Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

___☆_31_☆___

Puedo sentir como una lágrima cae, la carta cubre mi rostro, cada palabra duele, no logro entender por qué, pero por otra parte siento alivio, es como si me hubiera liberado de una gran carga, la verdad deseaba que alguien fuera considerado y me brindará tiempo, él espera una respuesta.

—Yo...

—No sabes que decir —responde por mí, no puedo mentir, es cierto, no sé qué decir.

—La verdad es extraño, no me esperaba esto.

—Creo que te he presionado, siento que quieres volver con Eithan, pero tienes miedo de lastimarme.

—Hey no, no es eso como tal —digo tomando su mano —La verdadera razón por la que aún no me decido es que estoy confundida —rio para relajarme —He llegado a pensar que me he enamorado de ambos.

Me encuentro con su mirada, está llena de sorpresa y sus ojos tienen una especie de brillo que muestra esperanza.

—Oye, siempre te estaré esperando, el tiempo que sea necesario —dice con ternura.

—Sinceramente la carta me dio a entender que me estás dejando libre, aunque una parte de ti quiere que pase algo —respondo dudosa de mis palabras.

—¿Qué es lo que quieres tú?

—Tiempo.

—Bueno, creo que la carta trata de decir eso —responde fingiendo una sonrisa —Tendrás tiempo.

—Gracias por eso.

—Emma, de verdad te quiero mucho —dice besando mi mejilla.

—Y yo a ti —digo en un tono aniñado.

—¡Ay pequeña! —dice negando con la cabeza.

—¿Qué?, es la verdad, no tengo porque mentir —respondo aún en ese tono.

—No es eso, sino que, a pesar de todo, aún eres adorable y muy tierna.

—Yo no soy tierna —replico.

—Claro que sí.

—Emma, bajen a comer —nos llama mi mamá.

—Bueno, debemos bajar, a no ser que quieras tu comida fría —dice intentando sacar una sonrisa.

Seré honesta, no lo conozco mucho, pero sé reconocer algo y es la expresión de una persona que está dejando libre a alguien que ama y no me equivoco Dylan tiene esa expresión, con su intento de sonrisa compruebo que le dolió entregarme la carta, está dejándome ir, aunque en lo profundo de su corazón espera que lo escoja a él, mejor dicho, que impida que esto esté pasando, pero sé que no pasará, no hasta que sepa lo que de verdad quiero.

—Que locura, el tiempo se pasa volando, Dylan está a un paso de salir de la preparatoria —dice Jackie con nostalgia, es raro tutearla, pero se ha encargado de pedir que no la llamemos señora.

—Lo sé amiga —ríe mi mamá —Eran tan pequeños —se lamenta.

—¿Quiénes?

—Ustedes —nos muestran un álbum, hace mucho que no me sumerjo por esos mares, bueno sólo cuando se trataba de buscar fotos para mi árbol genealógico.

—¿Por qué no nos contaron que ya nos conocíamos? —cuestiona Dylan.

—Déjate de eso —miro a nuestras bellas progenitoras —¿Por qué no se tomaron la molestia de recordarnos todo?

—Amor, era absurdo hacerlo si no lo recordaban —ambas ríen.

—Hubiera sido un cuento de nunca acabar.

—Decidimos pasarlo de largo porque ya no son esos niños.

—Quiero escuchar la historia —Dylan mira a su mamá, luego ella a la mía, esa mirada es muy similar a la que Alina y yo nos lanzamos cuando solo nosotras entendemos lo que queremos decir o incluso lo que pensamos.

—Claro, pero primero comamos, no queremos que se atraganten de tanta risa.

Con todo el amor que nos tienen nos dan nuestra comida, bendecimos los alimentos y comemos, Dylan me observa, aunque parece serio y al mismo tiempo intrigado por lo que ocurriera en el pasado, pero algo que me saca de contexto es que en ocasiones he pensado que él si me recuerda.

Honestamente a mí me asusta, ellas tienen cierta complicidad que da miedo, hasta he llegado a sospechar que anhelan que él y yo estemos juntos como pareja, después de todo si Melissa e Idali lo están, este puede ser el caso.

No soy mal pensada, es sólo que Diego y yo planeamos eso, que nuestros hijos en un futuro sean o mejores amigos o incluso pareja. Una vez que terminamos nos llevan a la sala y nos dejan en medio, esto me da muy mala espina.

Mamá saca algunas cosas de una caja, sí que son muchos álbumes, es notorio que Dylan siempre ha sido mucho más alto que yo, era muy tierno de niño, lo cierto es que no ha cambiado mucho, bueno, lo tierno se fue, ahora su rostro posee un aire más juvenil y de casi un adulto.

—¿Por qué Meli no aparece?

—Oh —suspiran.

—Ellos siempre estuvieron lejos —ambas me miran —Cuando nos enteramos de su regreso supimos que era momento de reunirnos.

—Jackie, ¿lo recuerdas? —ella siente, ambas se miran y después ríen.

—¿Cómo olvidarlo? —Dylan y yo las miramos en busca de una explicación.

—Lo sentimos —se miran con complicidad —Ese día Emma estaba muy enfadada contigo —Dylan alza las cejas en un gesto de ligera sorpresa, yo abro la boca, pero decido cerrarla.

—¿Por qué?

—Recuerdo que en el kínder fuiste el rey de primavera y ella se enfadó porque la engañaste —carcajean ambas.

—Emma, ese día estabas que ni tú te aguantabas porque no fueron rey y reina de la primavera —me arrepiento de esto, ahora mis mejillas están ardiendo, lo que significa que ya es posible que estén rojas.

—¿Yo hice eso? —pregunto con sorpresa, aunque necesito confirmar que no están jugándonos una broma.

—Claro —suspira la mamá de Dylan —Eran inseparables.

Éramos

—Pero eso no fue lo divertido —más risas llenan la habitación.

—Cierto, lo mejor fue la disculpa.

—¿Disculpa? —Dylan está igual de desconcertado que yo, aunque no lo culpo, si ambos estábamos en el kínder es posible que haya sido cuando él estaba en tercero y yo en segundo, después de todo, si no recordaba a Alina hasta que sacamos conclusiones, esto es igual de posible.

—Este chico que ves aquí te cantó una canción —miro a Dylan incrédula, él pasa por la misma vergüenza que yo.

—Roxi, recuerda el vídeo.

—Claro, está aquí —ella busca en la caja una memoria USB, decidió que era necesario pasar todas las películas a una, ya que la videocasetera estaba fallando.

En la memoria hay muchas carpetas, una tiene nuestras iniciales E y D, parece que estamos en el jardín de los Ferrer, mi yo del pasado lleva puesto un vestido de abejita y Dylan del pasado viste muy similar al príncipe de la Bella y la Bestia.

Yo estoy cruzada de brazos, dándole la espalda a Dylan, él comienza a cantar una canción que ni siquiera conozco o recuerdo, porque el vídeo muestra que si llegue a conocerla.

Ay no, aunque no pueda creer lo que mis ojos ven, ya estoy riendo al igual que mi mamá y la de Dylan, es tan vergonzoso y al mismo tiempo tan lindo. Dylan era muy tierno, en el vídeo por más que quiera ignorarlo termino cediendo, lo miro y le sonrío, él se pone feliz y llega un punto en el que deja de cantar y me abraza.

—No es posible que esos seamos él y yo —digo entre risas.

—Créelo —me miran porque de verdad estoy riendo hasta llorar —Eras y sigues siendo tan linda que no duraste mucho tiempo enojada con él, sólo fueron horas.

—¿Por qué nos grabaron? —cuestiona Dylan.

—Era inevitable, el plan era tomarles una foto, pero tú planeabas algo distinto —miro a Dylan, parece avergonzado y al mismo tiempo feliz.

—Para mí que esto es un complot —consigo decir para apoyarlo —Ustedes sí que saben cómo avergonzarnos.

—No —niegan ofendidas.

—Ustedes no tenían vergüenza de niños —afirma mi mamá.

De verdad no puedo creer que él y yo hayamos sido así de unidos, aunque por lo que veo, sí que lo celaba demasiado, ya llega un punto en el que toda la vergüenza se aleja, bueno, en sí el punto en que deja de importarme lo mucho que me cause.

—Amiga, dejemos que ellos recuerden viejos tiempos —mi mamá asiente, es obvio que nos quieren dar nuestro espacio para asimilar la situación.

Sin siquiera verlo venir me recuesto en él y ambos pasamos cada hoja del álbum, no pedimos explicaciones de las fotos porque implicará más burlas, aunque mis expresiones y nuestras acciones capturadas nos provocan risas.

—No es posible que nos hayamos olvidado —comenta jugando con mi cabello.

—Lo sé, ni yo creo que fuéramos así de unidos —él me dedica una sonrisa, sujeta mi mano.

—Ahora todo tiene sentido —vuelve a sonreír —Eras tú.

—Dyl...

—Lo siento, pero no puedo creer que la niña vestida de abejita a la que llegue a ver en sueños eras tú.

—Te recuerdo que me cambiaste por una princesa —replico con cierto drama.

—Hace mucho me perdonaste eso, el vídeo lo muestra con claridad.

—Ash, que feo no haberte dejado sufrir más tiempo —me cruzo de brazos, el pasa otra foto, en ella ambos nos tomamos de la mano, mis ojos se ven llorosos, él tiene un anillo al igual que yo, es el anillo que encontré hace poco.


Flashback

—¿Te irás?

—Mami dice que debemos hacerlo.

—No me dejes —pido aferrándome a él.

—No puedo pequeña —se separa un poco de mí y toma mi rostro.

—No quiero que te vayas —lágrimas caen, siento un enorme vacío, es un vacío muy similar al que sentí cuando perdí mi muñeca favorita.

—Hagamos algo —asiento, limpia mi rostro con delicadeza.

—Lo que sea —afirmo.

—Casémonos —lo miro sorprendida y al mismo tiempo confundida.

—¿Cómo?

—Mañana traeré algo especial y será nuestra promesa —me explica.

—¿Promesa?

—Si —toma mi mano y sonríe —Así recordarás que volveré —suspira —¿Aceptas?

—Si quiero casarme contigo —lo abrazo, el ríe, ambos nos recostamos en el pasto.

—Te quiero mucho —suelta.

—Yo más —río —Entremos —sugiero, subimos a mi habitación, Nina está en el cuarto de Adam y nuestros padres en la sala conversando.

—¿Qué desea hacer mi princesa?

—Nuestros votos —respondo extendiéndole unas hojas, crayones y colores —Todos los que se casan lo hacen.

—Sólo en las películas —me corrige —Además, aún no sabes escribir.

—Claro que si —me defiendo.

—No te enojes pequeña —aprieta mis cachetes.

—¿Me muestras tus votos? —inquiero emocionada.

—No, son para mañana —lo miro con enfado, no me gusta esperar.

—¿Me quieres?

—Mucho, siempre serás tú —no comprendo sus palabras, detesto que haga eso, que hable como un adulto.

—¿Me recordarás?

—Siempre —me extiende una pequeña flor —¿Tú me recordarás?

—Si —me lanzo sobre él, ambos nos recostamos en la cama —Léeme un cuento —pido y le doy el cuento pequeño libro con el dibujo de Cenicienta, su voz es cortada, hace poco comenzó a leer con más fluidez y me ha enseñado, incluso se escribir su nombre.

—¿Por qué la madrasta de Cenicienta era mala?

—Porque solo sentía amor por ella misma.

—¿Volverás como el príncipe?

—Si, así como él busco a Cenicienta, yo te buscaré hasta convertirte en mi princesa — me acerco más a él.

—De verdad no quiero que te vayas —me quedó envuelta en mis sueños, estoy a su lado, pero tengo miedo de que se vaya.


*


—Vamos al jardín —me indica, ambos corremos —¿Lo trajiste? —pregunta con la voz cansada.

—Si, pensé que tú irías a casa —confieso confundida por el cambio de planes.

—Lo sé, pero les ayudaran a recoger más cosas —bajo la mirada, no es una broma, si se irá —No te pongas así.

—¿Ya podemos leerlos?

—Oh, te refieres a nuestros votos.

—Siii —nos dirigimos a un lugar donde no nos vean, me siento en la pequeña banquita.

—Emma —se para frente a mi —Prometo que nunca te olvidaré, siempre serás mi única princesa, te declaro mi esposa —saca un pequeño anillo de fantasía con una estampita de Cenicienta y me entrega sus votos, extiendo mi mano y dejo que me ponga el anillo.

—Dylan —me da un pequeño anillo —Prometo que nunca te olvidaré y que siempre serás mi único príncipe, te declaro mi esposo —pongo el anillo en su dedo y le entrego mi dibujo.

Ahora nos abrazamos, él besa con delicadeza mi mejilla y jugamos en los columpios, su mamá nos lleva helado de chocomenta, nuestro favorito.

Fin de Flashback


—¿Emma?

—¿Sí?

—¿Estás bien?

—Si, lo siento, creo que... —medito si decirle o no —Olvídalo, sigamos viendo las fotos.

—Esto si lo recuerdo —señala una foto, ambos estamos dormidos, en ella Dylan me abraza, a nuestro alrededor hay envolturas de dulces y libros de cuentos de hadas.

—Cuéntame lo que paso ahí —pido contemplando a dos niños tranquilos, sin preocupaciones.

—Fue antes de que nos mudáramos, yo lleve muchos dulces, tú te pusiste feliz y se supone que iríamos a leer, pero terminamos comiéndonos todos los dulces, después caíste rendida y yo también.

—¿Así ocurrió? —alzo las cejas y achico un poco los ojos.

—Mi memoria mantiene el recuerdo así —se defiende.

—Pero no te enojes.

—No me enojé —seguimos pasando las fotos, en unas estoy llorando, en otras él me abraza.

—Al fin aparecen ellos —digo al ver a mis hermanos —¿Es Idali?

—Si.

—¿Mantuvieron contacto?

—Por supuesto, ustedes fueron a los únicos que olvide —baja la mirada para encontrarse con mis ojos.

—Ahora empiezo a sospechar que Nina y Adam si recuerdan todo.

—Es posible.

—No por nada Nina insinúo algo el día que los visitamos.

—Ah, era por eso.

—Es probable—respondo imitando su gesto.

—¿Te gustaría volver a eso?

—¿A qué?

—Al tiempo en el que éramos buenos amigos —pensándolo bien es lo mejor, aunque por cada anécdota es posible que él fuera mi amor de infancia.

—¿Por qué no? —le dedico una sonrisa —Si nos llevamos bien antes podemos volver a intentarlo ahora.

—Gracias bonita —besa mi cabeza, el apodo y la acción me toman desprevenida, trato de que no lo note y sólo sonrío.

Seguimos perdidos en las fotografías, aunque después decidimos ver los vídeos que grabaron nuestras madres, en algunos hay fiestas de cumpleaños, era una cosa hermosa de bebé, pero qué digo, soy hermosa.

Decido abrazar a mi viejo amigo, aunque comienzo a sentir los ojos pesados, esto de reír y tratar de recordar sí que es agotador...

—Mira Rox, como en los viejos tiempos —señala Jackie.

—Lo sé, sólo que ahora es muy diferente —se escucha un flash, claro, nos tomaron una foto, no digo nada porque tardo mucho en reaccionar, así que me remuevo un poco. Dylan me sujeta con fuerza, él sí que se ha quedado dormido, sonrío porque de verdad se ve muy tierno.

Nina y Adam llegan, seguido de ellos nuestros papás, todos tenemos una cena, nuestros padres siguen contando anécdotas muy graciosas, los Ferrer abandonan la casa, no es tarde, pero aún tienen que llegar a hacer algunas cosas en su casa.

Hacer la tarea me es casi imposible, trato de concentrarme, pero sólo recuerdo toda la locura de hoy, ¿cómo saber qué hacer?, he escuchado que a veces no es bueno correr cuando empiezas a caminar, lo cierto es que te puedes caer, puede y me esté precipitando demasiado, aunque la razón es que siento que me estoy presionando a mí misma.

Puedo hablar con ambos y decirles que todo se lo dejaré al tiempo, pero es como darles esperanzas, puedo decirles que no a ambos, pero me puede doler si tomo la decisión incorrecta, esto es un cuento de nunca acabar, bueno, creo saber que haré.

Por el momento debo darme tiempo y descubrir lo que de verdad quiero, ahora mi cabeza es un caos, decido escuchar música, me dejo llevar por el ritmo y la letra, es mejor que las voces en mi cabeza enredándose por lo que ocurrió horas atrás.


*


—Que padre que al fin tengamos un día de chicas —chilla Lydia emocionada.

—Bueno, alguien tiene que elegir un obsequio para su novio —digo divertida al ver como Meli observaba accesorios para hombre

—Disculpen, pero aún no sé qué darle, ahorita las alcanzo, creo que vi algo perfecto —dice alejándose del lugar.

—Lo bueno es que yo recordé que la fecha se acercaba —dice Lydia divertida.

—Eso es obvio, tú si anotas las fechas en tus apuntes y Melissa es muy distraída —replica Alina soltando una risita.

—Eso sí.

—¿Qué vamos a comer? —siento que mis tripas me gruñen.

—Pues supongo que pizza, es lo más conveniente para no tener que discutirlo —me mira Alina divertida.

