La alarma suena como cada mañana, abro los ojos con pesadez, por desgracia aún siguen hinchados, tomo una ducha y me dirijo al closet.

Hoy no pienso vestirme como una chica apagada, hoy es diferente, porque hoy comienza mi sanación, me siento decidida a seguir con mi vida, sé que el dolor puede aparecer, pero sin duda alguna estoy dispuesta a superarlo.

Tomo un jean azul y una sudadera roja con un estampado de la frase de mi libro favorito: "El adiós en un silencio", para terminar me pongo unos convers rojos con líneas blancas.

— Emma ya baja que se te va a hacer tarde —llama mi mamá con un tono de voz que indica que ya es tarde.

— Ya voy —respondo y me dispongo a cepillar mi cabello, tomo mi dije favorito: un corazón rodeado por alas y unos aretes de corazón, a veces suelo tardarme, pero realmente me gusta usar aretes o collares y si se puede pulseras, aunque de todas las cosas que tengo lo que más uso es mi dije.

Al bajar comienzo a comer mi desayuno y me apresuro, al parecer Adam y Nina ya están listos, esto ya no es novedad, ellos siempre se arreglan más rápido que yo.

— Si no bajas más pronto, un día de estos te abandonaremos —confiesa Adam con seriedad en su voz.

— Lo siento, pero no sabía que ponerme.

—¿Y decidiste usar tu ropa favorita, mejor dicho, tu sudadera favorita? — cuestiona sarcástico.

— Si —respondo con una sonrisa traviesa.

— No entiendo para que preguntas lo obvio, si sabes que Emma ama esa sudadera, además tú eres el culpable de que la tenga —replica Nina con una sonrisa.

— Lo sé Nena —acepta Adam guiñándole el ojo.

— Ash, no me digas así —replica molesta.

— Lo hago porque eres mi Nena —confiesa Adam con una sonrisa pícara.

— Okey, pero no me digas así en la calle —ordena — Siempre me ahuyentas a los chicos haciéndoles creer que soy tu novia.

— Esa es la razón de porque lo hago —dice con cierta malicia, Nina se desquita dándole un golpe en el hombro.

— ¡Oye! —soba su hombro — Eso dolió.

— Dejen de estar jugando —ordena mi mamá y comenzamos a reírnos, esto de ser serios no es lo nuestro y más cuando Nina y Adam están juntos.

— Emma ¿Vas a querer que te llevemos a la escuela? —cuestiona Adam — ¿Oh volverás a irte sola como aye...

Nina lo interrumpe dándole un codazo en el estómago, mi hermano no dice más, después de terminar y prepararnos nos subimos al coche, en el camino no hablo mucho; y el hecho de que Adam y Nina sean muy protectores no me ayuda, aunque supongo que es normal en todos los hermanos mayores, al llegar me despido de ellos y me encamino a la entrada, por suerte no está Nat y Eithan...

— Emma.

Tan mala suerte tengo.

— Nat —digo con una sonrisa falsa.

— Bueno ahora si me vas a decir ¿Por qué carajos me golpeaste? —cuestiona muy enojada,

Emma, te metiste con el mismo diablo.

— ¿Será porque me hartaste y tus palabras hicieron que saliera una cachetada? —inquiero con obviedad — Aunque no entiendo porque preguntas lo obvio —añado, pero todo se aclara cuando Eithan llega, con todo el cinismo que puede caber en él la toma por la espalda y ella se abalanza sobre él dándole un beso, ya no sé si siento asco o que, estos dos me provocaban los deseos de querer sacarme los ojos.

— Bueno, los dejo solos para que pueda evitarles el fastidio de verme vomitando al tener su sola presencia —suelto con sarcasmo y una pequeña risa no tarda en aparecer.

—¿Qué rayos te pasa? —cuestiona mi "amiga" con incredulidad, pero no respondo, sólo me alejo, sé cuánto detesta que la dejen hablando sola, siento como toma mi brazo con brusquedad haciéndome verla a la cara.

— Oye, ¿qué te pasa? —replica una chica a la cual no conozco en absoluto, pero es un poco más alta que yo, con el cabello chino y muy bonita, definitivamente no la conozco, pero estoy cien por ciento segura de que empujo con fuerza a Natalia alejándola de mí.

— No te metas en lo que no te importa —replica Natalia demasiado enojada.

Estupendo Emma, ahora se aproxima una pelea.

Eithan logra evitar que Natalia golpee a aquella chica, una vez más la aleja de mi.

— Amigo, la próxima vez que quieras sacar a tu mascota encárgate de tenerla amarrada para que no se te escape causando daños colaterales—ladra la chica molesta y ahora me mira—¿Estás bien?

— Si, aunque no debías molestarte —respondo dedicándole una sonrisa.

— No es problema, odio a tipas como esa —mira con enojo a mi examiga.

— Si, bueno, apenas empiezo a conocer su faceta de chica cínica...

— Espera, ¿ella era tu amiga?

— Si y el chico que se la llevo es mi ex —respondo con tono triste.

— Que poca madre la de ella —dice sorprendida — ¿Así que tu amiga está con tu ex?

— Si —confirmo con pesar — En si él me engaño con ella —añado.

— Neta que eso no es de amigas.

— Lo sé —suspiro — Pero bueno, ellos se merecen uno al otro —respondo con resignación.

— Tranquila, no dejes que eso te afecte —comenta quitando el tono golpeado de su voz — Si hay algo que nunca debes dejar es que vean que te afecta lo que hacen, porque así te seguirán lastimando.

