Capítulo 3: Fetiche de camarera
- ¡Sí que eres un verdadero idiota! – se quejó Sasuke al ver la rapidez con la que ese rubio se había dormido pese a sus lamentos y maldiciones.
Una última vez, Sasuke miró la habitación de aquel hotel. Había encargado una habitación simple, pero aun así, se notaba que era un hotel de buena calidad. Su decoración era digna de admiración, aunque a Naruto no parecía importarle mucho por cómo se había dormido. Eso hizo que Sasuke sonriera. Habría sido la habitación que él mismo elegiría en sus viajes, algo normalito para dormir y ya está, pero su representante siempre le encargaba lujosas suites y reserva en los mejores hoteles de cada ciudad. ¡Era un agobio! No es que le disgustase el lujo, pero sentía que pagar tanto dinero por esas cosas era un desperdicio cuando sólo llegaba a la habitación cansado de trabajar y se dormía al instante.
Sacó el teléfono móvil del bolsillo de su americana y miró la hora. ¡Era tarde! Y por si alguien le había visto arrastrando a su compañero de película por medio hotel, era mejor salir de aquella habitación y dejarse ver en la dichosa fiesta, así evitaría rumores sin fundamento.
- Me has arruinado mi plan, imbécil – se quejó Sasuke una última vez, tomando una manta del armario y tirándosela por encima para cubrirle entero.
¡Su plan por la borda! Sólo quería ir una o dos horas, dejarse ver y marcharse disimuladamente tras saludar a los presentes, pero ahora... tendría que quedarse más rato para que pudieran ver que no estaba en esa habitación de hotel. ¡Era el colmo! Suspiró con pesadez y salió de la habitación apagando las luces.
Volvió a bajar y como si ya se hubiera olido algo, un par de reporteros le esperaban a la salida del ascensor. ¡Si algo odiaba a más no poder, era que le atosigasen las cámaras y los micrófonos! Aun así, sonrió y trató de aparentar serenidad. Las preguntas empezaron a llenar el ambiente, pero no podía centrarse en una en concreto, tan sólo ese ruido molesto de todos hablando a la vez que no le permitía entender de lo que hablaban.
- De una en una, por favor – se quejó Sasuke finalmente, creando un silencio abrumador puesto que todos querían grabar sus palabras.
Finalmente, un par de periodistas sonrieron y las preguntas comenzaron a llegar en orden, lo que le dejó a Sasuke poder pensar con claridad. Seguramente alguien le habría visto subir con Naruto y ahora todos esperaban las exclusivas.
- ¿Es cierto que su compañero de rodaje está borracho? – preguntó uno directamente pero Sasuke sonrió calmando el ambiente.
- Qué imaginación tenéis a veces, me encanta, pero no está borracho. Me lo he encontrado en el bar, llevaba ya unos días un poco enfermo y le ha subido la fiebre, he preferido acompañarle para que descanse un poco. Seguro que mañana estará mejor.
Todos se quedaron atónitos porque no era tampoco una excusa descabellada, podría haber ocurrido realmente y Sasuke no parecía tener motivos para mentir, les había confesado abiertamente que era cierto que se había llevado a su compañero a una habitación.
- ¿Más preguntas? – preguntó esta vez Sasuke con curiosidad.
- ¿Es cierto lo de su contrato para la revista "Boys"? – preguntó otra periodista cambiando a su vida privada.
- Supongo – comentó con una sonrisa – es cierto que he firmado un contrato con la revista para salir como modelo en algunos artículos, si es a eso a lo que se refiere.
- Dicen que a Naruto también le han ofrecido un contrato para la revista "Boys". ¿Van a trabajar juntos?
- No tengo constancia de ello, lo siento. Por ahora nuestro compañerismo es por el rodaje de la película, espero que vengan a verla – dijo con cierto toque de carisma que sonrojó a las mujeres de la sala – y si no tienen más preguntas, me gustaría volver a la fiesta, hay más gente que quiere acapararme – sonrió a forma de broma, lo que hizo que los periodistas se rieran y le dejasen marchar.
