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La alarma me despierta, mi cabeza aún me duele, pero ¿cómo llegue a mi cuarto?, ¡Dios!, no entiendo nada, me alisto para ir a la escuela, saco del closet un jean color vino, un sweater beige y botines color miel, peino mi cabello en una trenza y bajo para desayunar.

— Buenos días —saludo.

— Buenos días —responden al unísono.

—¿Cómo amaneciste? —cuestiona mi mamá.

— Bien, aunque no me explico cómo llegue a mi cama.

— Pues al parecer la pastilla y el golpe causaron que te quedaras muy dormida, y no queríamos despertarte, Dylan nos ayudó para llevarte al auto, se sentía culpable porque él fue quien sin querer provoco el golpe y Adam te subió a la habitación —dice despreocupada.

—¿Dónde está Adam y Nina? —pregunto cambiando de tema.

— Adam salió pronto y Nina sigue durmiendo.

— Ou ya —por lo que veo iré a la escuela sola, me siento y mi mamá me da mi desayuno, una vez que termino me lavo los dientes, aplico un poco de labial color vino, me despido de mis papás y salgo de casa.

Al llegar a la escuela todo luce normal, autos van y vienen, alumnos se dirigen a la entrada y sacan su credencial para que se les permita el paso, de momento volteo y aunque sea absurdo, parece que siempre volteo en los momentos oportunos y menos oportunos, mi mirada se encuentra con la de Eithan, está atrás de mí, los nervios me invaden por completo, aparto la mirada de él, por suerte creo que Meli está esperando como siempre en la entrada.

— Vaya que eso fue incomodo —suelta divertida.

— No me digas que... ¡Ay no!, que vergüenza, ¿tan obvia fui?

— No, bueno un poco...pero se nota que el destino te odia —se burla, entramos al salón y tomamos asiento en nuestros respectivos lugares —¿Cómo sigues después de ayer?

— Bien, mi cabeza aun me duele, pero ya me siento mejor —respondo dedicándole una sonrisa.

— Me da mucho gusto, debiste ver la cara de Dylan, se nota que ese chico te quiere.

— No digas tonterías, ese chico y yo no tenemos nada que ver —replico molesta.

— Si Emma di to...

— Chicas... Me siento muy mal... Fue mi culpa... Yo... No... No debí hacer eso — entra Alina con lágrimas en los ojos, no logro entender lo que dice, pero sí que está muy mal.

—¿Qué ocurrió? —pregunta Meli igual de sorprendida que yo.

— Yo estaba con otro chico, pero no pensé... es que... me enojé y yo solo...—trata de decir.

— Ali, cálmate y explica mejor las cosas —ordeno un poco alterada, aunque el dolor de cabeza es lo que provoca que me moleste fácilmente, después de un momento Ali se calma, la llevamos a un lugar más privado para que pueda decirnos todo.

— Es que en la fiesta después de que Meli se fuera llego Anthony y... todo estaba bien hasta que peleamos por una tontería, yo quise arreglar las cosas, pero él no se prestó a escucharme... así que... hice lo que más le molesta y me fui con otro chico, el comenzó a tomar de más, estaba enfadado, no me quedo la menor duda, el chico con el que estaba me beso y... —más lágrimas emanan mojando su rostro — Él no hizo nada, solo se fue hecho una furia, ya no vi el caso de quedarme así que me fui, en la noche mi teléfono sonó, era su mamá... estaba hecha un mar de llanto, me dijo que Anthony tuvo un accidente y que está muy grave en el hospital —termina de contar, Meli y yo nos quedamos en shock, aunque nuestros pensamientos se ven interrumpidos por el tono del teléfono de nuestra amiga —Es la mamá de Anthony, contesten por favor —suplica sin contener el llanto.

— Bueno, si...soy su amiga, ah... entiendo, yo me encargo de decirle, lo siento señora —dice Meli seria.

—¿Qué pasó? —pregunta Ali.

— Siéntate —le ordena Meli, ella obedece — La señora me dijo que... Que... Ay Alina, lo siento... Anthony no logro salir de esta —suelta con voz quebrada, no porque le duela, sino por cómo afecta esto a nuestra amiga.

— ¡No!, dime que estas jugando Meli, dime que no es verdad —pide entre sollozos, la noticia la tiene devastada, ella llora hasta no poder más. Ali está hecha pedazos, sé que Anthony y ella tenían problemas, pero esto nadie se lo esperaba, ella realmente lo amaba, a pesar de que él mostrara actitudes muy infantiles al no saber lo que quería... mi corazón se rompe al ver como mi amiga se rompe y no puedo hacer nada para quitar ese dolor.

—¿Pueden acompañarme al velorio? —dice un poco más calmada.

— Si —aceptamos, después de un rato vamos al baño para que ella se arregle un poco y no se vean sus ojos rojos, después entramos al salón.

—¿Dónde estaban? —pregunta Lydia.

— Luego te contamos —digo para evitar que Ali se vuelva a derrumbar, la clase es una tortura, reviso el reloj, faltan quince minutos para que acabe la clase, aunque el destino no parece odiarnos tanto, ya que la maestra tiene que retirarse, nos dirigimos a las bancas que se encuentran afuera de la cafetería y nos sentamos.

— Te amo —escucho la voz de Natalia.

— Yo también te amo —responde Eithan, al parecer esos dos ya son felices de nuevo, aunque para mi es como si un tráiler hubiese aplastado más los fragmentos de mi corazón, nos sentamos y Meli le cuenta a Lydia todo lo ocurrido respecto a Alina.

— Saben pasaron muchas cosas en la fiesta —digo perdida en algún punto fijo.

—¿Por qué lo dices si no fuiste? —cuestiona Ali tratando de evadir lo de su novio, sé que necesita de verdad despegar su mente, así que les cuento lo que paso con Dylan.

— Creo que a todas nos pasó algo —comenta Lydia desanimada.

—¿Qué ocurrió? —inquiere Meli.

— Bueno... estaba en busca de Emma y Zac apareció, así se llama el chico que pidió mi número, trate de huir de él y... todo paso tan rápido que —cuenta sin saber cómo decirnos lo ocurrido — Nos besamos —confiesa apenada, ¡Wow!, mi amiga realmente se ve confundida, pero ¿por qué el amigo de Dylan?, trato de mantener distancia de él, pero el destino se empeña en hacer que lo vea, nuestros papás son amigos, lo tengo que ver en la escuela y ahora esto.

— Emma reacciona —pide Lydia sacándome de mis pensamientos.

— Perdón, ¿qué me decías? —cuestiono apenada.

— Te hablan —dice señalando a Dylan que está al lado de Lydia.

— Ah, hola —saludo apenada, con esto confirmo lo mucho que me odia el destino y este es un claro ejemplo.

—¿Podemos hablar? — cuestiona cabizbajo

— Claro.

Ambos caminamos, no nos dirigimos a un lugar en específico, solo caminamos como dos almas libres y sin un rumbo fijo.

— Primero espero y estés mejor después de lo de ayer, siento mucho lo que paso y perdón por eso, pero es que... solo estaba bromeando —dice bastante nervioso.

— La que lo siente soy yo, odio decirlo, pero gracias por haber ayudado ayer, mis papás me contaron lo que hiciste cuando me quede dormida —digo algo avergonzada.

— No tienes nada que agradecer, es lo menos que podía hacer, además luces muy tierna cuando duermes —confiesa dedicándome una sonrisa, mi rostro irradia de vergüenza, no tengo donde esconder mi cara.

— No digas eso por favor —pido muy apenada.

— Oye... crees, bueno... ¿te gustaría salir conmigo?

—¿Te refieres a una cita?

— No, digo si... tal vez, si tú quieres.

— Tal vez —respondo, aunque trato de hacer mi voz no incremente sus nervios.

—¿Te parece mañana?

— Lo siento, pero no creo poder mañana —confieso, su expresión me dice que mi respuesta no es la que esperaba y por alguna razón esa expresión me da ternura — Pero si quieres podemos salir este viernes.

— Si, el viernes está perfecto, ¿te parece si paso por ti a las cinco? —cuestiona más animado.

— A las cinco está perfecto —digo animada — Me tengo que ir ya tengo clase.

—¿Te puedo acompañar a tu salón? —pregunta despeinando su cabello.

— Claro —acepto, aunque ni él ni yo seguimos con un tema de conversación.

— Eithan, parece que Emma también te cambio —alguien lo dice a lo lejos y con toda intención de que ambos lo escuchemos

Tierra trágame por favor.

Natalia se enoja ante el comentario y eso solo empeora todo, Dylan me mira avergonzado, también escuchó el comentario, en definitiva, el destino parece conspirar en mi contra.

Eithan

— Eithan, parece que Emma también te cambio —escucho como alguien me dice a lo lejos, por la cara de Emma puedo percatarme que se avergonzó de eso.

— Otra vez la miras con esos ojos —me reprocha Nat bastante enojada.

— Ya vas a empezar —replico molesto, siempre que comenzamos una discusión es por Emma.

— Si, se supone que me amas y por eso estás conmigo ahora —responde desafiante.

— Te amo Nat, amor no te enojes por algo que no tiene relevancia para mí —expreso y ella me besa, aunque no parece estar convencida.

No entiendo ¿por qué me dolió ver que ella está haciendo su vida?, sueno tan egoísta, pero lo cierto es que no quiero perderla y tampoco quiero que este a mi lado después de todo el daño que le cause, lo que menos deseaba era lastimarla, aún recuerdo su rostro, estaba realmente dolida, sabía que la lastimarían esas palabras, pero tenía que decirle, no podía con la culpa.

Sé porque lo hice, Emma me gustaba mucho, pero había algo que hizo que hiciera que dejara de gustarme, ella es esa clase de chica que no hablaba con nadie, yo deseaba salir del salón para estar con ella, pero ella no quería, en cambio Natalia, ella si salía y bueno, ahí fue cuando comencé a engañarla, todo comenzó con un beso, luego el resto se fue dando, me aleje de ella porque ya no podía, ella decidió acabar con todo y yo estaba de acuerdo, pero luego nuestro juego de cosquillas y su forma de actuar me hicieron darme cuenta de que no quería perderla, pero tampoco quería atarla a mi pasado, siempre he sido mujeriego y ella no lo sabía, nunca creí relevante contarle lo que soy por miedo a que no me aceptara, pero parece cierto que nuestro pasado siempre nos define y aparece para ponernos a prueba, por desgracia yo no pase la prueba, dejarla libre fue una gran decisión, ella estará bien sin mí, parece feliz al lado de ese chico, aunque también duele ver eso...

— Eithan te estoy hablando —me llama Natalia molesta.

— ¿Eh?, perdón no estaba prestando atención —digo tratando de recordar que me había dicho.

— Ash, no vamos a tener la última clase... ya podemos irnos —explica molesta, volteo y veo como Emma voltea a vernos, en un segundo Nat me besa, a veces siento que solo lo hace para fastidiarla y por alguna razón me duele ver la expresión de sus ojos, el día de la fiesta ocurrió exactamente lo mismo, pero accedí porque al verla bailar con ese chico tuve la necesidad de mostrar lo "feliz" que estoy sin ella...

Emma

Verlo besarla fue bastante cruel, pero sentir su mirada fue incómodo, él puede quedarse perdido en sus pensamientos, supongo que fue eso, siendo sincera dudo que le importe, mejor dicho, dudo que alguna vez le haya importado, por suerte ya podemos retirarnos a nuestra casa y no tenemos tarea, hoy iremos a la casa de Anthony, bueno de sus padres, el velorio será ahí, algo familiar y privado.

Llego a casa y me preparo para ir, tiene mucho tiempo desde en el que no asisto en un velorio, honestamente no es algo que me agrade, pero tampoco es algo de lo que se pueda escapar, busco algo apropiado para usarlo, es deprimente ir de negro.

Lo dice la chica que se vistió así después de enterarse que Eithan la engaño.

Es molesto pensarlo de esa forma, pero bueno, me alisto, tomo mi teléfono y me marcho al lugar.

*

Llanto, lamentos y rostros tristes invaden la habitación, un cajón adornado con flores y velas rodeándolo, hay rostros que muestran pena por la mamá del chico que ahora se encuentra en una caja que lo resguarda.

El ser humano es frágil, un día hay sonrisas y al otro un vacío de personas que nos esperan en un lugar mejor, la muerte es algo de lo que nadie puede escapar, arrasa con todo.

Muchas veces nos absorbemos en peleas absurdas por cosas que no nos llevaremos, llegamos sin nada y nos vamos sin nada, ver aquello me hace comprender como perdemos el tiempo en cosas absurdas y dejamos de vivir, es normal sufrir, pero también es necesario alcanzar nuestra propia felicidad y valorar que no es un día más, sino un día menos por vivir, nuestra vida comienza como un reloj de arena lleno, cada día significa un granito menos, recuerdo una canción que escuche hace tiempo, habla relacionado a la partida de alguien muy amado.

Coincidir un día y no volver,

Un día dices no me iré,

Sin pensarlo te arrancan de mi lado

¿Cómo es que todo esto puede doler?

La vida pasa, sin evitarlo

Admira las estrellas, soy una de ellas

Fue un segundo, tu último segundo

No tendremos otra oportunidad

Contemplar esa caja de madera puede ser difícil, aunque alguna vez escuche que los funerales no son para los muertos, sino para la gente viva, ¿por qué?, porque los que aún tenemos vida podemos cambiar nuestra vida, tenemos la oportunidad de ser mejores, pero no todos lo entendemos.

— Chicas voy con la mamá de Anthony para despedirme —dice mi amiga con los ojos llorosos.

— Si, ve aquí te esperamos —respondo dedicándole una sonrisa, ella va y más lágrimas se desbordan del rostro de la mamá y de nuestra amiga, ya son las ocho de la noche y no podemos llegar tarde a nuestras casas, pasa un rato y Ali por fin puede venir, verla así nos parte el corazón, por desgracia no podemos evitar su dolor, sólo apoyarla y hacerle ver que estamos para ella.

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