___☆_15_☆___
—Oye pequeña hoy vas a salir ¿verdad? – cuestiona mi hermano.
—Si —respondo concentrada en mi almuerzo, me levante tarde como para llamarlo desayuno — ¿Dónde está mamá y papá?
—En tu corazón —responde burlón y como si no fuera poco despeina mi cabello.
—¿Es en serio?
— ¡Ay, amargada! —replica cruzado de brazos — Salieron con sus amigos.
— Últimamente salen demasiado —respondo sarcástica, aunque en mi caso es lo mismo.
— ¿Qué esperabas?, se conocen desde hace mucho.
—Que serio —bromea mi hermana y nos saluda con un beso en la mejilla.
—Buenas tardes dormilona —saludo divertida.
—Pero si tú, te acabas de levantar y nadie dice nada.
—Ni como pelear contigo.
—¿Entonces si irás a la fiesta? —cuestiona Nina sirviéndose un vaso de jugo de naranja.
—Si, ¿por qué lo preguntas?
—Porque nuestro hermano va a ser el DJ y yo voy a ir con Thomas.
—Hace mucho que no lo veo.
—Podrás verlo en la fiesta —Adam y yo nos miramos y empezamos a reír.
—Que buen chiste hermanita —se burla Adam —Hace mucho que no veo a mi amigo —se lamenta.
—Ay, mejor cállate —replica frunciendo el ceño — Tú y Nadia no se quedan atrás.
—Bueno, hay que hacer algo interesante —sugiero para evitar que terminen diciendo cosas que no quiero escuchar.
—¿Vemos Riverdale? —cuestiona Nina entusiasmada.
—Siii —respondo emocionada, Adam enciende la TV, después de esperar a que cargue el internet entra a Netflix y pone la parte en la que nos quedamos.
—Oigan me tengo que ir, es algo tarde —digo al ver la hora, me despido de mis hermanos y salgo a mi encuentro con Diego.
Me encamino al parque, observo a mi alrededor y no hay rastro de mi amigo, me siento en una banca y espero a que llegue, saco mis audífonos y pongo algo de música mientras observo a los pequeños jugar con otros niños y a sus padres vigilarlos con una mirada llena de afecto.
—No cabe duda de que sigues siendo muy tierna —dice una voz que reconozco al instante, tener el volumen bajo es bueno para estar atenta, volteo entusiasmada y ahí está, el chico de ojos obscuros y de cabello algo largo, trae puesta su sudadera azul, unos jeans obscuros y unos tenis negros, sin duda alguna no ha cambiado.
—¡Diego! —me acerco a él y lo abrazo con fuerza.
—¿Hace cuánto que no nos abrazamos? —cuestiona con una sonrisa.
—Hace mucho —respondo con voz tierna — Te he extrañado tanto.
—Yo también Emma, no sabes la falta que me haces —confiesa mirándome con ternura.
—Tú también, me has hecho mucha falta.
— Ya estoy aquí —me dedica una sonrisa.
— ¿Qué tal te ha ido? —cuestiono con cierta intriga.
— Por ahora bien —responde — ¿Y a ti?
—Bien, aunque ya sabes que ha ocurrido —respondo, fue difícil, pero por mensaje le conté todo, realmente necesitaba un abrazo de él y sé que él necesitaba un abrazo mío, por desgracia lo único que podíamos abrazar era nuestro teléfono con nuestra foto.
—¿Quieres un helado? —inquiere dedicándome una sonrisa.
— ¿Al fin me vas a pagar el helado que me debes?
—Lo había olvidado.
— Sigues siendo olvidadizo —niego con la cabeza divertida.
—Si —responde con una sonrisa.
— ¿Y ahora tienes el cabello largo? —digo al observar la enorme melena que se le ha formado, puede que exagere un poco, pero recuerdo que siempre ha usado un look de casquete corto, ahora si se ve distinto.
—Si, recuerda que desde la primaria lo he querido tener largo.
—Sólo recuerdo cuando lo mencionabas en la secundaria.
— ¡Ay Emma! —exclama enternecido, pedimos nuestro helado y caminamos por el parque.
Debo admitir que me pierdo con los niños que juegan en el lugar, es demasiado hermoso ver a esos pequeños jugando con niños que no conocen, unos completos desconocidos conviviendo, ojalá todos fuéramos igual de puros que un niño, por desgracia vivimos en un mundo donde existe la maldad, lo que ocasiona que nos corrompamos.
—Así que —duda un poco — ¿Quieres que vaya a esa fiesta?
—Si, sé que no eres fanático de las fiestas, pero Lydia no quiere que la deje sola —confieso buscando convencerlo con mis buenas intenciones.
—No lo sé Emma —duda de aceptar.
—Por favor —pido en un tono aniñado y hago la expresión a la que no se puede negar.
—Mmm —medita mi petición —Está bien —acepta con una gran sonrisa.
—Eres el mejor, ¿te lo han dicho?
—Sabes que me es imposible negarme cuando pones esa carita —confiesa divertido.
—¿Yo?, para nada —niego con descaro.
—No cabe duda de que sigues siendo la misma —niega con la cabeza — ¿Y a qué hora nos iremos?
—Amm, pues a las ocho, regularmente esas fiestas empiezan a las siete, pero no quiero llegar pronto.
—Bueno, me da tiempo de ver a los demás y volver contigo —revisa reloj de su celular, como si tuviese todo calculado.
Cualquier persona normal tiene un reloj de mano, pero Diego nunca ha entendido como saber qué hora es con ese tipo de reloj y no lo culpo ese problema ha sido de ambos, así que preferimos ver la hora del celular o en el peor de los casos, preguntar.
— Entonces ¿te veo en mi casa?
—Si — afirma, ambos nos despedimos.
Emma
Lydia, si iré... te estaré esperando
Lydia
Perfecto, nos vemos al rato
*
—Emma ¿cómo es posible que aún no estés lista? —cuestiona Lydia impaciente.
—Perdón, es sólo que no me sentí con ánimos para arreglarme —respondo distraída en la nada.
—Tienes suerte de que haya llegado a tiempo —declara buscando algo en mi ropero — Ve secando tu cabello —ordena.
—Bien —acepto en un tono molesto.
—Con esto lucirás perfecta —expresa sacando un vestido rojo de chiffon con forro de pongee el cual viene con un cinturón marrón, entro al baño y me dispongo a cambiarme, tomo unas sandalias rojas con tacón bajo, me siento muy formal, pero regularmente es normal ir así a una fiesta, me pongo unos aretes largos de bolita con estrella y dejo mi cabello suelto.
—Bien y ¿cómo me veo? —inquiero un poco insegura con el atuendo.
—Te vez muy linda, Dylan se volverá loco —suelta emocionada con el resultado.
—¿Dylan? —cuestiona Diego que al parecer acaba de llegar.
—Si, un amigo —respondo despreocupada —Mira Diego, ella es Lydia —los presento y ambos se miran para reconocerse.
—Mucho gusto —dicen al unísono.
—Hay que irnos, Zac debe estar esperándonos —dice Lydia con algo de nerviosismo en su voz.
—Querrás decir que te está esperando —corrijo evitando reír, nos dirigimos a la fiesta, una vez que llegamos todo parece ser un caos, mi hermano sí que sabe cómo controlar los ritmos y los chicos que organizaron la fiesta sí que saben cómo ocasionar un completo desastre.
—¿Ahora ves porque no me gustan las fiestas? —inquiere Diego divertido.
—Si, pero no podemos hacer nada —acepto divertida.
—¡Si llegaron! —exclama Meli emocionada.
—Si, no las dejaríamos solas —veo a mi amigo y lo acerco a las chicas — Miren les presento a mi mejor amigo, Diego ella es Meli y ella es Alina —añado presentándole a cada una.
