🏁 21. En la cuerda floja 🏁
Mathies Grijshof reemplaza a Kira Russo en las prácticas libres del GP de Canadá
Tras el anuncio de que el joven piloto de Fórmula 2, Mathies Grijshof, será quien conduzca el monoplaza de Kira Russo durante las primeras prácticas libres del Gran Premio de Canadá, se han encendido las alarmas en torno al futuro de la piloto argentina dentro de ThunderBolt Racing, alimentando los rumores de que esta podría ser su última temporada en el equipo belga.
Aunque el equipo asegura que la decisión es parte de una estrategia para probar el desempeño del joven holandés, muchos analistas y fanáticos han comenzado a especular sobre el posible final de la relación entre Russo y ThunderBolt. A pesar de haber superado por mucho las expectativas durante la temporada, se reflejan sus resultados mixtos en los últimos Grandes Premios, y el equipo podría estar evaluando opciones para el futuro.
Grijshof, actualmente tercero en el campeonato de Fórmula 2 compitiendo bajo la academia de ThunderBolt Racing, ha sido visto como uno de los talentos más prometedores en las categorías inferiores. Su oportunidad en las prácticas libres del GP de Canadá se asume como un paso natural en su ascenso al máximo nivel del automovilismo, pero también deja una pregunta incómoda en el aire: ¿Es esto una señal de que Kira Russo está en la cuerda floja?
—Xavier Durand para RacingReport
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Gran Premio de Canadá.
Era tal como su primer podio, el que la había llevado a esa noche que lo cambió todo, a pesar de que no recordaba nada.
Enzo Moretti se había llevado el primer lugar, Henry Dubois el segundo, y ella el tercero. Las actualizaciones que se colocaron en el monoplaza de Seung-hee al parecer no estaban funcionando bien, por lo que lo hicieron quedarse en el quinto lugar, y aunque era injusto para él, Kira podía agradecer que no la tomaran en cuenta para probar dichas actualizaciones.
Durante el himno de Italia, mantuvo la mirada hacia Lía, y a pesar de que una semana atrás había ansiado ese podio, en ese momento, conociendo cómo se darían las cosas en su equipo, no podía importarle menos. Era un logro, pero fuera de las carreras, sentía mucho desgano hacia el resto de su trabajo.
Luego de haberle cedido su monoplaza a Mathies Grijshof en las primeras prácticas libres, los rumores de que sería despedida al final de la temporada empezaron a sonar. Le había prometido a Lía que no vería las redes pero era casi imposible que no le saliera nada al respecto. Algunos lo celebraban, o decían que era obvio. Pero otros, sobre todo de su país discutían lo injusto que era no darle otra oportunidad luego de su desempeño.
Volver al podio y derramar la champaña se sentía un poco como el karma, pero no terminaba de satisfacerla.
Sabía que Lía estaba ocupada consiguiendo los contactos de los equipos restantes para negociar con ellos, y no tenía mucho tiempo para poder conseguir algo. En solo un par de semanas tendría el Gran Premio de Gran Bretaña y luego del Gran Premio de Países Bajos empezaría las vacaciones de verano. Ni siquiera sabía qué haría en ese tiempo, de momento no tenía ganas de volver a casa.
Al terminar cada carrera, siempre que podían ella y Seung-Hee ayudaban a los mecánicos a desmontar todo para el viaje, y el chico aprovechó para quejarse de su auto con Lara:
—¡Tienes que arreglarlo! O sacarlo de una vez, lo que sea, pero no puedo permitir que me siga jodiendo la temporada...
—Ya sabemos cuál es la falla, ya vamos a resolverlo y también instalaremos al fin las actualizaciones en el monoplaza de Kira —respondió la joven con mucha tranquilidad mientras hacía su trabajo.
—Ah, por mí pueden demorarse un poco más con eso, no tengo problemas... —bromeó Kira sabiendo que su compañero reaccionaría como un niño enojado.
De repente, una mano completamente ajena a ellos tocó el auto de Seung-Hee y todos levantaron la mirada hacia el chico de uniforme verde y sonrisa ladina.
