capítulo 11
Poco a poco la gente se retiró del lugar, cada uno se fueron a sus hogares, mientras que Alida, la madre de Adara, no pudo aguantar la pérdida de su única hija que se desplomó mientras enterraban. Se había desmayado.
Fue trasladada a la clínica en donde su esposo luchaba por su vida, Bruno y Massimo, no dejaron en ningún momento sola.
Mientras todos se retiraban, bajo la lluvia, vestida de negro, la pelirroja, se quedó en el lugar ahora mirando el frío lápida de su amiga.
Hace apenas algunas horas atrás estaba viva, pero desecha por la traición de su esposo, y ahora estaba bajo diez metros de tierra y el sospechoso de su muerte era nada más que nada menos que su esposo.
Limpió con rabia sus ojos rojos e hinchados llenos de lágrima y se prometió hacer justicia por la muerte de su amiga.
__Juro que haré pagar al quien te hizo esto, Ada. Lo juro __prometió mientras se ponía sus lentes oscuros.
Al sentir la presencia de Apolo, giro su rostro y le dedicó una mirada lleno de odio y desprecio.
En todo el entierro lo ignoró completó, pero ahora iba decir sus verdades al abogado.
__Melissa...
__Maldito traidor __lo callo con sus palabras lleno de desprecio__. Solo te voy a decir una sola vez Apolo. Dile a ese desgraciado que si el tuvo algo que ver en la muerte de la rubia, le haré pagar muy caro. Juro qué no quedará impone la muerte de mi amiga. Lo juro __se encaminó.
__No fue Alessandro, el sería incapaz de lastimar a Adara, sabes lo mucho que la ama __habló de su atrás y lo detuvo los pasos de la pelirroja.
Se dio la vuelta y soltó una risa de sarcasmo lleno de amargura.
__¿Amar? Por favor, Apolo. Alessandro, traicionó de lo peor forma y eso no es amor.
__Las cosas no son así, Melissa.
__Entonces dime como son las cosas, dime por que no logro entender. Dime por qué Adara, esta bajo diez metros de tierra con el corazón hecho añisos y el sospechoso de su muerte es su propio esposo.
Dime por que vi en sus últimos suspiros hecho una mierda.
Con el corazón hecho añisos, con los ojos llenos de lágrimas y tristeza, su ropa cubierto de sangre, tan vulnerable temblando como si fuera una niña, tan perdida pensando que toda su vida fue toda una mentira. ¿¡Dime!? __grito mientras se quebró.
Al escuchar la descripción de como se encontraba su amiga, nuevamente salieron lágrimas de los ojos rojos del abogado.
__¿Y dónde está ese mal nacido que dices que la ama? ¡Ni siquiera apareció el maldito bastardo! __exclamó lleno de ira.
__No se donde está, no está en ninguna parte. Pero el no tuvo nada que ver en la muerte de Adara. Estoy seguro __lo aseguro.
__Más te vale que así sea, de lo contrario, haré lo que sea para ver tras las rejas __se encaminó a la salida.
La pelirroja se dirigió a la clínica para saber de la salud de los padres de la fallecida. Alida, estaba bien, pero su esposo no daba ningún señal de recuperación.
Leo y su hijo se encontraban en la misma condición.
Sin haber dejado unas cuantas de seguridad en la puerta de sus habitaciones, se dirigió directo al estación y le dio una orden directo y explícita a su equipo. Era atrapar al mal nacido que había quitado la vida a Adara y a uno de los oficiales.
Pasaron días y no habían encontrado nada que los sirviera. La cámara del lugar de explosión, desapareció y todos las pruebas iban desaparecido. Y al cabo de una semana, la pelirroja, recibió una orden explícita de su jefe, y ese orden era cerrar el caso.
Sin aceptar, la pelirroja desafío a su jefe y siguió con el caso, pero con la amenaza que recibió, no pudo hacer otra cosa que cerrar el caso.
No quería poner en peligro la vida de su equipo.
En el fondo estaba segura que el mal nacido de su jefe, había sido comprado.
Como si eso fuera poco, en el caso de Jackson Harris, las pruebas habían desaparecido como arte de magia y salió pagando una gran suma cantidad de dinero.
Detrás de todo había una persona poderosa y tenia comprados a todos.
Pero ella no iba descansar, haría lo que fuera hasta ver tras las rejas a todo los causantes, no importaba si perdía su licencia, pero haría justicia por su amiga.
Apolo, al salir del cementerio fue directo a la mansión de su amigo rogando que haya vuelto, pero el magnate no se encontraba ahí.
No estaba en ningún lado.
Había pasado más de una semana y el magnate no estaba en ninguna de sus propiedades y no había salido del país, al final, Apolo, recordó que la pareja tenía una casa en Miami, serca de una playa al que amaban ir.
Tomo vuelo al lugar rogando encontrar a su amigo y efectivamente, el magnate se encontraba ahí.
El lugar estaba lleno de botellas de alcohol y olía a podrido.
Lo primero que hizo fue ir a la recamara de la pareja, donde estaba el magnate.
Totalmente deplorable, atormentado, se encontraba sentado en el piso, con un retrato de su esposa en la mano y en el otro lo sostenia una pistola.
__Alessandro __jadeó el abogado al ver la pistola.
__La maté, Apolo. Maté a la mujer que amo. La maté __se quebró el magnate.
__Dame esa pistola, Alessandro __el abogado se acercó despacio, pero paro en seco cuando el magnate llevó a su pecho.
__Mio caro, il mio prezioso diamante (Mi amada, mi preciosa diamante) esta muerta por mi culpa __sollozó.
Estaba ebrio, pero no tanto.
__Dame esa pistola, Alessandro, no hagas ningún estupidez __bramó el abogado mientras se acercaba poco a poco.
__No puedo vivir sin ella, mi vida no tiene sentido si ella no esta en mi vida.
__Alessandro..
__Rompi su corazón en pedazos. Ella murió odiandome como nunca, lo vi en sus ojos cuando vi la última vez. Estaba lleno de odio y dolor.
No soporto haber lastimado tanto, no soporto. Meresco morir y será con un agujero directo en el corazón por que mi amada murió con el corazón roto por mi culpa __apretó el gatillo, pero el disparo llegó al techo por el impedimento del abogado.
__¡¡Maldición, Alessandro!! ¡¿Te has vuelto loco?! __le gritó mientras tiraba la pistola lejos del magnate.
__No quiero vivir sin ella, Apolo. No quiero vivir __abrazo el retrato de su esposa y lloró amargamente.
__Maldición, Alessandro __maldijo nuevamente y se sentó a lado de su amigo y lo abrazó mientras este lloraba amargamente, lamentándose por todo ocurrido.
Estuvieron sentados ahí toda la tarde mientras el abogado le decía que fuera fuerte, que tenía que buscar justicia por su esposa.
El magnate estaba de acuerdo, iba hacer pagar por lo que hicieron a su esposa, pero no estaba en su sano juicio. La perdida de su esposa le afectó tanto que no se encontraba en su sano juicio. Estaba perdido, parecía un cascarón hueco sin vida.
Después de dos días, Apolo, volvió a Nueva York con su esposa, no podía dejar sola por que apenas unas semanas atrás dio luz a su primer bebé.
Quiso llevar con el a su amigo, pero este se negó y no le quedó otro que llamar a sus padres quienes tambien buscaban con desesperación.
Volvió con su esposa, haciendo prometer a su amigo de no cometer ninguna locura, también prometió volver y no dejar solo en esos momentos tan difíciles, pero también tenia muchas cosas de cuel encargarse. Y una de ellos era, Cornelia.
Al descuido de su madre, el magnate salió de la casa y buscó un bus que llevara a Nueva York. Eran más de 19 horas el viaje, pero no le importó.
En algún lugar de Nueva York, se bajó del bus y caminó sin ningún rumbo en el lugar desconocido que era para el.
No quería llegar a su casa, la casa que compartió todos esos años con su esposa y que ahora se encontraba sin ella. Tan sola y fría.
Aun costado de la calle se paró, totalmente perdido, por que sin su esposa estaba perdido.
Estaba hecho un desastre.
Tenía el pelo despeinado, barba de semanas, los ojos rojos, hinchados y una bolsa de ojeras debajo de sus ojos.
La gente caminaba cada uno en sus cosas, por esa gran calle los autos circulaban con suma tranquilidad mientras el estaba parado en algún calle que no conocía.
El semaforo se puso rojo, en ello una camioneta negro se detuvo, seguida otros dos camionetas totalmente negros se detuvieron. Los tres tenias vidrios polarizados.
Pero una de las camionetas, la de medio, tenia el vidrio abajo, no más al medio, y claramente vio a una figura de mujer con melena rubia que miraba al frente.
En ningún momento quitó su mirada y cuando la mujer giró su rostro, su corazón se detuvo por completó.
Se quedó como una estatua sin poder reaccionar. Estaba en shock.
Por unos segundos se miraron entre sí, hasta que la mujer apartó la mirada lentamente.
El auto avanzó y recién reaccinó y sus pies solos se movieron y corrió como nunca en la vida mientras gritaba su nombre.
Ella miró por el espejo retrovisor, vio correr detrás del auto y al final a muy lejano, se cayó de rodillas mientras gritaba y lloraba con voz desgarrador.
La mujer cerro los ojos y lloró en silencio por la pesadilla que estaba viviendo.
Estaba seguro que era ella, no estaba imaginando, no estaba loco para decir que estaba delirando.
Era ella, era su amada.
Estaba tan cerca y a la vez tan lejos, pero buscaría por cielo y tierra hasta encontrarla.
¡Volví!
Hay los dejo el capítulo, que lo disfruten.
Nos vemos más tarde amores ❤❤❤
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