—Mucho gusto —dice mi amigo con una sonrisa, de momento llega Idali sorprendiendo a Meli.
—¿Esta hermosa chica desea bailar conmigo? —cuestiona en un tono seductor, Meli asiente con la cabeza y se dirigen a la pista.
—Amm, ¿y ahora? —cuestiona Diego un poco perdido y aturdido.
—Deberías bailar con Alina —sugiero — Ali, te informo que no es un buen bailarín.
—Gracias por el apoyo — suelta sarcástico.
—Lo siento —les dedico una sonrisa y se marchan.
—No lo veo —confiesa Lydia con un poco de angustia.
—Descuida, ya vendrá —digo tratando de calmarla — Ven, vamos a tomar algo —sugiero, por suerte se compadecieron de los que no consumimos bebidas alcohólicas, tomo un vaso con refresco.
—Que bella luces el día de hoy —se escucha la melodiosa voz de Zac en ese tono patético.
—Oh, gracias por el cumplido, sé que no suelo arreglarme, pero te agradezco por decir que luzco mejor que cualquier otro día—ironiza mi amiga.
—No quise decir eso —trata de explicar titubeante.
—No importa ya ¿o sí? —inquiere Lydia divertida, aunque contiene la risa.
—Si...oh no... perdón ¿quieres bailar?
—Claro que si —acepta Lydia y me dejan, al parecer Dylan no está aquí, cosa que es buena, caminar entre la multitud es un completo desastre, corro con el riesgo de...
—Yo lo siento, no me fije, perdón —digo bastante apenada, levanto la mirada y me encuentro con sus bellos ojos.
¡Maldición!
Digo, vida, sé que me amas mucho, pero habiendo tantas personas tenía que ser Eithan.
— De verdad lo siento... no... no fue mi intensión...
—No te preocupes —responde divertido, busco en mi bolso, por suerte no olvidé llevar un paquetito de kleenex, saco uno y limpio su camisa.
—Veo que vienes prevenida.
—Si bueno, ya sabes lo que dicen mujer prevenida vale por dos —alardeo un poco.
—Si ya veo y ¿vienes acompañada? —cuestiona curioso.
—Amm, vengo con las chicas y Diego.
—¿Diego?
—Si, mi mejor amigo —por alguna razón hago énfasis en "mejor amigo".
—¿Y tu novio? —inquiere un poco sarcástico.
—¿Eh?, ¿mi novio?
—Si, el chico que te acompañó la otra vez —responde algo triste, espera, espera, ¿triste?, ¿por qué?
—Ah, te refieres a Dylan —respondo despreocupada, pero al mismo tiempo divertida.
—¿Qué es gracioso?
—Nada, es sólo que él no es mi novio —confieso al ver su expresión.
—Pensé que sí.
—¿Qué te hizo pensar eso?
—Pues por el cómo te ve cuando estas con él.
—Amm no, en definitiva, no —niego un poco aturdida mentalmente por su pensamiento.
—Entiendo.
—Emma al fin te encuentro —escucho decir a Dylan a mis espaldas — ¿Él es Diego?
—Nou, él es Eithan —respondo al ver cierta curiosidad en sus ojos.
—Ya veo —dice con seriedad, algo me dice que recuerda que Eithan es mi ex.
—Mucho gusto —Eithan extiende su mano y le dedica una sonrisa, un gesto que me deja con una sensación llena de emoción y al mismo tiempo de ternura.
—Emma, ¿te gustaría bailar? —cuestiona Dylan ignorando el gesto de Eith.
— Este, si —respondo un poco incómoda, me toma de la mano y... —Luego te veo — me dirijo a Eithan dedicándole una sonrisa, la música posee excelentes combinaciones, sentirla y poder expresarte es lo mejor que pueda existir, lo cierto es que siempre logra entrar en un vínculo lleno de pasión, diversión y sobretodo, de buenos momentos.
— ¿Así que Eithan y tu hablaron? —inquiere mi pareja de baile con cierta molestia en su tono de voz.