Hizo un par de reverencias en forma de saludo, ganándose así la gratitud de la gente y se marchó de nuevo a la fiesta, suspirando finalmente con alivio por escapar de allí. No era muy dado a contar cosas de su vida personal y de hecho, evitaba el tema todo lo posible, por eso mismo, que le hubieran preguntado acerca de su compañero y su supuesto contrato con la revista le había afectado un poco. ¿Por qué tendría él que hablar o saber algo de la vida de su compañero? Ni aunque supiera mucho acerca de su vida hablaría del tema con periodistas.
- El productor de la cadena "Tokyio N" te está buscando – susurró su representante en cuanto le vio aparecer nuevamente por la sala – salúdale y recuerda preguntar por sus recientes hijos.
- Sí, sí – susurró Sasuke con molestia.
- Y alegra ese rostro.
- ¿No soy educado siempre?
- Excepto cuando estás solo y fuera de las cámaras – comentó su representante, conociendo bien el carácter de mil demonios de su cliente – sonríe y finge divertirte.
Aún pudo observar cómo su representante hacía un gesto con sus manos indicándole que sonriera y aunque lo hizo, supo por el rostro tenso de su compañero que habría sido casi una sonrisa siniestra. No le quedó duda cuando vio los gestos en sentido inverso indicándole que no sonriera.
Intentó pasar del asunto y se dirigió hacia los presentes. Era cierto que rara vez sonreía y si lo hacía, solía ser una pequeña mueca más de cortesía que una risa. Pero así era él, le gustaba la tranquilidad, la paz, la soledad y sobre todo... evitar hacer cosas innecesarias como aquella. Así que para ser actor... hacía lo que mejor se le daba: fingir que le encantaba la gente y las fiestas de protocolo. ¡Qué suerte tenía Naruto ahora mismo de estar durmiendo!
***
Dio una vuelta y otra más, agarrándose a la almohada y casi ahorcándola. Estaba soñando que destrozaba a Sasuke, que ganaba un Óscar de oro en Estados Unidos, los premios más famosos de Japón quedando incluso por encima del invencible Sasuke Uchiha. Él estaba allí, desolado y frustrado, llorando por los rincones mientras el rubio sostenía su gran trofeo, sonriendo y restregándoselo por la cara a ese moreno.
Un batacazo, eso fue lo que Naruto se llevó. Creyendo levantar su preciado Grammy dorado, se cayó al suelo, con almohada incluida provocando que volviera a la realidad entre quejidos de dolor.
- ¡Maldita sea! – se quejó el rubio en el suelo, enrollado en aquella manta de la que no podía escapar.
Se revolvió nervioso, intentando salir y desenredarse de aquella manta infernal que parecía más una prisión. Finalmente, la manta se movió, destapando su cabeza y tomando aire antes de buscar el interruptor de la luz con rapidez por toda la pared y la mesilla. Su mano finalmente golpeó el interruptor y la luz se hizo en la habitación. Por unos instantes, cerró los párpados con fuerza evitando la luz.
- ¿Dónde se habrá metido ese bastardo? – abrió los ojos intentando encontrarle por la habitación.
¡No estaba allí! El condenado le había abandonado en esa habitación. Indignado y enfadado, se levantó del suelo y se decidió a bajar de nuevo para encontrar al muy idiota. ¡Primero le besaba consiguiendo excitarle y ahora le dejaba allí tirado en esa habitación!
Al menos la borrachera se le había pasado un poco, pero era cierto que todavía sentía algunos efectos. El mareo hizo que tuviera que agarrarse a la pared en busca del ascensor. No fue hasta que tuvo que pulsar los botones, cuando cayó en que quizá no era buena idea que le vieran en esas condiciones, por lo que prefirió salir del ascensor y tomar las escaleras. Entraría por las áreas del servicio hacia la sala principal y buscaría a ese desalmado para decirle cuatro cosas bien dichas.
