Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🏁 12. Sabor a rosé 🏁

Advertencia, el siguiente capítulo contiene escenas sexuales por lo que si les incomoda o son menores les recomiendo saltárselo (sé que no lo harán pero ya cumplo como adulta responsable poniendo este aviso 😭)  (comenten si les gustó, mi ego lo agradecerá 😔)

🏁🏁🏁

Lía cruzó el umbral del apartamento sintiendo nervios; no de lo que sucedería, sino de cómo podría empezarlo. No era como si existiera una manera sutil o educada de proponerlo, y solo imaginarlo hacía que le ardiera más el rostro de vergüenza.

Encontró a Kira en la sala, volteando en el instante en que escuchó la puerta como si no existiera manera de derrotar sus reflejos de piloto.

Se le notaba en el rostro que la había estado buscando, pero en el momento en que la vio con una bolsa de compras, todo pareció recobrar sentido.

—Te prometo que no huí —dijo Lía mientras sacaba de la bolsa de papel un ramo de girasoles y lo extendía a ella—. Felicidades por tu primera victoria...

Los girasoles siempre fueron su flor favorita. Le gustaba visitar los campos en Toscana cada vez que tenía la oportunidad, y ahora parecían adquirir un significado mucho más especial para ella.

Suspiró encantada mientras los recibía, y notaba la segunda de las compras de Lía y enarcó una ceja.

—¿Vino rosé?

—Es mi favorito... —argumentó la mánager—. Pero quería compartirlo contigo.

Quizás el champán fue demasiado la primera vez, pero el vino rosé jamás fallaba.

Kira dejó escapar una carcajada mientras se acercaba a susurrar en su oído.

—Gracias, sos la mejor.

Acto seguido, se impulsó a besarla en la punta de la nariz, tal como Lía había hecho la noche en la que necesitaba su consuelo.

—Ese vestido te queda precioso —murmuró al contemplar su vestido corto beige de tirantes y patrón de flores tejidas.

—Lo compré a $20 en Shein, ¿quieres que te pase el link?

Kira mordió un poquito su labio inferior, evitando reír.

«Quiero quitártelo...»

—¿Querés salir un rato? Podemos pedir esas hamburguesas de waffles que comíamos cuando recién nos instalamos acá.

Lía asintió enseguida, y Kira se separó para buscar su chaqueta de cuero.

—Abrigate y pedí mi auto, por favor.

—Tienes que ser un poco más específica... —respondió Lía a la orden con su celular en mano, como si fuera una especie de varita mágica que le ayudaba a cumplir todos los requerimientos de su representada.

Kira lo pensó detenidamente.

—El Shelby Cobra.

🏁🏁🏁

Quizás Kira le había mentido un poquito a Alicia respecto a su situación económica como piloto, aunque la verdad era que tuvo algunos regalos de sus patrocinadores luego de graduarse de la Fórmula 2 con éxito y conseguir su asiento en la Fórmula 1. Todos querían estar junto a la chica del momento.

Siendo una novata, ya contaba con una pequeña colección de tres autos clásicos, y el AC Shelby Cobra 427 era su consentido.

—¿Me prometes que vas a manejar como persona normal? —inquirió Lía antes de abrir la manija, a lo que Kira rio.

—Confiá en mí.

—Siempre... —murmuró Lía sin estar convencida del todo en esta ocasión.

Para su suerte, Kira no iba a más de 40km/h y era una conductora muy tranquila.

En realidad, entre las calles de Bruselas a punto de oscurecerse ante la bajada del sol, y ver a Kira conduciendo tan despreocupada con el cabello meciéndose con el viento frío, prefería mucho más esta segunda vista, dejándose fascinar por ella.

Sin importar el destino, parecía ser un sueño hecho realidad, pero ni siquiera se había atrevido a soñar con algo así. ¿Lo sabría acaso Kira?

Al terminar de hacer un cambio, la piloto aprovechó para poner su mano sobre la de su representante, y seguir conduciendo impasible, dejándose llevar por el camino.

Quizás era porque las calles eran muy largas y lisas, y no había casi nada de tráfico. Lía pensó para sí misma que a lo mejor Kira no podría sobrevivir ni quince minutos en las calles de su ciudad natal sin soltar todos los insultos que conocía y era capaz de inventarse, y no pudo evitar reír de imaginárselo.

—Perdón, estaba pensando que seguro Quito te podría encantar —explicó cuando la piloto la miró brevemente.

—¿Me invitás?

Lía sintió la vergüenza acumularse en su rostro, y tenía ganas de que su asiento se la tragara.

—Cuando quieras... —respondió muy bajito.

Cuando Kira parqueó, Lía miró con intriga el palacio de justicia de Bruselas, pero no dijo nada y se dejó guiar por la piloto al ascensor de cristal mientras ella llevaba la orden de hamburguesas de waffles que habían pedido.

En cuanto llegaron al piso más alto, Lía fue sorprendida primero por la ráfaga de viento, y después, por la vista en la altura. Era una especie de terraza donde podía ver toda la Plaza Poelart, y muchos edificios y hogares.

Siempre había pensado que Bruselas se parecía a un cuento de hadas y lamentaba no poder quedarse tanto tiempo como quería. Instintivamente, sacó su teléfono y comenzó a tomar fotos del paisaje.

Y luego apuntó hacia Kira, como si la toma se volviera mil veces mejor de lo que ya era, y tomó varias más donde la piloto ya no sabía cómo posar pero no le quería quitar la ilusión.

—Por favor, se va a enfriar la comida...

—Está bien, pero solo una más — rió Lía, esta vez activando la cámara frontal para verse a sí misma con la piloto.

Tomó una foto, y antes de poder tomar la segunda, Kira se acercó rápidamente a besarla en la mejilla.

Clic.

—¿Me la podés pasar?

Y Lía asintió.

Podía contemplar su expresión de sorpresa y vergüenza en la imagen. La foto se veía ligeramente movida, pero decidió que era su favorita, del tipo que quería poner en su celular para verla antes de usarlo.

No podía explicarse del todo lo que sentía cada vez que miraba a Lía. No porque no lo hubiera sentido antes, sino porque le parecía algo tonto recién empezar a sentirlo. Y con ello, también se hacían más evidentes las señales que no vio antes.

—No respondas si re hace sentir incómoda, pero ¿desde cuándo te gusto?

Por supuesto, Lía sintió que era una de esas preguntas de las que quería escapar, pero decidió que no había mejor momento para ser honesta.

—No estoy muy segura, pero empezó en nuestro primer año de trabajo. Tardé un tiempo en darme cuenta de que no solo te admiraba por hacer cosas que yo jamás haría, y que bueno... pensaba de otra forma de ti.

Kira sonrió un poquito, queriendo saber de qué forma la pensaba exactamente.

—Es que normalmente me doy cuenta rápido de estas cosas...

—Tampoco quería que te dieras cuenta.

—¿Ni siquiera sabiendo que tenías oportunidad? Estuviste a cargo de mis citas todo este tiempo.

Lía hizo una pequeña mueca. No quería explicar tanto en lo que podía ser su primera cita.

—Mi trabajo es cuidar de ti dentro y fuera de la pista. Y la verdad, no soy tu tipo...

La piloto soltó una risa, segura de que no sabía de lo que su mánager hablaba.

—No tengo un tipo, solo conecto con las personas...

«Casualmente conectaste con tres modelos europeas...», pensó Lía, pero evitó decirlo porque no quería sonar celosa, aunque lo estaba un poquito.

—Dijiste que la comida iba a enfriarse... —respondió, sacando de la bolsa su propia hamburguesa y dio un mordisco para que Kira entendiera que no hablaría más.

Consciente de la señal, la piloto tomó la suya, y volteó al paisaje.

—Buen provecho. ¿Querés que te ayude con la botella?

Lía accedió, dejando que la abriera, pero notó que se le había olvidado el detalle de llevar copas.

—¿Está bien si bebo de la botella? —inquirió Lía con vergüenza, a lo que Kira asintió.

Después de un breve sorbo, le pasó la botella de vuelta, pero ella negó.

—Me toca manejar, ¿o querés que comprometa mi superlicencia? —respondió en tono de broma, pero a pesar de la oscuridad de la noche y la brisa helada, Lía podía sentir todo el calor del alcohol en su rostro.

¿Qué tenía el alcohol que le hacía olvidarse de ser mínimamente responsable?

—Es que no es justo si bebo sola... —dijo bajo, casi haciendo un puchero de decepción.

Mierda, qué rápido que actuaba el alcohol en ella. Incluso sentía los hombros pesados.

Y también le afectaba un poco el sentir a Kira mirandola como si quisiera devorarla de un bocado tras esa sonrisa de fingida inocencia.

—Está bien, tomá un poco más y yo pruebo.

No hizo falta nada más para convencerla, Lía dio un trago más largo porque ansiaba el sabor y la sensación que adormecía levemente sus sentidos.

Al terminar, extendió la botella a Kira, pero quizás como efecto del alcohol, no se dio cuenta de lo cerca que ya la tenía, tomando su mentón entre sus dedos.

Un segundo después, sentía su boca tocar la suya, probando despacio con sus labios y robándole un suspiro. Acabó deseando más, por lo que se impulsó hacia ella con los labios entreabiertos, dejándola explorar y probar más a su antojo. El solo contacto entre sus lenguas hacía arder todo su cuerpo y por la pesadez en su cuerpo, usaba sus fuerzas para aferrarse a ella, pero sentía que acabaría derritiéndose en sus brazos.

Pero seguía allí, y quería más.

No era solo el sabor a rosé lo que Kira ansiaba en ella. Era el contacto, cada vez menos inocente que Lía le correspondía. Era sentirla sostenerse de su cuerpo como si la necesitara. Eran los roces de su respiración y aliento contra su piel, y un calor que vencía una temperatura tan baja en la noche que apenas comenzaba.

Al separarse, Lía no se veía tan sorprendida por la intensidad del beso, parecía que no tenía problema alguno en reanudar con uno nuevo, y sin embargo, la detenía.

—¿Podemos irnos a la casa?

Comprendiendo al instante, tomó su mano para llevarla al ascensor.

El camino de regreso era muy silencioso, incluso con la playlist de viaje de Kira de fondo. Lía solo podía sentir nuevamente el viento golpeándole la cara, y la Kira tranquila parecía más determinada y seria. Cada tanto miraba la velocidad, y se esforzaba en no sobrepasar el límite.

Cuando al fin llegaron al parqueadero de su edificio, dentro del ascensor Lía decidió beber otro corto trago de la botella «para no perder los ánimos» y la extendió a su compañera, que con una sonrisa la aceptó.

Bebió de largo hasta que llegaron a su piso, y volvió a tomar la mano de su representante.

—Vamos.

Lía deseó aunque sea un último sorbo más de su botella de apoyo emocional, pero en cuanto entraron a su apartamento y sonó el seguro automático, al encontrarse la mirada de la piloto, supo que no era necesario. Que no habría mucho que explicar, ni demasiados preámbulos.

Se sostuvo de la chaqueta de Kira con sus puños, y se impulsó para besarla con la misma intensidad que en el mirador, en tanto, sorprendida en un inicio y a gusto con la iniciativa, la piloto buscaba la humedad de su boca nuevamente, y le removía el abrigo al deslizarlo de sus brazos.

La empujó con suavidad a la pared, y acarició el contorno de su cintura mientras sus besos caían en la piel de su clavícula como si intentara descubrirla con sus labios, y acariciaba el cabello que apenas tocaba su cuello.

Se sentía dueña de todos sus suspiros, de la vocecita aguda que por momentos fallaba en contener.

Uno de los tirantes de su vestido se deslizaba fuera de su hombro y quería terminar de descubrir lo que escondía.

Arremetió contra sus labios nuevamente, sosteniendo su nuca con una mano, mientras la otra acariciaba despacio uno de sus senos. Al momento en que mordió su labio inferior, le provocó un leve quejido, deseando ver su reacción.

Con la mayoría de sus miedos disipados, jadeante y ansiosa de deseo y el cabello un poco desordenado, Lía tomó el rostro de Kira entre sus manos para impulsarse a besarla suave y breve, queriendo recordar ese momento de una manera más dulce a pesar de todo lo que ardía en su interior.

Al ver a la piloto, no podía estar más segura de ese momento. Se trataba de ella y por eso ya era perfecto.

—¿Podemos ir a la cama? —preguntó con las palabras enredándosele un poco, y aún acariciando su rostro.

Dispuesta a cumplir todos sus deseos, Kira la llevó hasta su habitación, y mientras Lía se sentaba al borde, ella trepaba para quedar encima suyo y con un nuevo beso, sostener su cuerpo para ayudarla a acostarse.

Apenas estaba sobre sus brazos, viéndola encima como en otras noches pero con la certeza de que no la detendría, ni tenía ganas de hacerlo.

Solo tenía que empezar por quitarle esa calurosa chaqueta de encima y apreciarla con su body de encaje negro, y la sola idea de verla únicamente con eso le provocaba un gran cosquilleo en todo su cuerpo. Con cierto apuro, desamarró el cinturón y bajó sus pantalones de tela oscura a rayas, y eran muchas las ganas que tenía de abrirse espacio entre la lencería y hacer cosas que podría jurar que nunca antes había hecho.

No obstante, fue Kira quien sintió la necesidad de explorar con sus labios una vez más su pecho, mientras deslizaba ese tirante caído fuera de su brazo y Lía la ayudaba. Solo bastaba bajar la tela un poco más...

Siguió adorándola con sus manos y sus labios, probando suave, conociendo el sabor de su piel y su textura. Lamió y mordisqueó apenas, deleitada por cada sonido, por la manera en que Lía acariciaba su cabello y la llevaba a seguir explorando otros lugares de su cuerpo.

Pero de repente Lía fue más consciente de su vergüenza y le apenaba bastante cómo debía verla Kira en ese momento.

—Solo... ¿podría no quitármelo? —inquirió acerca del vestido—. Es que no me gusta cómo me veo...

En la posición en la que estaba, podría jurar que su pancita sobresalía más. Kira era una deportista, y a ella solo le alcanzaba el día con la actividad diaria que tenía. Incluso si su peso era el promedio, era una de las razones por las que veía inalcanzable a la piloto y tan cerca de lograrlo, le daba mayor inseguridad.

Dándole un poco de espacio y colocándose de rodillas, para Kira, verla con el vestido bajado a la mitad, la falda arrugada por las caricias, y su boca exhalante de jadeos y suspiros, le provocaba un ardor intenso en su interior y hacer cosas que no tuviera oportunidad alguna de olvidar. Si Lía pudiera verse como ella la veía, entendería cómo es que estaba a punto de volverse loca, pero accedería porque por sobre todo, quería que disfrutara la noche.

—Solo esta vez, ¿sí? —prometió, y Lía no supo qué erizaba más su piel, si su siguiente petición, o el cómo se acercaba a su oído para decírselo—. Tocame más, por favor...

Obediente, llevó su mano hasta la cintura de la piloto, tocando la textura del encaje, hasta que Kira guió esa mano con la suya despacio, subiéndola hasta uno de sus senos, enseñándole a apretarlo y llenándose más de deseo mientras la miraba ansiosa.

Condujo su mano por su cuello hasta su boca, lamiendo y chupando sus dedos mientras que con su mano libre trataba de abrir el body de encaje por debajo, y al lograrlo, la dejó segura de lo que debía hacer.

Tímida, Lía la acercó a esa zona que tenía al descubierto, y contuvo la respiración al momento en que empezó a masajearla con sus dedos muy despacio, atenta a sus reacciones como si la llenaran de mayor deseo de seguir. Le hacía feliz saber que no era la única que se sentía tan húmeda en ese momento.

—Seguí así... —ronroneó ella.

De rodillas, Lía acarició uno de sus muslos mientras continuaba su tarea y la veía cerrar sus ojos ante la sensación, e instintivamente se movía contra las sábanas, esperando sentir el roce.

Al verla, Kira decidió que era su turno de atenderla y buscó acostarla una vez más mientras subía la falda del vestido hasta su cintura. Incluso sin quitarle el vestido, verla con los senos y sus muslos al descubierto se le hacía tan fascinante.

Se deshizo de la ropa interior con paciencia, antes de volver a tener uno de sus senos en sus labios y sus manos recorriendo de nuevo sus muslos. La miró seductora y se impulsó en busca de un pequeño beso de sus labios que tanto apretaba para evitar gemir, y la tocó con suavidad, sintiendo tan cerca cómo su respiración se entrecortaba y una de sus manos se aferraba a su brazo, temblando.

La humedad entre sus dedos la ayudaba a ir más allá con facilidad, y adoró escucharla cuanto más se movía. Sostuvo su mentón para verla mientras seguía tocándola. Poco a poco Lía movía sus caderas a su ritmo y buscaba besarla entre sus gemidos.

La atrapó entre sus piernas, añorando más cercanía, y solo así, Kira pudo empezar a moverse con ella, sintiendo sus cuerpos frotarse en busca de la misma sensación.

Continuaron mordiendo y besando todo lo que se les antojaba sin dejar de moverse a un ritmo casi frenético y compartiendo el sudor de sus cuerpos y cada sonido entre ellas, como si las ansias entre ambas nunca fueran a acabarse e incluso al llegar al final, buscaran enredarse en la otra una vez más con necesidad.

Como si no existiera el tiempo y fuera el tipo de noche que merecían recordar.

.

.

.

Miren les voy a decir la verdad (siempre honesta xd), estuve estas dos semanas mirando puntos fijos en mi habitación por horas cada vez que podía escribir y terminaba procrastinando hasta que recién esta madrugada me dije que no podía escapar más de mi destino (y Lía tampoco). Y luego procrastiné un montón de tiempo la edición hasta que finalmente decidí que estaba decente como para al fin subirlo, así que incluso con toda la demora, espero que les haya gustado 🥹💞

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro