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Parte / 18


Mi tía Celestina me pregunto

- ¿Qué fue lo que más te gustó de todo lo que aprendiste en el internado?

- Lo que más me gusto fue la costura, cuando nos enseñaron a coser los uniformes me gusto, convertir una simple tela en un vestido, me gustaría  hacer vestidos de fiesta, te voy a enseñar algo.

Saque una libreta de dibujo y le enseñe algunos diseños de vestidos que  había dibujado

-Mira tía me gustaría hacer este tipo de vestidos

- Están muy bonitos, para tener trece años diseñas bien.

-Heredaste el talento de tu mamá ella cose muy bonito.

- Te gustaría aprender a coser así de bonito

Si tía crees que mi mamá me enseñaría

-Claro que sí, pero yo quiero que alternes con otras jóvenes de tu misma edad, es por eso que si tú quieres te voy a llevar con la señora Beatriz ella cose para las damas de la alta sociedad de aquí de la ciudad ¿Te gustaría?

-Si tía si quiero aprender a coser esos vestidos tan bonitos, pero crees que mis padres me darán permiso.

-Yo creo que sí, yo me encargo de eso.

Mi tía hablo con mis padres y ellos accedieron.

Al siguiente día mi tía me llevo con la señora Beatriz

-Señorita Celestina en que le puedo servir _ Le dijo la señora Beatriz a mi tía

-Mire señora Beatriz le presento a mi sobrina Baudelia

-Mucho gusto señora.  

__ El gusto es mío

-Espero no quitarle su tiempo, el motivo de mi visita es para ver si es posible que le permita a mi sobrina aprender el oficio.

- Bueno usted sabe que este es un taller de costura no una academia y me extraña que me la traiga si su hermana Valentina cose muy bonito

 Mire, lo que sucede es que yo quiero que Baudelia interactúe con otras jovencitas de su edad

- A ya veo _  ¿Y dime Baudelia ya sabes algo de costura?

- Bueno en el internado nos enseñaron a coser los uniformes, pero yo quiero coser vestidos bonitos como los que usted hace.  Le dije

-Bien, bien, bien, mira te voy a poner a prueba vas a ser una de mis aprendices, ya sabe señorita Celestina que a las aprendices no reciben un sueldo.

-Si lo sé, lo que queremos es que aprenda

-El horario es de ocho de la mañana a dos de la tarde y de cuatro de  a siete de la noche, pero cuando hay un pedido urgente trabajamos corrido, comemos en el taller __ ¿Estás de acuerdo?

-Me parece bien

- Bueno pues mañana te espero, descansamos los domingos.

- Al día siguiente mi tía me llevo en el camión de transporte me dijo que me fijara muy bien donde bajarme, y ahí mismo tenía que tomar el camión de regreso, me dijo.

-El chofer de mi tío te va a traer y va a venir por ti pero algunas veces él no va a poder venir es por eso que tienes que saber cómo venir y regresar, en el transporte público

-Sí tía.

Llegamos al taller, era una casa muy elegante que estaba ubicada en una  avenida principal de la ciudad, la avenida Vallarta, atravesamos por un salón muy elegante, donde las clientas esperaban. 

Las pasaban a un saloncito muy elegante privado y allí les tomaban las medidas y les hacían las pruebas de sus vestidos y  hacían los arreglos necesarios.

Había varios saloncitos, atravesamos un patio y al fondo estaba el gran taller de costura, había muchas empleadas, expertas costureras y varias aprendices como yo.

Lo primero que me pusieron a hacer pegar botones, ya que me enseñé a pegar los botones de diferentes maneras, pase a cocer las bastillas, de muchas formas, después me pusieron a hacer ojales, forrar botones y hebillas para los cintos y así poco a poco empecé a aprender el arte de hacer maravillas con una simple tela.

Doña Beatriz usaba los materiales más finos, le traían telas desde Francia, hilos, encajes, botones de concha nácar, las agujas muy finas para poder hacer las bastillas invisibles.

Teníamos que tener mucho cuidado con los materiales, por lo costoso que eran, si alguna echaba a perder algo la señora no lo cobraba, ella decía que no era por el dinero si no para que tuviéramos cuidado.

Antes de entrar al taller nos lavábamos,  las manos muy bien casi, casi como se las lavan los cirujanos cuando van a operar a un enfermo, eso era para no ensuciar las telas.

La boutique de doña Beatriz era famosa por sus vestidos de moda, inspirados en la moda europea, pero también se hacían trajes de fiesta, y para el uso común obviamente sus clientas eran de la más alta sociedad las que podían pagar los altos precios.

Yo empecé a   interactuar con las demás jóvenes aprendices, ella tenían otra mentalidad yo no podía librarme de tanta enseñanza del internado de que todo era pecado__ Yo no terminaba de encajar en el grupo plenamente.

Un día a doña Beatriz le mandaron hacer un vestido de novia y las damas de honor iba a ver mucho trabajo, me pregunto que si conocía alguna chica del internado que quisiera entrar de aprendiz, inmediatamente recordé a Micaela

-Sí señora tengo una amiga que creo que le gustara aprender el oficio

-¿Y es igual que tú, de bien portada y bien hechecita?

-Si doña Beatriz fuimos educadas de la misma manera, hoy mismo voy a su casa y si dice que si mañana mismo la traigo.

Cuando salí del trabajo fui directamente a casa de Micaela.

Toque la puerta y ella misma abrió la puerta.

- ¡Baudelia¡ Que gusto verte pasa por favor, que te trae por aquí.

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