Lara podía trabajar bajo presión, pero la sola presencia de su mellizo le hizo soltar un gruñido.
—Cosa fai qui? [1]
—Non posso più venire a trovarti? [2]
La mecánica sabía que estaba a punto de armarse un escándalo, por lo que mientras podía contenerse, se levantó y levantó un dedo hacia su hermano.
—A ti no te importa visitarme ni nada.
—Y a ti solo te importa que no crean que eres una traidora —respondió desafiante el chico, solo para ladear la cabeza hacia Seung-Hee, que lo miraba con un recelo apenas escondido—. En realidad solo estoy pasando por todos los garajes para felicitar a todos por su desempeño hoy, disfruté mucho está carrera. Estoy intentando ser más humilde.
Kira no iba a mirar a su compañero para delatarlo, pero era obvia la referencia.
—¡Perfecto!, ya puedes irte —insistió Lara irritada.
—Está bien, está bien —decidió el chico, seguro de que había cumplido su misión, antes de añadir algo más—. ¡Suerte en Silverstone!
Seung-Hee fue paciente contando los segundos mientras se aseguraba de que ya no estaba cerca.
—Ojalá pudiera pasarle el TB-24 encima...
—Ojalá me hubiera comido su feto durante la gestación... —murmuró Lara para sorpresa de los dos pilotos.
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Ansiaba el agua caliente sobre su cuerpo, como una manera de relajarse al fin, de desconectar de todo y dejarse hundir un rato en la bañera. Además, era imposible no sentirse en otro mundo con las esencias de lavanda y vainilla; le hacía pensar en Lía, después de todo, ella era la que las compraba y llevaba a todos los viajes.
Pensó en quedarse descansando un momento allí. Tenía dos semanas para prepararse para la siguiente carrera, y en verdad necesitaba un respiro, o concentrarse al menos por un rato en otra cosa.
Escuchó un par de golpes en la puerta, y su descanso se interrumpió, pero no le molestaba. Incluso la hacía sonreír.
—¡Entrá!
En cuanto Lía abrió la puerta, dio un saltito de susto y aunque quiso retroceder y volver a cerrarla, decidió que ya estaba allí.
Lo peor era que ella todavía tenía su saco de baño, pero le resultaba imposible no mirar su teléfono a cada momento por si tenía noticias de las negociaciones con el resto de equipos, y la noticia le parecía importante, por lo que no se pudo esperar.
—Es para grabar un spot para el equipo, promocionando la nueva apariencia del monoplaza. Querían saber qué día volvemos a Bruselas para tener todo listo...
Kira se deshizo en un suspiro y tras unos segundos, se sentó un poco sobre la bañera.
—Dejame ver mi calendario —pidió, a lo que Lía se acercó con su tableta, mostrándole las actividades que ya tenía programadas para la semana libre, y por un momento deseó que la bañera se la tragara, pero acabó suspirando—. Programá para el viernes, se suponía que descansaría...
Lía entendía que el calendario tenía muchas carreras, que incluso era imposible prepararse de una semana a otra con tanta exigencia, y mucho menos descansar por lo que sintió pena.
—Diré que tienes algo más en la tarde, así no se toman todo el día grabando.
Estaba a punto de dar vuelta para irse, pero Kira tocó su brazo, y la atraía con la mirada.
Quería tener su atención. Anhelaba distraerse, y era de las pocas veces en las que las dos tenían algo de tiempo libre y quería que fuera suyo.
Como si se lo hubiera pedido, Lía dejó la tableta sobre una mesita en el baño, cuidando que no le salpicara el agua, y se acercó más a Kira. Ella tocó su rostro y se acercó a besar su mejilla muy suave, consciente de que la sensación le daba escalofríos.
Sosteniendo su mentón en sus manos, la acercó aún más, y antes de que Lía pudiera cerrar los ojos, ya sentía al fin sus labios.
Probó suave, con la punta de su lengua, y en el momento en que la rubia entreabrió más su boca, no dudó en ir por más, invadiéndola con intensidad, acariciando su cabello al tenerla más contra sí misma. Su mano bajó muy lento por ese saco de baño, sabiendo que solo tenía que estirar de la cinta un poco...
—Entrá conmigo... —suplicó, y volvió a dar un beso mucho más pequeño y rápido en su boca.
—Es que yo...
Lía dudaba, pero también deseaba ese momento, en las últimas semanas las cosas se habían puesto extrañas aunque fingía no darse cuenta. Tal vez era la falta de tiempo, todo el trabajo que tenían encima tratando de buscar una nueva escudería.
Con un poco de nervios, consciente de que la vergüenza se apoderaba más de ella con cada segundo, terminó de estirar la cinta y se removió el saco ella sola, dejándolo caer en el piso del baño.
Cerró los ojos, tratando de que el deseo actuara por sí misma, y quiso un nuevo beso, mucho más duro e intenso, y cargado de las ansias que llevaba.
En una pequeña pausa, trató de meterse a la bañera despacio, pero los espejos y las luces encendidas no la ayudaban. Quería seguir, pero a la vez quería poder ser perfecta, y no sabía cómo dejar de pensar tanto si hacía unos segundos todo estaba perfecto.
En el momento en que Kira tocó su cintura para ayudarla a meterse, su mente quedó en blanco, y al darse cuenta, ya estaba en el agua, tratando de acomodarse entre las piernas de la piloto. Si de por sí el agua estaba tibia, en ese momento sentía arder por completo, porque no sabía qué más hacer.
Tampoco tuvo que pensar más, Kira se acercó a ella, y sus manos seguían acariciando su cintura, y para Lía fue sencillo ceder. Lo quería, lo necesitaba. Cerró los ojos disfrutando cada beso probando su cuello, y sus hombros y clavículas desnudas. No tenía miedo, ni vergüenza, ni objeciones.
Kira tocó con su lengua la piel, y para Lía fue como fuego puro derritiéndola. Imposible de explicar, pero cargado de muchas sensaciones. El aroma de las sales, la suavidad y la temperatura del agua volvían el ambiente mucho más intenso y relajante a la vez, si es que aquello tuviera sentido. Y cada vez que sus cuerpos mojados se tocaban, no podía evitar gemir y los muslos le temblaban deseándola. Con pequeños roces ya sentía su intimidad muy hinchada y adolorida.
De repente, Kira se detuvo. Lía esperó unos segundos, y se sintió aún más confundida cuando la vio alejándose un poco, con la mirada baja, como si pensara en mil cosas más que en lo que estaba haciendo hasta hace un momento.
—¿Estás bien? —preguntó Lía con la voz temblorosa, tratando de que toda la vergüenza no la consumiera tan rápido, pero seguro que se moriría si había algo malo con ella.
Y luego de la vergüenza, llegó la tristeza y la decepción. Más de sí misma, se sentía ilusa por dejarse llevar, por fingir que todo iba a estar bien cuando había sido obvio desde el momento en que Kira lo había preguntado en el aeropuerto.
Un enorme nudo se formó en su garganta y le costaba respirar.
—Lo siento, es que no sé qué me pasa contigo... —admitió al fin Kira, queriendo poder pensar en cualquier otra cosa menos en todo lo que le dolía en ese momento.
Estaban tan cerca, y se suponía que tenía que hacer cambiar de opinión a Lía, pero siempre acababa deteniéndose.
Lía respiró profundo, y salió casi de un salto de la bañera, buscando el saco de baño para cubrirse al instante.
—No... —dijo aún temblando, y en contra de lo que quería, las lágrimas ya estaban saliendo—. Basta, ya no necesito ya que sigas fingiendo por mí como un favor.
Kira la miró sorprendida, sin entender qué quería decir, y solo estaba congelada mientras Lía empezaba a llorar más y se cerraba el saco y buscaba su tableta.
—Me gustas mucho y sé que siento mucho más que eso, pero no quiero seguir sintiendo... que solo te estás conformando conmigo porque estoy disponible o cualquiera que sea la razón por la que haces esto. No quiero más ser tu pasatiempo, creo que... las dos nos merecemos mucho mejor. Así que ya no finjas más, yo te quiero y te seguiré queriendo, pero no tenemos que seguir haciendo esto...
Antes de salir del baño, acabó dándose cuenta de que tendría que recoger sus cosas de la habitación, y de que no tenía su propia suite en el hotel y tendría que buscar otro lugar para sí sola. Le hacía sentir más tonta haberse acomodado tan fácil a lo que Kira le daba, sabiendo que no era real.
Y lo peor de todo era que ella no decía nada. Sus ojos lucían muy brillantes y rojizos pero no pronunciaba nada aún, como si hubiera sido atrapada. Como si tuviera la razón. Y dolía un montón porque en el fondo quería un resultado distinto a lo que era más obvio.
Antes de abrir la puerta, segura de que no podía sentirse más avergonzada, regresó a mirar a Kira.
—Lo siento mucho. Te amo pero todo va a estar bien...
Pasaron al menos cinco minutos en los que solo escuchaba a Lía moverse de un lado a otro recogiendo sus cosas en la suite hasta cerrar la puerta, y al fin procesando la desesperación, Kira se dio cuenta de que necesitaba llorar con más fuerza, de que necesitaba de alguna forma, recoger todo lo que sentía tan roto dentro de ella y volverle a dar un sentido.
Sentía haberse vuelto loca, porque, ¿qué tan mal había hecho todo, como para que Lía pensara que solo había sido su pasatiempo?
Hacía un par de semanas habría dado todo por escuchar su confesión, pero ahora solo la hería más, y no podía dejar de llorar.
Terminó lo más rápido su baño y secó sus lágrimas, pero al ir al espejo, su nariz seguía roja y el pecho le dolía un montón, pero sabía que si seguía llorando solo se ocasionaría un dolor de cabeza, y fuera de eso... no sabía qué hacer. Lía se había ido, y recordar todo hacía que doliera más, así que trató de olvidarla por un instante. Lo arreglaría después, o quizás no, pero en ese momento no podía.
Cuando terminó de vestirse, tocó un par de veces una puerta, con las manos en sus bolsillos traseros y mirando hacia su lado. Cuando Seung-Hee abrió la puerta de su suite, con unos audífonos puestos, pudo reconocer muy rápido que Kira no estaba bien, y que no lo interrumpiría por cualquier cosa.
—¿Qué tienes? ¿Te pasó algo? —La dejó pasar rápido y cerró la puerta.
—Creo que todo se terminó... —pronunció la chica temblando—. Perdona, es que no tengo a nadie más y... eres la única persona que lo sabía.
Eso solo le hacía doler más. No iba a negar que estaba cansada de llevar sus citas en secreto, pero Lía había sido más que una cita, incluso si parecía que no lo pudo decir o mostrar adecuadamente.
Estaba a punto de volver a llorar, cuando sintió a su compañero cubrirla en un abrazo y dar palmadas en su cabeza.
—Lo siento mucho. Si quieres contarme todo...
La piloto negó, secándose con su mano.
—No... Vine porque necesitaba distraerme, así que... conversemos de cualquier cosa, no sé. ¿Qué estabas haciendo...?
El chico mostró los audífonos y señaló su simulador ya instalado. En la habitación se escuchaba muy bajo Armageddon de Aespa y había un par de latas vacías de bebida ThunderBolt.
—Ay no, ¿te interrumpí en un stream?
—Tranquila, no iba a grabar hoy —sonrió el chico—. Pero si quieres te dejo ponerte algo de maquillaje, y vienes. A los fans les gustará ver que al fin podemos jugar juntos.
Kira aceptó, antes de ir al baño para aplicarse un poco de polvo y el delineador. Con eso era suficiente, y luego se colocó al lado del chico para saludar tímidamente hacia la cámara.
Si quería distraerse, esa era la mejor oportunidad de bloquear todo lo que la hiciera sentir mal.
—Estoy practicando para Silverstone, ¿quieres que te deje primero? —preguntó su compañero.
—Sí, está bien.
Con los fans conectados y Seung-Hee haciéndola conversar, era más fácil reír y compartirle al mundo un lado muy distinto a todo lo que sentía en el momento. Las distracciones la llevaron a ir muy lento durante la práctica, pero se lo tomaba bien porque lo estaba disfrutando, y luego alternaba turnos con su compañero, y peleaban y seguían riendo. También le entristecía saber que Seung-Hee no sería más su compañero.
Después de un par de horas, se despidieron de los fans, y compartieron latas de esa horrorosa bebida que no estaba segura de que pudiera ser mejor opción que el alcohol, pero era lo que había.
—¿Estás mejor? —inquirió el chico mientras comía pollo a la naranja que había pedido por teléfono y lo compartía con Kira. Tenía una especie de gusto culposo con las franquicias de comida asiática, siempre supo que jamás sabrían a casa, pero aprendió a disfrutarlo.
Kira asintió mientras se relamía los dedos y bebía un poco más.
—Sí, no te preocupes... —murmuró pensativa. Todavía no quería hablar de ello—. Sabes, si termino yendo al Campeonato mundial de resistencia...
—No vas a ir al Campeonato mundial de resistencia —dijo el chico como una orden, antes de pensarlo un poco—. Pero deberíamos hacer el siguiente año las 24 horas de Le Mans, ¿qué opinas?
Su compañera sintió haber bebido demasiada bebida energética. La idea la entusiasmaba lo suficiente como para pensar en subirse a correr por cuatro horas seguidas su turno.
—¿Lo dices en serio?
—Sip. Quisiera que de algún modo sigamos siendo compañeros, y todo buen piloto que se respete debe pasar por Le Mans.
—¡Sí! Cuenta conmigo, Seung-Hee —exclamó su compañera sujetando sus hombros—. ¡Nuestro auto también debe ser morado! Y debe ser el Gran Turismo más increíble del mundo. Solo que nos falta alguien más. ¿Puede ser de nuestra categoría también? ¿Qué tal Takeru Yoshida? Te llevas bien con él, ¿no?
—Sí, ya está en el grupo...
—¿Cómo que ya? Seung-Hee, ¿¡le pediste a él primero que a mí!? ¡Soy tu compañera!
El chico fue sacudido de un lado a otro, más que consciente de que Kira no estaba acostumbrada a las bebidas energéticas.
—¡Perdón! No sabía que te podía interesar y hablo más seguido con Takeru...
—¡Hablas más con Takeru que conmigo! —Lo soltó al instante, solo para llevar su mano al rostro y fingir decepción—. Hombres y mujeres, todos iguales. La maldición de todo bi...
—Pensé que eras lesbiana... —murmuró el chico con temor de volver a ser sacudido, pero en vez de eso, su compañera lo miraba como si quisiera estrangularlo—. Perdón...
—Como sea. Gracias por dejarme jugar y por el pollo y las bebidas. No sé cómo voy a dormir...
—Yo tampoco...
—¡Pero!, te lo agradezco mucho. Quien quiera que sea mi futuro compañero, tú seguirás siendo el mejor —dijo abrazándolo fuerte y moviéndose de un lado a otro—. Somos como Cuti Romero y Son Heung-Min.
El chico rompió en una carcajada ante la comparación, y la aceptó como un halago
—Y en escala del 1 al 10, ¿qué tan buen compañero soy?—preguntó el chico muy seguro de la respuesta.
—Un 8,7. Por no decirme a mí primero. Y porque a veces deberías practicar morderte la lengua —respondió con toda certeza.
—Lo siento...
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[1] —¿Qué estás haciendo tú aquí?
[2] —¿Ya no puedo visitarte?
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Ahora sí llegó el verdadero capítulo de terror...
En una semana vuelvo con MUCHO más drama de FIAs 😔🫶
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