___☆_5_☆___
Al llegar a la escuela logro ver a Meli esperando en la entrada bastante entretenida en su celular.
— Hola Meli ─me apresuro a saludarla.
— Hola Emma.
—¿Vamos a dejar mis cosas?
— Si ─nos dirigimos al salón, hace un frío fatal, sin querer choco con Eithan, ─ Maldita sea ─pienso, esto es tan difícil, no puedo evitar sentirme mal.
¿Desde cuándo nos volvimos unos completos desconocidos? ¿Cómo es que todo cambio tan rápido?
— ¡Ay mujer!, se nota que aún te duele ─suelta Meli haciendo una mueca.
— Si, pero tengo que ser fuerte ¿no?
— Tienes razón ─responde dedicándome una sonrisa ─ ¿Vienes conmigo?
— No, aquí me quedo ─respondo enfocando mi mirada en mis cosas.
Es verdad aún me duele, se supone que soy fuerte, pero la realidad es que finjo serlo. El saber que está a una distancia de mí hace que me sienta mal, recordar que no lo volveré a tener a mi lado y que no soy yo la razón de su felicidad me rompe el corazón, pero recordar que fui un juego para él, hace que me autodestruya.
Desde el día que empecé a sacar las fuerzas necesarias para ahuyentar el dolor, algo en mi murió, no sé qué es, pero lo siento así, es como si estuviera muerta en vida, trato de sonreír, pero simplemente me irrito con cualquier cosa y no tolero nada, pensar en cursilerías hacen que sienta asco, leer los poemas que hablaban de lo bonito que es estar enamorado me desquicia, acaso ¿es normal esto?
Cada día encuentro menos sentido a venir a la escuela, cada día se ha vuelto tan rutinario y repetitivo, una parte de mi sabe la respuesta a eso y es que Eithan volvía mis días diferentes, no sólo era el hecho de estar a su lado todos los días, sino que él hacía cada día especial, el hecho de que habláramos a través de papelitos, jugáramos gato, nos tomáramos de la mano mientras escuchábamos la clase, nos abrazáramos y todo lo que solíamos hacer cuando pasábamos tiempo juntos, de una u otra forma lograba hacerme feliz.
— Hola Emma ─saluda Lydia sacándome de mis pensamientos.
— Hola Lydia ─respondo dándole un beso en la mejilla, en seguida llega la maestra y comienza a dar su clase, la clase es un poco aburrida, lo bueno que me hace tener el mal hábito de distraerme leyendo, por suerte la maestra no se da cuenta, sinceramente aún no tengo deseos de estar en clase y ver a todos, sólo quiero que esto termine y no tarda mucho en llegar la otra maestra.
— Chicos, necesito que se junten en equipos ─ordena; Ali, Lydia, Meli y yo nos integramos,
Que lindo, un fabuloso equipo
Flashback
Llega la segunda clase y debemos trabajar en equipo, enseguida nos indican quienes serán los integrantes de nuestro nuevo equipo, mi equipo está conformado por Eithan, Amber y Oliver: son muy divertidos, aunque Oliver es muy callado, pero se interesa por el trabajo.
Eithan tiene uno ojos hermosos, una sonrisa tierna y... ¡Rayos!, debo dejar de describirlo, sólo diré que es muy lindo.
— Listo, a partir de ahora estarán todo el semestre con el equipo que les asignamos ─indica la profesora bastante contenta.
Fin del Flashback
— Emma, presta atención ─me ordena Lydia, al parecer estaba perdida en mis recuerdos.
Es lindo es recordar algunas cosas, ese día comencé a notar la presencia de Eithan y vaya que se me hizo muy lindo, aún recuerdo que ese día...
Emma ¡basta!, deja de destruirte con esos recuerdos, vamos, se fuerte, Eithan no lo vale, deja libre todo, olvídate de ese fantasma del pasado.
Creo que esto de superarlo me costará mucho trabajo, pero bueno, dudo que pueda haber algo peor, al parecer la clase termina muy pronto debido a que los maestros tienen una junta; las chicas y yo nos dirigimos a las mesas de la cafetería.
— Emma, si quieres podemos ir a otro lugar ─sugiere Ali al percatarse de que Eithan y Natalia se están besando en una de las mesas.
— No, nos quedaremos aquí ─respondo con firmeza.
—¿Estás seguras? ─cuestiona Lydia.
— Si, ya es momento de enfrentarme a todo, de superarlo y demostrarle a ese par que no me importan ─afirmo con seguridad, las chicas no ponen objeción y nos sentamos en la mesa que está sola.
— Chicas tengan cuidado, porque hay fieras sin jaula ─comenta Meli, no puedo evitar sentirme avergonzada, está más que claro que detesta a Natalia, pero no la culpo. Puedo ver el rostro de Natalia y se ve muy molesta ─ Bien, tenemos que planear una salida para ir a comer a algún lugar y pasar un hermoso día de chicas ─agrega entusiasmada.
— Les parece comida china ─sugiero distraída en algún punto fijo.
— No, mejor japonesa ─replica Lydia.
— Primero debemos pedir permiso —digo divertida.
— ¿Y si mejor hacemos una pijamada? ─sugiere Meli emocionada.
— Y vemos A todos los chicos de los que me enamoré ─añado entusiasmada.
— ¡Mmm si!, ¡Para ver a Peter! ─dice ansiosa, hace un sonido de deseo y remoja sus labios, esa acción la hace ver que de verdad le fascina el actor ─ Y también películas de terror.
— No, porque me dan miedo ─replico en un tono aniñado
— A mí también ─agrega Lydia.
— Y preparamos palomitas, pero ¿en qué casa sería? ─cuestiona Alina.
— Puede ser en la mía ─sugiere Meli
— Perfecto, ahora sólo es ver cuándo y si a todas nos dan permiso ─digo entusiasmada, esto de salir con las chicas y planear cosas es divertido.
Varios murmuros comienzan a escucharse, así que volteo con cierta curiosidad, al parecer es un grupo de chicos que se encuentran al otro lado de donde nosotras nos ubicamos y ahí puedo ver a Dylan, recordar la escena de aquel día me hizo sentir mal y al mismo tiempo bien, al parecer le estaban haciendo burla o algo así.
— Oigan, creo que ese chico viene para acá ─advierte Meli, mi mirada busca saber qué chico y no... por favor no... estupendo Dylan se dirige hacia donde nos encontramos, pero no viene sólo, viene con otro chico, aquel chico se ve de un metro setenta o algo así, por lo que puedo ver el desconocido tiene ojos rasgados y una sonrisa linda.
— Hola ─saluda a todas.
— Hola ─respondemos al unísono.
— Oye ─mira a Lydia ─ ¿Me puedes dar tu número de teléfono? ─cuestiona con una sonrisa pícara, mi amiga no tarda mucho en ponerse muy roja.
¿Para qué? ─cuestiona a la defensiva.
— Es que mis amigos me pusieron como reto que le pidiera a una de ustedes su número ─confiesa y mira a su grupito de amigos.
—¿Y yo por qué? ─se defiende Lydia con nerviosismo.
— Además ¿era necesario que trajeras niñera? ─replico mirando a Dylan.
— Si, porque no íbamos a correr el riesgo de que nos mienta ─responde y como la niña educada que soy no puedo evitar poner los ojos en blanco.
— Emma, dame tu número de teléfono ─ordena mi amiga.
—¿Y el mío por qué? ─cuestiono molesta.
—¿Y si les doy un número falso? ─pregunta Lydia nerviosa.
— Está bien ─responde aquel chico.
— Ayúdame a inventar un número ─pide Lydia, la pobre está muerta de vergüenza.
— Anota ─le ordeno a aquel chico ─ 7226 ─pienso.
— Amm 58 ─continua Lydia.
— Mmm 50 ─sigo.
— Y 12 ─termina Lydia, nuestras amigas adornan el silencio con sus melodiosas risas, tanto Lydia como yo necesitamos que la tierra nos trague.
— Listo, ya se pueden ir ─digo cortante.
—¿Siempre tienes que ser así? ─cuestiona Dylan confundido.
— No, solo soy así con desconocidos ─respondo fingiendo una sonrisa amable.
— Vamos, sabes que no somos desconocidos ─replica con una sonrisa, eso me hace recordar las palabras que me dijo en aquel lugar.
— Para mí sigues siendo un desconocido ─insisto.
—¿En serio Emma? ─cuestiona.
— Si ─afirmo con dureza.
Emma estas siendo muy cruel
— Bueno, para dejar de ser un desconocido ─piensa ─ ¿Quieres salir a algún lugar conmigo? ─inquiere, abro los ojos como plantos, en definitiva, no esperaba eso.
— No lo sé.
— Vamos Emma, ve con él —expresa Ali como si me estuviese animando para que no lo rechace.
— Tengo que pensarlo ─enciendo mi teléfono ─ Lastima, debemos irnos, ya es hora de la próxima clase ─me excuso, las chicas se levantan y le damos la espalda a los chicos, pero alguien me toma del brazo.
— Mínimo dame tu número ─pide Dylan, sus ojos me miran suplicantes, siento cierta culpa, así que solo digo:
— Dame tu teléfono ─él me lo entrega y anoto los dígitos, le entrego su teléfono, él llama a mi número y comprueba que no es falso.
— Listo, ahora tú puedes registrar mi número y enviarme un mensaje por si cambias de opinión.
— Okay ─me limito a decir y le doy la espalda, ¡Dios!, que chico tan fastidioso. Fui cruel, de eso estoy segura, pero realmente no puedo evitarlo, sé que Dylan sólo intento ayudarme, pero no deseo que se meta en mi vida.
*
Dylan
— ¡Wow!, realmente te detesta esa chica ─dice Zac burlón.
— ¡Cállate! ─pido molesto, desde ese día no he podido sacarme a Emma de la cabeza y de una u otra forma su trato me duele, realmente me gustaría saber por qué es así, no comprendo, aunque si estoy seguro de que mis palabras no ayudaron mucho a romper el hielo entre ambos, por ahora, lo único bueno es que tengo su número y eso basta.
— A nuestro querido amigo lo trataron mal ─cuenta Zac con burla en su voz, no me controlo y le doy un codazo, los demás empiezan a burlarse, pero bueno eso es lo que menos importaba ahora.
—¿Por qué no la invitas a la fiesta que daremos? ─me recomienda Lucas.
— Puede ser, tendré que decirle ─respondo, realmente deseo que acepte.
— Has que invite a sus amigas ─pide Zac con una sonrisa que nunca había visto desde hace tiempo.
— Se nota que te intereso su amiga ─me burlo como venganza.
— Puede ser ─dice algo avergonzado.
— Vamos Zac, te conozco desde hace mucho y sé que cuando te gusta una chica te comportas así ─digo de la forma más sincera.
— No empieces Dylan ─replica molesto.
Los chicos y yo nos dirigimos al salón, para mi sorpresa nuestro salón se encuentra justo en frente del de Emma, eso me alegra, de por si no conozco este lugar, hace poco nos mudamos de nuevo y volver a reunirme con mi mejor amigo fue una de las razones por las que me traslade a esta escuela.
Al parecer Emma es de segundo año, veo que está hablando con la chica a la que Zac le pidió su número, puedo distinguir que Emma se encuentra triste, pero ¿por qué? ¿Será por la misma razón del día que la conocí?, supongo que sé, él chico del que habló ese día de verdad que la dejo muy herida.
*
Emma
—¿No crees que fuiste dura con ese chico? ─cuestiona mi amiga.
— Si, reconozco que lo fui, pero no lo pude evitar ─confieso con tristeza y apenada.
— Lo siento, pero creo que creaste una barrera ─responde Lydia con pesar.
—¿Una barrera? ─pregunto confundida.
— Si, una barrera para no salir lastimada o través.
— Supongo que sí, desde ese día me prometí que no iba a volver a caer y que no iba a ser débil ─explico ─ Me prometí que todo iba a cambiar, Lydia, no creo que exista de verdad el amor perfecto, porque a final de cuentas te terminan lastimando, nada de eso existe y no puedo permitirme volver a caer, enamorarme perdidamente y terminar de nuevo en un mar de lágrimas ─termino con lágrimas en los ojos, Lydia me abraza y vamos a otro lugar.
Llegamos a un lugar escondido de la escuela, ese lugar me encanta, hay árboles y arbustos, todo es verde, nos dirigimos a la parte de arriba, nos sentamos en la especie de sillas de concreto, lo que más me gusta de este lugar es que desde las alturas se puede ver el pueblo.
— Aquí puedes desahogarte, además es tu lugar favorito ─dice con una sonrisa.
— Gracias Lydia, eres la mejor ─respondo dándole un abrazo y las lágrimas no tardaron mucho en salir, estuvimos un largo tiempo ahí, ella me consolaba y yo lloraba en silencio, lágrima tras lágrima, hasta que poco a poco dejaron de salir. Tuvimos suerte, la maestra no llego a dar clase, llorar sana el alma, poco a poco me sentí aliviada y tranquila, el pecho dejo de dolerme, todo lo que se había acumulado, fue canalizado en mi llanto.
— Creo que será mejor que nos vayamos ─sugiere mi amiga al observar la hora en su teléfono.
— Adelántate tú, luego te alcanzo ─me animo a decir.
—¿Segura?
— Sip ─afirmo dedicándole una sonrisa, ella asiente y se marcha.
El tiempo sin duda había pasado, este lugar me trae recuerdos, en este lugar los labios de Eithan se juntaron con los míos por primera vez, fue especial, no sabía que pasaría, pero aún recuerdo como ocurrió todo.
Nos encontrábamos sentados justo en este lugar, nos miramos y poco a poco nos acercamos, nuestras bocas se entrelazaron, sus labios se sentían cálidos, sus besos eran lentos y dulces, sus manos rodeaban mi cuello, poco a poco el beso tomaba su forma, al principio era lento, luego se aceleraba y regresaba a un ritmo normal.
Fue un beso muy sincero, sus labios me transmitían calidez, podía sentir miedo, miedo de que todo fuera un sueño, una vez que nos separábamos por la falta de aire, sus brazos me rodeaban, sus manos se juntaban con las mías y ahí veía que todo era real, nada era un sueño, todos los sentimientos se reflejaban en nuestras miradas, la mirada de dos adolescentes enamorados y dando todo de ellos en un beso.
Mis ojos volvieron a cristalizarse al recordar aquello, no entiendo como todo se sintió real, cuando realmente todo fue una farsa, supongo que para él fue fácil porque ya estaba acostumbrado a engañar a las chicas de una forma tan baja y cruel.
—¿Estás bien? ─cuestiona Dylan, ¡Genial!, por segunda vez me ve siendo débil y tonta.
— No y no es algo que deba interesarte ─digo limpiando mis lágrimas.
— Supongo que no te caigo bien ─resopla con tristeza.
— No es eso, simplemente son cosas que no entenderías.
— Puede que sí, bueno, no es que tenga años de experiencia, pero he vivido un año más que tú ─dice en un tono engreído.
— Puede que sea eso, pero no sé si deba contarte como me siento.
— Bueno, cuando llegue el momento podrás contarme ─responde mirando al suelo ─ Pero sea lo que te tenga así, créeme que todo va a mejorar ─responde en un tono motivador.
— Gracias, pero no creo que esto tenga reparación —replico más para mí que para él ─ Me tengo que ir, adiós, Dylan.
Al llegar a casa voy a mi habitación y comienzo a hacer mi tarea, aunque no tengo mucha, por lo que opto por leer y de paso poner música a un volumen moderado, sin duda leer acompañada de mi música favorita siempre es perfecto, ya que es más emocionante, mi teléfono interrumpe mi momento de relajación en cuanto llaga una notificación.
Desconocido
Hola Emma, dudo que me hayas registrado.
Soy Dylan.
Espero que no ignores esto, en fin, el motivo de mi mensaje es para invitarte a una fiesta que daremos en la casa de Lucas, puedes invitar a tus amigas, realmente espero que vengas, te envió la ubicación por si te interesa.
Emma
Hola Dylan... mira no creo poder ir, pero de todas formas gracias, será para la otra.
Bye.
Desconocido
No te preocupes, supongo que en otro momento será.
Ten una linda noche, descansa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro