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🏁 4. Quali del orto 🏁


Silverstone, 2023.

Estaba agradecido de haber cambiado las llantas a tiempo. Desde que empezó el día había dado señales de que llovería, y ahora la lluvia caía torrencial y el riesgo de perder el control era palpable. Según su radio, iba en segundo con una distancia de un segundo con varias milésimas, y todo intento de adelantarse era arruinado por todo el rocío que le mandaba Enzo Moretti con su auto.

Quedaba totalmente a ciegas, guiado por la voz del ingeniero en su radio, Fran, quien trataba de indicarle hacia dónde debía a pesar del constante zigzagueo de Moretti para impedirle el paso.

—¡Izquierda! ¡Presiona, presiona ahora!

Seung-Hee obedeció la orden como un acto de fe hacia su equipo. Incrementó la velocidad al tiempo en que su corazón latía mucho más rápido, y en el fondo, el miedo de que su maniobra le costara todo, lo hacía aferrarse con todas sus fuerzas al volante.

No se había dado cuenta de que contenía la respiración hasta que la voz de Fran lo sacó de sus pensamientos.

—¡P1, Seung-hee! ¡Eres P1!

—¿Eh? ¿En serio? —contestó el chico incrédulo, con la sonrisa ensanchándose en su rostro, a punto de saborear la victoria.

Solo faltaban tres vueltas más.

Su distancia con Moretti era de 0.303, y tenía que ampliar el intervalo cuanto antes. Continuó de largo hasta una abrupta curva, y antes de volver a girar, su llanta derecha trasera rozó con la izquierda delantera de Moretti.

En menos de un segundo, perdió por completo el control del monoplaza, girando sobre su propio eje hasta chocarse contra un muro de neumáticos. En el camino, había perdido la llanta que fue chocada, y honestamente, no tenía ni idea de cómo reaccionar.

Lo que tuvo apenas por unos segundos de repente le había sido arrebatado.

—¿Seug-Hee, estás bien? —Escuchó a Fran, pero no podía responder. No salía ninguna palabra ni siquiera de sus pensamientos. Era tan inaudito todo lo que había pasado...—. No te preocupes, el coche de seguridad está en camino.

Seung-Hee soltó una risita seca que sabía a ironía, y salió del auto para regresarse al paddock casi arrastrando los pies contra el suelo húmedo. La lluvia le daba igual.

Al llegar, levantó la mirada hacia uno de los televisores justo en el momento exacto en el que Enzo Moretti cruzaba la línea de meta en primer lugar, y al fin se permitió sentir rabia.

—Hijo de puta, cuando te encuentre...

🏁 🏁 🏁

No faltaba nada para que empezara la primera ronda de clasificaciones. Seung-Hee caminaba de un lado a otro, mirando su auto con súplica. No quería que volviera a fallar, no podía darse ese lujo.

—Lara, ¿me juras que está bien? —inquirió impaciente a la chica que estaba haciendo las últimas revisiones a su monoplaza, el TB-24.

—Ya te dije que sí, además lo probaste ayer... —respondió impaciente la mecánica con acento italiano, que por cierto, era la hermana melliza de su rival.

—No hubo mucho tiempo de práctica...

—Ya, pero hoy todavía tenemos tiempo. Haz tu mejor esfuerzo, Seung-Hee, que te prometo que yo también he hecho el mío y lo seguiré haciendo.

Inseguro, el piloto aceptó. Confiaba en Lara, e ignoraba el detalle de su hermano, aunque todo el mundo pensaba en lo peligroso que podía ser que trabajara para otra escudería que no fuera Strazieri. Incluso había firmado un acuerdo de no hablar con Enzo sobre asuntos laborales, pero la verdad era que ni siquiera cruzaban miradas con el otro, por lo que no era necesario.

Seung-Hee terminó apoyando su mano sobre el halo del monoplaza como si lo mirara directamente:

—No vayas a fallarme, ¿sí?

Por suerte, Lara ya estaba al tanto de su costumbre de hablarle a su auto como si tuviera vida propia.

El piloto decidió distraerse buscando con la mirada a su compañera, que llevaba audífonos mientras hacía una bomba con el chicle que mascaba. Se veía despreocupada, pero sabía que era del tipo que prefería resolver en el camino y que para casi todo lo demás, tenía a Lía.

Lo de mánager-todo-en-uno no era solo un apodo gracioso. Desde buscar y mantener patrocinios, cuidar de toda su imagen y presencia en redes, hasta asesorías legales, y charlas motivacionales cuando era necesario, tal vez a Lía no le pagaban lo suficiente para todo eso, pero era innegable que trabajaba con profunda devoción hacia Kira. Nada mal para la chica que al principio confundía NASCAR con Fórmula 1.

La susodicha apareció con dos latas de bebida energizante Thunderbolt, dejando una en manos del piloto al que pronunció un corto saludo, y luego fue directo a Kira, llamando su atención para entregarle la suya.

