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—Hola —me saluda abriendo un poco la puerta.

—Hola Thomy.

—¿Quieres venir con nosotros?

—¿A dónde?

—A la feria —me mira con una gran sonrisa —Quiero pasar tiempo contigo, Adam y Nina.

—Justo como en los viejos tiempos.

—Así, es —me dedica una sonrisa —He estado alejado y siento que ya no te conozco —dramatiza un poco.

—No es tanto.

—¿No? —suspira ofendido —Me alejo un tiempo y resulta que tienes un novio, ah, pero luego terminan y tu vida se convierte en una novela.

—Oye, eso no... —no tengo idea de cómo responderle.

—Ven, por favor —se sienta en el suelo —Estaré en huelga si no vienes —suelta amenazante.

—No lo creo.

—Si, de ser necesario dormiré aquí.

—¿Quién eres?

—Tu cuñado, alguien que te adora como si fueras la hermanita que nunca tuve.

—Thomas —lo miro enternecida —Ahora bajo.

—Gracias pequeña, eres la mejor —besa mi frente emocionado y se va.

Decido arreglarme un poco, salgo de mi habitación y como lo pensé, todos ya han bajado y están esperándome, Adam está distraído en su teléfono y Nina juguetea con la mano de Thomas.

—Baje señores, así que vámonos —digo con ánimo, no me siento tan bien, pero igual no puedo desperdiciar este tiempo con ellos.

—Me alegra que aceptaras.

—Te lo dije, accede más si se trata de ti —se lamenta Nina.

—¡Ay por favor!, bajaría por cualquiera de ustedes, pero Nina no insiste mucho, aunque a veces se parece al gusano del cadáver de la novia porque siempre logra meterse en mi cabeza y hace que medite mejor las cosas, y Adam aceptaría mi negación —afirmo con una sonrisa.

—¿Me llamaste rogón?

—Yo nunca dije eso, tú lo afirmaste.

—Vas a ver niña —toma una almohada de los sillones y me lo lanza, como la señorita educada y seria que soy le devuelvo el ataque, aunque le doy a Adam, este golpea a Thomas y al lanzarme otro cojín hago que Nina lo reciba.

Nina queda despeinada, Adam rompe uno de los cojines y Thomas no deja de reír, yo quiero huir de ellos, pero no me lo permiten, termino recibiendo los ataques. Decido tirarme al piso en plan de dramatizar que me derrotaron, pero como les encanta agarrarme de su puerquito todos comienzan a hacerme cosquillas, Nina es la que mejor sabe mis puntos más débiles, así que mis carcajadas llenan el lugar.

—Ya no eres tan ruda ahora, ¿verdad? —Thomas me reta con las palabras, aunque es lo de menos, yo parezco un gusano retorciéndome ante ellos.

—Ya... por...favor... —no puedo seguir porque las risas son más fuertes que mi habla.

—Bro, ¿no crees que ya es mucho? —inquiere Adam, aunque después se miran, niegan y vuelven a llenarme de cosquillas, Nina se levanta y se avienta tirando a Thomas.

—Planchitaaaa —Thomas la abraza y le roba un beso muy tierno.

—Ash, ya van a empezar —se queja Adam.

—Vámonos Emma —Adam me extiende la mano para ayudarme a levantarme, yo la acepto. En cuanto se da la vuelta me abalanzo sobre el para que me cargue —Pesas niña.

—Tu pesas más, tanto hueso es más pesado que yo, ¿verdad Nina?

—Tiene razón —dice entre risas, aunque ni ella sabe lo que dice, su mirada se encuentra ocupada en su novio.

—Vámonos porque por su culpa estaremos una eternidad aquí —le susurro a Adam, este asiente y me lleva hasta el auto cargándome.

Nina y Thomas salen de casa, ambos están riendo, nos subimos al auto de Thom, al llegar a la feria hay una gran multitud, el lugar se llena de familias, parejas y hay muchos niños pidiendo que sus padres les compren golosinas o los lleven a alguno de los juegos mecánicos.

—Adam, vayamos por un algodón —pido emocionada.

—De verdad que te pareces a esos niños, ya madura —yo decido mostrarle la lengua a modo de respuesta y el niega con la cabeza.

—Por favor, yo lo pagaré —digo mostrándole que si traigo dinero.

—Bien, vamos —sé que acepta porque él se muere también por comer uno.

—Deme cuatro —dice Thomas —Yo pago.

—No, yo dije que pagaría —me quejo.

—Lo sé, pero no se siente bien —hago una mueca, he aprendido que cuando un chico te paga y te niegas es muy COMPLICADO que la persona que recibe el dinero lo acepte.

—Amor, vayamos a la montaña rusa —dice Nina emocionada, ambos nos abandonan, no sin antes dejarnos sus algodones de azúcar.

—¿Te sientes mejor?

—Sip —digo comiendo mi algodón.

—Te quiero mucho hermana.

—Yo también —lo abrazo cuidando de no aplastar los algodones. —¿Quieres que nos subamos a un juego?

—Primero termínate eso —me ordena.

—¿Hay posibilidades de que me vomite si me nos subimos a un juego?

—No, tú siempre te subes a lo que son para niños —ríe y me despeina —Eres muy cobarde Emma.

—Gracias por el voto de confianza.

—No te enojes, soy realista y lo sabes —bajo la mirada, pero decido levantarla al ver algo que capta mi atención.

—Vayamos ahí —digo al ver un escenario y varios actores invitando a la gente para ver su obra.

—Será imposible escucharlos.

—Lo dudo, hay muchas bocinas cerca de los asientos del público.

—No venimos aquí para que veas una obra —se queja, me toma de la mano y me lleva a uno de los juegos.

—Adam, no —pido asustada, odio probar cosas nuevas y más si son tan extremas.

—Nos subiremos a este juego —me dedica una sonrisa —¿Confías en mí?

—Hermano, confío en ti, más no en la seguridad del juego.

—Anda —me pide con insistencia —Prometo que no lo lamentarás.

No sé en qué momento acepto, ni como es que la fila ha descendido, pero el turno de las personas ya ha acabado y seguimos nosotros, los encargados nos preparan todo, dan indicaciones que no escucho, pero mi hermano me mira dándome mucho ánimo.

—Nunca me he subido a una montaña rusa y ahora lo hago por ti —me quejo.

—Te prometo que no lo sentirás.

—¿En qué momento me deje influenciar por ti? —miro el panorama, el carro en el que estamos ya ha comenzado su trayecto, estoy nerviosa, asustada y en un transe porque por más real que sea, yo lo siento irreal. El carro comienza a subir, decido que es mejor sujetar a mi hermano, él me mira divertido, tuvo suerte de que no traigo mis lentes porque hubieran sido el pretexto perfecto.

El carro comienza a atender, los nervios me invaden, mi estómago me da a entender que de verdad estoy asustada, aprieto la mano de Adam, llegamos a la cima, ese punto culminante entre el logro y la caída para volver a levantarnos, no sé si es el juego, pero a mi me parece que tambalea y luego caemos, el viento golpea mi rostro, siento una sensación desconocida, pero liberadora, a pesar de sentirme aterrada, siento como si mi mente quedara en blanco, soy yo siento parte de un conjunto de personas con sensaciones similares o más negativas, decido liberarme de Adam y levantar mis manos.

El aire es frío y denso, pero eso no me impide sentirme libre y alejada de mis tormentas, quiero que no termine, agradezco que Adam me trajera aquí y a mí misma por haber aceptado. No sé en qué momento ocurrió, pero el tiempo se ha terminado, estoy sorprendida y feliz.

—¿Moriste? —inquiere mi hermano divertido.

—No, pero me siento algo mareada —es cierto, pero no me siento preocupada.

—Vaya, al fin eres osada —dice Nina emocionada.

—Felicidades pequeña.

—¿Me creen si les digo que no sé cómo rayos acepte y disfrute de esto? —los tres ríen y niegan enternecidos.

—Se le llama vivir y disfrutar lo que tienes —comenta Adam.

—Bueno, quiero subirme otra vez —les digo emocionada —Pero no hoy porque temo vomitar.

—Vayamos a comer algo —sugiere Nina.

—¿No nos subiremos a más juegos?

—Hermana, ya tengo hambre —mi hermana se abre paso entre la gente y nos dirigimos a un puesto de postres.

—Creí que comeríamos otra cosa —se queja Adam.

—Vayamos por papitas —le sugiero.

—Ahora los alcanzo, pídanme unas como me gustan —mi hermano y yo asentimos —También una banderilla —ambos reímos y negamos, nos encaminamos al puesto, me recargo en mi hermano.

—Emy, así parecemos una pareja —me dice divertido.

—Ya sé, una ventaja de no parecernos, pero desventaja cuando nos gusta alguien y no sabe de nuestros lazos de sangre —le digo divertida.

—Siempre me salvaste de las chicas no tan cuerdas que me perseguían —ríe al igual que yo, de por sí, lo llegué a celar y que se acercaran me causaba mucho enojo, no quería que me quitaran a mi hermanito.

