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Capítulo 31

Hola, amoreeees. Primero que nada: contestaré todos los mensajes y reviews pendientes pronto. Perdón, el estrés de los exámenes se ha apoderado de mí jajaja.

Os cuento más cosas abajo, espero que os guste el capítulo.


Capítulo 31

You call my name / I come to you in pieces / So you can make me whole.

Dices mi nombre / y yo vengo a ti hecho pedazos / para que me reconstruyas.

Red - Pieces


DRACO

Le costó ponerse en pie, pero terminó haciéndolo bastante rato después, con ayuda de su tía Alcacia. La mujer le dedicó una mirada de esas que solo podían significar: «tú y yo hablaremos en otro momento».

En el otro lado de la sala, Ron Weasley, Hermione Granger y Harry Potter hablaban entre susurros, lanzándole miradas de soslayo. Draco por fin había recuperado un ritmo de respiración normal, aunque se encontraba desesperado. Era consciente de que, en unos minutos, lo esposarían y lo devolverían a su maldita celda en Azkaban. Y no podría hacer nada por evitarlo: ni saltar desde un balcón ni lanzarse a la carretera. Nada. Lo custodiarían como si fuera un príncipe, aunque su destino fuera el infierno.

Harry Potter había cambiado en esos tres años. No había crecido, eso no, pero su rostro había adquirido un matiz de seriedad del que antes carecía. Sus ojos verdes y grandes, parcialmente cubiertos por sus gafas redondas, se dirigían a él de vez en cuando, porque la conversación versaba sobre él, estaba seguro.

Se la imaginó en su mente:

«Weasley: Creo que deberíamos mandarlo a Azkaban esta misma noche.

Potter: No es posible, tenemos que torturarlo antes del lunes a las diez de la mañana. Opino que sería mejor encerrarlo en un calabozo del Ministerio.

Granger: Pobrecito, os juro que he hecho todo lo posible por intentar domesticarlo.

Potter: No te preocupes, Hermione, has hecho un buen trabajo. Eres muy valiente.

Granger: No, Harry, tú eres más valiente que yo, eres la persona más valiente de este mundo. Todos estamos enamorados de ti...»

—Malfoy —la voz del propio Potter interrumpió sus pensamientos, sobresaltándolo.

Hacía años que no se dirigía a él y, todo en el modo en el que ese mago le hablaba demostraba que no había nada en él que lo agradara, ni siquiera un poquito. El sentimiento era mutuo, para ser sinceros.

—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó Potter.

Draco no contestó. Le dolía la cabeza, le dolía el pecho y quería vomitar. Sabía que, hiciera lo que hiciera, nada iba a salvarlo de su destino así que, ¿por qué intentarlo? De hecho, ni siquiera tenía ganas de dar una contestación sardónica de esas que tanto le gustaban. Se quedó completamente callado.

—¿Malfoy?

Apretó los labios. Su tía, Alcacia, fue quien se colocó a su lado y posó una mano en su hombro. El tacto era ligeramente reconfortante.

—Ha sido un brote de magia involuntario.

Y él la miró con los ojos muy abiertos. Eso no era cierto, ella lo sabía... y Granger también. No quería que su tía se metiera en un lío por su culpa, no merecía la pena que mintiera por él.

—Eso no... —trató de intervenir.

La mano de Alcacia lo apretó más fuerte en el hombro.

—Magia involuntaria. Draco lleva tres años sin poder utilizar una varita y... todos sabemos que la noche de Halloween es crítica para el estado de la magia contenida —explicó la mujer con toda la elegancia que la caracterizaba—. Draco vino a saludarme, yo... yo le di algunos de los objetos que pertenecían a sus padres y él no pudo controlarse, creo que se emocionó demasiado.

Mentiras y más mentiras. Su tía mentía con tanta naturalidad que hasta él mismo se lo estaba creyendo, tenía que reconocerlo. Su pulso se había relajado y Draco clavó su mirada en la de Hermione, que también observaba a su tía con los ojos abiertos como platos. Era cuestión de un momento que Granger confesara la verdad.

—¿Qué clase de objetos? —preguntó Harry, su mirada era sospechosa.

Alcacia soltó a Draco y caminó, muy recta, hasta la caja que le había dado cuando había llegado. La señaló con el dedo índice.

—Libros, fotografías antiguas... también le entregué el estuche que portaba la varita de su madre, pero, evidentemente, he guardado la varita a buen recaudo.

Ron asintió con la cabeza e intercambió una mirada con sus amigos, como si se estuviera planteando la idea de creer o no creer a esa señora.

—Hermione, ¿tú has visto algo? —preguntó el pelirrojo.

Y Granger tardó en contestar, debatiéndose entre hablar y no hacerlo. Draco fue capaz de ver la lucha interna detrás de su mirada dulce, esos ojos que se habían horrorizado al contemplarlo en su maldito ataque de pánico. Quizás le daba pena, por eso dudaba. Pero era consciente de que lo sabía, lo sabía muy bien. Granger había reanimado a su tía, lo había visto con la varita a pocos centímetros de él; era consciente de lo que él había intentado.

—No —contestó ella al final—, ha sido un brote de magia involuntario. Le ha sucedido un par de veces antes, Malfoy es... sensible a sus emociones.

No podía creer que ella estuviera diciendo eso. Pero se lo agradecía más de lo que jamás podría agradecerle nada a nadie. Acababa de librarle de Azkaban, lo había salvado. Salvado de verdad. Se sintió una puta basura por muchas razones: porque esa misma noche, él le había hecho daño y la había humillado. También porque, a partir de ese momento, contraería una deuda con ella que sería casi imposible pagarle.

Una deuda con Granger. Un escalofrío lo recorrió.

Pero sabía que él no podría decir la verdad, que era un cobarde —como siempre— e iba a callarse la boca. Draco guardó silencio y tanto Potter como Weasley asintieron con la cabeza.

—Lo sentimos mucho, señora Williams —se disculpó Potter de forma educada—, creíamos que se trataba de una amenaza.

La mujer le quitó importancia con un gesto de su mano. Sonrió y Draco no fue capaz de distinguir si estaba fingiendo o era una sonrisa genuina.

—¿Queréis un té? —ofreció—, hace un frío horrible ahí afuera y... bueno, mi sobrino se ha ocupado de romper mis cristales.

En un momento, lanzando una pequeña carcajada, Alcacia alzó su varita y realizó un hechizo no verbal que provocó que cada pequeño cristal regresara a su lugar en las ventanas. El viento frío cesó de pronto y una agradable temperatura se restableció en la sala.

—No es necesario —rechazó Potter.

—Un té sería perfecto —contestó Weasley a la vez que su amigo.

Ambos aurores se miraron y compartieron una sonrisa de amistad, de camaradería.

—Seguidme, por favor.

Y así lo hicieron, desapareciendo del salón y dejaron a Draco y a Hermione solos de nuevo. Fue él quien hizo el primer movimiento, adelantándose un paso. Draco la observó con sus ojos grises y alzó su mano, rozando el antebrazo de Hermione con los dedos.

—Granger, yo... no sé cómo...

Ella cerró los ojos un instante. Acto seguido se apartó de él de golpe, como si su tacto la asqueara. Lo observó con dureza.

—No te atrevas a volver a tocarme —dijo con gravedad—, nunca más en tu vida, Malfoy. Nunca. Lo estás arruinando todo, destruyes cualquier cosa que tocas.

Y ella no se fue a la cocina, ni tampoco se dirigió a la puerta. Sin decirle ni una sola palabra más, Hermione Granger desapareció de allí con un chasquido grave en el aire. En el lugar en el que ella se había encontrado hasta hacía un instante, solo quedó vacío.

Draco Malfoy estaba solo otra vez.



Bueno, definitivamente hoy no es el día de Draco jajajja. ¡Menuda noche más larga, por el amor de Merlín!
Os cuento que cuando empecé a escribir esta historia dije: voy a hacer un fic de Harry Potter entero en el que NO va a aparecer Harry Potter. Pero acabé pecando porque, al fin y al cabo, Harry es auror y lo necesito en el fic jaja.

¿Alguna vez habéis leído un longfic sin Harry? Me parece una idea rarísima jaja.

Ahora os cuento las cosas importantes. Vale, no me matéis pero estoy un poco agobiada esta semana y he empezado a hacer una cosa que no sé cómo va a salir, (pero bueno, espero que bien). Como consecuencia, voy a parar el fic aquí probablemente hasta el martes 26. (es decir, una semana).

Originalmente, cuando escribí el fic, pensé que aquí tendría que haber un pequeño parón porque el siguiente capítulo será un tiempo después de lo que ha pasado hoy. Además me falta un capítulo por escribir y quiero ponerme con él.

Así que bueno, muchísimas gracias por leerme y por estar aquí. Sois LAS MEJORES, en serio. No sabéis la ilusión que me hace leer vuestros mensajes.

Mil besos :)

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