— Lo sé, pero no lo puedo evitar —respondo decepcionada de mí misma, porque realmente odio ser débil ante los demás.

— Nunca digas eso, siempre mentalízate que eres fuerte y de esa forma será más difícil que te lastimen.

— Gracias, bueno luego te veo, es tarde y debo entrar a mi salón.

— No hay de qué.

Al entrar saludo a Lydia y Alina, me siento en mi lugar y al parecer Natalia decidió mudarse de lugar, la profesora no tarda mucho en llegar.

— Hola chicos, buenos días tomen sus asientos y saquen su cuaderno —ordena y comienza a anotar la fecha en el pizarrón

— Buenos días —saluda la orientadora captando la atención de todos — ¿Me permite pasar maestra? —cuestiona sin quitar la gran sonrisa con la que siempre nos recibe.

— Claro Luo —responde la maestra, dedicándole una sonrisa.

— Buenos días jóvenes —saluda de nuevo, aunque este saludo si es dirigido a nosotros.

— Buenos días —respondemos al unísono.

— Les presentó a su nueva compañera —distingo que es la misma chica que me ayudo a enfrentar a Natalia, para llevar dos días de haber entrado a clases es normal que sigan llegando alumnos nuevos — Preséntate —le ordena.

— Hola, me llamo Melissa —se presenta con disgusto y una sonrisa bastante perspicaz.

— Bueno, puedes tomar asiento en donde quieras —le indica la profesora, se acerca al lugar que Natalia solía ocupar, justo atrás de Alina.

— Hola de nuevo —susurro con amabilidad.

— Hola Emma.

— Al parecer seremos compañeras —comento con una pequeña risa, por suerte nadie nos escuchó, como buenas alumnas prestamos atención, aunque lo cierto es que también nos distraemos en momentos.

Aunque si puedo decir que me sorprende que Melissa sepa mi nombre, supongo que lo escucho todo y por eso intervino cuando Natalia me sujetó con fuerza.

— No puedo creer que esa tipa vaya a ser mi compañera —expresa Melissa con disgusto y sin quitarle la mirada a Natalia.

— Temo informarte que sí, pero tranquila no creo que te moleste —respondo con pesar — Entonces ¿eres nueva? —cuestiono con la esperanza de no tocar el tema de Eithan y Nat.

— Si, mi padre fue enviado a este lugar por cuestiones de trabajo —dice algo desanimada, aunque supongo que eso de abandonar a tus amigos y el lugar con el que te encariñaste no es nada fácil, los cambios nunca son fáciles, lo único que siempre nos queda, es adaptarse a ellos.

— Bueno tranquila, nosotras te haremos sentir como en casa —responde Ali en un tono positivo.

— Gracias chicas —expresa con una sonrisa, esta es más sincera que la que mostró cuando se presentó.

— Bien hay que ir a la cafetería para poder comer algo, muero de hambre — interrumpe Lydia el pequeño silencio que se formó y todas reímos ante tal comentario.

La cafetería es un completo caos, por lo que nos ubicamos en las mesas que se encontrar afuera, Meli va a comprar su comida en compañía de Ali, mientras que Lydia y yo sacamos lo que nuestras mamás nos prepararon.

— Se ve que Melissa es una gran chica.

— Sip, de hecho, lo es —digo recordando lo de esta mañana —Hoy me defendió de Nat, aunque casi llegan a los golpes, por suerte Eithan se llevó a Nat —añado y no puedo evitar reírme al recordar lo que Melissa le dijo a Eithan.

—¿Qué es tan gracioso? —cuestiona Lydia con seriedad.

— Tranquila mamá —respondo sarcástica, ella pone un semblante molesto — Es que Melissa le dijo a Eithan que la próxima vez que quiera sacar a su mascota, se encargue de tenerla amarrada para que no se le escape — explico y sin evitarlo comienzo a reír hasta más no poder y Lydia no se queda atrás, aunque fue un error porque comienza a toser, lo que me indica que está a nada de ahogarse con la comida.

—¿Qué ocurrió? —cuestiona Ali preocupada al ver a Lydia toser demasiado.

— Tranquila, es mi culpa —digo mirando a Melissa — Le conté lo de esta mañana y no pudo evitar reír.

—¿Está mañana? —cuestiona Alina confundida, le contamos todo y al igual que Lydia, no contuvo la risa, por suerte ella no estuvo a punto de morir ahogada.

— Realmente se merecía eso —dice Ali entre risas.

De la nada empezamos a hablar de cualquier cosa, todo es un cambio repentino, de momento estamos hablando de chicos y de la nada terminamos hablando de comida y cualquier cosa que se nos cruce por la cabeza.

Después de algunas semanas conocemos mejor a Meli, hasta cierto punto puede ser sarcástica, bueno, la mayor parte del tiempo tiende a serlo, hace muchas locuras. Si alguien le cae mal no lo finge, simplemente lo demuestra con expresiones de desagrado, puede aparentar ser fría, pero por dentro tiene sentimientos, al parecer odia mostrar sus sentimientos, porque de esa forma se siente débil y si hay algo de lo que estoy segura es que cuando grita, su voz se puede oír hasta una distancia bastante lejana.

Meli tiene una personalidad muy interesante, que no muestre con facilidad lo que siente te ayuda a entender lo mucho que vale la pena, ella no se está con mentiras, a ella le puede doler cuando te alejas y si de verdad le importas te insiste, cosa que detesta, pero lo hace, si de verdad le importas se traga su orgullo.