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🏁 28. Tan suya 🏁

Advertencia de contenido: Ahora sí chiquis(?).

🏁🏁🏁

Era la primera vez que amanecían tan juntas, sintiendo la piel de la otra dándoles calor, todavía muy abrazadas. Lía apenas se movió para poder contemplar el rostro de Kira; ya había despertado pero le gustaba seguir con los ojos cerrados por si le entraba sueño otra vez.

Sin embargo no era sencillo no mirar a Lía en ese momento, y la dejó acariciarla con sus dedos, desde sus mejillas hasta sus labios, y le daba ternura y cosquillas a la vez.

Rio un poco mientras sostenía su mano.

—¿Qué pasa, linda? —murmuró, más que consciente de que los apodos cariñosos la ruborizaban y ponían más nerviosa. En su lugar, Lía esbozó una pequeña sonrisa y se impulsó a besarla a profundidad, perdiéndose fácilmente en todo el amor y en el deseo de que aquello fuera real y no un sueño.

Sí, se sentía muy real. Lo podía percibir, no solo por la humedad de los labios de Kira tocando su piel, sino de sus propias lágrimas, y a pesar de todo, sonreía.

Kira no tardó en separarse, confundida.

—¿Estás bien, amor?

Lía asintió repetidamente mientras se limpiaba el rostro.

—¡Sí!, no te preocupes, solo estoy muy feliz —musitó mientras trataba de recuperar la calma para no confundir más a Kira, pero no era sencillo explicarlo—. Es que es la primera vez que despierto y todo se siente... correcto. No me estoy cuestionando qué hago o por qué suceden las cosas, o si debería acercarme más, o si... te gusto. Me siento tal como quiero sentirme, soy... feliz...

Kira mordió un poquito su labio inferior, consciente de que la ruborizada ahora era ella. Más que eso, sentía derretirse de ternura por Lía.

Tomó su rostro entre sus manos, apretándolo un poquito, antes de volver a impulsarse a besarla, a sentir la humedad de su lengua, y la manera en que su cuerpo entero reaccionaba con sorpresa, y poco a poco se relajaba y jugaba con ella, y lo hacía tan bien, que quería besarla por toda la vida.

Lía tenía razón, se sentía muy correcto y le hacía desear ir por más.

Terminó sosteniendo el cuerpo de Lía para colocarla debajo suyo y contemplarla. Las sábanas apenas se enredaban en sus cuerpos.

Terminó de limpiar las lágrimas con sus dedos y besó su rostro.

—¿Todavía tenés dudas?

—No... —murmuró Lía intentando negar con la cabeza. Kirá sonrió y se acercó a susurrar en su oído:

—No lucís muy convencida, ¿tengo que aclararte más cuánto me gustás?

Lía no sabía qué responder cuando desde luego, no quería negarse, pero le costaba tanto no sentir vergüenza o nervios y era peor si tenía a la mismísima Kira Russo encima suyo.

—Um... ¿podrías intentarlo?

Kira soltó una carcajada y se sentó encima de la chica mientras colocaba un mechón de pelo detrás de su oreja. Definitivamente era algo que Lía no podía dejar de mirar, pero Kira también estaba delante de su vista favorita en todo el mundo.

De manera inevitable, relamió sus labios, pensando por dónde empezar.

Se acercó a acariciar su rostro, y dejó un beso sobre su frente, sorprendiéndola porque era un inicio bastante inusual. El siguiente beso fue sobre uno de sus pómulos, y el siguiente fue en sus labios, apenas saboreándolos antes de separarse.

—Me gusta mucho esa carita de chica buena que tenés —dijo contemplándola—. Y tus ojitos de venado y tus labios, me provocan muchas ganas de besarlos y morderlos y no soltarte —rio, mientras con su mano acariciaba su espalda, bajando por su omóplato—. Aquí —tocó—. Me gusta mucho ese lunar que tenés aquí, desde la primera vez que lo vi cuando desperté con vos. Y aquí... —definió con su dedo la zona de su clavícula—, confieso que me encanta morder aquí...

En la noche se había contenido de no morder, pero no estaba segura de que pudiera aguantar no dejar un par de marcas. Con una sonrisa traviesa, acercó un poco su boca, y tuvo que aguantar la risa porque sabía que Lía cerraba sus ojos con fuerza, como si estuviera a punto de aguantar dolor, y notó cómo respiraba aliviada cuando solo besó la zona.

Con la punta de su nariz y sus labios, rozó la piel, bajando mucho más, notando cómo nuevamente el cuerpo de Lía se estremecía cuando más se acercaba a sus senos y jugaba con su tacto y respiración contra ellos.

