Capítulo 6: Una casa tradicional.
Él, que vivía un apartamento céntrico desde hacía unos meses, se le hacía demasiado diferente estar en un lugar como aquel, apartado de todos lados. Sin embargo, le reconocía una cosa... ¡La calma! Porque sabía que Sasuke ya no hablaba sólo de la calma que la naturaleza le proporcionaba, sino... los periodistas. Ellos no llegarían hasta allí sabiendo que tendrían más exclusivas si se quedaban en la ciudad, donde todos los famosos se movían. Podían pillar a Sasuke para alguna entrevista o cuando trabajase, así que no irían tan lejos para pillarle in fraganti en su casa. ¡Era una gran ventaja! Aunque Naruto odiaba madrugar y habría llevado mal eso de vivir tan lejos y tener que hacerlo todos los días para ir a trabajar a Tokio.
Sin embargo, ver aquella casa de toque tradicional por fuera, con el inmenso jardín y la visión de las estrellas, le hizo replantearse las cosas por un instante. ¡Podría no estar tan mal! Pero él no tenía tanto dinero como para permitirse algo semejante. Sasuke llevaba trabajando en esto desde que era un adolescente.
- ¿Cómo iniciaste en este mundillo? – preguntó Sasuke con cierta curiosidad.
- Pues... rodé un anuncio y luego otro... y otro – sonrió – no sé, de golpe vi a un productor frente a la puerta pidiendo que participase en su película. Dijo que yo era lo que estaba buscando y... empecé.
- Ya veo.
- Aun así, nunca esperé que acabaría haciendo una película... bueno una película como ésta.
- ¿Homosexual? Pagan muy bien – sonrió Sasuke – y sinceramente, si eres un actor, creo que deberías aprender a actuar en cualquier situación, te vendrá bien para el futuro.
- Eso dice mi representante. Además que parece que las fans femeninas se morirán por ver algo así, aunque no entiendo mucho el motivo.
- Ya lo entenderás – sonrió Sasuke con sinceridad aunque algo de incredulidad por su inocencia.
Sasuke abrió la puerta y permitió que Naruto entrase al hall. Allí se quitó las zapatillas y su acompañante le imitó. Descalzo, subió a la tarima de madera y buscó sus zapatillas de andar por casa en el pequeño zapatero del hall, agarrando otro par para los invitados y cediéndoselo a Naruto.
- Esta casa es muy de tu estilo – sonrió Naruto al ver la decoración y lo ordenado que estaba todo. Cada cosa tenía su sitio.
- Supongo que sí. Me imagino que tu casa será un desastre.
- Sólo un poco – sonrió Naruto – te prometo intentar no desordenarte nada.
- Más te vale, o te mandaré a dormir con el perro.
- ¿Tienes perro? – preguntó Naruto con un brillo especial en sus ojos, lo que hizo que Sasuke se asustase un poco y señalase un cuadro de la pared donde aparecía la fotografía de un Dóberman.
- Ayyyy, yo siempre he querido uno.
- Qué raro eres – dejó escapar Sasuke.
No quiso continuar aquella conversación, así que se giró y se dirigió hacia el salón. ¡Aquello sí era completamente el estilo de Sasuke! Una decoración budista, con un abanico japonés en la pared y unos cuadros de la tierra. Parecía que le gustaba la época antigua, puesto que tenía un dibujo de Tokio antes de toda la modernidad, pintado en carboncillo y perfectamente enmarcado para evitar su deterioro.
- Te gustan las ciudades antiguas.
- Me gusta el arte, pero no el arte de personajes famosos, de hecho, me aburren los museos de esa categoría. No veo nada interesante en un lienzo con un punto en medio o con rayas sin sentido. Sin embargo, me gustan los artistas callejeros, los que pintan el día a día o como ese cuadro, calles o plazas que muestran cómo estaban antiguamente antes de la modernización. ¿Tú tienes algo que te guste?
- ¿El Ramen cuenta? – preguntó Naruto con una sonrisa.
- Qué simplón eres – se quejó Sasuke al ver que no se podía tener una conversación seria con él – sígueme, te diré dónde está tu habitación. Yo estoy agotado y mañana nos espera un largo y duro día, así que me voy a dormir.
Le siguió por el pasillo del fondo, cruzando el salón y dejando a un lado la mesilla de té con las ramas de bambú a modo de adorno. Todas las salas eran únicas, pero muy al estilo de ese chico. Nada llamativo, nada exuberante ni cargado, era un aderezo simple, con un toque antiguo pese a dar un tono de modernidad con los muebles. ¡Era espectacular! No le extrañaba que a Sasuke le gustase vivir allí.
- Si tienes frío, hay una manta en el armario.
¡Como una habitación de hotel! Así era o mejor aún... ¡una habitación de revista! Limpia, recogida, con unos bonsáis encima de la cómoda que parecían reales pese a que al acercarse a ellos, vio que eran artificiales. Las lámparas modernas haciendo contraste con los jarrones tradiciones donde los antiguas samuráis podían beber su sake. ¡Todo era increíble! Ahora hasta deseaba ver la habitación de Sasuke.
- Es increíble – suspiró Naruto con la boca abierta ante el asombro.
- Me alegra que te guste. Espero que estés cómodo. Nos vemos por la mañana. Y no hace falta que hagas la cama, vendrán por la mañana a lavar las sábanas.
- ¿Tienes una chica para la colada?
- Tengo ama de llaves, sí – confirmó Sasuke – y jardinero, chófer, mi representante... guardias de seguridad. ¿Creías que llevaba toda la casa yo solo? – rió con arrogancia.
- Siempre vas de sobrado – se quejó Naruto, entrando en la habitación pese a la sonrisa prepotente de Sasuke.
***
El despertador arrasó con la paz de la noche, devolviéndole de la forma más cruel a su realidad. Con el sobresalto, no fue capaz de reaccionar ante la visión frente a él. Era una habitación desconocida y al levantar la sábana, se dio cuenta de que sólo llevaba puestos sus calzoncillos. Por un instante pensó y pensó, pero él no era de cometer locuras, hasta que finalmente se acordó que Sasuke le había invitado a quedarse en su casa para no tener que regresar a las altas horas de la noche. Para no arrugar su ropa, había dormido en ropa interior y dejado su elegante camisa y pantalones sobre el sillón.
Se recostó un poco más en aquel mullido colchón. Era de muy buena calidad, mejor incluso que el suyo. Se dormía muy bien y lo había hecho de un tirón. Ni siquiera se levantó a orinar. Dejó escapar cinco minutos, escuchando el reloj de la mesilla con el incesante ruidillo de su segundero. Otros cinco minutos después, se dignó a levantarse.
Se arregló en el baño de la habitación y se vistió con rapidez para salir del cuarto. Una chica pasaba una mopa por el largo pasillo de madera, limpiando con suavidad y dedicándole una sonrisa al pasar junto a él. Naruto sonrió, saludó y siguió su camino por el pasillo intentando ser el menor obstáculo posible para la gente que había iniciado sus quehaceres en aquella gran casa.
El jardinero segaba unos matorrales del patio trasero pero no fue eso lo que captó su atención, sino el pequeño altar con una vela encendida. La fotografía era de una mujer de largo cabello oscuro, seguramente la madre de Sasuke. Él rezaría todas las mañanas por ella, estaba convencido de ello por la forma tradicional en que le habían educado.
Llegó al salón y se encontró con Sasuke sentado en la mesa, esperando a que él llegase. Lo supo por la forma en que le miraba, casi como si quisiera asesinarle.
- Sí que te tomas tu tiempo. El despertador ha debido sonar a en punto.
- Lo siento... soy malo madrugando.
- Ya puede servir el desayuno – comentó hacia el interior, donde se escuchaba el fogón.
Una mujer de mediana edad salió con unos cuencos de miso, unos platos con pescado a la plancha, cuencos de arroz blanco y encurtidos. Por último, un plato con tortilla japonesa como el que hacían en el orfanato donde él vivió. Ese mismo recuerdo hizo que pese a tener los palillos entre sus dedos, se quedase estático mirando las tortillas enrolladas.
