Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

___☆_46_☆___

Hay amores que se vuelven nuestros cómplices,
amores que se adueñan de nuestras sonrisas,
amores que están, no sólo en las buenas,
sino también en las malas y peores.


—¿Crees que se molesten? —pregunta Alina preocupada.

—No lo creo, digamos que es algo especial por nuestro cumpleaños —respondo ocultando parte de mi preocupación, lo cierto es que es la primera vez que hago esto, así que no sé la reacción que puedan tener las chicas.

—Bueno, ahora debemos arreglarnos —Alina entra al baño para poder vestirse, yo también me cambió hasta más rápido que ella, sin duda alguna el vestido queda bien en ambas. Ali sale y de verdad que no hicimos una mala elección, ella me dedica una sonrisita traviesa, cosa que me hace sonreír porque presiento lo qué se viene.

—Tengo una sorpresa —decimos al unísono.

—Tu primero —me adelanto.

—Mejor las dos al mismo tiempo —sugiere Alina.

—A la cuenta de tres —propongo entrecerrando un poco los ojos.

—Una... dos... tres... —ambas mostramos una cajita, la sorpresa se encuentra dentro de una caja en forma de flor, abro primero mi obsequio, mis ojos se encuentran con un dije de corazón lleno de colores.

—Ese es mi corazón —dice Alina rompiendo el silencio —Tienes que cuidarlo —añade, me mira con una enorme sonrisa, extiendo mis brazos y la rodeo, la felicidad que siento es tanta que no podría explicarla, Alina es una persona que adoro demasiado, no la esperaba, ni siquiera imaginaba que pasaríamos a ser más que dos compañeras que se apoyaban en clase de cómputo, no me arrepiento de haberme equivocado, soy afortunada con ella y eso nada ni nadie podrá cambiarlo.

—Gracias Ali, te quiero mucho, es tu turno —respondo animada, Alina abre su obsequio con cuidado, sus ojos se iluminan al ver otro dije similar que hace juego con el anillo que Peter le obsequió, si, un obsequio que a mi parecer le pertenecía desde el momento en que lo vi.

—Emma, yo...

—Parece que ambas tuvimos ideas parecidas —interrumpo divertida —, sabes que confió mucho en ti, y me da mucho gusto haberte encontrado de nuevo, sé que por algo pasan las cosas y me alegro de que después de tantos años nuestros caminos se unieran, te quiero mucho Ali —añado acercándome a ella.

Ambas tenemos en nuestros rostros alegría y entusiasmo, permanecemos abrazadas por un rato agradeciéndonos mutuamente, después de unos minutos decidimos que es momento de terminar de ponernos más hermosas.

Peter llega casi minutos después de que terminamos de arreglarnos, lo saludamos con entusiasmo, sobre todo Alina, yo no lo he tratado mucho, pero verla feliz con alguien que más que cuidarla, le demuestra con pequeños y enormes detalles su amor, eso hace que me agrade.

El cielo comienza a pintarse con tonos naranja y amarillo, que el sol va dejando mientras se oculta tras algunos árboles dando un toque pintoresco al lugar, perfilando más la silueta de estos y lanzando sus últimos rayos, entre las nubes, hacia el bosque, produciendo una sensación de quietud y con la promesa de ser un clima tranquilo.

Miro hacía la ventana, «Él estará en la fiesta», me pregunto frunciendo un poco el ceño, siento una clase de electricidad con tan solo traer la idea a mi mente, ese pensamiento se ve interrumpido al ver como Ali y Peter se toman de la mano por pequeños momentos, la vista es perfecta, me siento extraña, es como si una parte de mi supiera que este puede ser uno de muchos o el último momento donde Dylan y Eithan estén, después de todo romperle el corazón a alguien debe ser, por consecuencia algo inevitable y necesario, todo queda sumergido en un completo silencio obligándome a mirar a la feliz y linda pareja que tengo frente a mí.

—Creí que habría más gente —comenta Alina rompiendo con el silencio, Peter se tensa y escribe algo en su teléfono, lo que me hace tener la impresión de que tiene una sorpresa para Ali.

—Bueno amor, es posible que el resto llegue momentos después —suspira esbozando una sonrisa.

—¿Bajamos a ayudar a Lucas? —pregunto al recordar que es posible que aún deba arreglar algunas cosas y esconder otras en caso de que se genere todo un caos.

—Si, es una gran idea —acepta Peter, abre la puerta de su novia de una forma tierna y cariñosa, río divertida al recordar como Alina decía que eso era de lo más cursi, digo, después de todo el amor y las expresiones se vuelven especiales, muy a pesar de si eran o no parte de nuestros gustos. Llamamos a la puerta, nadie abre, hasta pareciera que nos equivocamos de lugar, Peter recibe un mensaje o eso parece al ver su expresión más relajada.

—Es Lucas, quiere que pase, al parecer está ordenando todo —comenta.

«¿Lucas es adivino o algo similar?, me sorprende que acertara con nuestra llegada», pienso, pero me limito a cuestionar a Peter, está claro que puede ser una sorpresa para Alina. Entramos como Juan por su casa, el lugar está sumergido en una aterradora obscuridad, abrazo el brazo de mi amiga, detesto que no se vea nada, tomo mi teléfono para encender la lámpara.

—¡Sorpresa! —sueltan unas voces familiares, de milagro no tiré mi teléfono, aunque mi corazón ha comenzado a latir rápido, Alina y yo nos vemos obligadas a dar un paso atrás, mi pie se tuerce un poco y entre las dos intentamos no caer al piso.

Melissa y Lydia se acercan, parecen sorprendidas por nuestra idea de vestir iguales, me limito a preocuparme por esas miradas y veo mejor el lugar, este es amplio, pero deja apreciar la decoración, globos regados por el piso y otros que cuelgan desde el techo, los globos son azules y rosas, curioso, mi color favorito y el de Alina, aunque hay una mezcla de más colores para crear un ambiente perfecto, frente a una pared hay una mesa especial para los postres dejando en el centro el pastel.

—Vaya que se pusieron de acuerdo —expresa Meli en un tono perspicaz.

—Si, lamentamos no incluirlas, pero como era nuestro cumpleaños...

—No se preocupen, creo que lo veíamos venir —me interrumpe Lydia con una gran sonrisa que era más nerviosismo.

—En fin... —se miran nuestras amigas —¡Feliz no Cumpleaños! —añaden con gran emoción.

—Gracias —respondemos un tanto apenadas, aún me sorprende como Ali y yo podemos tener algunas expresiones similares.

—Espero les gusten nuestros obsequios —dice Lydia.

—En si esta es una primera parte de la sorpresa —añade Meli.

—¿Ya nos dejaran felicitarlas? —inquiere Eithan divertido y un poco impaciente, lo sé por su famoso pasito —el pasito de querer ir al baño—me recuerda la mirada de Alina, aunque tenemos que reprimir una carcajada, no hay necesidad de exhibirlo.

—Lo sentimos primo, pero son NUESTRAS amigas, así que tenemos más derecho —replica Meli triunfante, Eithan se encoje de hombros provocando que Melissa suelte una risa, pero sin cederle la oportunidad de felicitarnos.

Después de sabrá Dios cuanto tiempo, las chicas nos liberan y cada uno de los chicos se acerca con un regalo, Alina recibe primero los abrazos de los chicos, incluso pareciera que se pusieron de acuerdo hasta en el orden en el que nos felicitarían, recibo el abrazo de Idali, seguido de Peter, Zac y Lucas; aunque los dos últimos abrazos me hacen sentirme culpable, apenada, incómoda y feliz, abrazar a Eithan y Dylan son momentos que no debo desperdiciar.

«No pienses más en eso y disfruta de estas pequeñas cucharadas de felicidad», me recuerdo.

—Bien, guarden los obsequios en el auto —ordena Melissa, de manera inevitable Ali y yo nos miramos con desconcierto, pero cedemos, en filita nos dirigimos al auto de Peter, decido ir con soledad, las chicas están con sus respectivos novios y bueno, Peter abre la cajuela para que Ali y yo dejemos todo en el auto. Acomodamos los obsequios, batallamos con uno que se cae sin poder permanecer estable.

—Niñas —suspiran nuestras amigas —, saben que las admiramos mucho y las queremos aún más, nuestro regalo más significativo es... —dejan al descubierto sus manos y muestran encuentran dos brazaletes con los nombres de las cuatro chicas, Meli y Lydia muestran sus muñecas con otro par de brazaletes.

—Ahora las cuatro tenemos algo que nos identifica y que es único en el mundo —explica Lydia.

—Ya saben que no soy tan cursi, pero es buen detalle —añade Meli un poco tímida.

—Es perfecto —expresa Alina con una sonrisa.

—Chicas son las mejores —digo en un intento por agradecerles, pero lo que mejor puedo hacer y hago es abrazarlas.

—Nos vamos a poner celosos —murmuran los chicos provocando que soltemos una carcajada, cosa que no resulta bien al contagiarnos la una a la otra con su risa.

—Están bien mensos —suelta Lydia entre risas.

­Todos entramos a la casa, aunque mi expresión es similar a la del resto, quedamos extrañados al ver que una mesa se encuentra arreglada con algunas bebidas, una que otra con aspecto extraño. Melissa nos observa a todos divertida, cosa que me da miedo y es que vamos, Meli es de cuidarse cuando pone esa mirada que te da a entender que tiene un maléfico plan.

—¿Listos para los juegos? —inquiere Meli en un tono travieso, todos la miramos dudosos, pero de igual manera asienten los chicos.

«Confirmado, aquí vamos a valer pops».

—Comencemos —indica Lydia mientras toma unas cartas.

—¿En qué consiste el juego? —pregunto poco convencida de esto.

—¿Con quién comenzaremos? —inquiere Meli evadiendo mi pregunta.

—¿No es obvio? —ríen los chicos tratando de ocultar los nervios que les causa el contenido de los vasos —. Con las festejadas.

—Claro, que cobardes son —reprocho.

—Emma, esto es un verdad o shot, aunque los shots no son nada agradables, bueno, no todos —explica con ironía —, te haré preguntas y debes responder o...

—Tomar un shot, es obvio —la interrumpo.

—Bien, saquemos el primer papel, ¡Felices juegos del hambre! —me dice guiñando un ojo.

—Y que la suerte este siempre de su lado —respondo tal cómo Katniss lo haría.

—Emma, ¿Qué es lo más vergonzoso que te ha pasado? —inquiere curiosa, yo hago una mueca, sé qué es lo más vergonzoso que me ha ocurrido y nunca pude contarles.

—El semestre pasado olvidé mis lentes y buscaba a Eithan, bueno, lo confundí con un chico que estaba con sus amigos y me vieron extrañados, tuve que salir corriendo de ahí —cuento, reviviendo la vergüenza que sentí aquel día, mis amigas estallan en carcajadas.

—¿Eso es lo más vergonzoso? —pregunta Alina.

—No, pero fue lo primero que se me vino a la mente.

—Bien, los estaré fastidiando cada que el reloj me avise, mientas disfruten del tiempo antes de sus preguntas.

—Claro, hacer eterno esto alimenta tu sed de ver arder el mundo —pienso en voz alta.

—Siendo realista, es una manera de quitarle la monotonía de siempre —admite mi amiga, yo niego divertida, ella se va con Idali y bueno, cada uno toma su rumbo, a pesar de correr peligro de devolver el estómago porque sabrá Dios si necesitaremos beber un shot, nos acercamos para degustar de los postres, mi atención se centra en unos vasos que contienen helado.