Abajo todo era ajetreo. Los camareros entraban y salían con las bandejas, sirviendo a los invitados. La cocina era un frenesí de fuegos, sartenes y cuchillos que salteaban y preparaban los deliciosos canapés que se estaban paseando en las bandejas de plata del gran salón. Nadie se inmutó al ver a Naruto por allí, demasiado pendientes de su propio trabajo como para hacerle caso a él.
Miró a través de la puerta que daba al gran salón y buscó a Sasuke entre todos los invitados. ¡Había tanta gente! Era imposible hallarle entre todos ellos. Por más que esperaba y miraba, no había forma hasta que al final, ese cabello moreno de corte tan moderno que ahora llevaban muchos japoneses, apareció ante sus ojos marchándose por otra de las puertas del servicio. ¿Dónde iba? Es lo que pensó el rubio.
Salió de su escondite improvisado y fue directamente hacia la puerta por la que Sasuke había desaparecido. De verdad que no le soportaba. ¡Encima habría pagado esa habitación con su propio dinero el condenado! En vez de llevarle a casa como un buen compañero... ¡No! Él era así de idiota y tacaño.
Aquel pasillo llevaba sin duda alguna hacia la calle. Era muy posible que Sasuke estuviera huyendo de la fiesta y por eso mismo, se marchaba en sigilo por la puerta trasera evitando ser descubierto. Sin embargo y pese a seguir todo el camino tras el silencioso moreno, unas voces al fondo hicieron que se escondiese de inmediato. ¡Sin duda era Sasuke! Pero no estaba solo, había al menos una mujer allí.
Se asomó tras el rincón para poder observar lo que ocurría. ¡Había dos chicas! Una de cabello rojizo, con lentes y un elegante vestido rojo. Era una invitada por su vestido y las joyas que tenía, la otra chica, rubia y con el cabello recogido en una coleta nada elegante, vestía un uniforme típico de las camareras de la fiesta. ¡Discutían! O bueno... más bien la del vestido elegante parecía estar disgustada por algo.
Sasuke se encontraba en medio de aquella discusión, tratando de frenar lo que parecía un acalorado enfrentamiento. Desde esa distancia no podía entender lo que hablaban pero a Naruto le pareció una discusión romántica. ¿Tenía Sasuke algo con esa pelirroja? ¿Tenía quizá un lío con la camarera? Sin duda alguna, era una muy buena excusa para salir por la puerta de atrás y evitar la prensa.
Esperó hasta que la pelirroja se marchó ofuscada de allí tras intentar darle un bofetón a la camarera, algo que Sasuke detuvo interponiéndose en medio y agarrando el brazo de la muchacha antes de que llegase a alcanzar a la rubia. Enfadada... se marchó sin más y Sasuke aprovechó para quitarse su americana y pasarla por encima de los hombros de la jovencita de recogido poco elegante.
¡Parecía su novia! O incluso algo más serio por cómo pasó su brazo tras sus hombros y la acurrucó hacia su pecho, acompañándola hacia la salida y tratando de calmarle el susto que había sufrido.
¿Un actor famoso como él y una camarera? ¡Eso era una bomba si los periodistas lo descubrían! Y en ese instante, sus ojos se iluminaron llenos de maldad y perversión. ¡Sasuke con una camarera! Era genial, porque esa información podría utilizarla en su contra toda la vida. Mañana mismo le acompañaría a comer y empezarían sus indirectas en referencia a ese morbo extraño y fetiche con las camareras.
Aun así, tendría cuidado de estar solo, no quería que los periodistas se enterasen de algo semejante o podría hundir a Sasuke. ¡Ni siquiera le importaba él! Era más bien por la película y su propio bienestar. Si algún rumor de esa magnitud se colaba, repercutiría en la película y por ende, en él. Pero eso no le detendría. Sasuke le había dejado muy mal tras aquel "calentón" y ahora él podía vengarse.
- Sasuke, Sasuke... - sonrió Naruto – te pillé maldito bastardo.
¡Irse pronto a casa! Eso parecía querer Sasuke pero en realidad, ahora Naruto comprendía que tan sólo quería irse pronto para tener una "cita" con su chica.
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