—Tú no te quedas atrás —lo miro divertida y él entiende lo que diré —Nunca olvidaré la fiesta en la que alguien quería invitar a Nina a bailar, pero te uso para aparentar que ya estaba con alguien más.

—Fui muy utilizado durante horas —no encontramos que más decir, en ocasiones podemos hablar y en otras quedarnos callados, al llegar al puesto Adam pide papas y banderillas.

—Es hermosa su relación —digo al ver a mi hermana y Thomas juntos.

—Lo sé, solo tú y yo hemos fracasado en ese sentido.

—¿Crees que sea fácil?

—No, recuerda que han peleado, pero han descubierto como salir adelante, juntos.

—Nuestra hermana es mejor en esto que ambos —rio ante la ironía de la vida —Tú y yo fracasamos en nuestra primera relación, pero ella que decía que nunca tendría novio —miro hacia ellos —Parecen ser perfectos en el tema.

—Basta de esto.

—¿De qué?

—De la autocompasión —me mira con seriedad —Emma hermosa, deja de actuar así, eres mejor que esto, ya debes hablarles, ni tú misma soportas tenerlos lejos.

—Puedo y debo soportarlo.

—¿Por qué?

—Porque es necesario, me siento culpable ante la cercanía de uno y el respeto de mi especio en el otro.

—Niña...

—¿Pueden creer que alguien se nos acercó para pedirle su número a Thom?

—¿Y qué hiciste? —pregunto tratando de ignorar a mi hermano.

—Thom tomo mi mano y dijo —ahora señala a su novio para que le haga los honores.

—Lo siento mucho, pero no, como puedes ver estoy con el amor de mi vida —responde con una sonrisa.

—Que bonito —dice Adam dándome a entender que nuestra conversación ha quedado pendiente.

Después de comer nos dirigimos a más juegos, Adam y Thomas compiten en tiro al blanco, es tan divertido, aunque mi hermano es derrotado por Thomas, este gana un peluche para Nina, de verdad que son super tiernos juntos.

—Oigan —nos miran con pena —¿Pueden ser nuestros testigos?

—¿Con quién? —rio —¿Para qué?

—Nos vamos a casar —ambos sueltan una enorme carcajada al ver nuestras caras llenas de desconcierto.

—¿Con permiso de quién? —suelta Adam.

—Tonto, vayamos al registro civil —Adam y yo nos miramos con mucho desconcierto, aunque les dedicamos una mirada llena de pena al ver de lo que se trata esto, hablaban de una boda falsa, no sé cuándo decidieron anexar un registro civil en la feria, pero es una buena forma de hacer que los que son novios le jueguen una broma a quienes conocen, porque esto es algo que nadie ve venir, a no ser que ya hayan visto el puesto.

Al acercarnos una chica toma una hoja y comienza a leerla:

—En presencia de los que estamos aquí, de los que están allá y de los que no pudieron asistir, comparecieron ante mí; Juez de Tercera Clase, un par de tortolitos flechados por Cupido, desean contraer nupcias —continua leyendo el papel anexando los nombres de tan hermosa pareja, mi hermana toma la mano de Thomas, trato de ver sus miradas, ambos parecen despreocupados teniéndose el uno al otro, Nina lo ve con amor verdadero, un amor que no ha sido perfecto, pero que juntos han logrado todo.

Me llega de momento la idea de que ambos se pueden casar de verdad, pero el futuro es incierto, sólo sé puedo asegurar que la mejor manera en la que ellos han vivido es con el presente, sin dejar de lado el pasado que les permite no cometer los mismos errores y aprender más tanto de uno como del otro.

—Testigos, firmen aquí —indica la chica, Adam me indica que firme primero, cosa que hago, aunque me pongo nerviosa, pero hago la firma.

—Bien, puede besar a la novia —dice la chica con una sonrisa, Thomas se acerca a Nina, posa su mano en su mejilla le dedica una sonrisa al igual que Nina, ambos se funden en un beso intenso, pero decente. Alrededor de nosotros se crean aplausos y felicitaciones, mi hermana sonríe apenada y nos alejamos para que pase la siguiente pareja.

—Es hora de irnos —dice Adam al ver el reloj.

—Cierto, no quiero que los regañen —dice Thomas, nos dirigimos al auto, al llegar a casa Adam y yo nos dirigimos a casa dejando sola a Nina con Thomy, mañana regresará a su escuela y tendremos que esperar para volver a verlo.

Mamá y papá están acostados en el sillón viendo una película, Adam y yo nos acomodamos en el otro sillón, aunque mi hermano se levanta a hacer palomitas, después de que Nina entra vemos una película más, merendamos y nos vamos a acostar, aunque Nina y yo nos quedamos un rato leyendo.


Idali

—Necesitamos de tu ayuda —dicen al unísono, es extraño verlos juntos, pero a la vez es divertido.

—Ya me imagino para que —respondo divertido.

—Es que... no sabemos cómo organizar todo —dice Eithan con duda en la voz.

—Bueno, en sí, ya tenemos la mayor parte para nuestra disculpa —argumenta Dylan.

—Esperen, ¿ambos harán algo juntos por Emma? —ellos asienten, realmente me siento sorprendido, a pesar de que los conozco, vaya que se van a lucir —¿Qué idea tienen?

—Pues hicimos una lista para que nos den un ramo para ella, pero...

—No sabemos si cantar o qué....

—Esperen ¿van a darle una serenata? —ellos asienten —Vaya, si esa chica no los perdona... bueno, entonces no valdrá la pena el esfuerzo —me callo al ver que les molesta mi comentario.

—Sabes que está en su derecho de enojarse con nosotros —replica Eithan.

—Lo sé primo, pero es mucho valor y orgullo tragado —me oigo decir.

—Si, en eso tienes razón, pero...

—No somos tan diferentes, es más, siento que hasta me agrada Eithan.

—Opino lo mismo —añade Eithan, no sé si reír o abrazarlos.

—Ay chicos, ahora me dan ternura —comento burlón.

—¿Nos vas a ayudar? —cuestiona Dylan.

—Si, sólo que lo veo y no lo creo.

—Bien, mira, planeamos darle la serenata está noche.

—¿Está noche?

—Si, entre más rápido mejor para ambos.

—Bien, entonces, quiero oírlos cantar —ordeno, al parecer ya venían preparados, Eithan pone la canción y Dylan comienza, los oigo y bueno, quedo muy conmovido, a pesar de que Eithan se pone nervioso da su mejor esfuerzo y Dylan tiene buena voz, aunque juntos hacen que la piel se me ponga de gallina.

—¿Cómo quedó? —pregunta Dylan.

—Chico, ¿acaso no vieron mi rostro? —inquiero son obviedad —Es perfecto, sólo siento que requieren afinación.

—¿Estamos listos? —pregunta mi pequeño primo.

—Si, sólo controla tus nervios —respondo divertido, ensayan la canción una y otra vez, es realmente cursi, siento cómo suena mi teléfono y le hago una seña para decirles que regreso en un rato —¿Qué ocurre amor?

—¿Sabes dónde podemos conseguir postres?

—Si, te envió la dirección —respondo —¿Aún estás segura de que quieren algo masivo?

—No, es sólo que Lydia y yo lo hablamos con Nina, sería bueno hacer algo privado, ya sabes, Eithan, Dylan, Petter, Zac, Lydia, Tú y yo.

—Amor, tranquila, creo que estás peor que Dylan y Eithan —me oigo decir, pero me arrepiento.

—¿Por qué lo dices?

—Ya saben cómo arreglar las cosas con Emma.

—¿Cómo?

—Van a llevarle serenata —no puedo evitar ocultarlo, estoy emocionado y ella hace que diga todo sin pensar en si debo o no.

—¿Lo dices en serio?

—Si —respondo en un hilo de voz.

—¿A qué hora?

—Amor, no te voy a decir...

—Por favor, quiero ver...

—Hermosa, los pondrán nerviosos, mejor lo grabo y así todos lo verán —sugiero, además, dudo que me descubran.

—¿Lo prometes? —cuestiona en un tono tierno, no me puedo resistir a esa voz, aunque ella estando enojada, puede hacerme ceder fácilmente.

—Lo prometo.

—Te dejo, Lydia me necesita para algo —cuelga la llamada.


Narradora

Los chicos están listos, es la hora de que su sorpresa tenga lugar, Idali hace lo que le corresponde, Dylan y Eithan se sienten aterrados, pero todo sea por ella...

Emma está en su recamara, a punto de dormirse, lleva puesta su pijama de oso panda, toda su familia ya se encuentra dormida, a excepción de Nina, quien decidió dormirse con ella, ambas interrumpieron su tiempo de sueño leyendo hasta que sus ojos se sintieron cada vez más pesados.

—¿Listos? —cuestiona Idali.

—No —responde ambos chicos al unísono.

—Bien a la cuenta de tres empiezan —ordena Idali burlón, ellos no saben el plan de Idali, todo por cumplir la promesa que le hizo a Melissa, la melodía comienza a sonar y esté empieza a grabar.


_❳ ⇀ Hoobastank —The reason

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Eithan es el primero en comenzar, toma un respiro y se deja llevar por lo que siente y por la letra, ambos se preparan, Emma no sale, ni prende la luz, lo que ellos no sabes es que con cuidado se acerca a la ventana y observa a ambos chicos.

Ellos siguen cantando con mucha ilusión, pero sus esperanzas comienzan a apagarse al no ver respuesta alguna, están por terminar y Emma no ha salido o mostrado señales de vida, piensan en que ella no quiere verlos más. Todos los nervios se ven ocultos por la cruel idea de que la han perdido para siempre.

Eithan mira a Dylan con angustia, el terror lo invade, no quiere que sea el final, quiere una oportunidad de hablar con ella, los dos están decepcionados, aunque no saben que Emma está llorando y muy desconcertada por lo que ve y escucha.

—¿Por qué no sales? —pregunta Nina.

—Porque, yo, no lo sé —responde limpiando sus lágrimas.

—No hagas que queden en ridículo —pide, Emma baja y se acerca a la puerta. Su corazón da un vuelco, al entrar en contacto con la manija su cuerpo se tensa, los nervios la toman asechándola.

Idali no deja de grabar, tiene la esperanza de que funcione el esfuerzo de ambos chicos, estos se desaniman, realmente creen que no funcionó su idea, sienten un hueco en el estómago, se miran entristecidos.

—Creo que no funciono —dice Eithan con la voz entrecortada.

—No pensé que estuviera tan enojada —añade Dylan entristecido.

—Vámonos —sugiere Eithan, el otro asiente, se dan la vuelta y se alejan a paso lento.

—¡Eithan, Dylan! —grita Emma, estos voltean y no pueden evitar verla con ternura al ver lo que lleva puesto, cuando llega a ambos chicos los abraza.

—Te ves muy tierna —comentan al unísono, ella ríe.

—Toma, esto es por parte de los dos —dice Eithan si despegar la mirada de ella, se alejó porque no soportaba la idea de haberla golpeado, pero al mismo tiempo era insoportable estar lejos de su pequeña y bella ex.

Uno le entrega el ramo de flores y el otro los chocolates.

—¿Piensan sobornarme con chocolate? —inquiere la chica con falsa seriedad.

—Ah, este no —responden nerviosos.

—Ajá.

—Escucha —dice Eithan —Ambos somos unos tontos...

—Realmente estamos arrepentidos de haber peleado.

—Más que eso, sentimos mucho haberte hecho sentir como un objeto —ella los mira confundida y orgullosa de que entendieran su enojo.

—Ambos te queremos y no queremos perderte por una tontería —añade Dylan, Emma lo mira, los recuerdos y el que esté presente no ayuda mucho, pero al mismo tiempo una extraña sensación hace que ella se sienta nerviosa al tenerlo cerca.

—¿Nos perdonas?

—¿Acaso ensayaron eso también? —cuestiona Emma.

—No, creo que ambos sabíamos lo que debíamos decir —responde Dylan, ambos la miran esperando su respuesta, ella frunce el ceño y pone el ramo de flores en la parte delantera del auto.

—Bueno, respondiendo a su pregunta, si, son unos tontos, aunque creo que una disculpa hubiera sido más que suficiente, no era necesario tanto —suspira y siente como sus cachetes comienzan a ruborizarse —Pero son un par de tontos a los que quiero mucho, así que si, los perdono —ambos la abrazan, ella ríe —Los quiero.

—Y nosotros a ti.

—Gracias por esto, aunque...

—Emma, lo vales, así que no empieces —la interrumpe Eithan.

A ella no le queda de otra y se despide de los chicos., la mente de Emma no deja de dar vueltas con lo ocurrido, fue lo más tierno que alguien pudo hacer por ella, al entrar a casa sus papás y hermanos ya han bajado.

Haber conversado hace poco sobre el tema la hace sentir aliviada, sabe que no están enfadados, pero igual no deja de sentirse apenada con ellos, no dicen mucho, solo se vuelven a despedirse de ella y se dirigen a sus recamaras.

Los padres de Emma no sienten la necesidad de hablar, ya que todo se dijo, tampoco están enfadados porque saben que son cosas que no fueron pensadas por ella y aunque los celos invadan a su padre, sabe que su pequeña ya no es una niña y debe enfrentar todo, aunque está claro que debe seguirla corrigiendo cuando las cosas se salgan de control.

Emma va a la cocina por un jarrón, las flores están hermosas, lee la nota que viene escondida y no puede evitar sonreír, ambos lograron su perdón. La noche es larga, los pensamientos son muchos, Emma debe decidir lo que quiere, aunque eso implique el enfrentar su miedo a la perdida.

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