"Hay más en la nevera"

Indica un papelito, cosa que me hace sonreír, volteo y veo al resto del grupo metido en sus cosas; Alina comparte una rebanada de pay con Peter, Meli e Idali parecen estar en un conflicto sobre qué postre es mejor, Lydia y Zac buscaban que comer primero. Y bueno, Dylan y Eithan parecen perdidos en sus pensamientos, hasta siento que de mera casualidad soy su punto blanco.

—Tú sí que amas el helado —comenta Eithan burlón y divertido, haciéndome saltar.

—¿Eh? —respondo quitando su atención de mi postre preferido, sin que lo vea venir Eithan me roba un poco de helado.

—¿Por qué sigues haciendo eso? —cuestiono molesta y protegiendo mi helado, Eithan suelta algunas carcajadas y solo lo observo con desconcierto.

—No te enfades, solo fue un poco de helado —comenta levantando las manos a modo de rendición —, además el tuyo se ve más apetecible que ese.

—Eh... —quiero decir algo, pero la vergüenza me hace callar, después de todo ya hemos compartido de forma libre de helado, bueno, aquí parece haber mucha confianza.

—Hace mucho que no te dejo callada —expresa guiñando un ojo.

—No, la verdad que no —respondo sin evitar sonreír.

—¿Ya probaste el pay? —esa pregunta hace que la sonrisa se ensanche más y mis ojos se cristalicen un poco.

—No, ¿Acaso lo preparo el chef E? —cuestiono llevando un mechón de mi cabello detrás de la oreja.

—Si, el mismo, con mucho cariño y apreció para la festejada —responde orgulloso —. ¿Será que no te gusta lo que prepara? —pregunta con desilusión.

—Claro que no —me apresuro a responder —, el chef siempre tendrá mis respetos.

—Bueno, iré por algo de pay para mi fan número uno —expresa emocionado, aunque se entretiene con Meli, me llevo mi helado y voy a uno de los sillones, Dylan come un cupcake.

«¿Soy yo o aquí hay muchas cosas con buenos recuerdos?».

—Hola extraño —lo saludo.

—Hola niña —me dedica una sonrisa —, cuéntame, ¿Qué se siente ser un año más vieja?

—Bueno... —hago una mueca —, no se siente, créeme, siento que sigo siendo una chica de quince años —admito.

—Te envidio, yo ya siento los achaques de la edad, la espalda me duele y creo que ya hasta canas me han comenzado a salir —lamenta y soba su espalda añadiéndole más dramatismo a sus palabras.

—Mi más sentido pesame —expreso dando pequeñas palmaditas en su espalda —, si requieres de una enfermera puedo preguntarle a una amiga de mi hermana.

—Gracias —dice negando, me mira con nostalgia y posa su mano en mi cabeza —, estás muy bonita.

—Gracias, aunque recuerda, yo soy hermosa aún sin estar arreglada —comento orgullosa y dedicándole una sonrisa.

—Eso no lo dudo ni lo he dudado —afirma haciendo que sienta mis cachetes calientes, lo que me lleva a pensar que estoy sonrojada.

—¿Quieres jugar? —pregunto evadiendo su comentario, de verdad me urge saber dar respuesta y no paralizarme o cambiar el tema.

—Suertuda, trajimos juegos de mesa y bueno...

—¿Qué hay en la lista? —pregunto.

—UNO, Jenga, MONOPOLY —comenta y hace una mueca en busca de recordar más juegos —, Eithan, ¿Qué otros juegos tenemos?

—Hmmm, creo que Twister y Pictionary —responde dejando frente a mi un pay.

—¿Qué tan prudente es jugar UNO? —inquiero con malicia.

—Ese juego rompe amistades —afirma Dylan.

—Creeme Dylan, ella no es la chica que conocemos cuando juega UNO —advierte Eithan con dramatismo en su voz.

—Hey, claro que no, sólo actúo conforme las cartas me lo indican —respondo restándole importancia —. Además, hace mucho que no juego UNO.

—¿Se animan a jugar UNO? —inquiere Eithan mirándome poco convencido de mis palabras.

—¿Qué sucede? —inquiere Dylan.

—Nada, solo no digas que no te lo advertí —responde y esboza una sonrisa, Dylan no dice más y toma el uno para que Eithan lo barajee.

—Lydia, ¿Se unen a nosotros? —pregunto apenada al interrumpir su beso.

—¿Jugamos? —le pregunta a su novio.

—Claro que si —acepta y ambos toman asiento.

—De una vez les digo que yo no jalo a jugar —se apresura a decir Melisa.

—Nosotros tampoco —añade Alina dedicándonos una sonrisa, yo finjo sentirme ofendida, pero no hago drama.

Iniciamos el juego, mis cartas son bastante interesantes, no tengo intenciones de que vean mi sonrisita, pero Eithan es al único que no puedo engañar, niega y yo de verdad que trato no dejar que vea mis expresiones.

—¿Tienes rojo Emma? —inquiere Dylan curioso.

—Nop, pero... —no digo más, pongo un +4 y un +2 verde —, te amo Lydia —expreso enviándole un beso a mi amiga.

—¿De verdad Emma?, ¿Qué te he hecho yo?

—Nada, son las cartas —comento encogiéndome de hombros.

—Claro, apuñala más por la espalda, el karma existe.

Seguimos y Eithan le pone un +4 a Dylan, este me mira dudoso, lo que me lleva a pensar que no quiere aumentarme otro muerto...

—No lo dudes, sólo ponlo —comenta Eith sacando su lado de jugador, Dylan pone otro más cuatro y anexa un +2 rojo.

—Chicos, aclaro que ustedes repartieron las cartas, así que lo siento Ly —vuelvo a decir poniendo otro +4 —¡UNO! —añado una carta roja y celebro mi triunfo.

—Pero ¿qué ha pasado? —inquiere Dylan con desconcierto.

—Te lo dije —dice Eithan y mi amiga me mira con enfado, así que no hago más que abrazarla.

—Dime que me perdonas —pido haciendo un puchero.

—Tienes que decirme cómo lo haces —pide.

—Si tú no sabes, yo estoy peor —comento.

—¿De verdad?

—De verdad —admito levantando mi mano.

—¡Hora del juego! —interrumpe Melissa —, te toca primo —Eithan suspira y mira a Melissa dedicándole una sonrisa.

—Admito que esto es divertido prima, pero... —hace una mueca —, siento que no quiero llegar aún a la monotonía de los Verdad o Reto, esto es similar, lo cambia el shot...

—Entiendo, pero ahora qué hago con mis hermosas preparaciones.

—Te las puedes tomar —ironiza Alina, Melissa niega, pero se rinde.

—¿Y si sólo conversamos con preguntas profundas? —sugiere Idali.

—Ya da lo mismo —expresa mi amiga.

—Dylan, ¿Cuál sería tu viaje perfecto? —pregunta Eithan para seguir la idea de su primo.

—Bien, tengo muchos lugares, pero me encantaría ir a Canadá, especialmente estar de intercambio.

—Vaya, en mi caso a Estados Unidos sería —responde con sorpresa.

—Chicos, dijeron viaje perfecto —les recuerdo.

—Ese es nuestro viaje perfecto —responde ambos.

—¿Cuál es el tuyo Emma? —pregunta Zac.

—Bien, no tengo un lugar definido, pero en definitiva sería un lugar con árboles, no sé, me gustaría ver el mar también... aunque mi concepto es estar con mis personas favoritas.

—¿Un viaje de amigos aplica? —pregunta Melissa.

—Si es tu viaje perfecto, entonces debe ser el correcto —explica Idali.

—¿Nos imaginan?, a nosotros en la playa.

—Si bueno, admitamos que Emma se perdería —ríe Lydia por su comentario.

—Y Melissa celaría a Idali porque las chicas estarían viéndolo —añade Alina.

—Zac y Lydia estarían en una cita, algo muy cursi, pero que de seguro los hará estar despiertos para ver el amanecer —comento.

—Y Eithan caminando por varios lugares —comenta Idali.

—¿Yo?

—Si, bueno, no me dejaran mentir, pero no eres de la clase de persona que se queda, eres de espíritu aventurero —todos reímos, y afirmamos que tienen un punto, Alina y yo nos miramos diciéndonos lo que sólo ella y yo entendemos.

«El pasito nervioso es la prueba viviente».

—¿Y Dylan qué haría?

—Vamos, Dylan estaría intentado salvarte o igual tratando de cuidarnos.

—¿Gracias? —responde.

—Eres hasta cierto punto el más "responsable" —añade Zac.

Continuamos riendo y creando nuestras aventuras perfectas, después de todo, tenemos una clase de amistad peculiar, con sus rivalidades, pero sé que puede existir el ser amigos tal como nuestros padres.

Me acerco a Alina y nos confirmamos nuestro pensamiento, Melissa y Lydia desaparecen un rato, cierro mis ojos, aunque los abro cuando suenan las mañanitas y con ellas la luz se apaga, las chicas llevan consigo un mini pastel, Ali y yo nos miramos y sonreímos, alzamos un poco la ceja y volvemos la mirada a nuestras amigas que cantan muy emotivas las mañanitas. Dejan el pastel frente a nosotras, las velitas tienen nuestra nieva edad, lo cierto es que vernos en la obscuridad con las velas y luces de los teléfonos que graban el momento, debo admitir que todo parece una ilusión, un hermoso sueño del que no quisiera despertar.

Sus sonrisas se unen a las nuestras, al final aplauden, Meli celebra con su melodiosa y potente voz, los chicos aplauden al igual que nosotras, sus hoyuelos llaman mi atención y los ojos del chico me atrapan, él me dedica una sonrisa, parece lastimosa, pero igual es como si no quisiese que todo se opaque, codea al dueño de aquellos hoyuelos, este me dedica una sonrisa y enfoca la cámara a Ali y a mí.

—Pidan su deseo —ordena Lydia.

—Pero lo piensan bien —añade Peter tomando la mano de Ali.

—Ya déjenos pensar —pido intentando buscar algo que quiera tanto.

—Se tardan mucho —dice Melisa fingiendo estar cansada.

—Así tardaran más —comenta Idali robándole la palabra en un beso tierno.

Observo este ambiente y recuerdo el que poseía el día de mi cumpleaños con mi familia, sigue sintiéndose un ambiente cálido, con complicidad de por medio, secretos, discusiones, pero con la misma esencia de cariño y bueno, hasta me atrevo a decir que amor, si, hay amor en el aire, sé que pedir un deseo puede ser absurdo porque no depende de que algo suceda, sino que todo influirá, mi deseo, mi deseo es que no termine esto, que sigamos unidas, que las sonrisas no acaben y que en el futuro compartamos y recordemos esto con un hermoso sabor de boca, porque sé que el tiempo con cada una de las personas sentadas en esta mesa ha sido valioso. Nada es para siempre, pero mientras dure, deseo que esto siga fortaleciéndose y que todo tenga un bello sabor de boca.

Mi deseo es seguir disfrutando de esta amistad y que, en los pequeños momentos, en cada una de nuestras ocurrencias, sigamos haciendo que valga la pena vivir y probemos los sabores que la vida nos presente, sean dulces o amargos, en medio de todo saquemos a relucir nuestra mejor versión y que tomados de la mano nos ayudemos a crecer y en el arte de vivir gocemos de cada paisaje...


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro