro.
—Soy yo... —se escuchaba triste.
Comencé a escuchar unos pasos que venían a mí por el frente, poco a poco la vi pero no podía recordar quién era.
—¿Quién eres? —le pregunté, para después toser con fuerza, sintiendo como mi garganta se raspaba con cada movimiento.
—Por Dios —se llevó las manos a la boca y comenzó a llorar desconsoladamente— perdón...por favor, perdóname...
En ese momento, un nombre apareció en mi vacía mente.
—Franchesca... —susurré, de manera involuntaria.
—¿M-Me recuerdas? —ella se acercó y acarició mi mejilla.
—No...
Me miró con tristeza pero solo por unos segundos, para luego sacar una botella de un bolso que traía. Con lentitud me dio el contenido y yo me lo acabé por completo.
—Tengo que sacarte de aquí —pronunció seria, inspeccionando las esposas que me amarraban a la silla.
Sentí un agudo dolor en la cabeza para después comenzar a recordar todo. La miré con desesperación y otro nombre apareció pero no solo eso, también recuerdos junto al nombre.
—Takumi —susurré— tengo que ir con él —comencé a forcejear con las esposas—Franchesca...sácame de aquí.
—Me recordaste —sonrió.
De repente, escuché un fuerte sonido proveniente de arriba y yo sabía perfectamente lo que venía después.
—Tienes que esconderte, ahora.
—¡No! No me iré de aquí sin ti —pronunció, decidida.
—Pero—
—Vaya —me interrumpió— así que no estabas solo.
Esa voz.
—¡NO SE TE OCURRA TOCARLA! —grité lo más fuerte que pude.
—Claro que no lo haré si ella —le sonrió, para después apretar su brazo con fuerza— vamos querida, tenemos que hablar.
—¡SI LE HACES ALGO JURO QUE TE MATARÉ! ¡SÁCAME DE AQUÍ VIEJO DE MIERDA! ¡QUE ME SAQUEEEES! —grité con todas mis fuerzas, hasta pude sentir que hacía daño mis cuerdas vocales.
Pero él me ignoró por completo, cerrando la puerta, dejando la obscuridad como mi única acompañante.
Abrí mis ojos rápidamente.
—Buenos días Alexander —me sonrió la enfermera.
—Buenos días... —intenté sentarme pero no pude.
—¿Le pasa algo? —se me acercó, preocupada.
—Me siento cansado , ¿podrías?
—Claro, no hay problema —ella me tomó y me ayudó, sentándome por fin— es raro, has dormido como 6 horas y sigues así...
—Tengo hambre y mucha sed.
—¡Ah sí! Te traeré comida inmediatamente —pronunció, para luego salir.
¿Otra vez fue un sueño?
Miré el reloj, eran las 1 de la tarde, luego miré hacia la gran ventana que había, la cual dejaba que la luz del sol entrara sin ningún problema.
¿Por qué tengo estos sueños tan extraños?
—Me dijeron que habías despertado así que, ¿qué tal te sientes?—entró el mismo doctor de ayer.
—Más cansado —le sonreí, apenas.
—Mh...que extraño, bueno, los exámenes que te mandamos hacer con tu sangre salieron buenos, descartamos varias enfermedades, entre ellos la anemia, que podría ser un causante de tu cansancio excesivo...dime, ¿sentiste algo antes de desmayarte?
—Me dolía mucho la cabeza, desde hace semanas me dolía pero ayer incrementó.
—Espero que no sea un daño cerebral —murmuró pero de igual forma, le escuché.
—¿Daño cerebral? —le pregunté confundido.
—Sí, puede ser pero tranquilo, aún hay muchos exámenes que hacer así que todavía pueden ser muchas cosas —me sonrió.
Daño cerebral...mente frágil...esto no me está gustando.
Después de los exámenes, ya de nuevo en mi habitación, caí nuevamente, gracias al cansacio extremo que sentía.
Abrí mis ojos con rapidez al sentir un agudo dolor en mi cabeza. Reconocía perfectamente a la persona que estaba delante de mí y a la que se encontraba frente a una máquina que no reconocía.
—¿Y bien? —preguntó la persona que estaba delante de mí, mi padre.
—S-Sácame de aquí —pronuncié apenas pero seguro.
—Otra vez —le habló a la otra persona.
—¡AHHHHHHH! —grité con fuerza.
Podía sentir como la electricidad rebotaba en mi cerebro con fuerza, causándome un gran dolor.
—¿Y ahora? —pronunció, después de que el dolor había cesado.
—¿P-Por qué...me haces esto? —pronuncié, con dificultad.
—¿Todavía no te das cuenta? —se me acercó, con una gran sonrisa en los labios, la cual me causaba escalofríos— Me das asco pero eres mi único hijo y heredero así que no me puedo deshacer de ti.
¿E-Este es mi padre?
—Es simple, así que cooperas o esto será peor.
—No...
—¿Qué dijiste?
—Y-Yo amo a un hombre...y nunca lo dejaré de amar, es simple, así que lo entiendes o esto será peor —le sonreí.
Frunció el ceño, enojado.
—Sube la intensidad —pronunció serio.
—P-Pero señor, si lo hacemos él podría—
—¿Te lo tengo que repetir? —lo miró enojado.
—No... —antes de accionar la palanca me miró, en su mirada pude leer un "lo siento", yo solo le sonreí.
—¡AHHHHHHHHHHHHH! —era el mismo dolor pero mucho más intenso que el anterior.
Apreté la silla con toda la fuerza que podía, intentando aguantar el dolor pero me era imposible, lo único que podía hacer era cerrar los ojos y esperar a que todo termine. Después de unos largos minutos el dolor paró pero comencé a sentir leves punzadas en la cabeza. Por alguna razón me pesaban los ojos, por lo que no los abrí.
—¿Alexander?
Escuché una voz a lo lejos. Abrí los ojos con dificultad pero apenas los podía mantener entre abiertos.
—¿Sabes quién soy? —su voz ahora estaba delante de mí.
Lo observé, sentía que lo conocía pero no podía recordar nada.
—No...—murmuré.
—Bien, eso tiene que quedar así, ¿está bien?
—Sí... —respondí obediente.
¿En dónde estoy?
—¿Qué es lo último que recuerdas?
—Yo...estaba en casa de mi tía y-y...
¿Y luego qué? No puedo recordar.
—Tu padre fue ascendido.
—Sí...
—¿El nombre "Franchesca" significa algo para ti?
—Franchesca...ella...es mi ¿novia?
—Sí, lo es, es tu novia - esbozó una gran sonrisa.
—Sí...eso es —tosí y pude ver que boté sangre.
El tipo que me estaba interrogando subió con rapidez. Yo cerré los ojos nuevamente, ya que no los podía mantener abiertos tanto tiempo.
—¿Alexander, me recuerdas?
Abrí mis ojos. Era otro tipo y yo, otra vez, no lo reconocía.
—No...
—Soy tu padre —me sonrió.
—Ahhh...mi padre...
—Sí, tú confías en mí a pesar de todo y harás todo lo que yo te diga, ¿entiendes?
—Sí...
—Tu novia es Franchesca, tú la amas con tu vida y nunca la vas a dejar, aunque otra persona te este coqueteando, ¿queda claro?
—Sí...entiendo.
—Tú nunca saliste de tu país, Inglaterra.
—Sí...
—¿Estará listo? —le preguntó el sujeto a mi padre.
—Falta una cosa —hizo una pausa, mirándome directamente a los ojos— ¿recuerdas a alguien llamado "Takumi"?
Takumi...¿por qué me duele el pecho de esta manera?
—No...
—¡Sí! —pronunció el sujeto, emocionado.
—Al fin —suspiró mi padre, ensanchando su sonrisa.
¿Por qué están tan felices?
—Ahora, Alexander, escúchame con atención —tomó mi mentón, haciendo que lo mirara a los ojos - te dormirás y cuando despiertes, no vas a recordar que estuviste aquí, nunca, ¿entiendes?
—Sí —pronuncié con firmeza.
—Alexander, despierta —escuché la voz de Franchesca a mi lado.
—¿Qué pasa? —abrí mis ojos.
Delante de nosotros estaba el doctor, se veía preocupado.
Esperen...¿esta es la vida real?
Me senté, esperando que él hablara.
—Bueno, en la mañana te hicimos muchos exámenes y los primeros en estar listos son las radiografías, yo y otro doctor las revisamos... —pronunció apenas, rápidamente me di cuenta que estaba buscando las palabras para seguir.
—¿Y? —dije, nervioso.
—Y, encontramos un daño importante en tu cerebro.
—¿A qué se refiere? —le pregunté, instintivamente miré a Franchesca, se veía horrorizada.
—Un daño...que solamente se ha visto en personas que son torturadas, abusando de la terapia de electrochoque.
—¿Qué..?
—¿Hay algo que me quieran decir?
—Sí, sí, yo tuve un accidente en auto que me dejó en coma 4 años, eso tiene que ser —hablé, nervioso.
—Ni un golpe fuerte en la cabeza ni un coma causan estos daños, Alexander, quiero que entiendas algo, el daño no es psicológico es físico, en un área específica, el que almacena los recuerdos.
Abrí los ojos como plato. No, no, no, no, tiene que ser una broma...es imposible...solo son sueños, no puede ser verdad...¡NO!
—Yo...los dejaré solos...
Miré con desesperación a Franchesca, ella tenía la cabeza baja.
—Franchesca... —la llamé, con lentitud levantó su cabeza, abrí mis ojos más de lo normal, esta vez, yo estaba horrorizado.
—P-Por favor —apenas pronunció entre sollozos— perdóname...
¿Qué..?
—¿Qué estás diciendo? Es claro que tiene que ser un malentendido —sonreí pero la expresión que puso ella al verme, ni alcanzó para sonrisa— tenemos que tranquilizarnos...
Pero ella seguía llorando desconsoladamente. De repente se levantó y caminó hacia la puerta.
—Franchesca, ¿a dónde vas? - le pregunté, mi voz transmitía desesperación, pero ella solo me ignoró y salió— ¡FRANCHESCA! —grité.
¿Qué mierda está ocurriendo? No, no, no, es imposible, no puede ser...no.
Llevé mis dos manos a la cara y sin querer, recordé a la persona que hacía sentir mi corazón aplastado por una roca.
Mierda...¿Por qué deseo tanto que estés aquí conmigo? Te necesito...te necesito Takumi...¿me puedes escuchar?
N/A: ¡Hola chicos! :D ¿qué tal están? ¿cómo estuvo su día?
Y...sé que parezco, no sé, mamona (?) pero gracias, de corazón, yo realmente tenía mucho miedo de volver por muchas cosas, entre eso, tenía miedo que me rechazaran y me tiraran a la basura pero no fue así, me llegaron muchos mensajes con amor y muchas gracias por eso <3 de verdad.
Esto es todo hasta el momento, adiós y cuídense.
¡Gracias por leer, votar y comentar!
¡Saludos!
Volví para quedarme, que no se les olvide<3.
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