Al llegar a casa mis padres no comentan nada respecto a mi demora, parte de mi se siente frustrada, pero la conversación de esta tarde me ha dejado con cierta tranquilidad. Me paro frente a la puerta de la habitación de mi hermana y toco, realmente no sé si este con alguno de sus amigos o con Thomas, su novio de hace tres años si no me equivoco.

- Adelante.

- Hola -digo en un tono tímido, al entrar veo que se encuentra acompañada de mi hermano, al parecer están viendo Tokyo Ghoul.

- Hola, al fin llegaste -responde - ¿Qué ocurre? -cuestiona haciendo un espacio para que me acueste con ellos, ambos me dejan en medio. No estoy segura de si mi rostro le da indicios de que algo anda mal o sea un instinto de hermana mayor, pero si sé que quiero desahogarme con ambos, después de todo son mis hermanos y me llevan más tiempo de experiencia.

- Termine con Eithan y... - mi voz se vuelve a entrecortar.

-¿Y?

- Me confesó que me había engañado, al parecer fue con Natalia... hoy los vi besándose -suspiro, no entiendo por qué es tan difícil decirlo y pensarlo - Hablé con Nat y me dijo que nunca fue mi amiga que sólo fui un juego para ella como lo fui para él -añado, aunque esta vez consigo no llorar por eso.

- ¡Ay princesa!, me imagino que estas destruida y ahora comprendo tu comportamiento de la mañana -expresa, pero se ve interrumpida por mi hermano.

- Es un hijo de su...

- Tranquilo Adam, es algo que le afecta y esas palabras no son las adecuadas -dice en un tono tranquilizador, pero dominante.

- Lo sé Nina, pero no es justo -responde - Lo que no entiendo es cómo Nat se prestó ante tanta bajeza.

- Tampoco lo entiendo, pero a veces las personas echan a perder amistades bonitas de una forma tonta, porque no valoran lo que tienen.

- Saben, es cruel, pero de una u otra forma las personas te van a terminar lastimando, aunque quieran evitarte un daño tarde que temprano te terminan apuñalando por la espalda -parece un pensamiento, pero lo digo en voz alta y en un tono frío.

- No pienses así, no todos son malos -me obliga a mirarla - Siempre van a llegar personas mejores a tu vida -añade Nina y como si apretaran un botón las palabras de Dylan vienen a mi mente.

- Tienes razón -sonrío con algo de nostalgia - Gracias a los dos por escucharme - añado.

- No es nada -responden al unísono.

Nina vuelve a poner la serie, mi mente se queda sumergida en mis pensamientos, pero el opening de la serie capta mi atención.

En esta trampa absurda, me siento solo y nada más recordaré en el futuro que se deshace en esta confusión

Una lágrima solitaria cae por mi mejilla, me doy cuenta de que el mundo puede ser cruel, hay cosas a las que nos aferramos, pero de alguna manera siempre viviremos confundidos ante tanto caos que se presenta, buscamos a alguien para que nos ayude a entender, pero no logramos encontrar las respuestas, lo único que nos queda es recordar y aprender, lo bueno y lo malo no existe, nunca sabremos qué es bueno y qué es malo, pero siempre intentaremos hacer lo mejor...

- Niños bajen a cenar -llama mi mamá, al parecer me quede dormida en los brazos de mi hermano.

- Ya vamos mamá -responde Nina - Emma, despiértate -pide Nina moviéndome delicadamente.

- Ya escuché...

Bajamos y al parecer dormirme no fue lo más correcto, mis ojos se encuentran hinchados, eso siempre ocurre después de llorar, por un tiempo no se nota nada, pero una vez que me duermo al despertar mis ojos se ven muy hinchados.

-¿Qué pasa hija? -cuestiona mi mamá con un tono preocupado.

- Nada -digo con tranquilidad, pero no sirve de mucho, ya que no soy muy buena mintiendo y mi mamá lo nota.

- Sabes que puedes confiar en mi -dice con esa mirada que caracteriza a toda madre, la mirada de que te han pillado, pero que te alienta decirlo todo y es así como comienzo a contarles todo lo que paso, la habitación se llena de silencio.

- No me sorprende que haya pasado eso -dice mi papá rompiendo el silencio - Era algo que se veía venir -añade y las lágrimas decidieron aparecer de nuevo.

- No estuvo bien -interrumpe mi mamá.

- No llores mi amor, ningún hombre merece tus lágrimas, ni siquiera tu amiga que es como tu hermana, respóndeme algo.

- Si.

- Dime algo bueno que Natalia haya hecho por ti -pide con firmeza, sin quitar el tono preocupado en su voz, mi mente se queda pensando y todo llegaba a una conclusión:

- Nada -confieso con un hilo en la voz, más lágrimas salen al darme cuenta de que me "amiga" no ha hecho nada bueno por mí, me he engañado a mí misma creyendo que era una gran amiga.

- Exacto -confirma mi respuesta - No conozco mucho a Lydia, pero se ve que ella realmente ha hecho cosas buenas por ti.

- De hecho -me digo, es una realidad que duele, pero que logra tener un punto a favor, puedo decir todo lo bueno que han hecho tanto Lydia como Ali, pero con Natalia no encuentro puntos que la apoyen.

- Mira, las personas te van a llegar a herir, el primer amor nunca se olvida, siempre se tiene en la mente y se recuerda como lo más maravilloso del mundo -continua.

- Ahora tienes que recordarlo como algo lindo -añade mi mamá con ternura.

- Además, estás muy chica, aún te falta vivir más cosas, enfócate en la escuela y el tiempo te ayudará a ver quién te conviene y quien no -sigue mi papá, como si ambos supieran lo que dirá el otro para complementar sus comentarios - Después seleccionarás con facilidad a la persona que realmente es para ti.

- Gracias a todos -expreso animada, me paro del lugar para abrazar a mis papás y hermanos.

- Bueno hay que cenar ya, muero de hambre -interrumpe Adam y todos comenzamos a reír.

La cena es demasiado deliciosa, al terminar me lavo los dientes y subo a mi recamara. Decido terminar la tarea que me falta, batallar con las matemáticas puede ser tedioso, pero logra ayudarme a distraerme, además de que disfruto hacer problemas que se ven difíciles de resolver.

-¿Puedo pasar? -cuestiona mi papá.

- Si -respondo con una sonrisa, al entrar me abraza.

- Mira esta foto -extiende su celular y en la pantalla está una chica con un vestido que realza su belleza - Es muy guapa ¿verdad?

- Si, es muy bonita -digo con un nudo en la garganta.

-¿Y cuántos hombres crees que están detrás de ella?

- Muchos...

- Por eso a veces no me gusta que te vistas así, porque muchos hombres andarían detrás de ti y tú lloras por alguien que no vale la pena -añade con lágrimas en los ojos, ambos nos encontramos llorando y quedamos unidos por un abrazo tierno y reconfortante, decido protegerme entre sus brazos.

- Gracias papi -lo abrazo con más fuerza, quiero que el tiempo se detenga y quedarme con esa imagen por siempre.

- No hay de que amor -dice haciéndome sentir muy tranquila, sus palabras me ayudan mucho, así es mi papá: suele decir cosas muy lindas y sacarte lágrimas de felicidad, a pesar de que comenzamos a entrar en un círculo de confianza, siempre sabe que decir, primero escucha, cuestiona y luego habla.

- Te dejo para que termines -dice despidiéndose de mí.

- Sip -lo abrazo con más fuerza hasta que él decide marcharse.

Una vez que sale continuo con mi tarea, me meto a la cama y tomo mi cuaderno, escribo cómo me siento, poco a poco las palabras adquieren su forma y logro sentirme más desahogada.

Las cuchillas afiladas la traspasan,
penetran el punto más frágil de su ser,
el corazón perdió su forma palpitante,
todo lo que en él había se desvaneció como polvo.

El alma que poseía se convirtió en fragmentos de nada,
la bella dama en el balcón lloraba,
sus ojos perdieron el brillo que poseía,
su bella sonrisa se desvaneció con el tiempo.

Las fuerzas poco a poco se consumieron,
pequeñas lágrimas mojaron sus mejillas rosadas,
en un acto de egoísmo él se llevó su último aliento.