—Y definitivamente adoro a estos dos... —murmuró muy cerca, tocando con la yema de su pulgar la punta de uno de sus pezones, rozando en movimientos circulares, antes de apretar el seno un poco más entre su mano, arrancando al instante un pequeño grito en Lía que la miró un poco molesta pero no duró demasiado. No podía ante esa mirada tan hambrienta, y la realidad era que estaba más entregada a ella que nunca.

Acto seguido lo probaba con su boca, chupando y mordisqueando un poco, buscando mirarla en el momento en que lo lamía.

—Son muy suaves y sensibles. Son muy lindos; todo en vos es muy lindo, Lía...

Lía ardía de calor y en ese momento solo la podía dejar hacer lo que ella quisiera mientras se deshacía en gemidos y trataba de mantener la respiración.

Kira se separó de sus senos dejando un hilo de saliva entre ellos y su boca, antes de bajar por su vientre, llenando su piel de besos, presionando su cintura entre sus manos con cuidado para seguirla adorando.

—También sos muy suave aquí, me encantas... —dijo antes de chupar un poco, maravillada con lo rápido que su piel enrojecía. Podría hacerlo mil veces pero no quería lastimarla, y la verdad era que estaba tan embriagada de Lía incluso antes de empezar a probarla en verdad—. Sos como un malvavisco.

Aún excitada, Lía pudo cuestionar esa conclusión.

—Pero no te gustan los malvaviscos...

—Vos me encantas.

Sostuvo los muslos de la chica entre sus manos, acariciándolo hasta llegar a sus glúteos y apretarlos. De principio a fin también adoraba todo ese camino; tan grandes y suaves que definitivamente los llenaría de mordidas. Trazaba con sus dedos contemplando las marcas de estrías en sus glúteos, antes de volver a agarrarlos con fuerza, viendo cómo Lía gemía una vez más, desesperada por esa forma de amarla que tenía.

Separó sus piernas a punto de hacerse lugar entre ellas, pero la contempló una última vez, debajo suyo, completamente desnuda y entregada a ella, y a todo lo que quería hacerle. Tan suya, y ella a su vez le pertenecía.

—Lía, sos la cosa más hermosa y sexy que he visto en mi vida... —aseguró acercándose a la cara interna de uno de sus muslos antes de deslizar su lengua hacia abajo, y chupar y morder despacio.

Podía sentir las manos de Lía temblar al sostener sus hombros, desesperada por lo que seguiría.

Sonrió a pesar de que ella también lo ansiaba; necesitaba probarla.

Empezó como un beso largo mientras lamía constantemente su clítoris y chupaba, y la sentía moverse enloquecida de placer, hundiendo sus dedos en su cabello, gimiendo y pidiéndole que no se detuviera.

No lo haría.

Succionó un poco más mientras sostenía uno de sus muslos y lo alzaba sobre su hombro para tener mayor acceso, y lamía cada vez más abajo, probando lo húmeda que estaba por ella.

—Kira, por favor... —musitó desesperada Lía, y era su sonido favorito en el mundo, tan solo después de su risa. La amaba, estaba loca por ella.

Se separó jadeante solo para mirarla tan llena de placer, y eso que no estaba ni cerca de todo lo que quería darle. Relamió sus dedos antes de llevarlos a la intimidad de Lía, sintiendo su humedad y usándola para deslizarlos dentro de ella, tocando una y otra vez sus puntos favoritos. Su boca volvió al juego, más ansiosa con cada súplica y jadeo que le arrancaba. La tomaba de la cintura para empujarla más contra su lengua, y seguía jugando con sus dedos, humedecidos; podía sentir cómo los apretaba más en su interior mucho más caliente.

Apretó el muslo que tenía sobre su hombro mientras la llevaba al mayor pico de placer, y en medio de ello, seguía probando y jugando solo para extenderlo más, y seguirla sintiendo temblar y humedecerse más.

Al terminar, relamió una vez más sus dedos llenos de fluidos ante la vista de una Lía que ya no parecía tan avergonzada. Al contrario, pese a todo el placer que había recibido, tenía ganas de más.

Jadeaba tratando de recuperar la respiración, y aún tenía esa sensación tan deliciosa en su interior, pero no se había terminado. No cuando tenía a Kira siendo tan hermosa y juguetona enfrente suyo, y todavía la necesitaba.

Solo que quizás, pronunciar sus deseos sí la avergonzaba un poco. A la mierda, lo diría de todas formas.

—Kira, ¿podrías... sentarte en mi cara?

Kira tardó un segundo en reaccionar, pensando en si había escuchado bien, pero la escuchó fuerte y claro. Salió de su sorpresa sonriendo, y no lo pensó más antes de colocarse de rodillas sobre el rostro de la chica.

Aprovechó para mirarla y acariciar sus mejillas, pero teniendo frente a sí misma lo que quería, Lía no tardó en sujetarse de los muslos de la piloto, antes de acercarse para probar.

«¡Mierda, Lía!»

El pensamiento quedó detrás del gemido que pronunció en el momento en que su intimidad conoció la boca ávida de Lía. Si planeaba bromear o jugar un poco, ya se había olvidado por completo.

Trató de sentarse un poco más, sosteniendo su peso al aferrarse del marco de la cama y con otra mano, apoyarse de la pared.

—¡Dios, Lía! Seguí así, no pares, por favor... —exclamó extasiada, moviéndose más contra la boca de la chica para seguir sintiendo de principio a fin su cálida y húmeda lengua.

Se suponía que era una deportista de élite, que iba al gimnasio todos los días sin falta, pero en ese instante, sus muslos temblaban, y necesitaba reunir todas sus fuerzas para no caer sobre Lía.

La rubia seguía lamiendo y chupando hambrienta, mientras sus manos acariciaban los muslos de la piloto y subían para sostenerse de sus caderas, pero más que eso, buscaban alcanzar sus senos.

Necesitada, Kira tomó una de sus manos y la llevó a su seno, permitiendo que lo acariciara y agarrara con fuerza.

A ese ritmo no tardaría en terminar, y no quería detenerse y desde luego, Lía tampoco.

Sonrió, consciente de que siempre la terminaba sorprendiendo.

Sintiendo el orgasmo, se movió más lento contra la boca de la chica; sus manos temblaban y estaba a nada de caerse, y trataba de usar la poca fuerza y cordura que le quedaba para sostenerse aún del marco, con la cabeza apoyada sobre la pared.

Con la punta de su nariz, aún Lía trataba de acariciar muy despacio su clítoris, antes de que Kira terminara por separarse, mientras se preguntaba si en serio era así de insaciable.

No la culpaba. Estaba satisfecha pero aún así quería más, solo que de momento necesitaba volver a colocarse encima de Lía sin aplastarla.

No dejaba de jadear y sentir que su corazón iba a la misma velocidad de su monoplaza, y Lía la miraba con cierta timidez que resultaba irónica luego de lo que acababa de hacer. Mierda, solo le hacía querer volver a escucharla gritar y gemir para ella, pero todavía temblaba y estaba demasiado mojada.

—¿Te gustó...? —preguntó Lía mirándola a los ojos solo un segundo antes de ocultarse.

Kira dejó escapar una corta carcajada, y trató de quitarse el pelo de la cara, pero al sostenerse con un solo brazo, su resistencia no pudo más y cayó sobre Lía.

—¡Perdón! —exclamó, tratando de volver a apoyarse sobre sus brazos, sin éxito.

Lía la sostenía apenas, como un abrazo.

—No pasa nada...

«Que si me gustó, dice...», pensó la piloto con ironía. A pesar de las ganas, quizás de momento tendrían que detenerse allí. O al menos eso era lo que ella pensaba...

—Espera un poco —dijo Lía mientras sostenía el cuerpo de la piloto y trataba de impulsarlo para hacerla rodar y quedar encima de ella. Fue un tanto torpe, y Kira no dejaba de mirarla sorprendida—. Déjamelo a mí, ¿sí?

Al parecer, no iba a dejar de impresionarla, y tampoco podía negarse.

En realidad, verla encima suyo, pensando en qué hacer, le daba ternura y a la vez la excitaba bastante.

Para Lía, estar encima de Kira despertaba muchas emociones. Quería seguir estando junto a ella y hacerla sentir tan bien como ella la hacía sentir, y era muy fácil dejarse llevar tan solo mirando su cuerpo. Ni siquiera lo pensaba, antes de acercarse a besar su cuello, o tocar y probar sus senos una y otra vez. Podía sentir el sudor de sus cuerpos mezclarse ante el contacto que cada vez era más caliente, y dentro de todo lo que ya habían hecho, lo que más ansiaba era justo sentirse tan unida a ella.

Besaba sus labios con la misma hambre y pasión que Kira le correspondía, e incluso la mantenía abrazada del cuello para no soltarla, y solo se separaban apenitas para poder respirar por momentos.

Lía sentía las manos de Kira recorrerla en medio de su abrazo y la hacía temblar, hasta el momento en que agarró uno de sus glúteos, empujando sus caderas contra las de la piloto. El contacto las estremeció al instante, y fue como si acabaran de descubrir lo que tenían que hacer. Jadeante, Kira sonrió, y Lía estaba dispuesta a seguir el movimiento frotándose contra la otra. Al principio solo tocándose y poco a poco buscaban presionar más, mucho más rápido.

Con el sudor y el calor aumentando entre sus movimientos, sentían derretirse, y Kira apretaba mucho más el cuerpo de Lía como si no quisiera que jamás se le escapara. Iban más rápido para llevarse al ritmo que las dos querían, y devoraban los labios de la otra, pronunciando en medio sonidos ininteligibles, pero sabían lo que significaban cuando estaban locas de deseo y cerca de llevarse juntas al mayor punto de placer; a uno en donde no les importaba en absoluto la presión de las uñas sobre la carne, o el calor y el sudor mezclado, o cuán despeinadas debían estar y mucho menos el desastre que debían ser las sábanas en aquel instante.

Solo jadearon mientras procesaban la sensación, y aún no podían soltarse.

Lía echó su cabeza sobre el pecho de Kira y ella seguía abrazándola, al fin de manera más suave; pasó sus manos por su corto cabello, y luego trató de levantarle el rostro para poder mirarla con ternura.

Era imposible que no cayera ante esos ojos mieles que brillaban tanto por ella. Daría lo que fuera por ella y por seguir amándola así y de muchas más maneras que quizás aún no se habían inventado. Podía entender por qué lloró al despertar, y también se sentía inmensamente feliz.

La volvió a apretar contra sí misma para besarla, y Lía aceptó, correspondiendo un beso muy suave y cariñoso, solo para volver a contemplarse. Y en esa mirada, la rubia parpadeó como si acabara de recordar algo importante, y acabó sentándose a un lado.

—¡Mierda, no le hemos dado desayuno a Caucho!

Al instante, Kira despertó también, conociendo la urgencia de la situación. Empezó a sentirse la peor madre, pero esperaba que Caucho pudiera entenderla y perdonarla.

—¡Yo voy! —prometió levantándose enseguida, buscando su ropa interior y su blusa de pijama lo más rápido posible para al fin abrir la puerta e ir por el perro.

—Dale, yo pondré a lavar las sábanas ahora... —dijo Lía al empezar a reconocer el desastre, mientras la vergüenza empezaba a manifestarse en su rostro.

—¡Lía, tenés que esperarme en la ducha! No vas a escaparte —exclamó Kira desde la cocina, sirviendo las croquetas.

—¿Quieres que vayamos juntas? ¿No es peligroso? Escuché sobre muchos accidentes ahí, no sé, me da cosita...

—¡Yo te sostengo!, confiá en mí.

—Si tú dices...

🏁🏁🏁

Transcripción de la entrevista en «¡Buenos días, Argentina!» con Sofía Jiménez.

Sofía: Sos indiscutiblemente la chica del momento, y todos estamos felices de tenerte de vuelta en estas vacaciones. ¿Tenés algo planeado además de pasar tiempo con tu familia y amigos?

Kira: Trabajo... (ríe). Pero fuera de eso, solo relajarme y desconectar un poco. Quiero aprovechar los momentos en los que no hay necesidad de ir rápido, y disfrutar las cosas.

Sofía: ¿Y qué hay de las citas? No me digas que no tenés tiempo para los chicos...

Kira: (Sonríe, algo tímida) Ah, la pregunta del millón. Te debo confesar, Sofi, que no he salido con un solo chabón desde que estaba en Fórmula 3. Me acuerdo del último porque pasó toda la salida queriéndome enseñar a cómo mejorar mi conducción. Una crítica constructiva le decía.

Sofía: ¿Era otro piloto?

Kira: No. De hecho, aún no terminaba de sacar la licencia normal...

Sofía: (entre risas) Qué horror, no puede ser... ¿Y desde entonces no más citas? Hay rumores que te vinculan con otros pilotos, como Andrés Herrera, o tu compañero, Seung-Hee.

Kira: Sí, he visto esos comentarios, pero la verdad es que seguí teniendo citas, solo que ya no perdía el tiempo con chabones... (ríe)

Sofía: (asombrada) ¿Cómo es eso? ¿Tenés citas pero no con chicos?

Kira: (Se encoge de hombros) Vos preguntaste...

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BUENO, espero que les haya gustado porque será el último capítulo del año. Espero regresar el 2025 con muchísimo más, más lista para darle el cierre que esta historia se merece. Desde ya, gracias por haber sido parte de mí este 2024, por todo el cariño que le han dado a NSI, por cada comentario y voto, por su apoyo por todo. 

Espero que tengan una bonita navidad con sus familias y un muy próspero año nuevo y que todos sus deseos se cumplan. ¡Suerte, les quiero mucho! 💞💞💞✨

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