Parte / 32
Baudelia
Qué barbaridad, como es posible que he pasado diez días fuera de la realidad, es tan doloroso recordar, por fin comprobé lo que tanto sospeche, Juan Manuel sigue enamorado de esa mujer, ¿Existirá o será un fantasma? Y si existe que fue de ella—. Eso nadie me lo iba a responder. ¿O sí?
Al siguiente día, llego Juan Manuel por nosotras a la clínica, cuando llegamos a la casa inmediatamente, Raquel fue por mi hijo, volvió con el niño acompañado de doña Camilla, ella muy amable me preguntó.
—¿Ya estás mejor?
—Si señora, gracias, muchas gracias por cuidar de mi hijo.
—No tienes nada que agradecer, me alegro que ya estes mejor, te dejo para que descanses.
—Gracias señora—. Cuando iba salir la señora de la habitación, el niño corrió y se le abrazó a las piernas casi la tiró.
—Yo me quelo il con mi tita, (Así le decía)
—No, mi niño, tienes que acompañar a tu mami, ella tiene muchas ganas de estar contigo.
—Pelo, yo me quelo il contigo.
—¡¡Basta ya Juan Ignacio, se te ordena que te quedes con tu madre, aquí es dónde debes de estar, le ordeno Juan Manuel.
El niño, lo miro con sus ojos llenos de terror diciendo.
—Shi, shi, me quelo, pelo no me peguels, como le pegalte a mi mami—. Al oír las palabras del niño Juan Manuel accedió a que el niño se fuera
—Está bien mamá llévatelo, exclamó Juan Manuel.
—La señora salió llevándose al niño con ella.
—¿Cómo te sientes? necesito hablar contigo, pero si no te sientes bien, podemos posponer el asunto hasta que te encuentres mejor.
—Si me siento bien— ilusamente pensé que me quería pedir disculpas, pero lo que me dijo no me lo esperaba.
Enseguida cerró la puerta de la recamara con seguro—, no quiero que nos molesten.
—Ya no quiero que vuelva a pasar lo de la otra noche, y ya tengo una solución para evitar eso—. Rápidamente le dije.
—Yo tuve la culpa, no debí pasar a tu recamara sin tu permiso.
—En eso tienes razón, pero lo que te quiero proponer es otra cosa.
—¿Qué cosa?
—Que nos separemos.
—¡¡¿Me estas pidiendo el divorcio!!?
—Primero que nada, vamos a guardar la calma déjame hablar, luego me preguntas tus dudas.
—No es conveniente divorciarnos, lo que te propongo es que tengamos una separación conyugal.
—¿Qué quiere decir, con separación conyugal?
—Que ante la sociedad vamos a seguir siendo marido y mujer asistiendo a todos los eventos sociales, pero en la intimida vamos a vivir separados sin tener relaciones sexuales, tú vas a ser libre de tener relaciones con el hombre o los hombres que desees siempre y cuando no te exhibas ni te embaraces, yo no te voy a reclamar nada, vamos a respetar nuestra vida privada de cada uno.
No podía creer lo que estaba escuchando, él me estaba proponiendo que tuviera relaciones con otros hombres.
—Como la primera parte ya está cumplida y prácticamente ya vivimos separados... Lo interrumpí.
—¡¡¿Me estás pidiendo que tenga un amante!!?
—Uno o dos, los que gustes, yo comprendo que eres joven y tienes necesidades que yo no puedo cumplir. Esa es una buena solución.
—¡¡Sólo quiero que me contestes una pregunta, sólo una!!
—Dime, que es lo que quieres saber.
—¿Porque te casaste conmigo? ¿Acaso nunca me has querido? Y quiero la verdad por favor, por más dolorosa que esta sea.
—Es simple, yo necesitaba urgentemente una esposa, mi ascenso en el trabajo dependía de eso.
—¡¡¿Me engañaste?!!
—No, yo no te engañe o acaso te dije alguna vez que te quería o que te amaba—. No, eso lo dedujiste tú.
—¿Qué soy para ti?
—Eres la madre de mi hijo, te respeto por eso, pero solo eso eres para mi.
—Oh, sea, que no sientes nada, absolutamente nada por mí.
—Como ya te lo dije antes, te quiero como lo que eres, la madre de mi hijo, pero nada más—, volvió a repetir.
—Espero encontrar a un hombre que me ame, así como tú amas a tu antigua mujer.
—Por favor no la menciones, ese tema es muy privado para mí, creo que no te debo nada, te introduje a un mundo que ni te imaginabas, vives rodeada de lujos, no te puedes quejar.
—Con mucho gusto cambiaría eso por un poco de amor. Soy una estúpida, yo si me enamore de ti desde la primera vez que te vi, y, aunque casi me matas sigo enamorada de ti, y voy a aceptar tu trato, sólo, porque no sabría vivir sin verte—. Le dije llorando silenciosamente.
—Aunque no lo creas te comprendo, no sufras por mí, no me lo merezco, te utilice, como el canalla que soy, pero espero de todo corazón que encuentres a la persona que si valore todo lo que eres, ese hombre va a ser muy afortunado—. Aquí está un contrato donde están especificadas las condiciones y clausulas a lo que los dos nos comprometemos, léelo detenidamente y si estás de acuerdo lo firmas, en cuanto este firmado queda legalmente nuestra separación conyugal—. Otra cosa, mañana viene una persona para darte clases de manejo, compre un coche para tí, para que no dependas del chofer y te sientas libre de ir a donde gustes sin testigos, en cuanto te enseñes a conducir lo recogemos de la agencia tu elegirás el color que más te guste—. Y diciendo esto salió de la habitación.
Yo quede destrozada, de la impresión que sufrí quede pegada en el sillón donde estaba sentada, leí los papeles que me había dado Juan Manuel a firmar, en los cuales decía que yo me comprometía a cumplir con mis obligaciones como esposa salvo en la cama, ahí estaba plasmado todo lo que ya me había dicho mi marido anteriormente, si yo rompía una de esas reglas automáticamente perdía todos mis derechos de esposa y mi marido se quedaría con la custodia de mi hijo, el se comprometía a solventar todos los gastos de la casa y a darme una cantidad extra de dinero para lo que yo quisiera invertirlo, ya no quise leer más firme los papeles, el documento era legal ya que estaba firmado por un notario público.
Cuando mis amistades supieron que ya estaba de regreso en casa, empezaron a desfilar, ya que se había regado la voz que había sufrido un accidente y me habían trasladado a los Estados Unidos para atenderme ya que los golpes eran de gravedad y solo allá tenían los aparatos que se requerían para mi recuperación. Los primeros en llegar fueron los padres adoptivos de Juan Manuel, llevando un gran ramo de flores y una caja de chocolates.
—Hijita supimos del accidente del que fuiste víctima, espero que ya te sientas mejor.
—Gracias señores, como ven ya estoy mucho mejor.
Gracias a las continuas visitas de familiares y amigos olvide un poco mi pena, pero si creí que ya no podía sufrir más de lo que ya estaba sufriendo estaba completamente equivocada, aún me faltaba otras sorpresas que el destino tejía en contra mía. Habían pasado dos meses desde la golpiza y mi regla no aparecía, tenía confianza de no estar embarazada ya que no sentía ningún síntoma, como vómitos matutinos, antojos y mareos consulte con Raquel ya que ella era la experta en esa materia.
—Raquel, tienes un minuto.
—Claro que sí, señora dígame ¿En que le puedo servir?
—Tengo dos meses que no me llega la regla, pero no tengo ningún síntoma de que este embarazada.
—Ay señora todo puede ser posible, no todos los embarazos son iguales, de unos casi se mueren las mujeres de los achaques y de otros no sienten nada, con decirle que algunas mujeres siguen reglando como si nada, ¿Si quiere la reviso?
—Te lo voy agradecer.
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