Parte / 21
Llegó el año nuevo de 1944, cuando volvimos a trabajar nos encontramos con dos noticias, la primera era que Eva se casaba el viernes quince de enero, a las seis de la tarde todo el personal estábamos invitados a la misa, pero a la fiesta sólo la señora Beatriz y su mejor amiga.
La misa iba a ser, en el templo de la señora de Aránzazu uno de los templos más hermosos de la ciudad donde eran los eventos de las personas más pudientes.
La señora Beatriz nos dio la terrible noticia que el taller se cerraba, a causa de la guerra en Europa, ya que no le llegaban los materiales para la costura, nos dijo.
—Pídanle a Dios que la noticia que se corre sea verdad, que la guerra esta a punto de terminar en cuanto eso pase y se abran las fronteras de Francia volvere a abrir el taller.
Todo el personal quedó consternado y más las personas que dependían del trabajo para subsistir, dijo.
—Lo único que puedo hacer por ustedes es darle su domicilio a las clientas, por si ellas desean sus servicios, espero que eso pase, vamos a trabajar hasta el 30 de enero el 31 ve a ser domingo.
Afortunadamente yo no dependía del trabajo para vivir ni Micaela, pero no queríamos perder la práctica por eso pusimos un letrero afuera de nuestra casa que decía —MODISTA—Se hace todo tipo de vestidos.
Llegó el 15 de Enero Mica y yo no pusimos de acuerdo, para ir a misa para ver casar a la señorita Eva, llegamos al templo y se hizo una valla de personas a lo largo del atrio de la iglesia para ver pasar a la regia novia.
Ya se encontraban reunidas varias personas de la alta sociedad, vimos desfilar a las damas con los modelos de vestidos que nuestras manos confeccionaron me sentí muy orgullosa por mi trabajo, cada que veíamos a una mujer luciendo una tela que nuestras manos habían ayudado a convertirse en el hermoso vestido que lucía la dama exclamavamos.
—¡Mira ese vestido lo hicimos nosotras Eva y yo, lo mismo decía Mica.
Se paró un elegante carro negro, todos creíamos que venía Eva, pero nos equivocamos era el novio ataviado con su traje de etiqueta con una flor en el ojal, enseguida llegó un elegante carro regiamente adornado con flores y un gran moño blanco en la parte delantera, del cual bajo Eva con su hermoso vestido blanco, empezó a caminar hacia la entrada de la iglesia seguida por personas que intuimos eran sus familiares, por el aire de familia, ella venía del brazo de un joven guapísimo y una señora muy parecida a ella, primero entraron las damas de honor enseguida los padrinos y por último la novia con sus dos acompañantes.
Cuando termino la ceremonia esperamos respetuosamente a que saliera la pareja de recién casados, enseguida los padrinos y las damas de honor y el joven con la señora mayor que después supimos que eran la madre de Eva.
Cuando salieron los novios los recibieron una lluvia de arroz, las personas se acercaron a abrazar a los novios para desearles felicidad eterna en su matrimonio, Mica y yo estábamos dudosas de ir a darle el abrazo a Eva y más yo, sabiendo que no era santo de su devoción, cuando por fin nos animamos a ir, me resbale con el arroz, me fui de bruces al suelo, pero unos fuertes brazos me sostuvieron para mi sorpresa y vergüenza era el acompañante de Eva.
El hombre clavó su mirada en mis ojos yo no pude evitar mirarlo directamente a los ojos y esos escasos segundos aspire su aroma de hombre mezclado con la finísima loción que emanaba de su rostro él dijo
—¡Cuidado señorita¡
Con mucha delicadeza me ayudó a enderezarme, cuando estuve completamente de pie, inclino la cabeza en señal de saludo y despedida y se mezcló con los demás invitados que lo saludaban efusivamente yo sólo atiné a decir
—Gracias señor.
Mica me trono los dedos diciendo.
— ¡Hey tú despierta te quedaste como tonta!
—Te fijaste que guapo es.
—Claro que si no estoy ciega, pero despierta nena de esas pulgas no brincan en tu petate jajaja.
Nos retiramos de la iglesia Mica me dijo.
—Ya que no fuimos requeridas para la fiesta vamos a tomar un café es muy temprano para regresar a casa.
— Está bien vamos.
El lunes que llegamos al trabajo todos veían el periódico ahí en la sección de sociales estaba toda la reseña del matrimonio de Eva con su flamante esposo de nombre Rafael Santillán Valadez, hijo de un prominente empresario. Doña Beatriz me dijo
— Tu termina los trabajos que Eva no terminó ya tienes experiencia, en cuanto vuelva a abrir el taller, vas a volver como costurera.
— Gracias señora, no la voy a defraudar.
Cuando entregue los vestidos que en total eran cinco las clientas me daban un sobre era la propina, me quede asombrada con el dinero que venía dentro del sobre era más de lo que me pagaban en una semana de trabajo —Me dije para mis adentros a buena hora se le ocurrió cerrar el taller a Doña Beatriz.
Llegó el día del cierre del taller nos despedimos yo volví a la rutina de mi hogar, a los pocos días se paró un carro muy elegante a la entrada de mi casa bajo el chófer, preguntó por mí, era una de las clientas que le había terminado su vestido traía varias telas para que le confeccionara otros, quedé gratamente sorprendida. Afortunadamente en el centro de la ciudad vendían toda clase de adornos hilos finos para confeccionar los vestidos no eran franceses pero si una imitación muy parecida a los originales.
Con el dinero que había ahorrado compre otra máquina de coser de la más alta tecnología de esos años, compartí el trabajo con Mica, ya que ella no había corrido con la misma suerte que yo.
Con la máquina de mi mamá y mi super máquina sacamos el trabajo igual de impecable que cuando estábamos en el taller de Doña Beatriz, la clienta quedó muy complacida, me preguntó
—¿Cuánto te debo muchacha,?
Yo no contemple eso, nosotras no sabíamos cuánto se cobraba, en el taller, sólo recibíamos un sueldo.
Cuando la señora vio mi desconcierto en mi cara dijo.
—Está bien que te pague lo mismo del taller o es mas tu dime.
—No, no eso está bien, señora son tiempos difíciles y lo que quiero es trabajar.
Sacó un sobre y me lo entregó
—Si gustas contar el dinero, por favor
—No, no señora no faltaba más y ya sabe estoy a sus órdenes para cuando se le ofrezca otro trabajo.
—Gracias te voy a recomendar con mis amigas
El chofer le abrió la puerta y se alejó, Micaela y yo abrimos el sobre para ver cuánto dinero era, nos quedamos estupefactas era una buena suma, le dije a Mica.
—Óyelo bien ya no vamos a trabajar para nadie, la señora Beatriz muy buena, muy buena, pero mira nada más como explota a las obreras.
—Bueno yo no digo nada, tal vez tuvimos suerte pero ya veremos más adelante,
—tienes razón una nunca sabe.
Le di la mitad del dinero, las dos habíamos trabajado en partes iguales para sacar el trabajo.
Llegó el 25 de marzo mi cumpleaños número quinceavo, mis tías querían hacer una gran celebración y festejarnos a Regina y a mí, juntas, pero mi tío abuelo el señor cura dijo
—No está bien que se haga una gran fiesta, el mundo está de luto con tanto muerto que está cobrando la guerra, entre esos muertos hay varios mexicanos.
Con la ayuda de Mica confeccionamos tres vestido, uno para Regina, otro para Mica y el mío, iguales Mica también cumpliría sus 15 años la incluimos, porque éramos como hermanas.
En una misa que mi tío abuelo oficio las tres, dimos gracias a Dios por llegar a la edad de las ilusiones, mis tías, organizaron una comida donde departimos con todos los familiares, la abuelita de Mica fue una de las invitadas especiales.
Los muchacho se empezaron a fijar en nosotras, había uno en especial que me gustaba mucho se ganaba la vida como jinete de rodeo montando toros, un trabajo peligroso, pero bien remunerado.
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