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Parte /16


El padre de Octavio siguió con su relato.

Volvimos a tener nuestras citas clandestinas, no queríamos que ni su padre ni tus abuelos se enteraran para que no nos volvieran a separar, pero ya no éramos unos adolescentes ya éramos unos adultos yo le pedí que se casara conmigo, le dije que nos fuéramos lejos, en Londres yo tenía buenos amigos que me podrían ayudar. Ella aceptó, quedamos en una fecha, esa noche cuando llegue a la casa había una visita, era tu abuelo Eduardo el padre de tu madre, tomamos la cena, pedí permiso para retirarme.

—Con permiso, voy a retirarme, estoy algo cansado.

—No hijo, espera un momento, tenemos algo muy importante que decirte—pasamos a su despacho los tres, mi padre fue el primero en hablar.

—Hijo estamos en la ruina.

—¡Pero! ¿que estás diciendo padre?

—Lo que estás escuchando, no tenemos dinero, no somos dueños ni de esta casa lo hemos perdido todo.

—¡Pero! ¿Qué fue lo que pasó?

—Hijo, es algo difícil de explicar.

—¡Pero padre! Alguna solución debe de haber.

—Si, hijo, si ay una solución y esta en tus manos, sólo tu nos puedes salvar de la ruina.

—¡Yo! pero yo que puedo hacer?

—Aquí don Eduardo nos presta el dinero que se necesita para sacar adelante nuestro patrimonio y algo más.

—Gracias señor Eduardo, es usted un gran amigo, exclame llenó de jubilo, pero mi padre ratificó inmediatamente.

—Espera hijo no he  terminado.

—Perdón padre, me emocione tanto, por el gesto tan desinteresado de don Eduardo.

—Hijo, don Eduardo pide una condición—hable usted con mi hijo por favor.

—Bien hijo, como  tu sabes desde que murió mi esposa sólo quedamos mi hija Silvia y yo,  ella es mi vida, daría toda mi fortuna por su felicidad, lo que quiero a cambió de que yo les preste el dinero que necesitan para salvar sus empresas es, que te cases con mi hija.

—¡¡¡Qué¡¡ No, no, don Eduardo ella y yo somos amigos desde pequeños, pero nada más

—Déjame terminar por favor.

 —Prosiga por favor—Yo no podía creer lo que estaba escuchando, ese hombre le quería comprar un esposo a su hija, pero ese no iba a hacer yo, lo sentía por mi padre, pero yo ya había elegido a la mujer que iba a se mi esposa y la madre de mis hijos.

—Mira hijo, quizás tú veas a mi hija solo como amiga, pero ella esta locamente enamorada de ti, si yo no  estuviera seguro de eso, no te estuviera pidiendo que te cases con ella, pero hay otro motivo más doloroso que ni ella misma sabe.

—Le juro don Eduardo, que yo nunca le di motivos para que eso pasara, siempre la trate con el respeto de una amiga o hermana.

—Lo sé hijo, pero solo te pido que me dejes continuar.

—Desde hace un tiempo mi hija se empezó a sentir mal, al principio ella se negaba a ir al doctor, pero como su mal empeoraba, la llevé al doctor casi en contra de su voluntad, le practicaron varios estudios, poco tiempo después me habló el doctor por teléfono, le urgía hablar conmigo.

—Señor ya tengo los análisis de su hija y desafortunadamente no son buenas noticias.

—¡¡Hable por favor!! ¿Qué es lo que le pasa a mi hija.

 —Su hija  tiene un tumor maligno en el estómago y, desafortunadamente no podemos hacer nada por ella.

—¡Pero doctor! haga todo lo que sea, operela retireselo, no escatime en gastos.

—Señor no se trata de dinero, el tumor no se le puede retirar por su ubicación, dañaríamos otros órganos lo único que se puede hacer es recetarle medicamentos para las molestias y no queda más que esperar, 

—Cuanto le queda de vida.

—Bueno eso solo lo sabe Dios, pero según los resultados de los estudios a su hija le queda alrededor de un año, puede ser más o puede ser menos.  

—Yo quiero que sea feliz sus últimos días de vida y eso solo puede ser posible a tu lado, por favor, solo te pido un año, si tu respuesta es afirmativa mañana a primera hora tu padre tendrá el dinero que necesitan. Piénsalo, estarás atado a ella sólo un año y después serás libre para rehacer tu vida con una mujer sana.

—Recuerda hijo que no tenemos mucho tiempo—susurro mi padre

Yo quede destrozado, mi amor por Alina era genuino no tenía ninguna duda, pero también era verdad que Silvia, Alina y yo eramos amigos desde la infancia, esa noche hable con Alina. 

—Alina te amo eso no lo dudes ni por un momento,  anoche mi padre me confeso que estamos en la ruina, por otro lado don Eduardo el padre de Silvia me dijo que nuestra amiga se esta muriendo.

—¡Silvia se esta muriendo! no lo puedo creer, me consta que esta muy desmejorada, pero no creí que estuviera tan mal.

—Así es, don Eduardo nos presta el dinero para salvar las empresas, pero a cambió me pide que me case con Silvia, ella según le dijeron los doctores sólo le queda un año de vida,  tal vez un poco más o puede ser menos.

—¿Y vas a aceptar?

—¡¡No, no ni pensarlo!!  yo te quiero a ti, lo siento por mi padre y Silvia.

—Y no has pensado que va a pasar con los empleados, algunos ya son viejos, no van a encontrar otro trabajo, unos tienen más de treinta años trabajando para tu padre, y los van a mandar con una mano adelante y otra atrás.

—Si te soy sincero, no, no había pensado en los trabajadores, pero son los empleados o somos nosotros tu y yo.

—Yo no puedo permitir que mi felicidad se cimenté en la desgracia de tantas personas, creo que todos merecemos ser felices, y si tú le puedes proporcionar un poco de felicidad a Silvia creo que lo tienes que hacer, yo te estaré esperando.

—Voy aceptar casarme con Silvia, y en cuanto pase lo que tenga que pasar con ella, nos casamos tu y yo, te parece bien.

—Me parece bien, trataremos de hacerla feliz aunque para mí va a ser muy difícil, sólo de pensar que vas a tener que cumplir tus deberes maritales.

—No, pienses en eso, solo va a ser por poco tiempo. 

En cuanto acepte casarme con Silvia, tu abuelo inmediatamente nos dio el dinero, tu madre y yo nos casamos inmediatamente, empecé a trabajar arduamente, pero dentro de mi papel como esposo, era convivir con tu madre y la empecé a conocer ella es una mujer muy alegre te consta, me ayudaba mucho en los negocios ya sabes ella es muy brillante para eso.

—Pero entonces no fue cierto que tenía un tumor maligno, cómo es que todavía vive ¿acaso mi abuelo te engaño para que aceptaras casarte con ella—. Le pregunte a mi padre

—No hijo, el tumor si existía y la estaba consumiendo poco a poco, pero lo impensable pasó, tu madre quedó embarazada, pese a lo que los médicos habían asegurado que ella no tenía posibilidades de ser madre por la ubicación del tumor, los doctores aconsejaron que abortara ya que con el embarazo peligraba más su vida, pero pese a todo, ella se negó terminantemente a dar ese paso, sin yo notarlo me fui enamorado de tu madre, por su valentía, para mí ya no era ningún sacrificio vivir con ella, después de todo traía en su vientre a mi hijo, tu madre recibió cuidados extremos, paso acostada todo el embarazo con un doctor de cabecera, esperando que en cualquier momento sucediera lo peor, pero la criatura seguía creciendo.

Alina se dio cuenta que yo estaba enamorado de tu madre, cuando nos veíamos yo no paraba de hablar de ella, de su valentía, sus cualidades, fue por ese motivo que ella se retiró, sin reclamos, sin despedidas, supe que se había ido de la ciudad por tu madre.

—Siento mucho la partida de Alina, me hacía tanta ilusión que estuviera a mi lado cuando llegará nuestro hijo. 

—Dices la partida de Alina, ¿A donde fue?

—Que raro que no se haya despedido de ti, tan buenos amigos, su padre se jubilo y los dos partieron al extranjero, cuando esten instalados nos lo harán saber.

Yo por extraño que parezca sentí un alivio, cuando tu madre tenía cinco meses de gestación tuvo dolores de parto,  el doctor la atendió inmediatamente, los dos sufríamos sabíamos que la vida de nuestro bebe había llegado a su fin, pero  para sorpresa del doctor y las enfermeras que la atendían, lo que tu mamá arrojó, no fue al niño, lo que expulso fue el tumor, el feto lo empujo para instalarse cómodamente en la matriz, y tu hijo, tú, fuiste el que hizo el milagro de que tu madre siga viva, creemos que el tumor no era maligno, si no tu madre había terminado invadida de cáncer, y no fue así, cuando poco después quedo embarazada de tu hermana, no tuvo ningún problema, mi teoría fue que los doctores se equivocaron en su diagnostico, para tu madre fue un milagro.  

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