- ¿Te ocurre algo? – preguntó Sasuke, tomando un trozo de pescado.
- No... es sólo que hacía mucho tiempo que no tomaba tortilla para desayunar.
- Es un desayuno tradicional, tarda bastante en realizarse todo, así que imagino no tendrás demasiado tiempo para cocinar.
- La verdad es que no. Suelo comer comida ya hecha. Ramen sobre todo.
Viendo desayunar a Sasuke, la duda sobre lo que vio la noche anterior con aquella camarera le hizo mantener el silencio un poco más, sin estar seguro si debía o no preguntarle sobre el tema. Seguramente Sasuke se enfadaría, más con lo reservado que él era. Pero la duda le carcomía.
- Oye, Sasuke... - se arriesgó – me dijiste que no tenías pareja, ¿verdad?
- ¿A qué viene eso ahora?
- Es que... el otro día en la fiesta, cuando me dejaste en la habitación...
- ¡Oh, dios mío! No me digas que soñaste cosas guarras conmigo – se alarmó Sasuke, sonrojando a Naruto de inmediato.
- N-No, claro que no, idiota – se quejó Naruto – no tiene nada que ver con eso. ¿Por qué piensas esas cosas?
- No sé... quizá porque tratabas de quitarme el pantalón en el ascensor.
- Trataba de sostenerme – se quejó – o más bien intentaba que me soltases, no lo recuerdo bien.
- Porque bebiste demasiado, imbécil.
- Yo no bebí tanto.
- Casi haces un spoiler de la película y...
- TE VI CON UNA CHICA – gritó Naruto silenciando a Sasuke al instante, a quien se le cayó el trozo de salmón de los palillos hasta el plato – una camare...
- No viste nada – se enfadó Sasuke.
- Pero...
- He dicho que no viste nada.
Hasta ese momento, jamás había visto enfadado a Sasuke. Era un tema delicado, estaba claro que lo era pero no entendía el motivo para ello.
- Sólo dime una cosa – intentó abordarlo nuevamente -. ¿Es tu novia?
- No – afirmó Sasuke – ya te dije que no tengo pareja. Y ahora olvida ese dichoso tema.
¿Quién era la camarera a quien Sasuke colocó su americana con tanto cariño entonces? ¿Quién era aquella mujer de cabello rojizo que gritaba enfadada hacia la otra chica rubia y que hizo que Sasuke se metiera en la discusión? Todo era una gran incógnita y, aun así, seguía pensando que si la prensa en algún momento se enterase de un cotilleo así, se le echarían encima, lo que no podría ser nada bueno para Sasuke, su reputación ni para la película. Por eso mismo intentó olvidar el tema, no pronunciar palabra alguna pese a que le carcomía la cabeza ese tema.
¿Qué escondía con ese tema? ¿Cómo conocía a una camarera? Él era un prestigioso actor, todo era muy raro. Tomó un trozo de salmón para comer cuando Sasuke se levantó de la silla indicando que iría a lavarse los dientes y asearse un poco antes de irse. Naruto permaneció en aquel lugar, acabando de desayunar con rapidez puesto que no quería hacerle esperar.
Cuando acabó, ayudó a la cocinera a guardar los platos en la cocina y se sentó en el cómodo sofá a esperar a Sasuke, pero... la imagen que aparecía en una revista captó su atención. No sabía que Sasuke compraba esas revistas, pero luego pensó que incluso podría ser leída por alguna chica que se ocupaba de la casa. Fuera como fuera, una chica pelirroja aparecía en la portada anunciando su próximo matrimonio con el magnate de los negocios informáticos "Itachi Uchiha"
- ¿Uchiha? – preguntó Naruto en susurro para sí mismo antes de agarrar la revista y mirarla. ¡Sin duda era la mujer que peleaba con la otra chica rubia anoche!
¿Sería su hermano? Ahora sí que estaba seguro que algo ocurría en esa familia, algo que Sasuke se negaría en rotundo a contar. Él jamás hablaría de temas familiares y mucho menos con él. Sólo eran compañeros de trabajo y pronto acabarían la película.
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