Esa misma noche Patricia habló con Octavio y lo puso al tanto de la situación.

—Esta tarde me habló la señora Raquel.

—Perdón—Qué Raquel?

—La empleada de mi comadre Baudelia.

—Ah si, ¿Le pasa algo?

—No, a ella no, pero si pasa algo muy grave con mi comadre.

Al oír esto Octavio temió lo peor, inmediatamente pensó que Juan Manuel hubiese golpeado de nueva cuenta a Baudelia.

—¿Qué pasa con ella?

—Raquel me puso al tanto del infierno que ha sido su vida desde que contrajo matrimonio con Juan Manuel, es tan terrible que se me hace muy difícil de creer y al parecer tu estabas al tanto de las golpizas que le propinaba, no puedo creer que te hayas hecho su cómplice. 

 —Estoy muy avergonzado de mi acción, pero que podía hacer el es mi hermano.

—¡¡No, no es tu hermano, no te confundas!!

—Si lo sé, pero es como si lo fuera, comprende crecimos juntos—. Pero no nos desviemos del tema ¿Qué pasa con mi comadre? 

—Octavio es algo muy grave, ella es adicta a la bebida.

—No puede ser posible, pero no me extraña con la vida que ha vivido al lado de Juan Manuel.

—Dice Raquel que su grado de alcoholismo es muy grave, tan grave al grado que ya tiene alucinaciones, que desde que murió su padre no sale de su habitación.

 —Eso es muy grave, si eso es verdad mi comadre está a punto de colapsar.

—Y lo más grave e indignante es que toda la familia la dejo a su suerte, nadie mueve un dedo para ayudarla, tanto es así que Raquel sospecha que tu querido hermanito quiere que muera, porque el mismo le provee la bebida.

—Eso que dices es muy grave, no hay que levantar juicios hasta no verla, tu sabes que Raquel quiere mucho a Baudelia y puede estar exagerando. 

—Te suplico que hagamos algo para ayudarla— ¿Por qué Juan Manuel no hace nada para ayudarla? A mí me consta que cuando a él lo operaron del riñón, mi comadre no se despegó de su lado, estuvo con él día y noche y ahora que ella necesita ayuda la deja a su suerte, ese hombre no tiene perdón de Dios.

—Vamos hacer todo lo que este en nuestras manos para ayudarla, pero desde ahora te digo que es muy difícil que un adicto se recupere totalmente, si acaso un cinco por ciento lo logra el otro noventa y cinco vuelve a recaer. 

—¿Recuerdas a la Nena Padilla?

—Sí claro, si la recuerdo muy bien.

—Ella cayó en las garras del vicio, se hizo adicta al opio en un viaje que hizo a Japón y logro salir

—¿Pero cómo le hizo?

—Ella fue a un monasterio de monjas budista en la India, allí se curó tanto de la adicción como de los problemas que la orillaron a volverse adicta, yo voy a llevar a mi comadre a ese lugar, siempre y cuando tu estés de acuerdo.

—Claro que estoy de acuerdo, ¿Pero y su familia? 

—Su familia me importa un bledo desde mañana que vaya a ver a mi comadre va a estar a mi cargo yo la quiero mucho, presentía que algo grave pasaba con ella yo iba a visitarla, pero siempre me la negaban por orden de tu infame hermano. 

—Mujer, mujer, no hagas corajes te va a hacer daño—¿Sabes en que consiste el tratamiento?

—En el monasterio solo puede estar el enfermo, una de las reglas para ser admitidos, es aislarse del mundo y de los seres queridos y amigos, el tratamiento consiste en reencontrarse con su ser interno, yo solo la dejaría y volvería y posteriormente regresaría por ella, cuando las monjas me avisen que esta completamente recuperada.

—Lo primero es ver el grado de daño que tiene, y en segundo lugar y el más importante ver si ella acepta nuestra ayuda.

—No te preocupes mañana mismo me hago cargo, tu encárgate de los documentos que se necesiten y convencer a Juan Manuel de que dé el consentimiento para sacarla del país en dado caso que su mal lo requiera. 

—Está bien yo me encargo de eso, en cuanto la valore vemos que pasos vamos a dar.

Baudelia

Tengo tiempo que no me doy cuenta de nada, no se si es lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado o domingo, si es de día o de noche, me la paso sentada en la mecedora amantado a mi niño ya se quedó dormidito, lo voy a acostar en su cunita.