—Si —afirmo con una boba sonrisa, aunque me obligo a disimularla, Dylan me mira un poco molesto, si, sé que es horrible, pero no tengo la culpa, yo no pedí esto, los eventos ocurrieron como quisieron —¿Podemos salir de aquí?, ya me cansé —miento, sé que tiene una razón para enfadarse, pero no tengo tiempo para lidiar con esto, suena algo incomprensible, pero simplemente no me siento de humor.
—Emma, ¿qué pasa? —cuestiona confundido, cosa que me deja perdida.
—Nada, sólo que... olvídalo —pido con algo de frialdad en mi voz.
—¿Estas molesta?
—No, como te dije, me cansé de bailar —finjo una sonrisa y nos sentamos en los sillones que se encuentran alejados de lo que llamaríamos la pista de baile.
Lydia
—No lo veo —digo apuntando mi mirada en diferentes lugares.
—Descuida, ya vendrá —me calma Emma — Ven, vamos a tomar algo —sugiere dedicándome una sonrisa.
—Que bella luces el día de hoy —escucho la voz de Zac, nuestras miradas se encuentran, este me dedica una mirada hermosa, pero penetrante.
—Oh, gracias por el cumplido, sé que no suelo arreglarme, pero te agradezco por decir que luzco mejor que cualquier otro día—ironizo.
—No quise decir eso —trata de explicar titubeante.
—No importa ya ¿o sí? —inquiero divertida de su reacción.
—Si...oh no... perdón ¿quieres bailar?
—Claro que si —acepto con una sonrisa y dejamos a Emma, debo admitir que Zac es un buen bailarín, aunque me permito apreciar cada rasgo de él.
—Realmente te ves hermosa —me dice al oído provocando que una corriente recorra todo mi cuerpo.
—Gracias —digo sonrojada.
—Ven, vamos a tomar algo —sugiere con una sonrisa traviesa, asiento con la cabeza él opta por tomar una bebida alcohólica, yo decido beber una soda.
—¿Lydia? —cuestiona una voz conocida, aunque no estoy segura de que sea directamente para mí, hay demasiadas chicas y cualquiera puede llamarse como yo, aunque para salir de dudas volteo.
—Liam, ¿cómo estás? —inquiero nerviosa, en definitiva, esto no me gusta para nada.
—¿Lo conoces? —cuestiona Zac molesto.
—Claro que me conoce —suelta Liam burlón — Soy su novio.
—¿Su novio? —la expresión de Zac muestra sorpresa y mucha rabia, sus orejas se tornan a un color rojo, veo como se tensa su cuerpo, aunque el hecho de que frunce el ceño me deja claro que está molesto, pero parece tratar de controlarse.
—Corrección, tú y yo dejamos de ser algo desde que me pusiste el cuerno —intervengo enfadada, ¿qué se cree?, me lastima y piensa que sigo siendo de su propiedad.
—Ya oíste Liam, lárgate antes de que te golpee —dice Zac amenazante.
—¿Y tú quién eres para darme ordenes? —replica Liam.
—No me busques, si me encuentras te vas a arrepentir —vuelve a advertir Zac.
—¡PAREN AMBOS! —demando con fuerza — Parecen unos niños de cinco años.
—Lydia, ten cuidado, si yo te lastime con una, él lo hará hasta con más chicas —advierte Liam desafiante, sus palabras me golpean en lo más profundo de mi corazón, sé que me puedo arriesgar a eso, lo sé porque el historial de Zac no da indicios de que sea alguien de fiar, antes de que pueda reaccionar Zac golpea el rostro de Liam.
Esto debe ser una broma.
—Retráctate de tus palabras —ordena mi acompañante, veo a Liam, el golpe le abrió el labio, su boca tiene algo de sangre, eso hace que ese presentimiento se transforme en nervios, nervios porque esto era lo que más me temía.
