¿Alguna vez has pensado sobre las consecuencias que trae el abandono de animales?

Apuesto a que sí. Después de todo, es un tema muy hablado.

Sin embargo, hoy mismo, hablaremos de Ruru, un perro.

Bastante común, ¿no?

Ver animales (especialmente, perros y gatos) siendo abandonados por las calles del mundo es un hecho más que cotidiano.

( ... )

Como siempre, me levanté de la cama, con pereza.

— ¡Juli! ¿qué te dije sobre ese animal? —gritó mamá desde la cocina.

Hablaba sobre Ruru. Parece que otra vez defecó en la sala de estar.

— ¡Ven y limpia la porquería de éste cerdo! —exclamó, enfurecida.

Me enfadé. Ruru era muy querido para mí. No me gustaba que se le dirigiera tan despectiva.

— ¡Ya voy! —dije, dejando notar un poco de mi enfado, a lo que ella dejó salir un fuerte bufido.

Al ponerme las pantuflas, tomar agua para despabilar, tomé con un recipiente de plástico un poco de aserrín y lo eché sobre la caca de Ruru, luego, lo recogí con pala y escoba.

— Listo. No había necesidad de tanto escándalo. —casi susurré.

— Hn. Claro. Nunca debí dejar que tu padre trajera ese perro. Es sólo un problema más para mí. —aquejó, dándole vuelta a un panqueque en un plato, y luego echándole miel y un trozo de mantequilla cortado con su cuchillo favorito.

No respondí. Qué fastidio. Sólo es repetir lo mismo. Todos. Los. Días. Yo me encargo completamente de Ruru,  pero, la cosa que tiene es ni siquiera ver a Ruru.

( ... )

— Una amiga de tu papá está buscando un animal de compañía para su madre. —informó mamá, a lo que inmediatamente supe el motivo detrás.

— Qué bien. Ojála y lo encuentre. —contesté.

— ¿Qué no entiendes? Es hora que te vayas despidiendo de Ruru. Ya le dije a tu papá que le diga a su compañera que se lo puede llevar. —habló.

Era ella la que no entendía el sarcasmo.

Pero Ruru no se irá.

— ¡No! —grité, frunciendo el ceño.

— Nada de no. Se irá, y punto. — dijo mamá, levantándose de la mesa y yendo a lavar su plato.

— ¡No, no, no! —vociferé mientras agitaba mi cabeza.

— La próxima semana y asunto terminado, Juli. —anunció pasando a través del marco de la puerta.

No...

( ... )

Llegué de la escuela.

Generalmente, Ruru me recibiría a penas pasaba la puerta, preocupada, la busqué por toda la casa.

— ¿Ruru?

— ¿No sabías? —preguntó mi hermano, con una galleta en la mano.

— ¿Qué no sé?

— Mamá se llevó hoy a Ruru a Dios sabe qué lugar. No es a uno bueno, por lo que supongo...

Eso me sorprendió.

Ella dijo que sería la próxima semana.

Ella dijo que sería a la casa de la mamá de una amiga de papá.

Ella me mintió.

( ... )

Una semana después, estaba caminando por la calle.

Aburrida, atontada, abrumada, deprimida y, sobre todo, muy enojada.

Escuché el pitar de un auto, luego sentí un empujón fuerte.

Pero no fue el del auto.

Había un perro a un lado del camino.

Abrí los ojos desmesuradamente.

— ¿Ruru? —susurré, tapando mis ojos en negación a la realidad.

Ruru estaba prácticamente aplastado por las llantas del auto.

Ella lo había tirado a la calle. (Mamá)

Ella lo había hecho vivir en la miseria.

Ella lo había matado.

Pero sobretodo, fue todo mi culpa.

Mi desgraciada culpa.

( ... )

Si no quieres a un animal, dejalo claro desde el principio.

“Nunca debí dejar que tu padre trajera ese perro. Es sólo un problema más para mí.”

Los animales, a diferencia de nosotros, nacen sabiendo amar. Se encariñan demasiado rápido.

Cuida a tus animales.

Recuerda que ellos también tienen corazón.

Nunca los dejes ir.

Fin.

Hola, quería hacer una obra inspirada en