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Eithan

Después de las fiestas he decidido hacer algo bonito para ella, he tratado de planear una cita que me ayude a que ella regrese a mí.

Estaba decidido a dejar nuestra relación atrás, a darle su espacio y que pueda ser feliz con alguien que sepa valorarla y de verdad la haga feliz, pero ese beso me dio la fuerza que necesitaba para darme cuenta de que no quiero que ella este lejos de mí, que de verdad me importa un futuro con ella, aún quiero ganarme su confianza de nuevo y hacerla feliz cada segundo.

¿Por qué me engañaste con ella?

Su pregunta aún me tiene con está enorme incógnita, no supe que responder, sé que fui un completo imbécil, cometí el peor error de mi vida y ahora estoy a nada de perder a lo mejor que me ha pasado.

—¿En qué piensas? —cuestiona Idali algo cabizbajo, desde que llego a casa ha estado mal, mi prima fue dura con él y yo no me quiero meter en sus problemas porque ellos deben dar el paso.

—En que necesito ideas —confieso.

—¿Acepto la cita? —parece sorprendido, agradezco el voto de confianza que me tiene, aunque su dilema es que su mejor amigo y su primo están enamorados de la misma chica y eso es una piedra en el zapato.

—Aun no le digo —admito —¿Puedes ayudarme?

—No lo sé Eith —suspira —La familia es primero, pero no tengo idea, ya lidio con mis problemas.

—Claro, entiendo —miento, creo que Google y yo seremos buenos amigos en esto.

Mi gran búsqueda es "¿Qué hacer en una cita con mi exnovia?"

Las respuestas llegan rápido, comienzo a leer, lo principal en todo consejo es NO FORZAR LAS COSAS. Me llevo un buen rato en vídeos y blogs que hablan de cosas similares con diferentes palabras, pero llegan a lo mismo.


Eithan

Hola

Bebé

Hola
¿Cómo estás?

Eithan

Bien ¿y tú?

Bebé

Un poco harta de no ver a las chicas, pero fuera de eso bien

Eithan

Descuida, ya falta poco para que entremos a clases

Bebé

Lo sé, después de todo debemos disfrutarlo

Eithan

Así se habla
Oye

Bebé

¿Sí?

Eithan

¿Crees que podamos salir la próxima semana?

Bebé

Claro, sólo pido permiso, pero si

Eithan

Perfecto

Bebé

Si, te dejo, me habla mi mamá

Eithan

Si, cuídate

Bebé

Gracias, igualmente


*


Emma

Hoy es el gran día, me siento ansiosa, hace mucho que Eithan y yo no salimos, me costó trabajo, pero mis papás me dieron permiso, toda la conversación concluyo en un: "Tú tomas tus decisiones y sabes lo que te conviene", eso me dejó pensando mucho, pero necesito que él y yo hagamos esto, salir nos ayudará a despejar dudas y descubrir si aún lo queremos.

La celebración de Año Nuevo fue muy peculiar, ahora estuvimos en casa de Sofi, los Ferrer decidieron no acudir, no hubo mucho por hacer, aunque el brindis se convirtió en una forma de darnos las gracias, no hicimos un propósito porque sabemos que se quedarán encerrados en las cosas que nunca querremos hacer, así que sólo nos queda confiar en que lo que queramos lograr lo haremos luchando sin necesidad de hacer el compromiso como parte de un año incierto que promete tanto eventos buenos como malos.

Decido usar algo cómodo, además aún hace frío la mayor parte del tiempo, tomo un suéter color vino, un jean negro, tenis blancos y una pashmina color beige, guardo mi teléfono en un bolso vino. Cepillo mi cabello, está vez lo dejo suelto, maquillo mis labios de vino, pongo un poco de rímel en mis pestañas y bajo, Eithan no tarda mucho en llegar, me despido de mis papás y salgo.

—Hola —saludamos al mismo tiempo, ambos parecemos igual de nerviosos.

—Sube —abre la puerta del coche, siempre ha sido todo un caballero, es algo que reconozco, al principio era incómodo, pero llegó un punto en que el todo lo hace ver natural.

—¿Y qué tiene planeado joven? —inquiero divertida, me detengo unos segundos para observar a mi acompañante, lleva puesto un jean azul, una playera negra que le queda justa y una chamarra color vino, él no es el chico que se viste como niño bueno, él usa cosas casuales, pero que lo hacen ver perfecto, la playera se ajusta a su cuerpo, aunque no tiene un gran cuerpo es bastante sano y activo.

—¿Joven?

—¿Te molesta que te diga así? —cuestiono apenada.

—No, sólo que es raro que te digan joven —responde divertido.

—Perdón.

—No tienes por qué disculparte jovan Emma —suelta una carcajada que termina contagiándome.

— Es señorita, aunque te cueste —replico burlona y con falso enojo.

—Bueno niñita Emma —responde intentando no reír.

—¿Por qué niñita?

—Porque lo eres y por todo lo que haces —explica.

—¿Cómo qué?

—Como no querer hacer algo por qué te da pena, algo que no es muy difícil.

—Eso le puede pasar a cualquiera —reprocho.

—Si, en especial a las niñitas —se burla.

—Bueno, dudo ser la única persona que conoces que sea así —afirmo con seguridad.

—Bueno eso sí.

—Ves —como si no fuera poco le muestro la lengua en signo de que tengo razón.

—Pero seguirás siendo una niñita —afirma, ya no digo más, lo conozco, ambos somos tan tercos que ninguno logra tener la razón —Llegamos —expresa emocionado, pista de patinaje "Sueños sobre hielo"

—¡Wow! —exclamo, aunque hay un problema —Oye... yo no sé patinar en hielo.

—Hoy aprenderás —expresa bastante emocionado y con orgullo.

Ahora entiendo porque me dice que soy una niñita, nos encaminamos al lugar, pedimos unos patines de nuestro número, ato los patines lo más cómodo que puedo, aunque lo cierto es que me siento asustada, no hay mucha gente, el lugar es demasiado hermoso, hay luces de varios colores que alumbran el lugar volviéndolo algo romántico y las canciones que se reproducen lo complementan en su totalidad.

—¿Lista?

—No, pero igual y debo intentarlo —admito.

—Descuida, todo va a estar bien —me dedica una sonrisa que logra transmitirme cierta paz —Toma —me extiende unos guantes.

Bueno, al menos mis manos no tendrán frío

—Gracias —le respondo con una sonrisa, comenzamos a caminar por la pista, mis pies tiemblan, siento que caeré en cualquier momento.

—Tranquila, sólo separa las puntas de los pies y flexiona tus rodillas y tobillos —me indica tomando mi mano, no puedo concentrarme, sólo miro abajo para no ser torpe.

—Esto se ve más fácil en las películas.

—Si, cuando aparece que están en un viaje o algo, mágicamente sus problemas se solucionan.

—Exacto, de momento su ropa esta mojada y como por arte de magia se seca.

—Si —ríe un poco —Incluso cuando van a acampar y encuentran fácilmente las cosas.

—Tú si entiendes —le dedico una sonrisa y ambos reímos, estos momentos son los que extrañaba.

—Mira, ya estás patinando como si fueras una experta —dice con orgullo.

—Claro, ya sabes, búrlate de mí —ironizo.

—No me estoy burlando de ti —replica cabizbajo.

—Ya lo sé, sólo estoy jugando —respondo con una sonrisa.

—Bueno, ahora es tu turno de patinar sola —sus palabras quedan flotando en el aire, tardo un poco en notar que me ha soltado, el miedo se apodera de mí, en cualquier momento caeré, mis pies no dudan en flaquear.

—Eithan, no me sueltes —pido aterrada, unas manos sujetan mi cintura con delicadeza.

—Lo siento —dice en un susurro —Era una broma, no te dejaré caer —dice con voz dulce cerca de mi oído, toma mi mano y me guía.

Mantengo la mirada puesta en él, sentir sus manos en mi cintura aleja el temor.

No te dejaré caer.

Sus palabras parecen un eco en mi mente, él podrá cometer errores, pero sé que cuando dice algo lo cumple, decido perderme en su mirada, dejarme atrapar por su cercanía.

¿Han visto películas románticas de patinaje?, bueno, así me siento, como en una película donde la escena es perfecta, poco a poco el temor se aleja, cada vuelta vuelve todo perfecto, llega un punto en el que nuestras acciones se sincronizan, es increíble que aún después de todo sigamos entendiéndonos para crear un gran trabajo.

—Ves, esto es fácil —sus palabras logran sacarme de mi estado de trance.

—Tienes razón, aunque te lo debo a ti.

—Aun no entiendo por qué cuando vas a intentar algo te pones nerviosa —expresa curioso.

—No es eso, es sólo que me da pena hacer algo mal.

—Ya lo sé, desde que te conozco ha sido así —dice con ternura, aunque su sonrisa me deja mal, realmente siento que mis mejillas has tornado un color rojo, aunque no lo puedo ver.

—Si bueno, no puedo cambiar eso, es algo que forma parte de mi —respondo en un tono aniñado.

—Es cierto —me mira un momento —Nunca cambies —le dedico una sonría, tanta cercanía me deja hipnotizada en él, salgo de mi trance cuando se reproduce una canción, en particular se me hace conocida, pero no sé de dónde —Pero no tienes por qué ponerte roja —suelta burlón.

—¿En serio estoy roja? —cuestiono tocando mis cachetes.

—Si, te vez muy tierna así —afirma intentando no reír, él también escucha la canción y posa su mirada en mí, parece que también se le hace conocida la canción.

—No digas eso —replico cubriendo mi rostro.

— Ay, te pusiste más rojita —dice enternecido.

—Gracias —ironizo con falsa frialdad.

—De nada —su voz hace que suene burlón, intento hacerle cosquillas, aunque reconozco que no lograré hacerlo reír con cosquillas.

—Emma sabes que no tengo cosquillas.

—Ya lo sé, pero aún tengo la esperanza de que lograré hacerte cosquillas.

—Al menos ten cuidado, puedes caerte —pide divertido.

—No, porque no me dejarás caer.

—Sería una pena que sí, porque tú eres la que me persigue, así me es imposible cuidarte —explica.

—¿Es en serio Eithan?

—Si —intento alcanzarlo, pero es muy cruel, hasta en patines es más rápido que yo, en mis intentos por perseguirlo sujeto su chamarra e intento mantenerlo quieto, pero me es imposible.

—Eithan, ya detente —pido agitada, pero este hace caso omiso, perseguirlo definitivamente no es tarea fácil, de momento me resbalo y caigo, por la dureza del hielo el golpe me duele, aunque no puedo evitar reírme.

—¿Estás bien? —cuestiona mi acompañante preocupado, se acerca y me ayuda a ponerme de pie.

—Después de todo si me dejaste caer —digo divertida y aun riéndome.

—Eso fue porque no quisiste detenerte —responde tratando de reír.

—No, tú no quisiste que te atrapara —replico, poco a poco me acerco a él y él a mí.

Sólo un paso más para acercarme completamente y hacerle cosquillas sin que se dé cuenta.

El momento se interrumpe por mi torpeza o el karma, hago un mal movimiento provocando que mi pie se tuerza, él reacciona rápido y me sujeta.

—Está ves no me dejaste caer —susurro y él sonríe.

—Ven, vamos a comer algo —sugiere ayudándome, el pie me duele, pero es un dolor soportable.

—¿Quieres que comamos aquí?

—No, tengo una idea mejor —explica mientras salimos del lugar.

—Está bien, confió en ti —respondo entusiasmada, pedimos algo para llevar, no tenemos ánimos de sentarnos a comer en un lugar con mucha gente.

—Y ¿qué haremos ahora? —inquiere.

—Amm, no pensé que me fueras a preguntar, pero creo que ya sé a dónde quiero ir —respondo entusiasmada.

—¿A dónde? —cuestiona y yo le indico por donde ir.

—Eithan, este lugar es muy importante para mí —le explico recordando la última vez que vine aquí.

—¡Es muy hermoso! —exclama observando el lugar, me siento en el pasto, tomo un respiro y escucho la melodía que forma la cascada, le indico a Eithan que tome asiento.

—Este es mi lugar preferido, un lugar donde vengo a pensar o relajarme y más cuando necesito estar sola —continúo explicando con una sonrisa.

—Transmite mucha paz —ahora posee un aire relajado, que sea invierno no significa que caiga nieve en este lugar, el lugar es frío, pero el sol lo compensa.

—Lo sé —afirmo con una gran sonrisa, sacamos nuestra comida antes de que se enfríe —Y bien, ¿cómo te ha ido?

—¿En serio decidiste preguntar eso después de mucho tiempo? —cuestiona soltando una pequeña risa.

—Lo siento, fue lo único que se me ocurrió para hacer tema de conversación —respondo encogiéndome de hombros.

—Veo que aún te cuesta socializar —me dedica una sonrisa —Pero respondiendo a tú pregunta, me ha ido bien, aunque estoy preocupado por mi primo —dice en un tono triste.

—¿Lo dices por lo que ha pasado con Meli?

—Si, él está mal, lo conozco y ella le hace mucha falta —explica, cosa que le creo porque Meli está igual, aunque no lo admita.

—Me imaginó, sabes, Meli también no se ve muy feliz, siento que le hace falta, pero no quiere ceder en arreglar las cosas con él.

—Idali está igual o peor.

—Y si les damos un empujón —sugiero, él me mira con cierto aire de complicidad.

—¿En qué estás pensando?

—No los vamos a encerrar obviamente, siento que deberías decirle a tu primo cómo está ella, así él no dudará en buscarla —sugiero, es una buena idea, pero requerimos que ambas partes pongan de su parte.

—Es una buena idea, sólo espero que mi primo no sea tan tonto como para no intentarlo y que mi prima no sea tan terca como para no escucharlo.

—Bueno, al menos nosotros lo intentaríamos, el resto quedará en ellos —afirmo.

—Tienes razón —responde.

—Se me ocurre que los citemos en un lugar o...

—¿O?

—Podemos fingir que iremos a casa de Meli, le pides a tu primo que te acompañe —pienso un poco —Y fingimos que se nos complicó algo por lo que no iremos.

—Es una idea asombrosa.

—Lo sé.

—Eres muy hábil como cupido.

—Gracias, gracias —finjo hacer una reverencia —¿Ya estás listo para entrar a la escuela?

—No, con tan sólo pensarlo me da flojera.

—Me imagino, porque ya no harás tu actividad favorita del día que es dormir.

—Exacto.

—Pobre de ti...

—Créeme, no logro comprender cómo he pasado las materias —dice con cierto asombro.

—Ni yo lo entiendo —ambos reímos —Me siento tan bien aquí —me oigo decir, él decide acostarse y me indica que lo acompañe y sólo me dejo atrapar por él, estoy recostada en él, su corazón palpita rápido, de cierta forma es como si me arrullara con el sonido de la cascada y su corazón.

—Yo también —susurra, sus manos juegan con mi cabello —¿Sabes?

—Mmm

—No puedo creer cómo fui capaz de hacer lo que hice...

—Eith.

—Me encanta estar contigo.

Sus palabras me dejan sin habla, que lo diga provoca una clase de corriente, aunque el que juegue con mi cabello empeora más.

—Ya debemos regresar.

—Sip —durante el camino no decimos nada, a veces puede ser normal un silencio entre él y yo, los silencios pueden llegar a ser incómodos, pero este es todo lo contrario, sentirlo cerca sólo hace que me sienta bien, aunque no comprendo porque no respondí como él, igual es muy apresurado decir un te quiero o un te amo.

—Llegamos —su voz me saca de mis pensamientos, pongo la mirada en él, su rostro muestra tranquilidad, aunque al mismo tiempo parece pensar en muchas cosas, su cabello rebelde decide caer en su cara.

—Nos vemos pronto —es lo único que se me ocurre decir, me despido de él con un beso en la mejilla.

—Gracias por este bello día, no sabes lo mucho que significa para mí —me dedica una sonrisa —Tengo que ir con Idali.

—No tienes nada que agradecer, al contrario —respondo —Recuerda el plan —él asiente, se despide de mí y sigue su camino.

Entro a casa, mi papá está recostado viendo una película, me acerco a él y me recuesto a su lado, no dice nada, sólo me abraza, lo conozco, se preocupa por mí y por mis decisiones, lo que dijo antes era cierto.

Sé que debo pensar bien las cosas, él me dejo claro que quiere que volvamos, pero yo deje claro que estoy dudando, tengo miedo, sí, pero también he pensado mucho en la posibilidad de que he comenzado a sentir algo por Dylan.

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