—¿Por qué lo haría?, ¿tanto te molesta que diga tú verdad? —espeta Liam con burla, una sonrisa maliciosa se dibuja en su rostro, no cayó al piso, pero toma fuerza y le devuelve el golpe a Zac, su mejilla está muy roja, ambos se miran desafiantes, se retan con la mirada. Liam empuja a Zac estrellándolo con unos chicos, la multitud abre paso a la escena, las miradas están puestas en ellos, ese acto activa algo en Zac, sujeta a Liam con tal fuerza que sus venas y tendones parecen marcarse demasiado, lo avienta y este cae al piso, trata de levantarse, pero Zac lo sorprende con un golpe en el estómago, Liam ríe, de verdad que está demente.
—¿Eso es todo lo que tienes? —suelta con dificultad, se levanta buscando equilibrarse, Zac amenaza con lanzar otro golpe, pero este lo esquiva y le devuelve el ataque con otro, con los puños cerrados golpea el abdomen, uno, dos, Zac no encuentra como esquivarlos, el pie de Liam choca contra Zac, ambos parecen cansados, sus rostros simplemente se distorsionan con las heridas que se han provocado, Zac golpea a Liam con fuerza y precisión, en sus ojos puedo ver el odio y deseo de asesinarse mutuamente, ambos comienzan a acercarse, y uno a uno suelta golpe tras golpe.
Ya no son Zac y Liam, ahora parecen ser dos demonios en un duelo que tendrá un ganador, la gente no hace nada, y yo me siento inmóvil, aterrada al ver como los apoyan para que sigan.
Emma
— Te extrañaré —le digo a mi mejor amigo, es horrible despedirme de él.
— Yo también, espero que hablemos después —responde dedicándome una gran sonrisa.
— Eso no lo debes pedir ni dos veces.
— Te quiero mucho —me abraza una vez más y besa mi frente con ternura, veo como se aleja poco a poco, es horrible que tenga que irse, pero me reconforta saber que regresará. Dylan se tomó la molestia de acompañarme, pero nos deja nuestro espacio, me reúno con él y entramos al lugar.
—DETENGANSE —se escucha en el ambiente, la música no nos permite estar atento a las palabras, pero algo me dice que ese grito es de alguien que conozco.
—¿Qué ocurre? —miro a Dylan, él parece igual de confundido que yo.
—No lo sé —responde, vamos en busca de lo que puede ser un caos, intentamos llegar al núcleo del círculo de personas que se ha formado, llegamos y... Zac y Liam están en un enfrentamiento.
Sabía que algo así podría pasar, Dylan toma a Zac tratando de separarlo de Liam, pero no funciona, Zac tira a Dylan y sigue en lo suyo.
Estos tontos quieren matarse.
Busco a mi amiga, está paralizada, sus ojos se llenan de terror e impotencia, trato de calmarla, aunque no parece destrozada, en realidad se ve afectada, pero es como si hubiese cobrado fuerza para lo que sea que pueda venir o lo que este ideando.
—Eres un hijo de... —antes de que Zac pueda decir algo más Liam golpea su rostro, Zac cae al piso y Liam sin siquiera dudarlo patea su abdomen, sangré sale de la boca de Zac, Dylan entra en acción y taclea a Liam logrando derrumbarlo. Zac intenta levantarse, su rostro está ensangrentado, antes de que esto siga Dylan logra interponerse entre ambos.
— ¡BASTA CHICOS! —pide Dylan con seriedad.
— Hermano déjame partirle su madre.
— ¿Qué esperas cobarde? —inquiere desafiante — Espera, ¿ahora que está tu niñera no puedes hacerme nada?
— Te vas a arrepentir —ladra Zac dirigiéndose a Liam, pero Dylan lo detiene antes de que pueda hacer algo.
— ¿Están bien? —cuestiona Eithan preocupado.
—Si, pero tienes que ayudarlo —digo al ver la escena de esos dos, Eithan se acerca y toma a Liam, en un acto seguido Dylan intenta llevarse a Zac, vuelvo la mirada a mi amiga, en sus ojos se refleja lo molesta que está con ese par, no logro entender lo que hace, me pierdo y veo a una Lydia decidida, se para en medio del "campo de pelea", ¡Dios!, esos tontos no debieron hacer lo que hicieron.
—¿Qué demonios les pasa? —cuestiona enfadada y con tal fuerza en la voz que deja de ser la chica tierna, su voz no es dulce, todo lo contrario, escalofríos recorren mi cuerpo, esa pregunta me pone los nervios de punta, está demasiado que enojada.
Ellos no responden, han quedado mudos y paralizados, el bullicio de la gente se queda estático, la mirada estaba demasiado puesta en todos, pero al parecer no les importó eso.
—¿Qué no piensan hablar? —inquiere Lydia — Tal parece que el gato les comió la lengua, esperen, ¿qué no son lo suficientemente hombres para hablar? — añade, si su mirada fuera un arma, estos dos ya estarían muertos.
—¿Perdón? —Zac rompe el silencio, de verdad parece un niño pequeño que ha sido regañado por su madre.
—¿Perdón qué?
—Ly, perdón, no quería arruinarte la noche, no pensé encontrar a este imbécil — responde burlón.
—¿A quién llamaste imbécil? —cuestiona Liam más molesto.
—¡YA CÁLLENSE! —grita Lydia a todo pulmón —¡AMBOS, AFUERA! —ordena con impaciencia y como si fuesen unos borregos, ambos obedecen.
—¿Todo está bien? —cuestiono preocupada por ella, sé que es lo más tonto para preguntar, pero no puedo evitarlo.
—No, nada está bien, se supone que sería una linda noche, no algo patético como esto —confiesa con los ojos cristalizados, está a nada de llorar de coraje, pero limpia cualquier rastro de lágrimas, sin decir más se marcha.
Yo ya no tengo nada que hacer, Dylan no sé a dónde se ha metido, así que me dirijo a la salida.
—¿Ya te vas? —toma mi mano, Eithan me mira esperando mi respuesta.
—Ya, estoy algo cansada y estresada por la situación —respondo fingiendo una sonrisa, aunque me siento nerviosa, me tomó por sorpresa.
—¿Te puedo acompañar a tu casa?
Esto debe ser una broma, eso o estoy soñando.
—Amm, si —acepto, siento como una boba sonrisa se dibuja en mi rostro, salimos del lugar, parece que dejo el coche un poco lejos.
Es raro caminar y no tomar su mano, tenerlo tan cerca y no poder hacer nada, somos dos extraños caminando hacia un lugar para después volver a tomar caminos completamente diferentes, mi paz se ve invadida por la melancolía de los recuerdos, me siento atada al pasado, creí que podía fingir que todo está bien, pero no lo está.
Al entrar al auto ambos nos mantenemos en silencio, no me gusta engañarme, me cuesta aceptarlo, aceptar que ambos nos fallamos, pensarás, "recuerda que él te engaño", eso lo sé, pero una parte de mi sabe que lo hirió, empiezo a creer que lo que hizo no fue por nada, me costó trabajo abrirme a él, además, cuando él intentaba crear momentos adorables, yo me cerraba y negaba, tenía miedo, eso me hizo alejarlo, poco a poco sus intentos se esfumaron, si, fue mi primer novio y yo estaba tan cegada por mis dudas que poco a poco puse de mi parte para alejarlo, claro que hubo bellos momentos, pero no era lo que planeaba.
Ambos nos miramos, ha llegado el momento de salir del coche.
— Gracias por traerme.
— No es nada —me dedica una sonrisa y yo se la devuelvo, abro la puerta, pero su mano me detiene, el contacto con su piel me debilita — Emma.
— ¿Sí?
— Linda noche —siento como una lluvia de decepción me invade, creí que era algo más que un "linda noche", pero de verdad me equivoqué.
— Gracias —suspiro con cautela — Descansa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro