Capítulo 19
¿Estamos preparadas?
Capítulo 19
And I've lost who I am, and I can't understand / Why my heart is so broken, rejecting your love.
Y he perdido lo que soy y no logro entender / por qué mi corazón está tan roto, rechazando tu amor.
Trading yesterday - Shattered
DRACO
Esperó varios minutos para estallar. Hasta que, por fin, se encontraran en un lugar solitario, sin nadie que pudiera verlos o encontrarse con ellos.
Caminaron en silencio durante minutos enteros, desandando el camino que habían hecho esa mañana, cruzando calles, avenidas y callejones. Y fue en uno de esos callejones, completamente vacío, cuando Draco Malfoy se detuvo de pronto. Hermione siguió caminando y tardó unos instantes en percatarse de que él no lo hacía ya. Se giró hacia él y su rostro la dejó sin habla.
—¿Por qué coño me has llevado allí? —gritó Draco.
La ventana de uno de los edificios junto a los que se encontraban estalló y un montón de pedacitos de vidrio salieron despedidos por todas partes. Por suerte, ninguno de ellos los hirió. Era como si la magia hubiera abandonado el cuerpo de Draco, materializándose en un torbellino de furia que atacaba cualquier cosa que estuviera cerca.
Ella tardó unos segundos en contestar y a Draco no se le escapó el hecho de que Hermione había buscado su varita de forma instintiva. Si él tuviera su maldita varita, si al menos la lucha pudiera ser de igual a igual...
—No tengo que darte explicaciones, Malfoy, yo soy tu tutora y...
Se acercó a ella con rapidez y Hermione no se apartó. Él quería ser amenazador y ella quería aparentar confianza. Una mala combinación en un callejón oscuro.
—Me quieres hundir la vida —gruñó él, señalándola con el dedo índice, con el que rozó la piel de su frente—. Te crees que soy una puta marioneta. ¿Qué esperabas? ¿Qué te diera las gracias por reunirme con mi tía?
—¡Pues eso estaría muy bien, Malfoy! —gritó Hermione—. Estaría bien que, por una vez en tu vida, supieras mostrar un poco de gratitud. Te hace mucha falta.
Y escuchar eso fue casi como si le hubiera contado un chiste.
—¿Gratitud yo? ¿A vosotros? —dijo, sin dar crédito a lo que escuchaba—. Si sois unos hijos de puta, unos malditos psicópatas. Gracias por no haberme matado, ¿eso es lo que quieres que te diga, Granger?
La sentía cerca, tan cerca que tenía la necesidad de agarrarla de los hombros y agitarla, hacer que despertara y viera, de una puta vez, el mundo tal y como él lo veía. Granger solo quería arruinarlo todo aún más. Cada vez que creía no podía sentirse más vacío aún, ella conseguía llevarlo a un punto todavía peor.
—¿Y qué hay de todas las personas a las que vosotros matasteis?
Draco levantó los brazos con gesto provocador.
—¿A quién he matado yo, eh? ¿A quién? Enséñame a un solo mago a quien yo haya matado o torturado directamente. Solo una persona murió por mi culpa durante la guerra y... y a vosotros os importa una mierda, porque no era de los vuestros.
—¿Cómo puedes ser tan... tan ciego? ¡¿Tan egoísta?! —exclamó Hermione.
Y eso lo golpeó de verdad. ¿Ciego?
—¿Yo soy el ciego aquí, Granger?
—Yo solo quiero ayudarte. Pero estás tan centrado en creer que hay una estúpida conspiración contra ti que no lo ves. Que no entiendes que no estoy en tu contra, al contrario.
—¿Ayudarme? —Draco remangó la manga izquierda de su camisa negra y le mostró la horrible Marca Tenebrosa, deformada por un sinfín de quemaduras—. ¿Dónde estabas tú para ayudarme mientras me hacían esto? —Ante el silencio de Hermione, él volvió a hablar, esta vez en un susurro—. Eres una puta hipócrita, Granger.
Y ella, con la respiración agitada, no pudo más que recurrir a la única fuente de seguridad que le quedaba en ese momento, la única ventaja que tenía sobre él: su magia. Alzó una vez más su varita contra él. Cuando Draco la vio, pareció un animal herido al que no le quedaba otro remedio que atacar.
En solo un instante la arrinconó contra la pared de uno de los edificios. Sentía su respiración por debajo de su barbilla y posó las palmas de sus manos a ambos lados de ella. Hermione no dejó de mirarlo a los ojos... ni de apuntarlo con su varita.
—Sabes que tienes todas las de perder —le advirtió—, apártate ahora.
Y sí, él lo sabía, era consciente. No podría hacer nada contra ella, estaba seguro de que, si trataba de hacerle daño, ella se sacaría algún estúpido truco de magia del sombrero. Como que de pronto un hechizo lo paralizara, o algo así. No podría dañarla, no... pero podría atemorizarla. Tanto como quisiera.
—¿Qué vas a hacerme, sangre sucia?
Llevaba años sin utilizar ese insulto. Años sin sentirse en necesidad de llamárselo a nadie. Quizás porque no había tenido a Hermione Granger cerca para poder dedicárselo. El asunto de la pureza de la sangre carecía de importancia para él, tanto como el apellido o el maldito color de pelo de cada uno. Pero le gustaba ver que a ella aún la afectaba, que se había estremecido al escucharlo.
No se atrevió a lanzarle un maleficio, tal y como él se esperaba. ¿Acaso Granger se estaba ablandando? No, tan solo se había convertido en adulta y tenía demasiado interiorizado su rol como su «tutora». Él era afortunado, porque a él ya le importaba una mierda... todo. Total, pronto moriría. Lo mínimo que podía hacer era, al menos, humillarla un par de veces más antes de irse de ese mundo.
—Venga, ¿qué vas a hacerme? —la provocó en un susurro—, ¿me vas a lanzar una imperdonable? Me encantaría verlo.
Draco se apretó aún más contra la varita de Hermione, sintiendo el dolor de la madera clavándosele en la clavícula. A la vez también se acercaba más a ella y llegó al punto en el que su olor estaba en todas partes, en todas. Olía bien: a canela, a libros. A Granger.
—Apártate de mí, Malfoy —siseó Hermione.
Pero, curiosamente, solo lo decían sus labios. El resto de ella se había encajado perfectamente al cuerpo masculino que ahora la apretaba contra esa fría pared.
—¿O qué?
Solo quería humillarla, de verdad. Ver, aunque solo fuera durante un segundo, que esa llama de valentía desaparecía de sus ojos. ¿Por qué era tan complicado lograr eso con Hermione Granger? ¿Por qué sus ojos castaños, en lugar de reflejar miedo, parecían... curiosos? Hermione bajó la vista hacia sus labios de nuevo, tal y como había hecho en su habitación, una semana atrás. Sus labios se entreabrieron una vez más. A esas alturas, Draco dudaba que lo hiciera de forma voluntaria. Era más bien... su instinto. Su cuerpo, en vez de obligarla a empujarlo y a luchar, hacía que de pronto ella abriera los labios como...
...si quisiera que la besara.
No lo pensó. La parte más irracional de la mente de Draco se inclinó esos centímetros que quedaban para que sus labios se juntaran y la besó. No la besaba con amor, ¿de acuerdo? No, ni de coña. Era solo... furia, un torbellino de sensaciones que él no podía controlar.
Mordió su labio inferior con fuerza y, para su sorpresa, Hermione gimió ante ese violento contacto. Pero no se apartó de él. La varita cayó al suelo, perdió toda su importancia de repente. Una voz en el cerebro de Draco le dijo que podía recogerla, apuntarla con su propia arma y escaparse de allí... pero la boca de Granger era más urgente, muchísimo más importante. Ella enterró sus manos en el cabello de él mientras sus lenguas se juntaban de forma violenta, agresiva. Draco no dudó un segundo y la apretó más aún contra la pared, provocando que ella sintiera la erección que crecía en su pantalón, por estar así con ella. Pretendía intimidarla, asustarla incluso. Esperaba que Granger gritara, se echara a llorar y lo apartara de un empujón... pero ella gimió otra vez y mordió su labio de nuevo. Le hizo daño, daño de verdad. Y, un instante después, el beso sabía a sangre. Pero ninguno de los dos se detuvo.
Era como si ese fuera el centro del universo. Sus labios luchando, sus lenguas peleándose la una con la otra sin que ninguno de ellos resultara ganador. Malfoy metió su mano por dentro del jersey rojo de Hermione y la condujo hasta uno de sus pechos. Lo apretó, apreciando que el pezón se había endurecido. Y Hermione, sin ningún tipo de pudor, acarició su creciente erección por encima de la tela del pantalón. Durante un momento ella agarró su miembro, delimitando su longitud con una dolorosa exactitud. Draco sintió que se iba a correr ahí mismo, solo con su tacto. El aroma de Granger ya había sido suficiente para excitarlo, pero que ella lo estuviera tocando así era...
—¡Id a un puto hotel, imbéciles! —gruñó un hombre mayor sin camiseta que se asomó por la ventana del edificio colindante.
Draco se separó de Hermione como si una ola lo hubiera alejado de golpe de ella. No fue hasta ese momento que comprendió lo que acababa de pasar, lo que habían hecho.
Granger, como si saliera de un trance, se agachó y tomó su varita entre sus dedos. Después lo apuntó de nuevo con ella.
—No... No... Malfoy, ni... —No era capaz de articular palabra—. ¡Ni se te ocurra volver a acercarte a mí! —consiguió decir—. Te mato, te lo prometo. Si te acercas te mato.
Y la imagen que presentaba era casi cómica. Con el cabello más despeinado que de costumbre y el jersey descolocado a causa de... lo que acababan de hacer.
Por un instante, se observaron el uno al otro sin decir nada. No se atrevían a hacerlo, pues lo que acababa de pasar se escapaba al entendimiento de ambos.
—Niñatos, ¿habéis tirado una piedra a mi ventana? —preguntó con un agudo grito el mismo señor que los había interrumpido solo un instante antes.
Ante esas palabras, Draco apartó la vista de Hermione y comenzó a caminar, cada vez más rápido, hacia la Residencia. Creyó que ella lo seguía, de hecho, fue así durante los primeros dos minutos, pero hubo un instante en el que ella debió de pensar que lo mejor era marcharse de ahí, no permanecer más tiempo del estrictamente necesario junto a él.
Draco sabía que podría haber escapado —aunque ella lo habría encontrado—. Podría haberse marchado a cualquier lugar, esconderse de algún modo... pero no lo hizo. Sin mirar atrás ni una sola vez, consiguió llegar corriendo hasta la boca de metro bajo la cual se encontraba la Residencia.
Justo en el momento en el que empezó a bajar los más de veinte pisos de escaleras, oyó que, en el exterior, comenzaba a llover.
Amigas... ¡se ha liado gordísima! Sé que había gente que esperaba que Draco reaccionara con agradecimiento, pero parece que el Dragón herido no se ha tomado nada bien que Hermione se haya metido en su vida.
Por favor, por favor, por favor. ¡Contadme qué os ha parecido! Es que me muero de ganas de saber qué pensáis.
No olvidéis que existe la página de Facebook: "La estrella más oscura. Dramione". Ahí pongo tonterías de todo tipo relacionadas con mis dramiones <3 Nos vemos pronto, ¡¡posiblemente el domingo!!
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