—Tienes razón —ambas reímos con complicidad.

—Saben, creo que Peter y yo oficialmente somos novios —confiesa Alina con esa sonrisita de oreja a oreja.

—¿Lo dices enserio?, yo pensé que eran amigos —cuestiono sarcástica.

—¿Es en serio Emma?

—Fue sarcasmo.

—Ay Emma —suelta una carcajada Meli —Tú no sabes ser sarcástica, lo dices tan natural.

—Perdón —ellas se ríen, yo sólo me dejo llevar con sus risas.

—Contigo no se puede —niega Lydia divertida.

—Bueno, ¿cuándo haremos otra pijamada?

—No lo sé, aunque sería divertido —por su respuesta comprendemos que consigue estar en sintonía a pesar de su conflicto mental gracias al regalo de su novio.

—Saben, hace poco estaba pensando que deberíamos buscarle una pareja a Emma.

—¿A mí? ¿para qué?

—Pues para que conozcas a nuevas personas —responde Lydia divertida.

—Pero ya tiene a mi primo —replica Meli con cierto enfado —Además estoy segura de que se van a terminar casando.

—¿Qué?... no... bueno

—Alguien se puso nerviosa —insinúa Ali —Emma eres la única que no lo ve.

—No, no es eso —digo avergonzada.

—¿Entonces? —todas me observan, eso no es bonito.

—Es complicado, ya lo saben...

—Bueno, si conoces a más chicos podrás ampliar tus opciones —insiste Lydia.

—No creo que eso —hago una mueca y juego con mi cabello —Creo que Dylan y yo estuvimos enamorados.

—¿Qué dices? —todas están sorprendidas, una más que la otra, pero buscan una respuesta.

—Ayer nuestras madres nos contaron lo unidos que éramos —suspiro recordando todo, les cuesto los hechos con detalle, ellas se emocionan, pero también quedan atónitas.

—Entonces es posible que ese amor de niño nunca se haya ido —Alina habla primero, su teoría es tan cierta que me da miedo.

—¿Es posible que un amor de niños dure tanto?

—Claro

—Amm, mejor hablemos de otra cosa —niego, dije que iba a despejarme de todo lo que me atormenta —Y si vamos por un helado —sugiero, ellas acceden, nos dirigimos al lugar y cada una pide su helado, es divertido estar con ellas, aunque dicen cada cosa, pero a pesar de eso son grandes amigas.

—Oye Emma —me llama Meli —¿Qué probabilidad hay de que le pidas a ese chico su número?

—Ninguna.

—No seas así, sabes que debes responder un, dos o tres —replica fingiendo molestia.

—Amm —pienso, aunque no sé si sea muy predecible —Tres.

—Uno —Meli me mira sorprendida, si bueno, aprendí que para ganar este juego debo decir lo que ellas no esperan que diré.

—¿En serio vamos a jugar qué probabilidad hay? —cuestiona Lydia, de todas es la que menos disfruta el juego de probabilidad y retos.

—Si, eres la única que se queja —todas reímos.

—Es que si se pasan con los retos —responde en un tono aniñado.

—Pero bien que te gusta —replico divertida, volteo para ver su cara y efectivamente, Lydia se enoja —Perdón —digo avergonzada al chocar con un chico.

—No te preocupes, yo no me fijé —me dedica una sonrisa y continua su camino

—Uy Emma —insinúan las chicas.

—Ash, no empiecen, saben que soy un imán de personas —replico con fastidio, no es mi culpa chocar con las personas o estar a punto de caerme.

—Emma, ese chico se embobo contigo.

—Por favor, no estoy de humor para esto.

—Alguien se puso rojita —Lydia me mira, esto es un complot.

—Miren, tiene novia —señalo al verlo con una chica.

—Sus ojos no decían lo mismo —pongo los ojos en blanco, es imposible que pueda hablar bien con ellas cuando se ponen de acuerdo para fastidiar.


Lydia

Emma y sus cosas, es divertido que se moleste, después de todo ella también busca la forma de "molestar", pero sin sus locuras y las de las chicas todo sería aburrido.

—¿Ese no es Zac? —cuestiona Alina señalando hacía un chico que está siendo acompañado de otra chica.

—No, ¿o sí? —Emma observa, aunque no lo reconocería, estamos igual de ciegas.

—Si, es él, aunque no entiendo que hace con otra chica —afirma Alina, decido poner atención, mis ojos no me traicionan.

—Si, es él —afirmo.

—¿Conoces a esa chica? —pregunta Melissa.

—Si, es una de sus amigas —explico al ver bien quien es, no entiendo, ¿por qué está tan cariñoso con ella?, ¿por qué me mintió? —Dijo que estaría con Dylan —añado confundida, Meli se ve molesta, al igual que las demás.

—Chicas, no debemos pensar en cosas que quizás... —antes de que Emma pueda decir algo, Zac besa a esa chica.

Mi corazón se hace añicos, no lo soporto, se supone que cumpliremos un mes, pero claro, Liam tenía razón, me lo advirtió, pero fui tan tonta y ciega que no le creí, yo creí que él podría cambiar, que lo haría cambiar, pero me equivoque...

—Que pendejo —Meli es la primar en hablar, está muy enojada, veo el rostro de cada una, están demasiado enfadadas y yo... yo estoy desecha, tengo que confrontarlo, quiero ver su cara cuando vea que su teatro de chico enamorado ha caído.

—Zac, ¿qué diablos está pasando? —no sé de dónde, pero la voz sale.

—Ly...amor, yo

—¿Tú qué? —protesto —¿Acaso me dirás que no es lo que parece, que soy la única mujer en tú vida?

—Si, amor... yo no...

—No digas más, se lo que dirás, dirás que no querías hacer esto —mis palabras salen, intento no llorar, lo abofeteo y golpeo su pecho, por suerte no derramo ninguna lágrima, no merece verme llorar.

—Lydia, espera —me llama —No puedes hacer esto, no puedes terminarme —sus palabras de verdad me hacen reír, suelto una risa amarga.

—¿Que no puedo? —lo miro confundida —No puedes ser tan estúpido, TÚ HICISTE ESTO —recalco con firmeza.

—No, amor yo...

—Ya no soy tú amor —lo miro con asco, la chica nos mira con diversión —Quédatelo, claro, si quieres a está basura.

Las chicas me llevan a no sé dónde, soporto el tiempo necesario, cuando mis fuerzas me abandonan me derrumbo, las chicas no me dejan sola, todas me ofrecen sus brazos, lloro, lloro hasta quedarme sin lágrimas, comienzo a sollozar, nada de esto está bien, es como si me quemara por dentro, sólo necesito desaparecer, quiero que esto sea una pesadilla, una terrible y desagradable pesadilla.

—¿Segura que está bien? —cuestiona Meli.

—Si, descuiden... yo la acompaño, vayan a su casa con cuidado —responde Emma, Alina y Meli se marchan, me quedo con Emma, dejo caer mi cabeza en sus pies y ella comienza a jugar con mi cabello.


*


—¿Cómo sigues? —cuestiona Emma, al parecer me quede dormida.

—Mal.

—Lo sé, perdón por preguntar lo obvio —ella me mira con arrepentimiento.

—No te preocupes, creo que es normal —hago una mueca, ella la imita.

—Bueno, prepare unas cuantas cosas —tardo un tiempo en reaccionar, observo el lugar, me encuentro en la habitación de Emma.

En su mesa hay muchas cosas con chocolate, hay brownies, helado de chocolate, muchos chocolates distintos y hay dos paletas bastante grandes en forma de medio corazón, una es roja y otra color azul, nuestros colores de amistad.

Los volvimos nuestros colores porque a mediados de semestre nos vestimos con una blusa blanca, un pantalón de mezclilla, botines color miel y una camisa de cuadros, aunque ella tenía una color azul y yo una roja, todos los viernes nos vestíamos así, no sé por qué dejamos de hacerlo.

—Gracias —digo y una sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar el significado de esos colores.

—Mira, te ves hermosa cuando sonríes —afirma dedicándome una sonrisa —Y no hay nada que agradecer, tú estuviste para mi cuando más lo necesitaba, no pensaba dejarte sola, por cierto, hable con tú mamá y aceptó que tengamos una pijamada, obviamente no le conté lo que paso —responde dedicándome una sonrisa, comemos hasta más no poder y nos preparamos para dormir, por suerte mis abuelos llevaran mis cosas a la escuela y Emma me prestará algo de ropa.

—Gracias por esto —me oigo decir.

—Para eso están las amigas —responde, algo me dice que ya empezó a quedarse dormida, es bueno tener amigas así, aunque algo me dice que Ali y Meli estarán igual o peor que Emma.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro