Hola!

Lo sé, ya no quieres saber nada de mí. Pero permíteme preguntarte algo: después de todo... ¿Qué ha sido de está historia?

Yo diría que fue un guión de película, la más hermosa de todas y la mas real. Porqué los finales felices no existen al igual que las medias naranjas tampoco.

Yo diría que somos enteros y que entregamos pequeñas partes de nosotros a los que amamos... incluso sabiendo que ellos jamás nos completarán.

Porqué eso es el amor, ¿No? Entregarnos por los demás sin esperar nada, rogando al cielo por que sean felices. Destrozar nuestras esperanzas coloreadas tan solo para pintar sus alas.

Y déjame decirte, mariposa, que tus alas siempre serán las más hermosas.

Nuestra historia sería la más hermosa película, pero preferiste convertirla en un espectáculo de circo. Solo era un tigre en la jaula de tu amor y tú jugabas conmigo sonriendo al público. Aún quiero pensar que tú sonrisa era fingida.

Nuestra historia había comenzado con una mirada y terminado con otra. La primera, repleta del amor que se supone nos tendríamos. La segunda, repleta de lágrimas que destrozaron nuestras vidas.

La luna sabe que te sigo adorando, pero al parecer tu crees que no eres para mí, ¡Que tontería!

Aún recuerdo tus besos y juro que eran la vida... ¿Acaso tú no la sentías?. Recuerdo tus sonrisas, ¿Era mentira cuando dijiste que eran mías?. Recuerdo cuando curé tus heridas, ¿Era falsa tu mirada agradecida?

Y no me vengas con la excusa de que me harás daño... Porqué eso es lo que más necesito. ¿Qué si soy masoquista? No lo creo, yo diría que aceptar que te alejes de mí es serlo. Porqué aunque no lo creas, cariño, tu amor es mi felicidad y luz, y tú terquedad es la daga que me mata y el fuego que destruye todo.

Alguna vez te dije que mi oscuridad se volvía sombra con tu amor y tú me respondiste que al final sería más brillante que el brillo de todas las estrellas juntas. Cumpliste tu promesa, ahora soy la luz misma, pero prefiero ser oscuridad antes de que ya no pueda ver tus colores.

Así que, amor mío... Vuelve.

Porqué ya no sé qué hacer sin tí. Te necesito, tú eras el pensamiento que me hacía apagar la alarma y no tirar a la basura el celular. Eres la razón de cada uno de mis latidos y mí fabrica de vida. Te adoro.

Por favor, olvida tu maldito orgullo... Ven a mí, porqué el aire me ha contado que lloras y las estrellas que aún les cuentas de mí.

Solo vuelve, ¿Sí?

Con cariño y lágrimas repletas de
recuerdos:

Yo.