Lía se dio cuenta de que ella estaba mirando la zona del garaje de Strazieri, como si deseara poder estar al tanto de todas sus conversaciones y estrategias. Quería demostrar que el podio que consiguió en Australia no había sido solo suerte, y para ello, debía volver una vez más e incluso más alto. Quizás no se atrevería a decírselo a nadie, pero todavía veía el primer lugar un poco lejano. Seung-Hee era tan talentoso como era de esperar, y tenían el mismo auto, y al igual que él, consideraba a Enzo Moretti como su mayor rival. No con la misma intensidad, claro estaba.

—¿No decías en serio lo de ayer, verdad? Lo de que Enzo está cogible...

Kira soltó una carcajada mientras destapaba la lata de bebida. En realidad pensaba que el sabor era asqueroso, pero al menos cumplía en lo de darle energía. Y era gratis, así que se aguantaba.

—Pero no lo dije por mí —aclaró con una sonrisita, viendo al piloto de espaldas mientras grababa su propio contenido promocional—. Posta que hasta el hombre italiano más heterosexual del mundo daría lo que sea por cogérselo...

Lía sabía que Strazieri había tenido unos años muy complicados antes de Moretti. Que su sobrenombre, Il glorioso, le fue otorgado luego de devolverle al equipo verde el orgullo de ser una de las escuderías más antiguas y de renombre.

No obstante, no creía que fuera para tanto.

—No preguntaré por tus fuentes...

—Mejor deseame suerte, que ya toca salir —pidió la piloto antes de acercarse a su mejilla para robarle un beso, y notar su reacción congelada.

Tardó al menos dos segundos en reaccionar, y ella sabía a la perfección que ese tiempo podía hacer una diferencia enorme en la pista.

—¡Suerte...!

—¡No tan lenta la próxima! —advirtió antes de ponerse la máscara y acto seguido, su casco. El que había diseñado para la mayoría de las carreras, tenía el color violeta propio de Thunderbolt, pero también franjas albicelestes, en representación a su país.

Un buen tiempo. Solo necesitaba hacer un buen tiempo en las tres rondas de calificación, y podría asegurarse una carrera aceptable para el siguiente día.

Q1. Tenía 18 minutos para calentar los neumáticos y marcar su mejor tiempo. Su estrategia era esperar mientras el resto de sus rivales salían, para no atascarse mientras cada uno calentaba y daba lo mejor de sí. Además, mientras calentaba, podía seguir estudiando la pista.

Seung-Hee había arrancado primero y tras varios minutos, estaba muy concentrado en conseguir lo mejor de sí mismo. En cuanto Kira lo vio, no quiso quedarse más atrás, y trató de conseguir estar lado a lado con él, pero no se esperó que el auto de Antonio Díaz la rebasara como si su vida dependiera de aquello y apenas pudo alejarse para evitar un accidente.

—¿Acaba de pasarme un Vanguards? —inquirió ella al ingeniero de su radio, Marc. Demoró al menos un segundo en recibir respuesta.

—Mantén resguardo, evita los daños.

«Gracias por nada...», pensó suspirando. Ya sabía que era un idiota pero tampoco lo necesitaba. Podía usar lo sucedido como catalizador para rivalizar con Díaz y obtener su mejor tiempo, y logró vencer con una marca de un minuto y dieciocho segundos. Las milésimas fueron decisivas, dejándole lugar en la Q2.

Díaz no pareció haberse tomado nada bien que Kira le sobrepasara, y estaba dispuesto a demostrarle que no iba volver a suceder. No solo parecía hacer maravillas con un auto que la piloto llamaba tractor en son de burla, sino que aprovechaba la competencia para cerrarle el paso y volver sus vueltas más lentas.

No era nada nuevo, Kira ya estaba acostumbrada, y aunque dio su mejor esfuerzo, al ver las nuevas marcas de vueltas rápidas, se dio cuenta de que estaba en onceavo lugar.

Estaba fuera de la Q3.

Tampoco había conseguido superar su marca anterior, y lo sentía humillante.

Regresó al paddock sin decir ni una sola palabra. No quería saber nada de Marc, y se obligó a seguir atenta a los resultados de la Q3 solo por Seung-Hee, quien en cambio había conseguido una puntuación muchísimo más rápida que la suya.

No lo envidiaba, pero era evidente que las comparaciones no tardarían en salir. Tenían el mismo auto, así que el problema iba a ser ella.

Cuando vio que él obtuvo la pole, el primer lugar en la parrilla, sintió un nudo enorme en la garganta y quería desaparecer.

*

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Capítulo cortito pero prometo compensar (pero antes, un poco más de sufrimiento, je) 😩

Me parece momento perfecto de dejar la ficha de mi bebé todo hermoso Seung-Hee 💖💖💖🥹

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