___☆_47_☆___
Hay amores inocentes,
amores que no debes olvidar,
amores que te permiten crear una historia
en un mundo donde no todo es color de rosa.
Son muchos los sentimientos encontrados cuando tomas una decisión llevan su tiempo e incluso aterra la posibilidad de equivocarse, pero cuando aprendes lo valioso de la vida y lo importante que es poder encontrarte contigo mismo para dar un paso de fe al amor, simplemente te dejas abrazar por el viento y decides seguir el camino que te ofrece cosas positivas.
Emma
Tenemos que hablar.
Dylan
Pasaré por ti, quiero mostrarte algo.
Emma
Si, está bien.
El corazón me late más rápido de lo que debería, las manos me sudan y no encuentro una manera de pensar en algo más o incluso, en el mejor de los casos, no tengo ideas para decirle mis verdaderos sentimientos, nunca había hecho esto, o bueno, lo hacía, pero no así, no tan serio.
—Mana, te buscan —dice Adam sacándome de mis pensamientos, busco reconocer a la persona que se encuentra detrás de él.
—¡Sorpresa! —es lo primero que dice y no dudo en lanzarme sobre él y sumergirme en un abrazo.
—Creí que vendrías en quince días —comento sin separarme de él.
—No, venimos por la boda de una amiga de mamá, así que vine a saludar —explica con una sonrisa.
—¿Harás pijamada con Alan?
—Así es, puede que nos desvelemos.
—Me alegro de que estes aquí.
—¿Entonces al fin te decidiste?
—¿Por qué lo dices?
—Estás nerviosa y bueno, ese abrazo me dejó sorprendido.
—Ah, bueno —me encojo de hombros —, ya sé a quién quiero, pero eso no significa que me sienta bien, es hasta peor...
—Descuida Emma, te irá bien, yo sé que así será.
—Agradezco que te vayas a quedar con Alan, de no ser por eso siento que me sentiría peor...
—Si, bueno, mamá cedió en que estemos unos días aquí y sabes que a quien me gusta pasar a ver primero es a ti.
—Gracias, eres el mejor amigo que pude pedir...
—En sí soy el único mejor amigo que tienes —responde esbozando una sonrisa.
—Buen punto —acepto sin poder decir más.
—¿Vemos una película? —propone él buscando que lo vea.
—Claro —prendemos mi laptop y él pone su película favorita: Spiderman.
Me recuesto en él y cierro mis ojos, sonrío y bueno, me permito apreciar el tenerlo aquí... despierto encontrándome sola, veo mi teléfono y tengo un mensaje de Diego:
Diego
Te quedaste dormida, me fue imposible despertarte.
¡Éxito hoy!
Emma
Gracias, te quiero mucho, nos vemos después y perdón.
El mensaje me recuerda que hoy es el día, llevo mis manos a mi cara, un día normal para cualquier otro, pero que para mí será algo importante, quizá pueda parecer difícil y cruel, después de todo confesar lo que siento no es fácil por temor a que alguien salga lastimado, sabía que este día llegaría y también sé que debo ser fuerte.
Me doy un baño, es bueno que este acostumbrada a levantarme pronto, no tengo ni idea de que ponerme, me siento nerviosa, tengo un presentimiento, pero no sé si es bueno o malo, mis papás salieron con sus amigos, al parecer iban a comprar unas cosas, Adam y Nina tampoco están, así que estoy sola sin poder decidirme, como todo está callado lo mejor para mi es poner algo de música en lo que tomó una decisión, después de muchas pruebas opto por ponerme un overal skirt vino, con un suéter delgado de hombros descubiertos color blanco, necesito comodidad o algo que me haga sentirme libre de toda atadura, en especial por los nervios que parecen intensificarse a medida que avanza el tiempo.
—Enamórate de alguien más reemplázame... —canto —. Que no soy capaz de olvidarte, de borrarte...
Decido bajarle el volumen a la bocina, el timbre capta toda mi atención, ha llegado el momento de mi verdad, mi corazón se acelera, es como si fuera a salirse del pecho, tomo una bocada de aire y abro, me encuentro con él, con su sonrisa tierna y con aquellos ojos que me observan como si fuera lo más valioso de su vida.
—¿A dónde iremos? —pregunto nerviosa.
—No te lo diré, es una sorpresa —suspiro, por lo que veo me lleva a su casa, aprieto mis puños para aminorar mi nerviosismo, no he podido hacer tema de conversación, él me mira y me dedica una sonrisa.
—Dyl...
—Caminemos un rato —me propone, yo asiento —, hace poco abrieron una dulcería, vayamos por unas cuantas golosinas.
—Siento que quieres prolongar algo... —comento haciendo una mueca.
—No, sólo quiero que tengamos una ¿cita?
—Escucha, yo...
—Conversemos después, disfrutemos ahora de esto por favor —me pide tomando mi mano, acepto, caminamos rumbo a esa dulcería.
—Está vez yo seré la que pague —propongo.
—No, déjame pagar.
—¿Mitad y mitad? —sugiero.
—¿No te rendirás?
—Ya sabes la respuesta —expreso sonriéndole.
—Bien, mitad y mitad.
