Parte /20
Juan Manuel se despidió de varios invitados importantes incluida la señora Beatriz y se pasó a retirar.
El taller de costura empezó a trabajar normalmente, Juan Manuel lo primero que hizo fue ver la ficha de trabajo de Baudelia, anotó los datos completos, se los dio a un detective privado para que la investigara.
En unos días tuvo los datos, que necesitaba saber, así supo que su padre era un buen hombre comerciante, no era rico pero viven holgadamente, la familia es respetada sobretodo porque la madre de Baudelia es sobrina del señor cura del pequeño pueblo de San Andrés. Baudelia había pasado parte de su infancia en un internado administrado por monjas, no se le conocía novio, ese perfil era el que buscaba en la mujer que quería para su esposa, algunos días después cuando Baudelia salia del trabajo acompañada de Luisa, fueron aborda por Juan Manuel.
—Buenas noche, ¿Me permite unas palabras por favor?
Baudelia y Luisa se sorprendieron enormemente al ser abordadas por el hombre, se miraron una a la otra, al ver la perturbación de las chicas rectificó.
—Es con usted señorita Baudelia con la quiero hablar.
—Oh, sí claro—Qué se le ofrece?
—Nos permite señorita...
—Luisa, mi nombre es Luisa.
—Mucho gusto señorita Luisa, como le decía, no se preocupe por su amiga yo la acompaño al transporte.
Luisa no muy convencida, contestó—, esta bien, nos vemos mañana Bau—, mientras se alejaba pensaba—No se porque, pero a mi este hombre no me buena espina. (no le inspira confianza)
—Si Luisa hasta mañana—le contesto Badelia a su amiga—cuando quedó a solas con Juan Manuel le preguntó.
—Dígame señor ¿que se le ofrece?
Y sin más preámbulos Juan Manuel le contestó con otra pregunta qué más que una petición, sonó como una orden.
—Quiero que seas mi novia.
Baudelia abrió desmesuradamente los ojos parpadeo varias, al momento no supo que contestar, ya que las palabras no salían de su garganta, cuando por fin pudo hablar, preguntó titubeante.
—¡Su qué! -¿dice usted que quiere que sea su novia, novia, novia...?
Juan Manuel se exaspero por la reacción de la chica, pensó en sus adentros—, pero que le pasa a esta estúpida, ni mi hija que esta a punto de cumplir catorce años reaccionaría como está imbécil y, olvidando su modales contestó exasperado.
—Si, oíste bien ¿Quiero que seas mi novia? No es complicado solo dime ¿aceptas si, o no?
Baudelia sintió que estaba flotando en el aire, el señor Juan Manuel le estaba pidiendo que fuera su novia, no lo podía creer con voz trémula sólo atinó a balbucear.
—Bueno es que, no sé, yo, mis papás.
—A ver niña, no le des tantas vueltas, si me dices que sí, ahora mismo te llevo a tu casa y le pido permiso a tus padres de ser tu novio, sólo quiero que me digas si tú quieres.
—Bueno y si me deja que lo piense.
—No hay nada que pensar, pero está bien te doy tres días para que lo pienses, el viernes me das tu respuesta—sin decir más abrió la puerta del coche y le ordenó.
—Sube te voy a llevar a tu casa.
—¡¡No, señor la gente va a hablar!!
—Uf...Esta bien te acompaño al camión, vamos
—¡¡Mire señor ese camión que viene es el que me lleva a mi casa.
—Sube con cuidado—caballerosamente la ayudo a subir y pago su boleto, le recordó— el viernes quiero tu respuesta no se te olvide.
—No señor, buenas noches.
Baudelia
—No lo puedo creer, el señor Juan Manuel quiere que sea su novia, me estoy encajando las uñas en el brazo porque creo que estoy soñando, pero el dolor que siento me dice que todo es verdad, sería una tonta si le digo que no, aunque no me gusto el modo en que me lo pidió, pero esta tan guapo ya siento que lo quiero, creo que lo quiero desde la primera vez que lo vi.
Esa noche Baudelia no pudo conciliar el sueño, pensando y pensando en la respuesta que le iba a dar al señor Juan Manuel—no pude dormir en toda la noche por estar pensando en el señor Juan Manuel y cada segundo que pasa me convenzo más de ser su novia, pero le voy a preguntar a mi mamá a ver qué me dice ella.
Cuando llegó al trabajo ya la estaba esperando Luisa, la apuró para que le dijera que era, lo que quería el señor Juan Manuel.
—¿Qué paso? ¿qué quería el viejo?
—¡Ni te imaginas lo que me dijo, a ver adivina!
—¡No estoy para adivinanzas! ¡Ya dime que quería el viejo!
—El señor Juan Manuel quiere que sea su novia.
—¡Su novia¡ ¿De verdad te pidió eso?
—Te digo que si
—¿Y que le dijiste?
—Que lo iba a pensar.
—¿Pero qué le vas a contestar?
—Pues que sí, Imagínate ser la novia del señor Juan Manuel.
—¿Tu que le responderías si fueras yo?
—Yo le diría que no.
—¡¡No!! ¿pero por qué no?
—En primer lugar, a mí no me gustan los viejos, y en segundo lugar, a mi se me hace muy raro que te escogiera a tí como novia, pudiendo haber escogido a una vieja estirada como su hermana la señora Eva.
—Con eso quieres decir que soy muy poca cosa para él.
—No, claro que no, pero a mi no me da confianza.
—Pues a mí si me da confianza y no esta viejo.
—Pues a mi si se me hace viejo, esta casi igual de viejo que mi papá Y no me digas que no.
—Bueno si, pero tu papá no está igual de guapo que él, además creo que hablas de pura envidia.
—Claro que no, allá tú, dicen que los viejos son muy celosos.
—Si son celosos es porque te quieren, si no son celosos no te quieren.
—Es tu gusto, cada quien, su vida, te vas a llenar de enemigas empezando por la señora Eva acuérdate que le caes gorda, por mi no te preocupes yo siempre te voy a defender
—Con más razón me lo voy hacer novio, para que se muera de coraje la vieja Eva me las debe desde que trabaje para ella y con esto me voy a vengar, ja,ja, ja.
Cuando Baudelia llego a su casa hablo con su mamá.
—Mamá ¿puedo hablar con usted, pero no se enoja?
—Porque me voy a enojar ¿Tienes algún problema?
—No, no es eso, es que un muchacho me pidió que fuera su novia.
—¿Y quién es ese muchacho lo conocemos?
—Es el hermano de la señora Eva.
—¿La señora con la que trabajas? ¿El señor Juan Manuel?
—Sí, pero como sabes su nombre ¿Lo conoce?
—Si es un señor muy importante trabaja en el banco también conozco a su mamá doña Camilla, tiene poco que llego de México, que porque dicen que el es el mero, mero del banco, ¡¡Imagínate que importante es!! y lo mejor es que es soltero.
—¿Pero de donde la conoce?
—Ella y tu tía Celestina se conocen no se de donde, un día acompañe a tu tía a su casa, porque iba a dar un donativo para la iglesia, allí estaba el señor Juan Manuel que había venido a visitar a su mamá y no lo presento a tu tía y a mí.
—¿Entonces usted sabe donde vive?
—Si claro viven para allá dónde están las trojes, son tres casas grandes y bien bonitas, dicen que en una vive la señora Camilla, en otra la señora Eva y en la otra él.
—Dice Luisa que está muy viejo para mí
—Ese señor te conviene, los jóvenes son borrachos y mujeriegos.
—El viernes le tengo que contestar ¿entonces le digo que sí?
—Si hija dile que si, te digo que te conviene.
Ese viernes, cuando Baudelia y Luisa salieron del taller de costura ya las estaba esperando Juan Manuel.
—Buenas noches señoritas.
—Buenas noches señor, dijeron las dos al mismo tiempo, Luisa al momento se despidió.
—Yo me voy, que pasen buenas noches.
—Que te vaya bien, nos vemos mañana—dijo Baudelia, cuando quedaron solos. Juan Manuel inmediatamente le preguntó a Baudelia.
—¿Ya lo pensaste bien? ¿Aceptas ser mi novia?
—Sí, señor si quiero ser su novia.
—Bien, de ahora en adelante ya no me digas señor señor Juan Manuel, sólo Juan Manuel— ¡¡Sube al coche te voy a llevar a tu casa!!
— ¿Pero, que va a decir la gente?
—Que diga lo que se le dé la gana, a los únicos que les vamos a dar cuenta es a tus padres, y llegando a tu domicilio les voy a dar una explicación del porque llegas en mi compañía.
—Está bien, señor como usted diga.
Juan Manuel, abrió la puerta del coche y la invito a subir al mismo tiempo que le extendía la mano para ayudarla.
—Sube por favor.
—Si gracias
En el trayecto a la casa de Baudelia, Juan Manuel, no cabía en si de gusto.
—Que suerte tuve en encontrar a esta estúpida, tengo la sensación de haberla visto antes, pero no se de donde la conozco, esto era lo que andaba buscando en una mujer, que este enamorada, y esta esta esta enamorada de mi hasta la médula espinal, al mismo tiempo me teme, eso lo vi en sus ojos, deje claro, que aquí el que manda soy yo, y que a una orden mía obedezca sin chistar.
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