—No puede ser hay una araña en la cuna del niño, está creciendo, SE hace más grande, está abriendo sus fauces—¡¡NO ARAÑA NO TE COMAS A MI NIÑO, NO TE LO COMAS POR FAVOR!!

Patricia.

Al día siguiente cuando llegue a la casa de mi comadre Raquel ya me estaba esperando nos dirigimos  directamente a su recamara me urgía saber cuál grave era la situación, pero el cuadro que vi me horrorizo. Mi comadre estaba casi en los huesos, estaba aseada, porque Raquel se ocupaba de eso, gritaba histéricamente, Raquel me alertó.

—Está teniendo una alucinación, espéreme un momentito

—Señora, señora, cálmese ya maté a la araña, deme al niño— ¡Mire quien vino a visitarla!

—¿Quién eres?

—Soy yo comadre, Patricia.

—Ay comadre ¿tu si me quieres verdad?—tu siempre eres buena conmigo

 —Ya viste a tu ahijado que chulo se puso.

—Si comadre el niño está muy bonito, pero vamos a tu recamara para no despertarlo.

—Sí, comadre vamos —. Raquel si el niño despierta me lo llevas a mi recamara.

—Si señora yo se lo llevo. 

Patricia

—Mi comadre se quedó dormida, sali de la recamara con el corazón destrozado, esperando que no fuera demasiado tarde para su recuperación. Tenía que sacarla de esa casa cuanto antes, inmediatamente me comunique por teléfono con Octavio.

—Octavio, soy Paty,

—Sí, dime

-Estoy con mi comadre Baudelia, está peor de lo que imaginaba, por favor ven tenemos que sacarla de aquí, ahora mismo antes de que sea demasiado tarde.

—Salgo para allá inmediatamente en cuanto le encargue  a Elvia que derive mi citas con el doctor del Villar.

—Por acá te espero no tardes por favor.

Octavio no tardó mucho en llegar y, al igual que Patricia quedó impactado con el aspecto de mi Baudelia.

—¡¡¡Pero que barbaridad la tenemos  que llevar urgentemente al hospital, antes de que sufra un infarto, está completamente deshidratada, así no la puedes sacar del país la voy a internar para que recobre algo de peso y darle medicina, para contrarrestar la falta de alcohol.

—Por favor Raquel, ayúdanos a subir a mi comadre al coche la vamos a llevar al hospital.

—¿Pero que le voy a decir al señor?

—Tú solo le dices que su mujer está en el hospital, que necesito hablar con él urgentemente.

—¡¡Mire señor Octavio, aquí llega el señor Juan Manuel!!

—¿Qué está pasando aquí?

—Eso es lo que quiero que me respondas, nos llevamos a mi comadre al hospital— ¿Te vas conmigo o me sigues en tu coche?

—Te sigo en mi coche

Sin decir más, se fueron los tres al hospital cada uno en su coche, cuando llegaron al hospital unos camilleros pasaron rápidamente a Baudelia a un cuarto privado, Octavio les dio instrucciones a las enfermeras para que le pusieran  suero y unos medicamentos.

—Poco después entró Juan Manuel al cuarto, este se impactó al ver el aspecto de su mujer, tenía mucho tiempo que no la veía, le preguntó a Octavio.

—¿Pero qué le pasó?— Parece un cadáver.

Octavio lo fulminó con la mirada, cuando salieron las enfermeras, espeta a Juan Manuel.

—¡¡Aún no lo puedo creer, que viviendo en la misma casa no te des cuenta en el estado que se encuentra tu mujer. Contéstame Juan Manuel— ¿De que estas hecho? — ve a tu mujer, está hecha un despojo humano, ¿Qué le has hecho? No tienes perdón de Dios.

—Yo, yo no sabía nada, ella no sale de su cuarto,

—¡¡Eso quiere decir, que no estás al tanto de lo que sucede en tu propia casa, te lo advertí Juan Manuel, que si le volvías hacer daño a mi comadre te iba a demandar y te voy a refundir en la cárcel. Ya no eres un joven para que sigas actuado de esta manera, ya casi tienes sesenta años, yo fui testigo como está mujer te curaba amorosamente tu herida cuando estabas como una res destazada por la mitad estuvo a tu lado día y noche sin despegarse de tu lado y así le pagas, vuelve a la realidad, a Judith ya no la vas a volver a ver, ella no te quería lo suficiente, para ella fue más fácil huir que quedarse a luchar por tu amor!!

 —¡¡CALLA A ELLA NO LA MENCIONES POR FAVOR.