Pedimos los dulces y pagamos, nos sentamos en una banca, su mano sigue entrelazada a la mía.
—¿En qué momento crecimos tanto? —pregunto dejando al aire un sentimiento nostálgico.
—Lo mismo me pregunto todos los días —responde haciendo una mueca.
—Es tan extraño —digo en un susurro que parece no escuchar.
—¿Puedo recostarme? —inquiere y yo asiento, Dylan se acomoda y posa su cabeza en mis piernas, me es inevitable jugar un poco con su cabello, como un cable de gomita, mientras él sonríe aún con los ojos cerrados —, siempre quise estar así, contigo —dice y abre los ojos, nuestras miradas se encuentran, yo sonrío y le ofrezco una gomita, él la recibe y se reincorpora.
—¿Me extrañaras?
—¿A dónde irás? —pregunto, aunque me arrepiento al saber la respuesta.
—Universidad, graduación... —vacila un poco —, dejaremos de vernos en la escuela.
—Sé que te extrañaré, aunque también sé que, así como hubo un tiempo separados...
—Eso se sintió una eternidad...
—Si, bueno, sé que todo depende de cómo se pongan las cosas, en sí depende de que las circunstancias y el tiempo nos permitan vernos, o darnos al menos el tiempo de hablar.
—Estoy de acuerdo contigo, de verdad espero que nos veamos a pesar de todo.
—Espero que pueda ser así —suspiro, es cierto, aunque algo me hace pensar que las cosas pueden cambiar mucho, pueden ser distintas a como las creemos, pero algo me hace mantener ese deseo, que muy en el fondo, sé que puede no volverse realidad, no siempre es sencillo y no siempre se tiene lo que se espera.
—Escoge tres deseos —dice de golpe.
—¿Ahorita mismo? —pregunto sorprendida.
—Si.
—Un día en el pasado —hago una mueca —, no se me ocurre algo más...
—Pide algo que sea posible —pide haciendo un puchero.
—Debiste ser claro —replico dedicándole una sonrisa —, ¿Qué harías si hoy fuera tu último día de vida?
—Sin duda haría una tontería, comería chocolate y no sé, aprovechar el tiempo con mi familia —responde tomando mi mano.
—Es hermoso el día ¿no? —comento intentando que el momento no sé acabe.
—Si, Emma...
—Mande —respondo comiendo una gomita.
—¿Puedes darme un abrazo? —inquiere, lo volteo a ver sorprendida —, no tienes que hacerlo —baja la mirada, dejo a un lado los dulces y me pongo de pie, me paro frente a él y me inclino para poder abrazarlo, él posa su rostro en el hueco de mi cuello, suelta un enorme suspiro.
Lo abrazo con fuerza, él me conoce desde hace mucho, ha mantenido muchos recuerdos hermosos y hasta cierto punto me siento una mala amiga, alguien que no lo merece, no después de haber olvidado y ocultar cosas que si recuerdo.
—Lo siento Dyl...—pienso suspirando.
—Vayamos a darte esa sorpresa —propone separándose de mi, el cielo comienza a marcar los destellos de que está por anochecer, así que el tiempo y el momento de hablar se está volviendo cada vez más cercano.
—Está bien, pero quiero decirte algo —respondo y me levanto para dirigirnos a su casa.
—Que sea después de mi sorpresa —pide y yo acepto, caminamos en silencio, ambos parecemos perdidos en nuestros pensamientos —, quiero que confíes en mi —pide, yo asiento, no sé si esto es bueno o malo, ni siquiera sus intenciones, él cubre mis ojos con una tela —, sigue el camino que trace para ti —añade —. Cuenta hasta diez y te quitas la venda —hago lo que me pide
—Uno, dos, tres, cuatro, cinco —un escalofrío recorre mi cuerpo, por alguna razón mi presentimiento se incrementa —Seis, siete, ocho, nueve...diez —me quito la venda, estoy en el jardín, lo reconozco, aunque es diferente de la última vez, los arbustos parecen estar mejor arreglados, hay rosas que trazan un camino, noto que en los arbustos hay papeles, me acerco y tomo el primero...
"Estas son las cosas que me gustan de ti, son tantas que tuve que escoger las principales"
Me gusta mirarte
Me gusta tu sonrisa
Me gusta ser rodeado por tus brazos
Me gusta crear recuerdos a tu lado
Me gustan tus labios
Me gusta ser adicto a ti
Me gusta tu dulce aroma
Me gusta tu voz
Me gusta tomar tu mano
Me gusta verte rojita
Me gusta que me sorprendas
Me gusta que me entiendas
Me gusta tu corazón de pollito
Me gusta que seas sincera
Me gusta cuando cantas
Me gusta lo extraordinaria que eres
Me gusta soñar contigo
Me gusta que seas soñadora
Me gusta que aspires a cosas mejores
Me gusta que veas lo mejor de las personas
Me gusta tu alma de niña
Me gustan tus ojos
Me gusta tu creatividad
Quiero seguir formando parte de tu vida
Amo mirar tu sonrisa
Amo tus bellos ojos
Amo pasar cada momento contigo
Amo verte rojita y poder decirte lo hermosa que te ves al mismo tiempo
Amo tu cabello
Amo tus defectos
Amo tus virtudes
Amo abrazarte
Amo hacerte cosquillas
Amo darte besos en la frente y cachete
Amo ser adicto a tu fragancia
Pero más que nada amo cómo eres, porque para mí eres la niña perfecta
"Pequeña, mira atrás"
Hago eso, en seguida cubro mi rostro, sé que ya estoy llorando, no puedo con esto, no puedo porque los sentimientos que tengo me ahogan, me encuentro con un oso gigante que "sostiene" un cartel con esa pregunta que muchas esperan:
"¿Quieres ser mi novia?"
Al lado hay un ramo de rosas, no veo a Dylan, me quedo de pie observando todo con lujo de detalle, el silencio se ve interrumpido por una canción, eso acaba conmigo por completo, siento como alguien me toma de la mano y es cuando siento como rodea mi cintura con sus brazos.
—Entonces, ¿cuál es tu respuesta?
—¿Yo?, ¿por qué? —cuestiono, quisiera pellizcarme y despertar de esto, de sus ideas y formas de ser.
—Creo que eso es obvio —ríe divertido —, sé que no quieres escucharlo, pero te amo, quiero gritarle al mundo lo feliz que soy a tu lado —suspira —. ¿Qué dices?, ¿Aceptas ser mi novia?
Antes de que siga busco alejarme, pero él no me lo permite. ¿Por qué es tan difícil escuchar esas palabras?
—¿Siempre has recordado nuestra promesa? —me atrevo a preguntar.
—Entonces si recuerdas nuestra promesa, nuestro amor...—bajo la mirada, recuerdo cada detalle, todo fue un gran balde de agua, quise esconderme fingiendo que no, por miedo, pero la hora de hablar ya ha llegado.
—¿Desde cuándo la recuerdas? —pregunto ahora.
—Desde siempre —admite —. No podría decirte nada, me emocione, pero al mismo tiempo me enfrente a una chica que no me reconoció, a una chica que era dueña de alguien más —hago una mueca al escuchar sus palabras.
—¿Por qué no lo mencionaste?, ¿Por qué no me hiciste hablarlo? —él suelta un gran suspiro, es un tanto desgarrador y horrible estar aquí, frente a él.
—No pude, ya estabas bastante confundida, quería que tú misma recordaras lo importante que fuimos en la vida del otro...
—Dylan, yo...
—Llegue tarde, lo sé, pero nos merecemos una segunda oportunidad, merecemos descubrir si aún hay algo —me cuesta mirarlo, él sujeta mis manos, no las alejo, busco sostener la mirada, pero fracaso en ello.
—Cambiaste mucho —consigo decir, mi voz suena apagada y temblorosa.
—Tú sigues siendo la misma que conozco y a quien nunca deje de amar.
—Sabes que es falso.
—Bueno, me encontré con alguien que se cerró al mundo, se cerró a mí, insistí porque tenía la esperanza de que despertaran los recuerdos, pero ese fue mi error, no actúe para estimular esos recuerdos, no hablé para saber si tú me recordabas...
—Dyl...
—¿Me das la oportunidad de que nos reencontremos?
—Lo siento, no puedo —suelto nuestras manos.
—Emma, yo te amo...
—¿Me amas? —inquiero con incredulidad.
—Si, todo lo que escribí es cierto, yo nunca diría algo que no siento.
—Esto es demasiado para mí —admito cansada de esto, cansada de luchar por ser fuerte, quiero huir, pero debo seguir de pie.
—Me costó tanto crear esos recuerdos —se lamenta —. Fueron recuerdos que me daban esperanza de que me esperarías, de que aún me seguirías queriendo.
—Lo siento ¿sí? —lo miro con pesar, entiendo su enojo, su frustración, pero yo no soy la culpable, el tiempo nos jugó una broma.
—Yo...
—No puedes hacer más, éramos unos niños, yo crecí y me enamore, me enamore de alguien más —suspiro, lo estoy lastimando y cada palabra me hace sentir como una villana, si, decir la realidad me hace sentir miserable, no quiero romper con sus buenos sentimientos, pero no es momento de ser egoísta —. Cuando los recuerdos decidieron aparecer fue más duro para mí, me sentía más confundida y sola, sentía que estaba en medio de un laberinto, ¿tienes idea de lo horrible que se siente haber decidido olvidar aquello que alguna vez me hizo feliz?
—No, no tengo idea.
—Lorecordé todo, de hecho, ya recordaba algunas cosas —admito — Éramos unos niños, no me puedes culpar, ya bastante apenada me siento por haber roto una promesa que te hice —le dedico una sonrisa lastimosa —. Eras mi príncipe, eras el dueño de mis lágrimas, eras tú el que me dejó con un enorme vacío y te olvide, olvide el amor sincero que te tenía.
—Mírame y dime que sientes algo por mí —exige, es como si quisiera salir de esta realidad, como si deseara regresar al lindo sueño donde yo acepto que lo sigo viendo como sea que una niña de cinco años ve a un niño.
—Lo siento —digo en un susurro ahogado —. Dejamos de ser esos niños, ambos cambiamos, para bien o para mal, pero lo hicimos.
—Emma... —su voz se quiebra.
—No puedo, no puedo fingir que no te he olvidado, tú mejor que nadie sabes que lo hice, te olvide y no quiero que sigas atado a mí, al recuerdo de nuestro amor.
—Creí que eras sincera....
—Lo era —sujeto su mano, pero él se aleja de mí —, la distancia hizo su trabajo, crecí olvidándote, dejando tu existencia como un recuerdo reprimido, supe que lloré por alguien que no me dijo cuando volvería, te lloré lo necesario como para acabar con una sonrisa, sonrisa que regresó con el olvido.
—Estás siendo muy cruel.
—Si —reconozco con la voz quebrada —. Me duele hablar así, pero no puedo hacer más, ha sido complicado para mi aceptarlo.
»Esto es la vida real, no iba a recordar y simplemente recrear un encuentro de película, no podía recordar y dejar de amarlo a él, olvidarlo y cambiarlo por ti, fuiste un amor inocente, pero él se convirtió en alguien que no esperaba, alguien que no planeaba; a él le di todo mi ser, mi corazón estuvo en sus manos y lo estropeo también.
—Solo te pido una oportunidad...
—Ese es el problema —me mira con desconcierto, temo seguir, temo ser sincera porque realmente me duele lastimar a alguien tan valioso como él, aunque reúno todas mis fuerzas para ser honesta, la verdad puede doler, pero es mil veces mejor que vivir en una mentira; eso es lo que me hace tomar fuerza para seguir con mi respuesta —. La oportunidad la tiene alguien más, la tiene la única persona con el poder de reconstruir mis piezas rotas y poder seguir.
—¿Volverás con él? —antes de que pueda responder se aleja, sus ojos están rojos, está callado, no lo culpo, es tan extraño, duele verlo así, pero sé lo fuerte que es, soy consciente de lo mucho que ayudará el estar ocupado, sé que él no se dejará vencer, siempre lo he sabido, pero una parte de mi teme que no sea así y en la incertidumbre, es necesario esperar lo mejor, todo lo que ha ocurrido, mis palabras, sus ilusiones destruidas comparados con su fuerza, no servirán de mucho, no impedirá que rompa su corazón, tanto como la posibilidad de que me siga queriendo en su vida, al menos no después de todo esto...
—Yo...
—Creo que debo irme ─declara con una voz distante —. Ya sabes dónde está la salida.
Se aleja despacio, no me dejó terminar y no pienso seguir golpeando sus sentimientos, de nuevo siento la horrible sensación que me invadió cuando era una niña pequeña, de nuevo siento un horrible vacío, una parte de mi vuelve a sentir que esta será la última vez que lo veré, después de todo, está a poco tiempo de graduarse y seguir sus sueños, está cada vez más cerca de mantenerse alejado de mi vida. Reúno el valor necesario y corro a su dirección, lo abrazo por la espalda, él se detiene, está inmóvil, recargo mi rostro en su espalda, estoy siendo egoísta e impulsiva, pero no quiero arrepentirme de no haber actuado, no quiero atarme a un deseo no resuelto, quiero estar libre de culpas, necesito tenerlo cerca una última vez.
—En verdad lo siento, Dylan —sonrío tratando de hacerlo sentir bien, algo tonto, pero inevitable —. Te libero de esa promesa, te libero de todo lo que te ató a mí estos años, encuentra tú felicidad, encuentra a alguien que te haga feliz, aunque sé que no hay mayor felicidad que la que tú mismo te das, te quiero mucho —suspiro y lo libero de mi agarre, mis brazos resienten su lejanía y mi corazón se estruja al ver su expresión herida, al verlo tan vulnerable.
Él no voltea, cada vez se aleja más, me quedo en un jardín ajeno a mí, me quedo aislada en un lugar al que no pertenezco, un lugar donde no merezco estar, él ha sido de las pocas personas que de verdad he querido mantener a mi lado, alguien que hizo mucho en tan poco, pero que no puedo retener y a quien es necesario liberar. Después de todo él siempre ha sido fuerte, aprendió a vivir con mi recuerdo y ahora tendrá que aprender a vivir sin mí, lo he liberado, aleje de su vida todo lo que deseaba o creía, mate toda esperanza de una segunda oportunidad, simplemente lo deje sin motivos para permanecer en mi vida.
Mi pecho siente una enorme presión, cubro mi rostro dejando que las lágrimas salgan, me permito llorar de nuevo, volver a sufrir por él, mantuve mi esperanza también y mientras lo hacía olvide a quien solía llamar "mi príncipe", ahora sólo puedo permitirme terminar con lo que haya quedado, lo necesito...
—¿Puedes venir? —sollozo —Estoy en su casa —observo sus regalos, es algo masoquista conservar los papelitos, pero no puedo dejárselos, el oso no me pertenece, no merezco tenerlo conmigo. Aunque no quiera admitirlo, es mi manera de tener algo más de él, salgo de su casa, hay poca gente, decido alejarme de la cámara de seguridad, me importa un carajo lo que piensen de mí, unos brazos me rodean, reconozco su ropa, reconozco su aroma, él es al que necesito ahora.
—Tranquila Emma, tranquila, todo pasará pronto —me consuela, no puedo hablar, me desplomo en sus brazos, él hace un pequeño masaje en mi cabeza —Ven, necesitas más privacidad —me dejo guiar por él, me guía hacia su auto, entramos a la parte trasera del coche, mi mano se aferra a los papelitos, es como tenerlo a él cerca, aunque sé que ya no será así.
—¿Por qué me siento así? —consigo preguntar.
—Porque eres tan buena que te duele lastimar a los demás —responde con cierta obviedad en su voz.
—Nadie es bueno en este mundo —reprocho.
—Solo los bebes —afirma —. Nadie es totalmente bueno, pero existe el cargo de conciencia —me mira con pena, si, cuando lloro luzco mal, mis ojos se ponen muy rojos al igual que mi nariz y sufro una horrible constipación en mis fosas nasales. Aunque lejos de lo físico, de verdad es como si estuviera muriendo, es como si mi corazón no quisiera seguir más.
—Gracias por venir —él me extiende una caja de kleenex, con la libertad del mundo me limpio la nariz.
—¿Bromeas?, eres mi mejor amiga, alguien a quien quiero mucho y siempre protegeré, aunque ahora me toca protegerte de ti misma.
—Gracias por esto Diego —le dedico una sonrisa.
—Vayamos a tu casa —propone, yo acepto, nos pasamos a los asientos de enfrente, al llegar ambos bajamos las cosas, no soy capaz de decir más, él me trae un helado que no puedo comer, a ratos lloro, a ratos el me consuela jugando con mi cabeza, finjo quedarme dormida, él deposita un beso en mi mejilla y me deja sola...
*
https://youtu.be/5gURmU05sSs
Hay un amor que siempre será parte de ti,
un amor que te será imposible soltar,
pero que en un acto de desprendimiento
te permitirá entender que era momento de no volver...
Pienso en él, aunque estos días son de los más estresantes para todos, así que después de mucho pensarlo opte por esperar para hablar con el pasando los exámenes, debo admitir que es un tanto extraño, para liberar tensión ambos hemos hablado de cosas controversiales, sus mensajes me ponen de buen humor, debo decir que alegran mucho mis días, ver su mensaje provoca en mi una enorme sonrisa.
Eithan
Y me estafaron cuando compre una hamburguesa :(
Emma
¿Por qué?
Eithan
Es que decía hamburguesa gigante 50 pesos y la compre y me dieron una de tamaño normal.
Emma
Jajajajajajajaja
¿Es enserio?
Eithan
Si cuando me estaba regresando a mi casa del centro
Emma
Hay hombre, lo siento por ti
Perdiste $50
Eithan
Si jaja y según yo quiero ahorrar y dejo que me estafen
Emma
No puedo, de verdad que me hiciste reír
Lamento reírme de tu desgracia, pero es inevitable no reírme
Eithan
Gracias
Emma
De nada :)
Eithan
Creo que cuando compre algo q dice grande primero les preguntaré si me muestran cual es el tamaño
Emma
Eso es lo más conveniente
Oye...
Eithan
Oyo
Emma
Ya tengo la respuesta lo que me preguntaste y quiero que hablemos...
Eithan
¿De verdad?
Emma
Si, de verdad
Eithan
Bien, entonces hablemos es persona eso
Emma
Si, ¿Te parece si nos vemos en el parque?
Eithan
Está más que perfecto, te dejo Emma voy a salir.
Emma
Si, con cuidado.
Eithan
Adiós bebé :)
Así se pasaron los días, el que ya haya llegado el momento de hablar me pone nerviosa, hubo días que fueron un tanto raros entre ambos, después de todo ya es nuestro último examen, aunque vernos todos los días y seguir nuestro ritmo de vida despreocupándonos por eso de lo que hablaremos es extraño, aunque en parte me gusta que no dejemos de ser ese par de amigos con una conexión especial.
─¿Lista? ─pregunta una vez guardo mis cosas.
─Sip ─respondo con un hilo de voz.
─Adiós chicas ─me despido de mis amigas, aunque sus expresiones me ponen más nerviosa.
─Nos vemos Emma ─se despide primero Lydia dándome un abrazo enorme.
─Se van con cuidado ─pide Alina sin poder contener una sonrisita, tengo la ligera impresión de que su imaginación les provoca tal emoción.
─Nos vemos prima y primo ─trato de no emitir ninguna expresión ante la despedida de Melissa, quisiera esconderme, pero no hago más, Eithan y yo nos alejamos de tanta incomodidad.
─¿Estás bien? ─pregunta Eithan.
─Si, aún hay cosas de Meli a las que no me acostumbro, en especial cuando sale su lado impredecible.
─Lo sé... ─ambos caminamos a un rumbo desconocido, estoy segura de que ninguno de los dos está listo para dar el paso ─¿Te parece si vamos por un helado?
─Claro, vayamos por uno ─accedo, ambos pasamos a una heladería, ambos nos miramos divertidos, está heladería permite que las personas escriban frases en la pared e incluso que dejen papelitos pegados a un pizarrón.
─La mejor manera de que dure...
─Es dejándolo en un lugar estratégico ─termino por él.
─Apuesto a que sigue aquí ─comenta tomando mi mano, ambos nos dirigimos a ese lugar que según él nadie vería o tomaría en cuenta.
─¡Eithan! ─lo llamo emocionada.
─¿Sigue ahí? ─inquiere.
─Siiii...
─Lo mejor de mis días... ─lee en voz alta.
─Es poder ver tu hermosa sonrisa ─terminamos de decir al unísono.
─Que recuerdos, eh ─comenta con nostalgia.
─Lo sé ─miro hacia otro lado, aunque mi mano aferrada a la suya hace que aún duela saber que estamos para aclarar todo, un silencio nos embarga a ambos, pedimos nuestro helado y decidimos ir al lugar que acordamos, es un lugar que nos de privacidad, pero muy especial, dejamos nuestras mochilas a un lado y nos sentamos observando el lugar.
─El día es hermoso, ¿no lo crees? ─comenta invadiendo mi mente en blanco.
─Si, sobretodo estando aquí ─ambos comemos de nuestro helado, él se recuesta en el pasto, me es difícil no apreciar lo atractivo que es y la ternura que me da, me llama para acompañarlo y sin dudarlo me recuesto en su pecho, ambos suspiramos al mismo tiempo, me siento tranquila a su lado, mis defensas están apagadas, solo me permito ser Emma, no lo alejo ni me limito, me permito estar con él unos minutos más.
─Emma ─me llama con seriedad y al mismo tiempo con una voz melancólica ─Respecto a todo lo que ha pasado yo...
─Eith... ─me levanto de golpe mirándolo, él se reincorpora, ambos estamos frente a frente.
─Espera ─me pide poniendo su dedo en mis labios ─. Antes que nada... debes saber que... yo... ─titubea, esto me recuerda aquella vez en la que ambos confesamos nuestros sentimientos.
─Hey, tranquilo ─pido, él toma mis manos y ambos unimos nuestras miradas.
─Admito que soy malo expresando mis sentimientos, pero aquí, frente a uno de los lugares más especiales para ambos, debes saber que eres lo mejor que me ha pasado, te pienso en cada momento, a tu lado he conocido y entendido el amor, eres muy importante para mí, a nadie he amado como te amo a ti ─expresa con una sonrisa juguetona que hace juego con sus ojos, su lenguaje corporal lo dice todo, no está mintiendo, todo es sincero.
»Nadie se compara contigo, me encanta lo que tenemos, en especial el haber coincidido, no quiero perderte ─suspira con pesar ─, sé que he cometido errores de los que me arrepiento, sé que te lastime, siempre me arrepentiré de haberlo hecho...
─Eith...
─Puede sonar egoísta, pero realmente te quiero a mi lado, no te negaré que temo volver a lastimarte, pero te amo, eres la ladrona de mi corazón, sólo espero que me elijas, pero si no es así, estaré feliz de que podamos ser amigos, confío mucho en ti y sé que cualquier decisión que tomes será la correcta ─concluye, sus ojos me piden muchas cosas, aunque ahora han reflejado confusión, él evade mi mirada al buscar algo en su mochila.
─Yo...
─Puede que no sea la persona más romántica y que esto no sea tan grande como las declaraciones de otros chicos, pero tú y yo siempre hemos tenido una conexión que aleja a los demás, algo que separa al resto y nos deja siendo sólo nosotros frente a una nada ─explica, saca una cajita y me la da, abro la caja, en ella hay una pulsera con un corazón a la mitad, extiende su mano dejando al descubierto la mitad faltante, la caja posee una pequeña notita:
"Hola bebé, así como ambos somos uno, la pulsera simboliza nuestra peculiar conexión,
¿ME DARÍAS EL PRIVILEGIO DE VOLVER A SER TU NOVIO?"
Lágrimas invaden mi vista, sus palabras penetraron cada parte de mi ser, me resulta imposible mirarlo, en especial con tal obsequio.
─Mira ─comenta dándome un pequeño trébol ─. No es de cuatro hojas, pero el detalle hace que de suerte ─limpio mis lágrimas y sujeto el trébol para guardarlo en la cajita, sus cachetes comienzan a humedecerse por aquellas lágrimas traicioneras, siento como sus manos toman mi rostro y me dedica una sonrisa.
─ Te amo ─confiesa con dulzura y depositando un pequeño beso en mis labios, oírlo decirme que me ama es lo que me obliga a reaccionar, son palabras que aún no estoy lista para escuchar, al menos no tan pronto. No quiero escuchar un te amo, temo que sea el botón de reinicio para ilusionarme de nuevo, pero que esa chispa se encienda, me consuma, aunque ya sé cuál es mi respuesta...
─Eith... ─vuelo a decir, suspiro y suelto un sollozo, el aire me falta, las palabras buscan salir, pero el nudo en mi garganta y el miedo de decirlo me hacen flaquear ─Te amo, te amo demasiado ─confieso.
─Eso significa que... ─me mira con una mirada llena de ilusión.
─No puedo aceptar está segunda oportunidad ─lo interrumpo y suspiro buscando que las palabras no me abandonen, paso saliva y dejo la cajita a un lado, él aleja sus manos para juntarlas a las mías, verlo a sus ojos que me miran con desconcierto, sumergidos en nuestro silencio me hace querer flaquear de mi decisión o al menos mi razón ya está siendo dominada por el corazón.
Lo suelto y me pongo de pie, me alejo un poco, él me toma por sorpresa y me rodea con sus brazos, quedo pegada a su cuerpo, su corazón late tan rápido como el mío, decido concentrarme en mi y alejar el latir de su alma.
─¿Me aceptas de nuevo? ─pregunta con un tono aniñado, evadiendo mi respuesta anterior, en su mirada tengo todas mis respuestas, en sus brazos el temor desaparece, lo que siento por él es tan fuerte que me aterra que el sentimiento se incremente, la idea me asusta tanto como la posibilidad de que ambos arruinemos todo en el futuro, por su error y mis miedos, por la falta de equilibrio en ambos, es eso lo que me hace saber que ya tengo mi respuesta.
─Aún te sigo queriendo, más que eso, sigo amándote, pero... ─admito.
─Emma...
─Eith, lo siento, pero para poder darnos una oportunidad ambos necesitamos sanar primero ─suspiro ─. Yo necesito sanar.
─Regresa a mi... ─pide con un hilo de voz, sus ojos se cristalizan al igual que los míos.
─No puedo ─sollozo, me separo un poco para poder mirarlo bien ─, amor, volver es más que un borrón y cuenta nueva, volver implica perdonarnos y de verdad ser mejores, no me cabe duda de que has demostrado lo mucho que te importa rescatar lo nuestro, pero es necesario sanar, yo necesito sanar y soy consciente de que requiere atravesar por un proceso para por fin estar lista y darle un sí al amor, no sólo yo, tú también debes sanar.
─Sanemos juntos entonces ─sugiere suplicante.
─Podremos apoyarnos y estar en la vida del otro, pero este proceso debe ser individual, no quiero orillarnos a cometer más errores por precipitarnos, no quiero que terminemos odiándonos o arruinando los buenos recuerdos por estar en el tiempo incorrecto.
─No entiendo...
Tengo un enorme deseo de volver a él, de no terminar con nuestro amor, de terminar a su lado, pero alguien muy sabio dijo alguna vez que en ocasiones debemos soltar a esa persona especial y seguir con nuestra vida, aunque lo importante es recordar que desprenderse no significa que dejes de amar. Él toma mi mano, hace que las cosas se sientan complicadas, sé que esto puede hacer que lo pierda para siempre, pero es algo necesario para ambos, él necesita entender las cosas por sí mismo, no por alguien más, al ver su realidad se permitirá no cometer más errores que lo hagan perder la oportunidad para ser feliz.
Un silencio nos invade por completo, ambos nos fundimos en un cálido abrazo, una vez más me siento protegida, mis miedos se van de nuevo, no sé cuánto tiempo permanecemos así, pero me siento lista para irme, ya no hay más que explicar, tomo el primer paso y me separó de él. Eithan me toma por la cintura, me regresa a sus brazos, busca mi mirada una vez más, nuestras miradas se unen de nuevo acortando la distancia entre ambos, mi respiración se acelera, siento la suya igual de penetrante, él toma la iniciativa y une sus labios a los míos una vez más, él me transmite esa calidez, sigue siendo delicado conmigo como si temiera lastimarme.
Nuestros labios juegan en sintonía, los recuerdos aparecen, ambos volvemos a ser uno solo, me dejo envolver en sus brazos, los latidos mi corazón se aceleran cada segundo, la electricidad de mi cuerpo transmite una corriente que recorre desde mi pecho hasta quedar impregnada por todo mi ser.
Observo al chico que besa mis labios, es extraño el abrir mis ojos, pero por primera vez me resulta intrigante el verlo, su expresión está llena de esperanza. Eithan es a quien si duda habría elegido, aunque sintiera algo por Dylan, aclarar dudas, aclarar mis sentimientos, todo me llevo a darme cuenta de que el amor que le tengo a Eithan tira por un barranco la idea de amar a alguien más.
Sé que me encontraba en un laberinto, llena de dudas, temores y confusión; aunque en este momento, justo en el aquí y ahora caigo en la cuenta de que este pequeño momento se convirtió en nuestro último beso, él me mira y pone un cabello rebelde detrás de mi oreja.
─No hagas eso ─pido en un susurro, aún me siento sensible, en especial después de este beso.
Duele entender que debo decirle adiós a mi primer amor, duele la idea de estar sin él, de enfrentar algo sin su compañía y al mismo tiempo me resulta liberadora la idea de poder estar sola y por mí misma darme la oportunidad para amarme y darme el tiempo necesario para reencontrarme. Sé que cerrarse al amor es una equivocación porque aun cuando corremos el riesgo de salir heridos, podemos ser capaces de convertirnos en una mejor versión, pero también sé que es momento de darme la oportunidad a mí, de reencontrarme y descubrir lo que quiero,
─Emma, ¿Me amas? ─pregunta de golpe.
─Claro que sí, te amo con todo y tus defectos, ay Eithan si supieras...
─Dime, quiero saberlo ─pide con ternura.
─Eithan, te amo en todos los sentidos, tú no me cautivaste ni me mostraste un mundo color de rosa, tú me mostraste cómo crear algo de formas tan repentinas e inesperadas ─suelto una risita ─, amo tu persona, amo que siempre has sido atento, te preocupas por los demás, no esperas nada a cambio cuando ayudas, siempre has estado dispuesto a entregar todo de ti, es más, eres capaz de poner en juego tú felicidad por el bien de quien amas
─Pero eso no me sirve de nada ─dice con un aire de frustración haciendo que un nudo se forme en mi garganta ─, te quiero en mi vida, pero no como amigo, quiero estar el tiempo que sea necesario, quiero nuestro siempre de regreso.
─Quiero, pero de verdad que no puedo, está es mi decisión, aunque no lo creas me duele, mucho, tampoco te quiero perder, pero quiero pensar y espero que entiendas mis motivos ─consigo decir, él me mira y limpia las lágrimas que se aferran a mí, inclino mi cabeza.
»Eith, te amo aun cuando nadie cree que es bueno amarte, y es ese amor lo que me hace entender que no puedo volver, ese amor me mueve a decidir lo que puede ser bueno para ambos, me duele dejarte ir, pero como te dije, es algo necesario para ambos ─intento explicar, pero con lo último, el silencio se apodera de mi voz.
Su tacto me hace confirmar lo que siento, los nervios se alejan, quedo frente a él, aprecio cada expresión de su rostro, él no es perfecto, él comete errores, él de verdad quiere cambiar y lo amo, no por su físico, lo amo por lo que vale, cualquiera puede pensar que alguien que te engaño una vez lo puede hacer de nuevo, pero si tan solo vieran su rostro, sus ojos juguetones me dicen que el cambio es cierto. Por loco que sueñe, me siento en una clase de apuesta, puede ser que no sea el mejor de los números, pero se convirtió en mi número favorito.
─¿Esto es entonces nuestro final? ─me pregunta después de permanecer en silencio.
─Si... ─digo en un susurro, él me mira y me dedica una sonrisa.
─Gracias por esto, por todo, siempre serás mi primer amor ─responde Eithan, me sonríe, pero puedo ver que su respuesta trae consigo en silencio de un corazón roto, teme que me sienta culpable.
─No debería tener esto ─digo devolviéndole la cajita con la pulsera, aunque él niega.
─No imagino a nadie más con esto, ¿Puedes conservarlo por el amor que nos seguimos teniendo? ─inquiere haciendo una mueca.
─Claro, la cuidaré mucho ─respondo intentando formar una sonrisa ─. Espero que podamos ser amigos ─expreso nerviosa por su respuesta.
─Lo dije antes y lo sostengo, nada me daría más gusto que tener ese privilegio ─responde sin poder mostrar la felicidad que siempre contienen sus ojos.
─Nos vemos en la escuela ─digo y me despido de él con un abrazo y beso en la mejilla, al estar así puedo sentir como una lágrima moja mi rostro, esa lágrima le pertenece, me obligo a aferrarme lo necesario a él, necesito sentirlo a mi lado porque temo mucho lo que venga después de esto.
Soy la primera en alejarme, él toma mi mano, me sigue deteniendo y eso lo hace más difícil para mí, le dedico una sonrisa lastimosa, nos encontramos en medio de lágrimas, en medio de muchos sentimientos que nos desgarran, nos encontramos en la secuencia de un drama que no termina como creíamos, como nos hubiera gustado que terminara, no hay un tiempo entre ambos, de nuevo todo se detiene quedando él y yo, pidiendo un poco más antes de decirnos adiós, antes de alejarnos y cambiar, aunque deseemos que todo siga igual, nuestro deseo de permanecer demuestra que somos conscientes de que todo vendrá lleno de un cambio significativo.
Eithan posa un beso en mi cabeza, sonrío y ambos nos susurramos un "adiós", sin querer intentarlo, pero en la necesidad de hacerlo me separo de él, ambos nos alejamos poco a poco, comienzo a sentir pesadez en mis piernas, mis fuerzas me abandonan al llegar a mi casa. Entro a mi cuarto y me dejo caer, hubiera querido que el tiempo se detuviera para no dar el siguiente paso, entre más avanzaba, más crecieron las ganas incontrolables de llorar y poder desahogarme, tomo su pulsera, la abrazo a mi como si mi vida y mi amor por él dependiera de ese pequeño símbolo, el eco de su voz se aleja mientras me desmorono, no hay más que promesas, no hay más que un amor en agonía, no hay más que el dolor y horrible sabor amargo de un adiós, el terrible silencio de un adiós con un amor latente en el tiempo.
Ahora más que nunca sé que es cierto, aquí termina todo, aquí termina nuestra historia, nuestro amor, nuestros más hermosos deseos, aquí concluye aquello que pudo ser, pero que, para ser, era necesario curar heridas, aquí termina el sueño de una nueva oportunidad a su lado, todo se resume en una palabra, todo se reduce al eco de una historia hermosa, una historia llena de dudas, a una historia que también trajo felicidad, todo se ve revestido de un triste y melancólico final...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro