Esa mañana, a las 8 mi sueño se esfumó y me levanté. Tú seguías dormida, pero sin despertarte fui a la cocina. Me comí unas bayas. No sabía cual me había comida, pero me dio una energía descumunal. Sin ningún miedo salí a la calle y fuí al rio. Me extrañó que ningún pokémon joven estuviera en la calle. No había nadie, pero no me importó. Llegué al agua y me fuí a meter. Me estaba quitando una pequeña bata que llevaba para taparme por si hacía frío. Pero di un pequeño grito cuando un vaporeon desnudo me miraba dentro del río. Tenía ganas de bañarme, pero me sonrojé muchísimo al verlo a él sin ropa y esperando a que me quitara la mía

-¿Que miras!- Dije yo con verguenza

-Pues nada, yo creía que te querías bañar. Si no yo me voy- respondió

-¿Y por qué no llevas ropa!- Seguía diciendo roja de verguenza 

-¡Porque me estoy bañando cacho de estupida!- se enojó

Yo me quité la bata y me metí en el agua. Me acerqué a el y le besé. Solo tenía 8 años pero quería librarme de él. La verdad disfruté, pero no quería tener una relación firme tan joven.

-¿Contento?- Dije gritando un poco

-¡Si!- Y se fué contento

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Yo salí del agua, me sequé un poco con la bata que usé de toalla y volví a casa muerta de frío. Delphox ya estaba despierta y tú.

-¡Oh! ¡Rose, tienes que estar muerta de frío!- gritó "mamá"

-La verdad es que no mucho- dije tiritando

-¡Pero si estas tiritando! Anda vete a darte una ducha caliente- me replicó Delphox

-Vaaaalee- me convenció y me fuí al cuarto de baño

Me estaba duchando, el agua empezó a salir demasiado caliente, lo puse fría pero no se cambiaba. Grité a Delphox pero no se enteraba por el sonido de la lavadora. Empecé a gritar entre sollozos. Y la puerta de la ducha no se abría. Lo estaba pasando horriblemente mal. Mis gritos eran como los de una hormiga. Me intenté apartar lo máximo del agua, pero sin querer me calló en una de mis cintas. Me dolía muchísimo y mis lágrimas no eran para nada. Me heché mucho para atrás y aunque me calleron algunas gotas, cogí carrerilla y embestí la frágil puerta de cristal. Se rompió y pude escapar. Corriendo llamé a nuestra medio madre y me tumbé en el suelo llorando por mis quemaduras en el cuerpo corriendo, Delphox fue a la ducha, e intentó cerrar el grifo, pero quemaba muchísimo. Con mucho esfuerzo cerró el grifo para que no inundara la casa. Le quemaba mucho la mano, aunque fuera de tipo fuego. Después de todo ese lío cenamos y me tumbé cansada en mi cama. Justo antes de dormirme pensé una cosa: mañana era mi cumpleaños, lo que no pensaba es que sería de los peores días que he tenido