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Capítulo 35: ¡Feliz Navidad!

Habrán algunas imágenes de corrido, pero era justo y necesario.

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POV Omnisciente

El idiota, la lagarta y la víbora se encontraban juntos en la habitación. Ese par consolaba a una mujer despiadada que sabía perfectamente los motivos de por qué perdió a ese bebé. Jugaba al papel de víctima, cuando ese feto era el victimario.

- No comprendo, ¿cómo es que perdiste a nuestro bebé?―susurró el hombre desconsolado

- Shhh, te pueden escuchar...―lo mandó a callar la descarada

- ¿Cuándo me iban a decir la verdad?―refuñó la rubia impactada por la noticia -¿Iban a hacer como en las películas? ¿Que esperan a que se mueran uno de los dos padres, para soltar toda la sopa y la familia quede impactada con la noticia?―la pelinegra rodó los ojos al escuchar las palabras de mente vacía de su amiga

- Cállate, Samantha...mandó entre dientes Sophie

- ¡Es que no entiendo!―manoteó -¿Desde cuándo ustedes dos son amantes o tienen relaciones? Cuando hablamos aquella vez de tu plan, nunca mencionaste que te ibas a acostar con Erick o que tenían algo. ¡Pensé que el hijo iba a ser de Stephen!―Neeson apretó su puño mientras tenía aún su rostro enterrado a la camilla de la mujer

- Fue algo espontáneo, no tenemos nada...comentó irónicamente y Erick subió la mirada hacia ella

- ¡¿Espontáneo?!―gritó el hombre furioso -¡¿Cómo fuiste capaz de engañarme así y utilizarme?!―golpeó en la camilla furioso -¿Qué planes? ¡¿Qué carajos hablan?!―las miró a ambas y Samantha cambió su mirada para evitar contestar

- ¿A caso pensabas que estuve contigo porque sentía algo por ti?―soltó una breve carcajada que ahogó con la expresión dolida del hombre -Erick, estaba desconsolada... Yo te dije que Stephen no me tocaba, no teníamos relaciones y simplemente me dejé llevar por el momento.

- ¡¿Ahora soy un momento para ti?!―tiró el jarrón que estaba en la mesita y sostenía las flores que le había traído -¡Nos conocemos toda una puta vida, Sophie! 

- ¡CÁLMATE!―salió la rubia en defensa de su amiga

- ¡Tú no me toques!―quitó la mano de su hombro -Las creí diferentes; yo sé que tienen sus formas de ser tan peculiares, pero jamás me imaginé que iban a llegar a tanto...―negó con su cabeza incrédulo -Son un asco...añadió con repudio y se marchó de la habitación, casi empujando a Samantha contra la camilla

- ¿Y ahora qué harás?―preguntó mientras recuperaba la compostura -¡Está hecho un loco! Es capaz de decirle todo a Stephen, ¡sabes muy bien que es un impulsivo!―Sophie rodó sus ojos sin preocupación alguna

- Es un drama queen, no pasará nada.―su amiga tomó un respiro y se acercó hacia ella

- Cuéntame, ¿qué fue lo que sucedió? No comprendo cómo terminaste en el hospital y cómo es que llegaste a perder a tu hijo...―se sentó a un lado de ella

- Fue Larisha...―Samantha frunció su ceño

- Creo que ahora sí perdiste la razón, ¿qué tiene que ver esa mujer en todo esto?―Sophie la miró enojada

- ¿No me crees que fue ella?―preguntó ofendida

- Como dicen por ahí que hay gente que se repite las mentiras hasta creérselas, pensé que estabas ensayando.―comentó sarcásticamente provocando que la pelinegra resoplara

- Bueno, ¡ya!―la interrumpió -Esa mujer fue a mi casa y me amenazó con un cuchillo, por un momento pensé que me iba a matar, pero la muy sádica disfrutó más verme en el piso sufriendo de dolor.

- ¡¿Qué?! ¿Pero por qué haría algo así?―se agarró de los pelos alarmada 

- ¡Porque esa loca es la madre de Christopher!―gritó a pulmón y luego cayó en cuenta que Stephen la podía escuchar -No sé cómo se enteró de lo que le hice al niño, ¡pero lo sabe todo! Y eso no es todo, ¡me confesó que Stephen es el verdadero padre de ese niño!

- Siento que me voy a desmayar...―tambaleó la rubia con todo lo que le dijo su amiga -Iremos a la cárcel, Sophie... O peor, ¡esa mujer nos va a venir a matar!―tapó su cara entrando en pánico

- ¡Cállate!―reclamó casi entre dientes -Ella vino a verme, no quiere que abra mi boca. Así que si me dijo eso, es porque no quiere revelar su identidad ante Stephen. 

- Obviamente no le dirás nada a Stephen, ¿cierto?―Sophie rodó sus ojos ante semejante pregunta

- Iré a donde él y le contaré toda la verdad para que nos meta a la cárcel, ya que eso nos merecemos.―respondió sarcástica y a Samantha por poco se le caía la boca al piso -¡No hagas preguntas estúpidas!―añadió fastidiada asustando a su amiga -Ayúdame a pensar, más bien...

- Pues... ¿qué harás ahora?―la rubia ayudó a su amiga a acomodarse en la camilla 

- No lo sé, perdí al bebé y él era lo único que mantenía a Stephen atado a mí.

- Sí, pero Christopher sí es hijo de él... Ese niño te adora a pesar de todo; para él eres su madre y no tiene idea de la verdad...―ambas chocaron sus miradas al caer en cuenta de todo

- Me sorprende que seas capaz de pensar, Samantha.―Gorman gruñó molesta -Tienes razón, ese niño puede ser mi salvación.

- Sólo tienes que tratarlo como se supone que una madre trate a su hijo. No más cuidados con tu hermana ni tampoco peleas. Conviértete en un ángel caído del cielo que inhala y exhala paz.―movió las manos dejándose llevar por sus palabras y Sophie la observaba como si hubiera perdido la razón, aunque todo lo que decía se escuchaba maravilloso

- Eres fenomenal, los extraterrestres efectivamente te secuestraron.―la rubia rodó sus ojos -Te haré caso, me convertiré en la Madre Teresa de Calcuta. Stephen notará mi cambio, se sentirá arrepentido y tratará de intentarlo de nuevo.―Gorman comenzó a aplaudirle emocionada

- El papel de víctima nunca falla con los hombres...―cruzó las manos mientras sonreía

- Y menos falla cuando tengo el mejor libreto en mis manos...añadió con una sonrisa maléfica en su rostro

***

Milena y Jaymes llegan a la oficina, éste cierra la puerta con rudeza y la mujer se queda mirándolo.

- ¡Uishh! Como que andamos enojados por aquí...―se sentó en el borde del escritorio 

- ¿Tú qué crees?―la observó con sus ojos oscurecidos por los celos -Hablamos durante todo el camino y te advertí sobre quién era William.―tomó un largo respiro -¡Parece que te dije de una que te acostaras con él!―exclamó y Milena alzó una ceja sorprendida con esa escena

- Tampoco seas dramático, los negocios no tienen que ver con el placer.―cruzó sus brazos mientras se mantenía sentada en la orilla del escritorio -Esas cosas no se mezclan, quizás le puedo tener un stop en lo profesional, pero en lo personal puedo comérmelo si quiero...

- ¡Adelante! ¡Sé libre y haz tu vida!―manoteó dramático mientras caminaba por la oficina -Quítate el peso de Larisha y Valindra de encima. Apuesto que serás feliz siendo quien eres y no aparentando ser otra mujer.―colocó un dedo sobre su rostro como si analizara lo que iba a decir -Pero espero que pienses bien en cómo seguirás con tu vida, porque si vas a tirar el plan de recuperar a Christopher por estar con cualquier hombre que no vale la pena, entonces estás mal...se sirvió del whiskey que estaba en la mesita

- ¿Qué más quieres de mí?―entrecerró sus ojos -Actué bien allá dentro en la sala de juntas, no me hice el dichoso shooting, te hice caso y no me fui con el William...―bufó exhausta

- Mereces algo mejor que ese hombre...―soltó sin pestañear

- Tú no me puedes decir a mí lo que merezco o no, estoy harta que me quieran seguir controlando.a Jaymes le encantaba esa actitud de respondona que tenía, sin importar su personalidad, a ella nunca le ha gustado ser "controlada"

- Pero a veces no sabes ni lo que dices ni lo que haces, eso te lo puedo asegurar.―comentó provocándola y Milena captó sus intensiones

- Enséñame qué es lo que merezco, Jaymes...―el hombre misterioso se acercó poco a poco hacia ella sin quitar su mirada fija

- No tienes idea de lo que estás pidiendo...sonrió ladeado y tomó un sorbo del trago

- Sabes muy bien que no soy una delicada flor como Larisha, ni tampoco una poseída como Valindra.―ella tomó la mano libre de Jaymes y la puso en su cadera. La mirada del hombre se postró en ésta y podía sentir el contorno de su kitten gracias al vestido ajustado que traía. Su respiración comenzó a cortarse, estaba a punto de perder el control y cualquier acción de Milena, lo iba a hacer estallar

- Pero esa delicada flor como dices, es mi novia.―mojó sus labios con la bebida haciendo que Milena se fije en ellos -Dijiste que no te metías con hombre ajeno, mi mano no debería estar aquí puesta.―intentó removerla, pero ella le impidió

- Olvida lo que dije, todo fue en broma. Mejor sé agradecido porque estoy dándote paso en tocarme.―una amplia sonrisa se dibujó en el rostro del hombre misterioso

- Hay caminos en los que no necesito pedir permiso y puedo pasar por ellos a la hora que yo quiera.―apretó con firmeza complementando su respuesta - Y éste, no será la excepción.dejó caer las gotas de sudor de la bebida en la pierna de la mujer. El contacto frío más la cercanía de él, tocaron un punto bastante débil para ella. Deslizó sus brazos alrededor del cuello de Montanari, inclinándose lo suficientemente cerca como para dar su última pieza de persuasión

- Demuéstrame lo mucho que me deseas, Jay...susurró en su oído y antes que él pudiera besarla, se apartó rápidamente

- Con que quieres jugar, ¿no?―Milena metió la mano en el whiskey y sacó el hielo que había en éste

- ¿Sabes que el hielo daña el whiskey?―ladeó su cabeza -Le cierra el sabor y se queda plano, tú más que nadie debería saberlo.―lamió el cubo sin quitar esa mirada seductora

- ¿Qué sugieres que debamos hacer con él?―le dio un sorbo de la bebida a la mujer

- Depositarlo en lugares más apropiados...―dicho esto dejó caer el cubo de hielo en su escote -¡Oops! Ya encontró un lugar...―él miró el trazo que había hecho el hielo por su pecho y se inclinó para ver su escondite

- Dudo que a ti te cierre el sabor, apuesto que lo ha resaltado.Milena guió la mano de Montanari hacia su pecho

- Por si las dudas, apliquemos un complemento más...―hizo que él derramara un poco de whiskey por su escote

- Hay que probar, ¿no?―puso a un lado el vaso y rozó su dedo por todo el camino que había formado el licor. Aún quedaba gran parte del hielo que ella había dejado caer, él lo sacó llevándoselo directamente a la boca. Luego de probarlo, lo dejó en su mano mientras lo analizaba. -Mmm, creo que está en su punto el whiskey. Toma, prueba un poco.―lo rozó por su pecho provocando que ella diera un pequeño brinco al sentir nuevamente el contacto del hielo. Subió poco a poco hasta llegar a sus labios y con un arqueo de ceja pidió paso para poder introducirlo en su boca. Aceptó y chupó el cubo sin quitar su mirada fija en él, Jaymes lo removió lentamente mientras ella relamía sus labios

- Mmm, prefiero sentir el sabor de otra manera.―mordió su labio inferior

- ¿Cuál?―la pelinegra tomó su mano e hizo que mojara un dedo dentro del whiskey. Lo pasó por todo el escote y al llegar a sus labios, introdució el dedo en su boca. Comenzó a lamerlo imitando sonidos como si fuera una gatita. Jaymes cerró sus ojos y Milena aprovechó el momento para succionar el dedo, provocando que él jadeara finalmente - ¿Recuerdas que te dije que algún día te haría mía en este escritorio?―preguntó con su voz entrecortada

- Hubiera deseado que fuera a mí, para ese entonces.―contestó sin sacar el dedo aún de su boca haciendo que el hombre se excitara más

- Cuidado con lo que deseas, kitten. Dudo que pueda ser generoso esta vez...su voz se profundizó haciendo notar ese acento mortal que a ella le encantaba

- No quiero que lo seas.mordió su dedo con firmeza sin lastimarlo

- Tampoco pretendía serlo...agarró el vaso y comenzó a derramar la bebida poco a poco por todo su pecho, trazando una línea hasta sus muslos -Creo que el vestido se ha arruinado, lo siento.―hizo cucharita y ella sonrió ladeado

- Que pena, ahora tendrás que cooperar y ayudarme a secar.―se paró del escritorio y le dio la espalda a Jaymes. Montanari agarró el cierre de cremallera y comenzó a bajarlo despacio

- No sé si el método que utilizaré te secará, o te mojará más de lo que estás...―la pelinegra podía sentir todo su aliento chocando atrás de su oreja y para rematarla, él dio un leve mordisco

- Todo es válido mientras sea en este escritorio, quiero ver si eres capaz de estrenarlo conmigo y no con Larisha.―dejó caer el vestido al piso, quedándose en ropa interior frente al hombre. La hizo voltearse para admirarla de frente

- Contigo soy capaz de estrenar cualquier mueble de este edificio.―navegó sus manos por el cuerpo de su kitten hasta terminar en sus caderas. La atrajo ferozmente a su cuerpo y con la misma intensidad la sentó por completo en el escritorio -Dios, eres grandiosa...besó la clavícula de Milena en modo vampiresco haciéndola gemir levemente

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https://youtu.be/jxdPdeI6A2E

- Justo como me gusta el whiskey, en su punto...susurró a la mujer mientras viajaba por su cuerpo

- Jay...gimió al sentir su lengua juguetona humedeciéndola por completo

Chocaron sus labios compartiendo el sabor del whiskey que aún quedaba en los labios del hombre. Tenía razón, la bebida había resaltado con la esencia de ambos. La acomodó por completo en el escritorio echando a un lado varias cosas que estaban en éste. 

Besarla no sólo sabía diferente por el alcohol, sentía que su kitten era otra mujer. Detuvo el beso y se separó un poco de ella, sacudió su cabeza y la miró directamente a los ojos. La mujer tenía la mirada perdida por el placer, estaba sucumbida a sus pasiones. Abrió sus ojos para darse cuenta que él sólo la observaba, lo tomó por el rostro y obligó a que sus labios se unieran de inmediato. Desabotonó el saco y la camisa de Montanari, dejando su pecho descubierto. Se posicionó encima de él y degustó lo que tenía frente a ella. Disfrutaba masajear su pecho, quería descubrir que había atrás de ese Westwood tan elegante que lo distinguía. Lucía como todo un regalo de Navidad que ella estaba loca por desenvolver.

Burke sabía como hacerlo perder la razón con tan sólo mirarlo fijamente a los ojos. Varios mordiscos por su cuerpo despertaron a ese hombre que dormía y sólo Milena pudo despertar. Se convirtió en un hombre que buscaba saciar sus deseos carnales y evitaba ser mientras estaba con Larisha. Él también había caído ante ella y tenía en mente sólo una cosa, darle placer como se merece.

- Mira quien se ha despertado...―comentó mientras acariciaba por encima del bóxer

- ¿Qué haremos al respecto?―jadeó él mientras ella jugueteaba con su miembro y lo sacaba de su escondite

- Llevarlo a su refugio...―dijo jocosamente  y comenzó a practicarle sexo oral

Sintió como una corriente se apoderaba de su cuerpo, era una sensación totalmente distinta a cuando se acostaba con ella en sus cinco sentidos. La forma que ella lo besaba, acariciaba y hasta le hacía el sexo, era sumamente distinto, algo magistral. Era como una versión de Larisha sin tabúes, prejuicios, timidez, confianza y pasión. Milena lo estaba conquistando de otra manera, lo estaba atacando por sus debilidades escondidas. Las bajas pasiones que tenía con ella mientras la miraba a lo lejos. Cuando la vio en ese hotel en Londres y lo mucho que luchó para no hacerla suya en ese momento. Nada más era un sexo oral, pero lo llevó hasta las profundidades de sus pensamientos. 

Los labios de ella y sus manos cada vez más ejercían presión en su miembro y testículos. En cualquier momento llegaría a su punto, pero ella detuvo la acción de inmediato provocando un gruñido del hombre.

- ¿En serio piensas que todo se quedará hasta ahí? No, Jay...chasqueó su lengua y le brindó una de sus mejores sonrisas pícaras que le haya podido regalar. Limpió su boca y le hizo seña con la cabeza para que cambiara de posición

Jaymes se acomodó en la silla y Milena se puso al desnudo por completo. Hizo paso en el regazo del hombre y se acomodó para comenzar la hazaña. Al principio sólo se movía lentamente mientras besaba a Montanari en descontrol. Cada vez la penetración se hacía más ruda y deprisa, provocando que ella enterrara sus uñas en la espalda del hombre. Los impulsos por llegar hasta lo profundo de su ser, se intensificaban y la intensidad aumentaba. Gemidos tras gemidos, se apoderaron de toda la oficina como si fuera una orquesta. Él mordisqueaba su cuello marcando territorio, besaba su clavícula y lamía su quijada para luego mirarla con sus ojos oscurecidos, pero perdidos en cada movimiento que ella hacía encima de él.

De un momento a otro mientras ella se movía con más velocidad, Montanari postró su mirada en el cristal de la oficina. La tomó por los glúteos y se paró de la silla junto a ella, llevándola hacia la gran pared, que dejaba a la vista la ciudad por completo.

- ¿A caso quieres que todo el mundo me vea desnuda?―soltó una carcajada mientras mordía su labio inferior

- Quiero que la ciudad sepa que Milena Burke, me pertenece ahora...sonrió ladeado y le devolvió el mordisco

- Eso ya lo veremos...―jadeó, mientras él acomodaba sus piernas entre sus caderas

- No, eso te lo voy a demostrar...

Dicho esto mordió su cuello y comenzó a penetrarla con una suma potencia que Milena jamás pensó que llegaría hacer. Las embestidas incrementaban y ambos sabían que bastaba unos minutos más para llegar al orgasmo. Ella se aferró a Jaymes lo más que pudo, la espalda del hombre estaba arañada por completo. Sólo quería hacerla llegar de una manera que jamás olvidaría ni siendo otra personalidad. Se detuvo por un instante y mientras continuaba el beso con su kitten, la posicionó nuevamente en el escritorio.

- Ábrete.ordenó con una voz profunda que jamás se le había escuchado antes

Le obedeció de inmediato ya que deseaba verlo correrse junto a ella. Milena buscaba tenerlo entre sus piernas y lo logró de una forma extraordinaria. Montanari colocó las piernas sobre sus hombros para poder entrar más apretado. Aceleró su movimiento de caderas de una forma tal, que sólo el sonido de sus testículos al chocar contra ella, se escuchaban en esa oficina.

- ¡AH! ¡SANTO CIELOS!―exclamó mientras apretaba sus pechos -¡VEO LA LUZ! La veo...su mirada estaba perdida por completo

- My queen...jadeó el hombre mientras daba sus embestidas finales. Bajó un poco su velocidad; sus últimas penetraciones fueron más intentas y rudas, pero con cuidado para no lastimarla -Milena...ella sólo le respondía con gemidos agudos -¡AH! ¡MILENA!fue lo último que salió de sus labios al venirse adentro de su kitten

- ¡JAYMES!respondió Burke al llegar a su glorioso orgasmo

Montanari se tiró a un lado de ella en el escritorio, ambos se quedaron contemplando el techo sin quitar la sonrisa de satisfacción que traían. Todo los utensilios de trabajo estaban regados por el piso, pero eso era lo de menos en ese momento. El ritmo cardíaco poco a poco recuperaba su estado normal y la temperatura de sus cuerpos bajaba.

- Eso fue...―dijo sin habla la mujer

- Grandioso...―terminó la frase el hombre misterioso y ambos soltaron una carcajada

- ¿Sabes algo?―él arqueó su ceja y volteó a mirarla

- Dime, kitten...―respondió mientras movía un mechón de su rostro hacia un lado

- Siento que te quiero y no sé cómo explicarlo.―puso la mano de Montanari en su pecho -Aquí adentro sólo late tu nombre a pesar de que estás con Larisha y no hemos compartido demasiado.―suspiró -Yo no me quería entrometer, pero realmente quería estar contigo y sentirte mío por tan sólo un instante. Jamás he tenido algo propio, siempre me he hecho pasar por Larisha y también he respetado sus cosas. Nunca me metí con Logan porque no sabía que hay entre ellos dos y sé que él la ama...―Jaymes respiró hondo -Pero tú, Jay... Eres esa combinación fatal que cualquiera quisiera tener enredada en sus piernas y claro, en su vida.―ambos rieron -Gracias por este momento de felicidad, jamás lo olvidaré. Y... te prometo que no saldrá nada de mi boca. Ni Larisha, ni Valindra, se enterarán que tuvimos relaciones. Lo juro.―alzó su mano tipo juramento y él alzó la suya para entrelazar sus dedos con los de la mujer

- Mi kitten hermosa, no me agradezcas nada. Siempre me tendrás aquí para ti. Siempre.selló sus palabras con un beso en sus labios y se quedaron abrazados mirando hacia la nada

***

Llegaron a la mansión y antes de abrir la puerta, Milena y Jaymes tenían una conversación bastante particular.

- Bueno... ya que lo que pasó, pasó, entre tú y yo... Significa que tengo la verde para ligarme al Logan, ¿no?―preguntó entusiasmada y Jaymes volteó a mirarla con evidentes celos

- ¡¿En serio me estás diciendo eso, Milena?! ¿Se te olvidó todo lo que me dijiste después de tener sexo?―ella rodó sus ojos

- Era parte del protocolo, Jay. A ustedes les gusta hablar tonterías cuando terminan lo suyo en la cama, ahora en este siglo las cosas cambian...―Montanari bufó incrédulo

- ¡Milena la feminista! ¡Bravo!―aplaudió sarcástico

- Al menos soy feminista y no cornuda, ¡oops!―alzó sus cejas manteniendo el sarcasmo exagerado

- Que yo sepa... Mi novia es Larisha, no tú. ¡Oops!se llevó las manos a su boca continuando la actuación, pero lo que dijo no le agradó para nada a la pelinegra

- ¿Ah, sí? ¡Ya veremos! Cómo dicen por ahí... el que ríe primero, ríe a lo último también.―Jaymes frunció su ceño analizando lo que había dicho

- Pero no se dice así, se dice: El que ríe al último, ríe mejor...―le sonrió a modo de burla

- No cariño, yo me estaba riendo desde el principio y me reiré hasta el final, ¡ya verás!―chasqueó sus dedos con una sonrisa amplia en su rostro y entró a la mansión a toda prisa dejando a Montanari frizado en la puerta

Los chicos estaban en la sala viendo una película, Milena caminaba por dentro de la mansión sorprendida con la decoración. Se sentía como la princesa de una película entrando al castillo junto a su príncipe.

Logan se dio cuenta de la presencia de su amiga y de inmediato se volteó a saludarla.

- ¡Hola Lari!―saludó con una amplia sonrisa

- ¡LOGAN!―exclamó evidentemente emocionada -¿Cómo estás?―él se sintió raro al escuchar la pregunta, como si no lo hubiera visto hace tiempo

- Bien, ¿y tú?―se le notaba totalmente confundido

- Bueno...―mordió su labio inferior inconscientemente y Jaymes arqueó su ceja -Digo, ¡bien! Muy bien...―recalcó cuando lo escaneó y se dio cuenta que la camisa que traía su amigo, era demasiado ajustada y podía notar los abdominales marcados

- Lari, adivina que prepararé para la cena.―dijo Ryan parándose del sillón

- ¡Espero que sea comida china!―Stafford miró confundido al rubio que le había dicho que a Larisha le encantaba la pasta

- Ehh...―rascó su cuello -¿No que era lasaña lo que te gustaba?―Milena miró de reojo a Jaymes y éste disimuló un poco el sí con la cabeza

Soltó una risa nerviosa -¡Psst! Obvio que amo la lasaña, sólo que pensé que harías comida china porque quedé antojada de comerla cuando venía de camino, ¿verdad Jaymes?―le dio una sonrisa fingida para que le siguiera el juego

- Cierto, pasa que venimos tan cansados. Ha sido un día muy largo.

- Comprendo, si quieren mañana les preparo la comida china.―ella aplaudió emocionada -Por cierto, ¿dónde está mi novia?

- Está con Claudia, ellas iban a llegar juntas. Primero se fueron a buscar a Mathew en el trabajo y venían para acá los tres.

- ¿Alabina no viene?―preguntó Logan y Jaymes negó con su cabeza -¡Uff, que alivio!―se llevó la mano al pecho

- ¿Te molesta esa mujer?―soltó Milena toda intrigada y la miraron algo raro por referirse a su amiga como "esa mujer" -¿Por qué me miran así?

- Nunca te refieres a ella de esa forma y además sabes como es cuando ve a Logan.―comentó tímidamente Ryan

- Solamente me parece increíble que siga atrás de Logan de esa forma y no lo deje respirar, eso es todo.―cruzó los brazos

- Quien no me deja respirar es Regina, pero entre esas dos, prefiero a Alabina.―la pelinegra arqueó su ceja, claramente se acordaba de Regina. Quiso preguntar si su ex se encontraba aquí, pero esa pregunta la delataría del todo

- Regina...―susurró casi entre dientes -¿Te está rondando mucho?

- Eh, más o menos.―miró a los chicos algo nervioso

- ¿Qué es lo que busca contigo?―su cara seria valía un millón y la de Jaymes una fortuna completa

- ¿Esto es una escena de celos?―respondió a modo de broma ya que Jaymes estaba frente a ellos

- Si lo fuera, ¿qué?―contra atacó y Patterson ya estaba totalmente confundido con la escena. Milena los observó a todos que estaban paralizados sin saber qué responder -¡JA! ¡Vaya cara de tontos que traen!―comenzó a reírse como si se tratara de un buen chiste, ellos le siguieron sin quitar su confusión

- ¡Suerte que todo es una broma!―rió aún nervioso y tragando fondo -Pero cambiando el tema, ahora que me acuerdo...―rascó su cabeza -Yo estaba hablando hace un rato con Ryan y le voy a regalar unas cosas que traje de Londres hace un tiempo, pero tú tienes la llave del ático. Y como sé que eres quisquillosa con ese lugar, ¿podrías ir por ellas? Todo está metido en unas cajas rotuladas con mi nombre.

- Claro, ahora voy con Jaymes y te las traigo.―ella le sonrió y le señaló a Montanari para que fuera primero porque no tenía ni idea donde estaba el ático

- Gracias Lari, nosotros te esperamos acá en la sala.―la pareja le asintió y los chicos se sentaron de nuevo al sillón para continuar la película que veían

- ¿Dónde está la llave?―le preguntó confusa a Jaymes y éste rodó sus ojos

- Tranquila, tengo una copia por aquí.―ella entrecerró sus ojos

- Se supone que no debes tener una copia, ¿no?―cuestionó mientras se dirigían hacia la puerta del ático

- Se supone...―respondió con una sonrisa ladeada y acto seguido abrió la puerta como si nada

Entraron al ático y Jaymes encendió la luz mientras Milena se adelantaba a paso ciego. Todo estaba repleto de cajas, cosas tapadas con sábanas blancas y otras de material plástico. El lugar como tal era enorme y ni la misma Larisha sabía de todo el contenido que había allí. Pero lo que tenía en cuenta es que se encontraban objetos que eran de su padre y su amante, cosas que ordenó sacar y nunca quiso mirar.

- Aquí huele a viejo...―comentó Milena con disgusto

- Hace falta un poco de limpieza y sacar el polvo acumulado.―respondió mientras pasaba el dedo por encima de una mesa

- Vete por esa esquina, yo iré por acá a ver si encuentro las cajas.―siguió caminando lentamente mientras miraba las cajas que se encontraban apiladas en forma de una torre

Todo iba normal hasta que llegó al final de la habitación, levantó su mirada y se topó con un marco enorme que decoraba la gran pared. Milena quedó helada al ver la imagen que éste traía, era la foto de Michael Burrell, su padre. Al instante su mente la transportó al pasado...

Las niñas buenas, le hacen caso a papá. Siempre sé obediente, mi niña. 

Pase lo que pase, tienes que hacer lo que te digo, porque yo soy tu creación y tu salvación. Nunca es mucho el castigo que puedas soportar de mi parte, pequeña...

Antes que él se le pudiera acercar, su recuerdo se fue en negro al sentir los labios de Montanari besando su hombro.

- Milena, ¿te encuentras bien?―preguntó preocupado -Estás... fría...dicho esto la pelinegra se desplomó en sus brazos quedando inconsciente -¡KITTEN!

Pasaron las horas hasta que finalmente la mujer abrió los ojos, ya era de noche y Jaymes no evitó en llamar a Mathew para que le acudiera.

- Ahhh, carajo...―se llevó la mano a su cabeza

- ¿Larisha?―preguntó dudoso Montanari

- Jaymes, ¿qué me pasó?―los hombres exhalaron aliviados

- Digamos que fuiste poseída por Valindra y luego por...―se quedó suspensivo y miró de reojo a Mathew antes de continuar

- ¿Qué pasa? ¿Por qué miras a Mathew así?―Larisha se acomodó en la cama -¿Por qué estamos en mi cuarto y yo en cama?―el rubio hizo gesto que se calmara con sus manos

- Larisha, lo que te pasó es algo serio.―respiró hondo antes de continuar -Se apareció otra personalidad; no sabemos en qué momento exacto llegó, pero estuvo durante todo el día con Jaymes.―ella se quedó parpadeando sin saber qué decir -¿Sabías la existencia de otra personalidad?

- No, claro que no... Es que hasta me costó admitir la presencia de Valindra para que me digas que ahora tengo otra personalidad. Jamás me imaginé que me podría pasar algún día, pensé que tenía todo bajo control.―se recostó en el hombro de Jaymes quien se había sentado al lado de ella

- Es difícil que tengas esto bajo control y menos aún sola sin ninguna ayuda. Me sorprende que no estés deteriorada, que tu círculo social con nosotros y con el mundo, aún no se haya afectado en gran manera.―rascó su frente -O eres demasiado fuerte o simplemente Valindra te está sosteniendo de verdad.―Larisha resopló exhausta

- Bueno, tienes razón... pero, ¿cómo se llama?―frunció su ceño pensativa

- Se llama Milena Burke, es un lado tuyo muy loco y extrovertido. Para serte sincero, no conecta bien el cerebro con su lengua. Dice todo lo que se le viene primero a la boca sin pensarlo dos veces y es demasiado coqueta con los hombres.―carraspeó -Demasiado, diría yo...la pelinegra sonrió ladeado con malicia, sabía al momento que le provocó celos a su hombre misterioso

- ¿Qué hizo?―le preguntó con su sonrisa aún ladeada y sus brazos cruzados algo retante

- Pues prácticamente faltó que se acostara con René, William y con Logan si la dejaba.―respondió con evidente celos y molestia. La mujer abrió y cerró su boca, jamás se imaginaba que eso podía pasar. Mathew se quedó impactado sin saber qué decir, así que prefirió escuchar -Pero al final terminó acostándose conmigo.―arregló el cuello de su camisa -Debo de admitir que lo hace fenomenal...

- ¡JAYMES POR DIOS!―comentó alarmado interrumpiéndolo

- A ver, ¿te acostaste con mi personalidad?―preguntó asombrada

- ¿Eso te enoja?―respondió con otra pregunta -Recuerdo claramente cuando me dijiste que podía hacerlo sin ningún problema. Literalmente me dijiste que conquistara todas tus personalidades.―bufó -Eso estoy haciendo, hasta antes que llegara Milena, me besé a Valindra y... ¡uff!―Burrell se quedó pestañeando sin saber qué decir -¿En serio, kitten?

- O sea, no me enoja. Pero admito que me siento rara porque no me acuerdo de nada, absolutamente de nada.pasó la mano por su cabello -Admito que en ocasiones cuando Valindra toma posesión de mí, he estado presente, pero simplemente no puedo hacer nada. Es algo loco, como si fueras un fantasma y vieras tu cuerpo actuando por sí solo.―los hombres la miraban atentos -También he sentido su voz en mi cabeza retumbando, hartando mi paciencia. Como si me estuviera haciendo un bullying por diversión y que claramente no le afecta en nada. Pero jamás en mi vida he conocido a Milena, no sé desde cuando existe y ni siquiera sé si he tenido conexión con ella...

- Sí, la has tenido.―el psicólogo y su kitten voltearon a verlo enseguida -Me confesó que en par de ocasiones te ha hablado, pero tú la llamas Valindra. Así que simplemente se da por vencida y no te corrige.―lamió sus labios recordando su conversación con Milena -Ella tiene un acto de rebeldía, está cansada que Valindra la tenga "atrapada" en una habitación. Dice que quiere ser libre, pensar por cuenta propia y tomar sus decisiones. Está cansada de hacerse pasar por ti, incluso por poco manda todo a la mierda. Estuvo a punto de hacerse el photoshooting con Vaughan y la tuve que detener aclarándole que nos ponía a todos en riesgo.―ambos abrieron sus ojos asustados con lo que decía

- ¿Desde cuándo estoy fuera de mí?―pregunto desconcertada al no poder recordar

- Creo que todo pasó cuando te llamé y te dije lo que había pasado con el niño realmente. Parece que la noticia de lo que hizo Sophie te impactó demasiado que no respondiste más. Sólo supe de ti cuando apareciste en la dirección que te mandé, pero ya no eras tú, sino que Valindra.―la mirada de Jaymes se tornó algo perdida, no estaba seguro si continuar el relato. Le costaba decirle a su kitten que había asesinado un hombre, porque a pesar de que fue su personalidad, seguía siendo ella quien lo mató

- ¿Algo pasó en ese lugar?―preguntó Mathew al notar que Montanari se había puesto pálido. Con los años siendo psicólogo, ya sabía como leer los gestos de las personas cuando ocultaban una información netamente importante. El hombre simplemente asintió, volteó a ver a su kitten y la tomó de una mano

- Esto no te gustará para nada, pero tienes que saberlo...―su voz se cortó y Larisha miró asustada al rubio que tomó su otra mano para que no se preocupara -En ese lugar estaba el chófer como te había dicho, ¿lo recuerdas?―ella asintió -Al llegar Valindra, habló con él durante un breve periodo. El hombre suplicó por su vida y le dijo que tenía familia, pero a ella no le importó.―Burrell frunció su ceño

- ¿Con qué te refieres a que: "a ella no le importó"?―tragó fondo dudosa de querer saber la respuesta

- Valindra...―pasó la mano por su cara de manera espontánea y la miró fijamente -Valindra mató a ese hombre...―Mathew cerró sus ojos y tragó un gran buche de saliva, jamás pensó que esa personalidad llegaría tan lejos. La mujer se quedó helada, nunca se había imaginado que sería capaz de matar una persona. Por más odio que le tenía a Khan, a Sophie, a toda esa gente que la trató mal en el hospital y hasta a sus mismos padres, sabía que no era capaz de matar a alguien. No se visualizaba de esa manera aunque quisiera

- Dios...―comenzó a respirar agitadamente -Soy una maldita asesina... ¡Maté a un hombre!―dio un golpe sobre la cama y los hombres la aguantaron para que se tranquilizara

- Kitten, mi amor no digas esas cosas. Tú no eres una asesina, no fuiste tú quien cometió el crimen.―ella bufó sarcástica

- ¿A caso ves que tengo una gemela? ¡¿Ah?! ¿Verdad que no?―él negó con su cabeza -Pues entonces sí fui yo, no hubo un tercero ni siquiera un accidente. Maté a ese hombre, ¡por Dios!―exclamó aún incrédula sobre lo sucedido

- Larisha, tranquilízate.―trató de controlarla Watson

- ¡¿Como quieres que me tranquilice, Mathew?!―él la tomó por las manos

- ¡Ey! ¡Mírame!―ella sólo negaba con su cabeza sin querer mirarlo a los ojos por el arrepentimiento y vergüenza que sentía -Larisha, mírame...―sentenció mientras la tomaba por su rostro obligándola a mirar sus ojos azules -Tú no eres una asesina, esto no estaba bajo tu control. Tienes una enfermedad la cual no está siendo tratada adecuadamente, hasta ahora has podido controlarla lo mejor posible. De que se cometió un crimen mientras no estabas en tus "cabales", sí, eso pasó... Pero no te puedes echar la culpa ni llamarte de esa manera.―respiró hondo -Se supone que hasta te trate de una manera profesional debido a lo grave que es tu condición, pero no puedo hacerlo.―bajó la mirada algo triste -Eres mi amiga y no sería capaz de mandarte a internar.―Jaymes se sobre exaltó 

- ¡Eso jamás, Fernsby!―exclamó en tono bajo -Ni pasando sobre mi cadáver voy a permitir que la internen. Mi kitten está bien conmigo, yo sé cuidarla perfectamente.―el rubio arqueó una ceja -Todo fue mi culpa, yo debí detenerla. Pero Valindra se veía muy decidida, no fui capaz de pararla a tiempo.

- Ya todo está hecho, no hay marcha atrás.―comentó la mujer encogiéndose de hombros -A todas estas, ¿por qué estoy en cama?―preguntó dudosa y ahí Mathew no supo que contestar

- Fuimos al ático por unas cajas que te "pidió" Logan, ya que se las daría a Ryan. Dijo que eras quisquillosa con ese lugar así que mandó a Milena por ellas. Nos dividimos para buscarlas más rápido y en cuanto las encontré, fui a donde ella para avisarle.―se quedó pensativo -La vi mirando hacia la pared, me acerqué para besarla en el hombro y noté lo fría que se encontraba. Justo cuando le mencioné en el estado que estaba, se desplomó prácticamente en mis manos.

- ¿Había algo en la pared?―preguntó Fernsby curioso

- Pues...―comentó suspensivo y Larisha hizo cabeza, al instante recordó con lo que se había encontrado

- La foto de mi padre...―dijo ella sin expresión alguna en su rostro, pero su voz se tornó algo distinta. Era como un tono único en el cual se apreciaban diferentes matices: dolor, odio, angustia, miedo y asco. El psicólogo se quedó observándola, algo no encajaba y eso era demasiado obvio. Algo grave tuvo que haber pasado para que su personalidad haya reaccionado de esa forma. Quizás él era el causante de su enfermedad y Larisha no lo confiesa o simplemente no tenía la más mínima idea

 - Te lo pregunté una vez, pero lo haré de nuevo.―sentenció llamando la atención de la mujer -¿Cómo era la relación con tu padre?

No pudo responder. Logan entró a la habitación para saber lo que pasaba, ya que nadie le había dicho nada.

- ¿Qué ha pasado?―se acercó a la pelinegra por el lado izquierdo de la cama -¿Te encuentras bien, Lari?―preguntó mientras acariciaba su cabello, Jaymes no evitó sentirse incómodo y volteó a mirar a otro lado

- No comí bien y pues simplemente me desmayé. Nada para alarmarse, Loki.―le brindó una tierna sonrisa para que se calmara

- Entonces, ¿no será una imprudencia contarte algo sumamente importante y que olvidé mencionarte por lo de las cajas?―ella se encogió de hombros

- Cuéntame, no me ha pasado nada grave. De hecho estábamos platicando tonterías y nos entretuvimos tanto que se nos olvidó bajar a cenar.―se rió claramente fingido, pero bien actuado ya que los tres compraron su risa

- Hoy tuve una reunión con Khan, fue algo rara para serte sincero, pero es el mejor avance que hemos tenido durante estos meses.―sonrió ampliamente y Jaymes regresó la mirada hacia ellos dos

- ¡¿Qué sucedió?!―le preguntó emocionada

- Lo logramos, Lari.―dijo casi sin aliento -¡Lo logramos! ¡Tendré el acceso a toda la data de la empresa!―exclamó alegre -¡¿Sabes que significa eso, no?!

- ¡El final de Khan está a la vuelta de la esquina!―celebró con esa mirada contagiada de alegría y venganza, una que puso tragar fondo a su hombre misterioso quien se escapaba de la habitación sin que se dieran cuenta

Caminó por el largo pasillo de la mansión y sacó su celular rápidamente marcándole a Xavier.

LLAMADA TELEFÓNICA

- ¿Bueno? ¿Pasó algo señor?―preguntó el escocés al notar que desde que le marcó no pronunciaba ninguna palabra. Montanari no sabía como articular las palabras, sentía como un nudo atrapaba su garganta poco a poco y opacaba hasta sus cuerdas vocales

- Xavier...―se escuchó entre cortado como si le hubieran clavado un puñal en la garganta

- ¿Se siente bien, señor?―ya su mano derecha se encontraba preocupado

- Llegó mi fin, Xavier. Todo terminará y la voy a perder para siempre...―dicho esto dejó caer su celular al suelo y no le volvió a responder al hombre que se quedó preocupado por él

FIN DE LA LLAMADA

Larisha cenó en su habitación y los chicos la trataban como todo una reina. Notó algo raro que Jaymes no estuviera presente, pero pensó que quizás tenía algún asunto de su trabajo. La noche transcurría hasta que todos se fueron marchando de la habitación, ella se dio un baño y volvió a su cama. 

De repente el celular de la mujer sonó alertándola de un mensaje, supuso que se trataba de su hombre misterioso y de inmediato lo tomó. Al percatarse bien en la pantalla, era todo lo contrario a quien se imaginaba

1 mensaje de Stephen

Hola, Larisha. Quiero agradecerte por ayudarme a buscar a Christopher, no pude hacerlo antes porque he estado sobrellevando una situación que me pasó a la par cuando encontramos a mi hijo. Bueno, no quiero hacerte un testamento. Sólo quería ver si mañana nos podíamos ver en la cafetería, no es nada de lo que te imaginas. Necesito que vayas para poder estar tranquilo conmigo mismo, por favor.

S.H x

La pelinegra cerró sus ojos y se llevó las manos hacia su cabello, sintió como su corazón apretaba el pecho con fuerza. Toda esta situación la tenía mal, jamás pensó que lo de ella con Stephen iba a llegar a este punto. Siempre se imaginó que para estos días iba a estar con él y con su hijo mientras cumplía con su venganza en secreto. Tampoco es que se arrepienta de tener a Jaymes en su vida, pero simplemente le ha cambiado todo de la noche a la mañana.

Sintió mucha pena por Henderson, llevaba tanto años "stalkeandolo" que sabía que era un buen hombre. Todo lo que hizo fue por miedo a perderla, así que en parte todo era comprensible por más que le doliera. Mordió su labio inferior y comenzó a teclear su corta respuesta.

Mañana a las 8 en la mesa de siempre.

L.

Puso su celular de vuelta en la mesita de noche e intentó llamar al sueño aunque aún seguía pensando en dónde se encontraba Montanari. Cómo si fuera por arte de magia éste entró a la habitación, se quitó la camisa y se metió a la cama. Ella abrió un ojo mirando hacia su dirección, él tenía su espalda recostada en el espaldar de la cama. Se le notaba con una mirada perdida, pero pensativa. 

Acarició su pecho y postro un cálido beso en éste llamando su atención por completo. Larisha se recostó en él y Montanari sonrió un poco mientras acariciaba su cabello.

- Nunca debí arrastrarte a mi desquiciado mundo. Ahora puedo sentir lo arrepentido que estás.―sí estaba arrepentido, pero no precisamente de eso

- Sólo me preocupo por ti, tranquila mi kitten.―la acomodó a su lado mientras él se volteaba a su dirección -Vamos a dormir, has tenido unos días bastantes agitados gracias a tus personalidades. Necesitas descansar, amor.―ella vagamente le asintió, Jaymes besó sus labios y ambos se adentraron en un profundo sueño

***

A la mañana siguiente, la pelinegra despertó demasiado temprano. Miró el reloj y eran las seis, tenía tiempo de sobra para prepararse. Se dio una ducha y se puso lo primero que se encontró en el armario. No tenía muchos ánimos de ver a Stephen y menos con lo que se había enterado. Algo adentro de ella le decía que algo más había sucedido en ese día, pero no lograba recordar.

Estuvo un rato mirándose en el espejo, quería ver si sus personalidades eran capaz de hablarle en ese momento. Pasaron cinco largos minutos y ella ni siquiera pestañeaba, era una actitud bastante rara, pero comprensible a pesar de todo.

- Son unas malditas, ¡no se cansan de destruir mi vida más de lo que está!―golpeó el lavamanos con tal fuerza que se lastimó la muñeca -¡Carajo!―exclamó apretándose la mano. Miró retante una vez más al espejo queriendo buscar una respuesta, pero no hubo ninguna señal

Exhausta salió del baño, tomó su cartera y se acercó a donde su hombre misterioso que dormía como un ángel. Sonrió con cierta ternura al ver el rostro sereno de Jaymes; pasó el pulgar por sus labios y le plantó un suave beso para que no se despertara. Miró su reloj en la mesita y decidió marcharse para poder llegar a tiempo a la cafetería, ya que el tráfico a las siete se torna pesado.

Durante el camino se interrogaba de lo que podría pasar con Stephen hoy. ¿Qué más podría pasar? ¿Y si Scott le había contado la verdad y es una emboscada? De tan sólo pensar en eso, le revolvía el estómago a la mujer. 

Había llegado minutos antes de la hora acordada, pero se topó con que Stephen estaba mucho más temprano que ella, sentado en la mesa y leyendo el periódico como siempre.

- Vaya, de saber que habías llegado primero, te hubiera pedido que me ordenaras el desayuno.―él bajó el periódico y la mujer tomó asiento. Quiso bromear un poco para romper el hielo de una vez

- Para serte sincero no pude dormir en toda la noche, como olvidé apagar la alarma para trabajar, me desperté de una y me vine para acá sin pensarlo dos veces.―ella arqueó una ceja, el hombre vivía más cerca y debía estar lo suficientemente preocupado para actuar así

- Algo malo debe estar pasando para que estés inquieto, ¿Christopher está bien?―fue lo primero que le vino en mente, su hijo

- Tranquila, él está bien con su tío Scott. No lo suelta desde que volvió de su corto viaje.―sonrió tímidamente. El mesero se acercó a donde ellos para tomar las órdenes

- ¿Ahora si puedo tomar el pedido?―preguntó Yusuf -Oh, hola señorita Larisha.―la saludó amablemente

- Hola Yusuf, ¿Mathew no viene hoy?―miró alrededor a ver si encontraba al rubio. Por más gerente y dueño que fuera, nunca dejaba de atender a los clientes

- Le tocó trabajar en el consultorio todo el día, tiene muchos pacientes citados.―Burrell asintió comprendiendo -Entonces, ¿tomo sus órdenes?

- Sí, estaba esperando por ella.―le sonrió a la mujer que se le quedó observando por un instante -Me das un sándwich de pollo y un café expreso.

- Ok, ¿y usted señorita?

- Sándwich cubano y un capuchino.―el joven anotó todo rápidamente y se fue a preparar el desayuno -Bien, ¿por qué estamos aquí?

- Te debo una explicación de todo en general, se que suena repetitivo pero necesitas saber toda la verdad de una vez. Debí hacerlo desde el principio, pero yo no te quería perder.―ella tragó fondo, sabía que él estaba siendo sincero en ese momento y no sabía como reaccionar a lo que escucharía

- Adelante, Steph. Soy toda oídos, dejaré que te expliques sin juzgarte.―Henderson le brindó una leve sonrisa, pero con cierto alivio. Su momento de la verdad, había llegado

- Todo comenzó ese día en que le iba a pedir el divorcio a Sophie, el plan iba perfecto y sabía que nada podía salir mal. O eso creí...―suspiró -Cuando le iba a decir a Sophie que quería el divorcio, ella me gritó emocionada que estaba embarazada.―Burrell se quedó pensativa en vez de asombrarse. La única que sabía del embarazo era Valindra, pero su subconsciente le quería transmitir a Larisha que ya sabía todo por medio de ella -Y ahí empezaron todas mis mentiras, te lo juro que te quería aclarar lo del embarazo, sólo que no encontré el momento adecuado.―lamió sus labios -¿Sabes que te dije que no podía dormir anoche?―ella le asintió por inercia -Es que cuando nos encontramos en el hospital, yo estaba ahí porque Sophie había tenido un accidente esa tarde que encontramos al niño. La llevé al hospital, pero no se pudo hacer nada.―la mujer ladeó su cabeza al notar como su mirada se apagó

- ¿Qué sucedió?

- Ella perdió al bebé...―Larisha bajó su mirada, no sabía cómo reaccionar -Sinceramente no entiendo cómo lo perdió, en la forma que la encontré tirada en el patio fue muy extraña.―frunció su ceño confundido -Tenía hasta una leve cortadura en su rostro y no sé cómo se la hizo. El doctor le preguntó, pero ella no sabía tampoco. Dijo que no se acordaba de lo que le sucedió, que todo fue muy rápido.

- Todo esto es muy trágico, Stephen. No me imaginé que estabas pasando por esto, lo siento...―¿de verdad lo sentía? ¿Le apenaba que Sophie hubiera perdido a su bebe o sentía una cierta paz al saber que esa mujer no sería llamada "madre"? Porque para ella jamás ha sido una madre para Christopher, jamás...

- Sé que debí contarte la verdad, quizás todo hubiera sido distinto.―exhaló -Pero ya no hay vuelta atrás, sólo queda aceptar este presente por nuestro bien.―ella le asintió y puso su mano sobre la de Henderson. La acarició como muestra de solidaridad y empatía. De inmediato la apartó cuando llegó el mesero con los pedidos

- Aquí tienen, buen provecho.―le dio a cada uno su desayuno

 - Gracias.―contestaron a la par

- Stephen, yo...―se quedó suspensiva mientras jugaba con la cuchara dentro de la taza de café -Agradezco que me hayas hablado para sincerarte conmigo como se debe.―tomó un poco de la bebida y le brindó nuevamente su atención -Quiero que sepas que a pesar de todo, yo no te guardo rencor, ni siquiera te odio.

- ¿Me perdonas?―preguntó con evidente emoción y alivio

- No tengo nada que perdonarte, creo que soy la última persona en el mundo la cual debería juzgarte.―sonrió en modo irónico para ella. ¿Quién se creía? Le ha mentido muchísimo más a ese pobre hombre y ponerse en ese plan de víctima, no la hacía lucir bien. Sí, sufrió. Pero ella nunca ha sido honesta con él, en cambio si fuera Jaymes, sería otra historia. Con Montanari no hay secretos y ella espera lo mismo de su parte

- Yo estaba pensando en que debería alejarme de ti.―la mujer bajó su sándwich con una mirada confusa

- ¿No me quieres ver más?―preguntó sin aliento, la idea de separarse de Christopher la pondría mal

- Sólo quiero estar alejado por un tiempo, necesito pensar sobre todo esto.―tomó de su café para aclarar su garganta y ella siguió comiendo despacio -He tomado muchas decisiones desde que te conocí, no sé si las pensé realmente o todo fue un impulso como si fuera un joven de 18 años.

- Entonces somos dos...―respondió en cuanto terminó de digerir su bocado

- Lo sé, Larisha. También me imagino que has tomado tus decisiones a la ligera desde que me conociste. Por eso quier alejarme, para que tengamos un momento a solas y aclarar nuestras mentes.―dio un mordisco mientras ella se limpiaba con la servilleta

- ¿Por cuánto tiempo te quieres alejar?―él suspiró

- Un mes o dos meses... No estoy seguro, quiero que sea un tiempo adecuado para pensar y arreglar lo que tenemos a nuestro alrededor.―soltó la taza -Yo necesito estar seguro de lo que haré.

- ¿Cómo qué cosas quieres analizar?

- Varias cosas, en especial lo nuestro y lo mío con Sophie.―jugó con la servilleta un poco -También quiero que analices por tu parte, ya sea de que si quieres continuar con esto, alejarte para siempre o ser... amigos.―se le hizo un nudo en la garganta al pensar en esa posibilidad. Pero tenía que aceptar sus futuras decisiones para bien o para mal

- Prometo que voy a meditar todo y cuando sea el momento adecuado, te lo dejaré saber.―ésta vez fue Stephen quién puso su mano encima de la de Larisha y le propinó una breve caricia

- Gracias por todo, Larisha. No sabes lo feliz que me siento al saber que me escuchaste, siento una tranquilidad enorme en mi corazón.―ella le sonrió serenamente y apretó su mano -Terminemos nuestro desayuno, creo que es costumbre de nosotros hablar y dejar que se enfríe.―ambos rieron

- Suerte que mi café todavía sigue caliente, ya sabes como soy.―le guiñó y continuaron su desayuno de despedida

Al finalizar, el hombre se levantó de la mesa de inmediato sin avisar. Ella le siguió, sabía que el momento había llegado.

- Llegó el momento de despedirnos.―se acercó hacia la pelinegra -Hasta pronto, Larisha.

- Cuídate, Stephen.―ambos se dieron un fuerte abrazo que duró varios segundos

El hombre se volteó y comenzó a caminar hacia su auto. Se marchó de allí mientras Burrell contemplaba como se alejaba de ella sin vuelta atrás.

Ahora todo estaba en las manos del destino, él se encargaría de la vida de cada uno en este tiempo que pasaría.

***

POV Larisha

Navidad, ¡no lo puedo creer! Mañana será 25 de diciembre y apenas hace unas semanas me atragantaba un pavo. Lo que recuerdo de mi mamá para estas fechas, es que hacía la comida típica puertorriqueña, de donde provenía. No niego que sabía delicioso, ¿pero cómo iba a tener ganas de festejar Navidad con mis padres? Nunca he sido muy afiliada con los eventos festivos, Logan lo sabe perfectamente. Por eso se asombra que después de tanto tiempo, ahora me gusta la idea de festejar con ellos. ¿Cómo no hacerlo? Si siento que finalmente no estoy sola y tengo una gran familia.

En este tiempo ha pasado de todo un poco. Logan sigue trabajando con la información de Khan. Me dice que a donde lo mandaron es un lugar super seguro, no puede tener ningún aparato electrónico encima, parece todo surreal como si se tratara algo top secret del gobierno. Aunque es comprensible viniendo de un mafioso como él y hasta creo que ni Jaymes, se maneja de la manera como lo hace Dickens. También me comentó que ningún papel puede salir de allí adentro y hay archivos encriptados. No sé cómo le haremos; ya que necesitamos pruebas contundentes y pistas para encontrar su nuevo almacén, porque el antiguo que tenía está totalmente despejado. Yo sé que Logan de una forma u otra lo logrará, confío en él y en su capacidad. Me importa un bledo que la justicia de este país no acepte pruebas ilegales, pero si Khan no paga de una forma, pagará de otra y eso lo aseguro...

Ha sido un mes algo loco, mucho trabajo en la empresa y Milena haciendo de las suyas según me cuenta Jaymes. Creo que en cierta parte le está haciendo las vacaciones a Valindra, que aún no se sabe de ella, pero no es lo mismo llamar al diablo que verlo venir. Así que mejor ni la menciono mucho, porque estoy disfrutando de esta nueva etapa en mi vida. Una a la cual me alegra saber que Meowriarty forma parte de ella. Hay días que se ha quedado en casa y otros en los que me ha tocado en su mansión, sin quitar que a veces nos quedábamos cada quien por su lado. Pero lo que me preocupa es lo tenso que se pone cuando hablo sobre Khan y el trabajo de Logan. Siento que lo estoy preocupando demasiado y no quiero que se ponga así. Debería acostumbrarse a que debo afrontar esta situación. Según él, todo esto le atraía cuando me conoció y ahora lo siento tan diferente. Yo sé que al principio no estaba enamorado de mí obviamente, pero me duele que sufra ahora que estamos juntos. Busco la manera para que se relaje y hacerle ver que todo estará bien, pero por más que lo intento no da un buen resultado al final. Tan sólo espero que cuando todo esto acabe, podamos estar felices los dos de una vez y por todas.

Ahora estoy hecha un caos, mañana es Navidad y aún no le compro un regalo a Jaymes. Nunca he celebrado esto y aún así aunque celebrara, soy mala dando regalos. No sé que está bien regalar ni tengo creatividad para comprar uno ni empacarlo. Soy una vergüenza para las mujeres porque no sirvo para estas cosas. Quizás llame a las chicas luego para que me acompañen, de seguro sabrán qué hacer en estos casos.

La noche anterior Meowriarty no se quedó a dormir conmigo, me dijo que estaba planeando nuestro viaje de Navidad. A la verdad es que me encuentro nerviosa y no tengo la menor idea de lo que tenga planeado. Aunque estoy tranquila porque es un hombre con un gusto exquisito y las sorpresas se le dan muy bien, no como a mí...

Estaba en la cocina buscando algo que comer, no sé si era el estrés pero mi apetito era insaciable. Abrí la nevera y me encontré una caja de chocolate con cereza que le pertenece a Carol. Miré alrededor por si las moscas y empecé a comérmelos como una cerda en la barra de la cocina. Luego noté que necesitaba algo de acidez para intercalar el sabor y saqué el pote de aceitunas de la nevera para comérmelas también. Al minuto sentí unos pasos que se aproximaban y se detuvieron en seco justo al lado mío.

- ¡ASÍ TE QUERÍA AGARRAR PUERCA!―uish es Carol -¡Los chocolates que me regaló Ryan! ¡AHHH!―gritó al yo poner la caja a un lado por el susto -La traición... ¡la decepción hermano!

- ¡Sorry, Carol! Tenía muchísima hambre, se me antojaron unos chocolates y los únicos que encontré fueron los tuyos.―hice una cucharita aunque no sé si funcionó porque se quedó mirando atenta a la caja de chocolates

- ¡Un momento!―gritó de la nada -Tú no comes chocolates con cerezas, ¡tú odias que tengan fruta adentro!―miró el pote de aceitunas y por poco se le caen los ojos -¡¿ESTÁS COMIENDO ACEITUNAS?!―se haló los pelos como loca -¡¿PERO QUE ESTÁ PASANDO DOCTOR GARCÍA?! Cuando Ryan cocina, tú literalmente echas las aceitunas a un lado. ¡No te las comes!―manoteó histérica

- A ver, cálmate que estás muy agresiva. Simplemente se me antojó comerme algo y fueron las primeras cosas que vi en la nevera y pues empecé a comer.―me encogí de hombros

- ¿Sabes toda la comida que hay en esa nevera y que te puedes preparar?

- ¿Quién te dijo que yo quería cocinar? No tenía ganas ni de hacerme un sándwich, era fácil agarrar lo primero que veía y listo.―rodé mis ojos

- ¡Yo seré tonta, pero no estúpida! ¡Agarraste las cosas que normalmente nunca comerías!―bufé ante tal acusación. Ella tenía razón, pero no había derecho en reclamarme en si decido comerme algo o no

- ¡Deja el drama por Dios!―rodé mis ojos exhausta de la tonta discusión que se formó -Dime, ¿me necesitabas para algo?

- Eh, sí.―se rascó el hombro apenada -Quería ver si me regalabas una toalla sanitaria.―me dijo toda avergonzada como si fuera algo raro que una mujer le pidiera a otra una toalla sanitaria

- ¿Por eso la cara? Ni que fuera droga o algo así.―bromeé haciéndola reír -Sígueme al cuarto, pues...―subimos hasta mi habitación y le di el paquete que tenía guardado sin usar todavía

- ¿Pero no necesitas el paquete?―me preguntó dudosa al tomarlo

- Tranquila, aún no me baja.―ella abrió los ojos como si fueran bolas de billar

- ¡Estamos casi a final de mes! ¡Y recuerdo que caías primero que yo!―¡¿cómo mierdas sabe eso?! -Ni me preguntes cómo lo sé.―me apuntó retante -¡Dios mío!―estaba toda alarmada y yo no entendía el porqué, parecía una loca -¡Tengo que llamar a Claudia antes que venga para acá!―salió corriendo de mi habitación por su celular. Sinceramente no entendía el escándalo que estaba haciendo. Todo porque no he caído y le voy a dar mi paquete sin usar, ¡pero si aún queda como casi una semana para que se acabe el mes! Es normal en mí atrasarme, a veces he estado hasta dos meses sin tener menstruación y de la nada me baja. Recuerdo cuando estuve un año sin menstruar y el ginecólogo que fue a verme al psiquiátrico, me dijo que tenía todo normal y no había de qué preocuparme

Estuve esperando por Carol en mi habitación, pero pasaba el tiempo y no regresaba. Me quedé en mi sofá haciendo una lista de regalos para comprar. Media hora después, la puerta de mi habitación se abrió fuertemente y las chicas entraron como unas locas histéricas.

- ¡TOMA!―ordenó Claudia mientras me extendía una caja -No mires la caja, ¡sólo ve y hazlo!―¿hacer qué? Tomé la caja y en cuanto miro, era una prueba de embarazo. What the fuck?!

- Deberían dejar de ver los videos de conspiraciones de Shane Dawson en Youtube.―rodé mis ojos y tiré la caja encima de la cama -En serio, se ven bien ridículas haciendo conspiraciones...―crucé mis brazos molesta

- ¿Conspiraciones?―me preguntó Alabina mientras agarraba la caja -No, mijita...―chasqueó su lengua -Te comiste a ese hombre par de veces, lo admitiste en la cena pasada y ni me quiero imaginar cuantos rounds han pasado desde esa vez.―me atraganté con saliva ante tal acusación, tenía razón pero no era para que me lo echara en cara así. Abrí mi boca para responder, pero me calló de inmediato -Ni te atrevas a responderme, podrás ser altanera con estas dos, pero conmigo esta vez no...―resoplé como respuesta y tomé la prueba de embarazo que aún me tenía extendida para que la agarrara. Arrastré mis pies hasta el baño como si fuera una niña de 5 años haciendo berrinche

- ¡Luego te haces la madura, eh!―escuché como me gritó Claudia desde la habitación

- Tonta...murmuré arrastrando los dientes prácticamente

Nunca me imaginé que a estas alturas estuviera haciéndome una prueba de embarazo. No es que sea vieja, ni que tampoco no quiera tener más hijos, pero no estaba en mis planes de venganza tener un hijo entre medio de todo este lío. Christopher está viviendo con su padre porque no quiero ponerlo en riesgo. Si todo estuviera en mis manos, hace rato hubiera mandado mi identidad a la mierda y Stephen sabría la verdad.

Mis manos temblaban cuando saqué la prueba de embarazo de la caja. Tenía tantos sentimientos encontrados, los que predominaban eran el miedo, ansiedad y un rayito de felicidad. El tan sólo pensar que podría estar embarazada de Jaymes, me hacía sonreír en gran manera. Comencé a realizarme la prueba, esperé varios minutos, tomé el test y salí del baño sin mirarlo. Las chicas estaban mirándome expectativas, como si se tratara de una buena película y la parte "OMG" se acercaba.

- ¡¿Y?!―preguntaron a coro

- No sé, tengo miedo de mirar...―mordí mi labio inferior llena de nervios y todas bufaron como respuesta. Estaban sincronizadas las malditas. De la nada entró Scarlett a la habitación como si se tratara de un asunto de vida o muerte

- ¡DIME QUE SOY TÍA!―corrió hacia donde mí. Parece que las chicas le habían avisado de todo el asunto

- Aún no mira su prueba de embarazo la boluda.―se quejó Carol y la miré molesta por su insulto

- ¡¿Cómo que no?!―exclamó la peluquera. De repente vi cómo me quitó de las manos la prueba y se quedó observando el aparato por un largo rato. Todas nos quedamos mirándola ya que no pestañeaba ni decía nada -¡AHHH! ¡VOY A SER TÍA! simplemente gritó eso y sentía que me iba a desmayar en ese momento. Los primeros segundos, las chicas se quedaron en completo shock, pero luego de procesar el anuncio empezaron a gritar como unas locas

- ¡VAMOS A SER TÍAS! ¡VAMOS A SER TÍAS! ¡WOOOO!¿perdieron la cabeza a caso? Yo comencé a temblar, estaba totalmente nerviosa. ¿Cómo le iba a decir a Jaymes que estaba embarazada?

- ¡CHICAS!grité histérica ya que me tenían mal con tanto grito que habían pegado -¡Mañana es Navidad! ¡¿Cómo se supone que le diré a Jaymes?! Tendremos un viaje y no sé cómo lo vaya a tomar. ¿Y si no quiere tener un hijo ahora? Yo no me siento preparada, no sé...―todas me mandaron a callar. Literalmente dije todo eso sin respirar y por poco me desmayaba con tanta tensión encima

- Sólo hay una manera para que calmes el estrés y puedas decirle todo mañana a Jaymes...―volteamos a mirar a Alabina -¡YÉNDONOS DE SHOPPING, HERMANAS!―empezaron a aplaudir emocionadas por la idea. De por si tenía que salir de compras también, así que me tocó aceptar la propuesta para poder calmar mi ansiedad

- Está bien, nos iremos a las tiendas más lujosas que hayan. Si vamos a gastar, que valga la pena.―no sé para qué lo dije, porque empezaron a brincar y a gritar como niñas cuando les dan permiso para hacer un pijama party

Estuvimos de arriba a bajo por todas las tiendas, ya tenía casi mi lista hecha. Sólo faltaba el regalo de Jaymes y el de Xavier. Miré una tienda que nada más con su aspecto, sabía que dejaría mi riñón en ella. Luego me acordé que tengo dinero de sobra y se me pasó. Entré y comencé a caminar por los pasillos hasta que en una mesa de muestra, vi el regalo perfecto para Jaymes. Por su forma de ser, su trabajo y la manera en la que se comunica con Xavier, esto sería perfecto para los dos. El joven que atendía esa parte de la tienda, me dijo como funcionaba todo y terminé mega enamorada del objeto. No lo pensé dos veces y lo compré enseguida, uno para mi hombre misterioso y otro para Xavier. Me los envolvió de una manera super navideña y que sabía perfectamente que no lograría jamás por mi cuenta.

Salí de la tienda bien contenta, ya mi lista había sido completada. De repente recibí un mensaje de texto y con mi mano libre miré de quién se trataba.

Mensaje de Jaymes

Kitten, cómprate algo para el frío. No te calentará más que yo, pero no quiero que te me enfermes.

J.M xxx

Me reí como tonta con el mensaje, siempre sale con sus ocurrencias. Luego entré en estrés porque debía ahora comprarme ropa adecuada para el lugar donde iremos. Que por lo que entendí, parece que cae nieve. ¿A dónde me piensa llevar? ¿Al Polo Norte con Santa Claus?

Fui a donde las chicas, quiénes me esperaban mientras tomaban café en una de las mesitas en el área de comida. Mi estómago se revolcó y no sé si tenía hambre por mi propia cuenta o era el bebé que me la provocaba. 

Dios, estoy embarazada... 

Caí en cuenta que todo esto estaba pasando realmente y noté en el reflejo de un cristal que estaba toda pálida. Mi estómago se me revolcó una vez más y justo como cuando estaba embarazada de Christopher, me llegaron las famosas náuseas. Salí corriendo como pude al baño que quedaba cerca en la parte de fastfoods y pues lo que aconteció, ya se lo podrán imaginar.

Llegué a mi casa exhausta, por suerte las chicas terminaron las compras por mí. Lo que tenía que comprar era un abrigo, guantes, gorro y pues todo lo que se usa para cuando hay frío en Estados Unidos. Yo tenía ropa por ahí para el clima, pero me daba flojera pensar que tenía que buscarlo. Además que es Navidad y siempre es buen pretexto para comprar ropa nueva. No me lo vengan a negar.

El resto del día lo pasé en casa, les dije a las chicas que mantuvieran el secreto. No quería que nadie más se enterara, porque los hombres de esta casa son unos chismosos y siempre quieren contarlo todo. Las locas no se separaban de mí, me hicieron ver películas que justamente tenían que ver con mujeres embarazadas y cosas tontas por el estilo. Ellas se derretían con las películas y yo no aguantaba tanta cursilería. Quería ver algo de acción, terror, misterio... ¡Que se yo! Cualquier cosa menos esas tonterías que me pusieron.

Afortunadamente la noche llegó, luego de un buen baño me fui a la cama. No sé si es manía mía, pero desde que me enteré que estaba embarazada, me cayeron todos los achaques de una. Como se nota que la mente juega perfectamente con nuestro cuerpo y estado de ánimo. Ayer no sabía que tenía un bebé en mi ser, hoy me entero y justo me dan todos los síntomas de embarazo. ¡Tss!

Mi celular sonó, miré la hora y ya era media noche. Lo tomé como pude y solamente sonreí como estúpida al leer el mensaje.

Mensaje de Jaymes

Ya son las 12, ¡Feliz Navidad, kitten! Estoy ansioso por este viaje, descansa lo más que puedas porque nos iremos muy temprano. Sé que es algo duro el no poder dormir juntos esta noche, pero "mañana" tendremos el mejor día de todos...

J.M xxx

Eso esperaba, que todo saliera bien y Jaymes tomara la noticia de una manera buena.

¡Feliz Navidad, Meowriarty! Me haces mucha falta, quisiera que estuvieras acurrucándome esta noche que la siento tan fría porque no estás. En pocas horas estaremos juntos y celebraremos como se debe. Descansa, amor.

L. xxx

Luego del mensaje me fui a dormir, sabía que lo que se avecinaba iba a ser una montaña rusa de emociones y necesitaba estar preparada para todo lo que pudiera pasar.

***

En la mañana Jaymes llegó por mí junto a Xavier, le di su regalo primero y le dije que no lo abriera con su jefe alrededor. Él me extendió una caja envuelta con papel plateado y un moño dorado. Vi que estaba todo sonrojado, parecía avergonzado con su regalo.

- Quizás pensarás que me sobrepasé con este regalo, pero iba caminando por las tiendas junto a mi jefe y vi cómo se quedó mirando al maniquí que traía puesto esto.―se rascó su cuello -Entonces ahí supuse que le encantaría verla a usted con eso puesto y me tomé el atrevimiento de comprarlo.―ahora sí estaba curiosa y quería saber de qué se trababa el regalo. Lo desenvolví enseguida y me asombré al ver de lo que se trataba -Discúlpeme si la ofendí con este regalo, creo que si el señor ve que le di esto como obsequio, me mata.

El regalo era una ropa interior color blanca con cristales swarosvski adornándola por completo.

- Sé que esto es demasiado inapropiado, de hecho estoy muy arrepentido de comprarlo. Pero bueno, ya me gasté una buena pasta en él y dudo que al jefe le moleste ver esa prenda adornándola.―dijo burlón, pero se notaba claramente como se reía nervioso. Parece que me tenía miedo, aunque era comprensible por las personalidades que traigo encima

- Tranquilo, no te voy a matar por esto. Quizás si se lo hubieras dado a Valindra, estuvieras acompañando al chófer de autobús en el infierno.―bromeé con malicia y noté como el pobre tragó fondo -Xavier, relájate. No niego que me sorprendiste, jamás pensé que iba a recibir un regalo así. Pero como eres prácticamente el amigo de Jaymes, lo conoces muy bien y tomaré el regalo como ayuda para este día especial.―le guiñé picarona haciéndolo reír y guardé el regalo en la caja para que nadie lo viera, en especial las chicas

- Misión cumplida de mi parte.―me sonrió y caminamos hasta la mesa donde todos desayunaban

Casi ni pudimos hablar durante la comida, los chicos se iban de viaje a Londres. Cosa que yo no sabía, pero Jaymes sí ya que les regaló los boletos. Ahora comprendí su misterio durante los días que no estaba conmigo. Él sólo planeaba nuestro día de navidad, quería arreglarlo de tal manera que quedáramos solitos ya sea lejos o aquí, su plan era pasarla juntos como pareja.

Todos se levantaron de la mesa como locos y fueron por sus maletas que tenían hechas los muy malditos desde hace una semana. Los regalos estaban bajo el árbol, yo opté por dejar los míos y abrirlos en cuanto regresara. Logan me abrazó y me deseó una feliz navidad aunque le hubiera gustado pasarla conmigo también. Le dije que nos veíamos en la despedida de año y que no se preocupara, que aprovechara ese tiempo en Londres para reencontrarse con su familia y que tuviera cuidado con Regina para que no se le apareciera. Me dijo que mi hombre misterioso se había encargado de reservarles a ellos un hotel muy lujoso, tenían todo pago y cualquier cosa que se lo encargaran a su cuenta. Estaba sorprendida al notar lo bien que se estaban llevando y en especial me alegraba de que Logan me superara al fin. Suena feo decirlo de esa forma, pero me hacía mal saber que él sufría por mi culpa. Finalmente todo quedó atrás, él saldrá adelante y sé que pronto encontrará el amor como se lo merece. Aunque claramente no dejaré que esté con cualquier tipa, tengo que conocerla primero para ver si pasa mi prueba o no. Ninguna loca me va a lastimar a Logan porque la mato.

Disculpen, no lo pude evitar...

Ahora me veía yo con Jaymes montándome en una avioneta privada. Nos vamos para otro estado y obviamente me puse la ropa apropiada para allá aunque parezco un regalo mal envuelto. Se ve tan feliz, como si se sintiera realizado y eso me hace feliz también. Ha trabajado duro para este día y verlo lograr sus planes, es como ver a un niño con su regalo deseado. Nos sentamos y abrochamos debidamente en nuestros asientos para pronto despegar.

- Estoy muy emocionado, kitten.―me dijo sonriente mientras agarraba mi mano

- Somos dos, meowriarty.―respondí dándole una breve caricia en su rostro

- Quiero que todo salga perfecto, no sabes lo mucho que planeé para que fuera un día inolvidable para ti.―besó mi mano

- Jaymes, no tienes de qué preocuparte. A mi me encanta y valoro todo lo que haces por mí, estará todo bien como siempre lo haces.―él me sonrió y noté un brillo diferente en sus ojos. Era hermoso y tan atrapante, juraría que escondía algo para mí

- Te mereces todo, my queen. Todo.se acercó para besarme y de inmediato le respondí. Cada vez que nuestros labios se unen, el tiempo se detiene y sólo quiero vivir por siempre para él

Pasaron unos largos minutos y él se quedó dormido en mi hombro. Se le notaba bastante cansado, me mencionó que no había pegado un ojo en toda la noche. Yo estaba igual porque no sabía cómo contarle que estaba embarazada. Sinceramente no sé porqué estoy tan alarmada, es un buen hombre y cuando sepa esta noticia se alegrará en gran manera. Pero no niego que me da miedo tener un bebé con él ahora sabiendo que Khan sigue libre o peor aún, vivo. Conozco a Jaymes, sé que daría la vida por su hijo al igual que yo la daría por este bebé y por Christopher.

Quedé rendida con tantos pensamientos sin sentido alguno. Me dejé llevar por el cansancio y me dormí juntando mi cabeza con la de Jaymes. Este era nuestro día y todo iba a salir de ensueño.

El piloto nos despertó al llegar, no sé cuanto tiempo estuvimos viajando ya que ni me fijé en la hora al despegar de la pista. En la vía se encontraba un chófer esperándonos, metió las maletas en el baúl y nos adentramos en el auto. Mi hombre misterioso se sentó lo más pegado posible junto a mí, me rodeó con su brazo y plantó un beso en mi frente. No les miento que cuando estoy con él pierdo la noción del tiempo, me siento tan protegida, tan calmada y con una suma felicidad que nadie me la puede arrebatar por más que lo intenten.

- Amor...―susurré con mi cabeza recostada en su pecho

- Dime, kitten.―respondió con una caricia en mi cabello

- Quiero que sepas que todos mis días son inolvidables a tu lado, no tienes que esmerarte en sorprenderme con nada.―dirigí mi rostro hacia donde él -Has conquistado mi corazón desde hace mucho.―pasé mi pulgar por sus labios haciéndolo cerrar sus ojos

- Algún día entenderás porqué hago todo esto.―sentí como cambió su tono de voz a uno bastante serio -Si algún día no estoy más a tu lado, me gustaría que los buenos recuerdos junto a mí, permanezcan contigo por siempre.―tomó mi barbilla y vi sus ojos... ¿llorosos? -Pase lo que pase, quiero que sepas que todo lo que he hecho por ti, lo he hecho porque te amo con locura y me dolería en el alma perderte y quedarme sin tu amor.―besó mis manos con tanto anhelo y me quedé impactada con lo que me dijo. Todo sonaba hermoso, pero no comprendía porqué me decía todo esto -Prefiero mil veces morir a que vivir sin ti, kitten.―suspiró -Sé perfectamente que de amor nadie se muere ni vive, pero este amor que siento por ti es lo único que tengo en esta vida. No tengo nada más, nadie me espera en mi casa cuando llego. Solamente cuando estás tú, es quien me recibe con esa sonrisa que me enamoró desde el primer día que la vi.―ambos estábamos con los ojos llorosos y ya no comprendía lo que estaba pasando. Me hablaba con miedo a perderme, ¿por qué?. Iba a abrir mi boca para interrogarle aunque fue inútil porque me había leído el gesto -Shh, deja que me exprese kitten. Necesito que me escuches sin interrogaciones.―me sonrió cálidamente y le agradecí con toda mi alma porque sus lágrimas y palabras me estaban asustando demasiado

- Si así lo deseas, no diré nada.―miré hacia afuera ya había pasado largo rato y no nos deteníamos -Por cierto, ¿a dónde vamos?―escuché como soltó una risita coqueta que literalmente me dio un orgasmo mental. Sí, eso dije

- Iremos a un hotel bastante lujoso, ya sabrás de cuál hablo en cuanto lleguemos.―ya sabía que este hombre no podía perder el glamour por nada del mundo

- Te gusta darte la buena vida, ¿no?―le dije juguetona y él se echó a reír

- Estando tú a mi lado, claro que sí.―me tomó de la barbilla y me inyectó esa mirada penetrante que tiene -Eres my queen, mereces esto y mucho más.―vi cómo sus ojos escaneaban mi rostro como si fuera un objeto valioso para él. Claramente no me siento un objeto, sólo lo describo de la mejor manera para que me comprendan -Si tuviera la oportunidad de abrirte las puertas del paraíso, créeme que hace mucho lo hubiera hecho.―empecé a reírme y él frunció su ceño confuso

- Perdón, amor.―me reí aún más fuerte -Es que me imaginé tú y yo siendo Adán y Eva, entonces conociéndote como eres... A los cincos segundos de mi existencia en el paraíso, nos hubieran pateado a los dos porque no te sabes controlar cuando estás cerca de mí.―vi como me miró haciéndose el ofendido

- ¡Uy! ¡La irresistible le dicen!―alzó sus manos

- Niégalo, ¡atrévete!―arqueé mi ceja retante -No perdiste tiempo con mis personalidades, en especial con Milena. Sabrá Dios, cuantos rounds llevas con ella.

- Mejor ni mencionarlo, porque es pecado.―sonrió ladeado y bufé

- Atrevido.―lo besé -Insolente.―otro beso -Pecador.―volví a besarlo y esta vez nos echamos a reír como dos niñatos

- Amo tu risa, es como una orquesta para mis oídos.―me dijo echándome un mechón hacia un lado

- Entonces te daré siempre mis mejores conciertos.―nos besamos esta vez con más profundidad. Con ese beso supe que es el hombre con el que quiero estar por el resto de mis días. Mis nervios se calmaron y agarré confianza para decirle hoy, que esperamos un bebé

Jaymes miró hacia afuera en cuanto el auto se detuvo, ya habíamos llegado a nuestro destino. Me abrió la puerta para que saliera y me encontré frente a un gran lujoso hotel, había escuchado sobre él antes.

- Nos quedaremos aquí entonces...―dije mientras miraba asombrada a mi alrededor y nos adentrábamos al lugar

- De hecho, no.―contestó y lo miré confusa -Aquí solamente usaremos la habitación para asearnos y hacernos nuestro cambio de ropa. Iremos al restaurante y luego partiremos a nuestro lugar especial.―me sonrió ampliamente

- Adoro cuando haces este tipo de cosas, ¡eres el mejor!―le planté un beso grandote en la mejilla

Hicimos el check in, entramos al ascensor y vi que él me extiende la tarjeta de una habitación.

- Es aquí donde nos separamos, te veo abajo en una hora.―me guiñó y yo simplemente me quedé confusa con una sola cosa

- ¿Y nuestra ropa? El chófer nunca nos trajo las maletas para que las subieran.―él soltó una risita

- Sólo entra, espero que te guste mi sorpresa.―me lanzó un beso y entró a una de las habitaciones. 

Me quedé como estúpida suspirando en la puerta y luego entré como loca corriendo a la habitación. En una esquina se encontraba un maniquí con el vestido que me había comprado. Se veía tan elegante, digno para el lugar y la ocasión. Cualquiera hubiera preferido un color más llamativo, pero para mí es perfecto.

Ojalá me sirva con esto de que ando embarazada. Dudo que tenga tanto tiempo en cinta, no se me nota peso demás todavía. Comencé a reírme con lo tonta que me veía haciendo muecas con el vestido. Me lo probé y me quedó a la perfección, era algo apresurado pensar que no me iba a quedar. Tampoco es que lleve tanto tiempo con Jaymes, para tener una barriga enorme.

Concéntrate Larisha...

Voy a disfrutar este día como se debe, tengo que dejar a un lado tanto pensamiento tonto aunque se me hace difícil a veces. Me metí a bañar y mientras lo hacía, acariciaba mi panza. Siento que podré disfrutar de este embarazo como se debe, ya que con Christopher sólo sentía miedo. Sigo teniéndolo al saber que tendré otro bebé. Pero al estar con Jaymes me quedo tranquila porque me siento segura a su lado y sé que él lo dará todo por nuestro hijo y por mí. No es que no me sienta fuerte ahora, tampoco es que le tenga miedo del todo a Khan. Sólo que el hecho de tener una vida dentro de mí, me hace vulnerable. No quiero que le pase nada por mi culpa, creo que no podría soportarlo...

Salí del baño en cuanto mis pensamientos se tornaron oscuros, ya les dije... no puedo evitarlo. Me miré al espejo y comencé a arreglarme antes de ponerme el vestido, a veces suelo ser torpe y no me perdonaría mancharlo con maquillaje. Al ponerme el vestido y mirarme al espejo, noté lo mucho que había cambiado en todo este tiempo. Finalmente estaba tomando mis propias decisiones y viendo qué es lo que me hace bien y lo que no. Ya no estaba necesitando tanto de Valindra para todo y eso me hace sentir completa, aunque sé perfectamente que ella piensa lo contrario.

Bajé a la recepción y el mesero me guió hasta la mesa del restaurante, ahí vi a mi hombre misterioso tan galán como siempre. Perdí el aliento al notar que estaba tan bien combinado conmigo. Todo su atuendo era en negro, camisa blanca y su moño color rojo. Parecía mi perfecto regalo de navidad, ya no quería nada más sinceramente. El mesero me ayudó a sentarme y fue por el menú.

- Cuando vi ese vestido sabía que te iba quedar a la perfección.―me escaneó haciendo que me ruborizada toda -Espero que te haya gustado.―tomó del vino que ya tenía servido

- Está precioso, Jaymes.―le sonreí como tonta -Nunca he dudado que tienes un toque exquisito para todo, naciste para esto.―mordió su labio inferior, parece que lo hice sonrojar

- Aquí está el menú, ¿desea un poco de vino señorita?―me dijo el mesero tomando la botella de la mesa. Abrí mis ojos asombrada, debía buscar una excusa

- No puedo, tomé unas pastillas para el dolor de cabeza y no debo tomar alcohol.―mi hombre se preocupó de inmediato

- ¿Te sientes bien, kitten? Si quieres vamos al hospital, tu salud es primero.―habló tan rápido que se le notaba el nerviosismo por los poros

- Amor no te alteres, simplemente es un dolor de cabeza. ¿Nunca has tenido un dolor de cabeza?―pregunté burlona y vi como soltó un largo suspiro

- Bien, pero si sigues con el dolor nos vamos al hospital.―no evité reírme en su cara y frunció su ceño -¿Qué es lo gracioso?

- Te pones histérico por mí y eso te hace tan tierno.―nos quedamos mirando como dos tontos y el mesero carraspeó

- Ehh... ¿Qué desean comer?―aclaró su garganta y dirigimos nuestra mirada al menú

- Me dirás cliché en lo que como, pero es que esta lasaña se ve mortal en el menú.―le señalé la foto a Jaymes y me asintió al verla

- Comeremos lasaña, entonces.―cerró el menú con una amplia sonrisa y se los entregó al mesero

- ¿Qué desea para tomar, señorita?

- Si te pido una margarita frozen sin alcohol, ¿me la puedes traer?

- Estamos para servirle, señorita.―se despidió al instante y me quedé pensativa

- Mucha amabilidad, es algo raro.―solté y él me miró atento

- ¿Por qué lo dices?―se llevó la copa a sus labios

- Juraría que el mesero está programado, de hecho hasta la recepcionista fue demasiado amigable.―noté su sonrisa maliciosa a través de la copa

- Es un hotel lujoso, deben tratar bien a los millonarios o los despiden.―puso la copa sobre la mesa y rodé mis ojos

- ¿Crees que nací ayer, Montanari?―al mencionar su apellido me miró con ese toque malicia que nunca se le quita

- Me rindo, te contaré lo que pasó.―exhaló rendido al no poder fingir más -Este hotel es muy difícil de reservar. Llevaba tiempo tratando de conseguir una reservación, primero había mandado a Xavier y lo ignoraron. Así que me tuve que encargar personalmente y bueno, si el dinero no es suficiente, sabes que yo me manejo de otra forma.se encogió de hombros como si fuera inocente y no tenía la culpa de nada

- ¿Crees que puedes ir por la vida amenazando a la gente que no hace lo que quieres?―crucé mis brazos

- No creo, ya lo hago.―nos echamos a reír -Tú lo haces igual, pasa que no te das cuenta.―lamió sus labios -En eso somos iguales y... también eso fue uno de los motivos que me hizo perder la cabeza por ti.―le sonreí y sabía que tenía esa sonrisa tan maquiavélica que no logro controlar. Cualquiera diría que somos unos psicópatas, que nos faltan varios tornillos... Pero no nos importa, no nos interesa estar en la gama media de la gente común. Porque no somos comunes, no somos corrientes y eso es lo que nos distingue. Es fácil dejarse llevar por lo que la gente dice que es el bien, pero Jaymes y yo hacemos nuestro propio bien, porque es lo que importa y nada más

- Aún así creo que estuvo demás porque al final no nos vamos a quedar aquí.―ladeó un poco la cabeza

- Más o menos, lo de no quedarnos fue de un momento a otro. Revisaba algo por internet y por cosas de la vida, me salió información de ese lugar al que te pienso llevar.―miró a su alrededor -Aunque pienses que me gusta rodearme de cosas sólo lujosas, me gusta más la privacidad y la intimidad.―tomó mi mano -Quiero que seamos solo tú y yo, nada más.―postró un beso en mi mano haciendo que me mordiera el labio emocionada. El mesero trajo los platos en ese momento, parece que se tomaron la amenaza muy en serio porque tenían todo listo en corto tiempo

- Aquí tienen, buen provecho.―dijo mientras nos ponía los platos en la mesa. Miré el plato y de inmediato sentí como mi estómago se revolcó. Mierda. Tengo náuseas...

- ¡Llévatelo, por favor!―tapé mi boca tratando de aguantar -¡Saca el plato de la mesa, coño!―no quería insultarlo, pero se quedó como un idiota mirándome y no movía el plato de mi vista. El olor de la comida me estaba revolcando todo adentro de mi ser

- ¡Kitten! ¿Te sientes bien?―mi pobre Jaymes estaba aturdido, no entendía nada de lo que pasaba

- Estoy bien, creo que no podré comer lasaña. Su olor me dio náuseas y no sé si es el efecto de la pastilla o es que simplemente no estoy para su olor hoy.

- ¿No la escuchaste? Llévate eso y tráenos otro plato que no tenga nada de lo que tiene esa lasaña.―se quedó mirándonos confundido -¿A caso no me entendiste?―el mesero asintió y se fue de inmediato. La gente nos observaba y sinceramente me importaba un bledo. Jaymes notó que yo me fijé en ellos -¿Ustedes qué? ¡Feliz Navidad y coman en paz!―les dijo alzando su copa, volteó a mirarme y me guiñó

- Estás loco.―empezamos a reírnos como unos desquiciados

- La gente es ridícula, se meten en lo que no les importa.―resopló mientras se soltaba un botón del saco

- Cualquiera diría que esto es un desastre de cena en navidad, pero esto es lo más emocionante que he pasado en todos estos años.―me reí -Adoro la forma de ser que tienes, creo que pocos te comprendemos realmente.

- Definitivamente. Lo que es Xavier, mis empleadas y tú, son quiénes me comprenden y saben cómo soy.―se echó a reír -Sólo Mathew pierde la cabeza con nosotros dos.

- Con todo el mundo.―aclaré

- Tenía que ser psicólogo.―bromeó

- Sin duda alguna.―nuestras carcajadas aumentaron

El mesero llegó con un plato de camarones con coco que me hicieron la boca agua. Se sentían tan crujientes y su textura era la gloria. Agraciadamente las náuseas no regresaron, cosa que me hizo sumamente feliz porque no me perdonaría perderme ese plato tan exquisito. En par de minutos ya me había devorado la comida y me encontraba pidiendo un postre. Primero me comí un pedazo de tarta de chocolate. Luego no me resistí a la idea de comerme un tres leches y cuando pensé que ya no podía tragarme algo más, me comí un flan de queso que me provocó una explosión en mi paladar.

- Sé que comes demasiado, pero jamás te había visto comer tanto como hoy.―Jaymes estaba asombrado al ver que no había dejado ni un pedazo de flan

- Tengo que aprovechar que eres tú quien paga todo esto.―contesté burlona maquillando la realidad

- ¿Deseas algo más?―me dijo sonriente

- ¿Cuentas como postre?―soltó una risita nerviosa de esas que me gustan tanto

- Si eso te hace feliz, sí...amo cuando profundiza su voz, me provoca ese calentamiento entre medio de mis piernas. Ya entienden de lo que hablo, no se hagan mente sana como manzana

- ¿Dónde dices que nos vamos a quedar?―arqueé mi ceja juguetona y él se levantó de su asiento como si fuera un mandato de mi parte

- Te encantará el lugar.―se abotonó su saco y movió la silla para que me pudiera levantar. Me ofreció su brazo y rápidamente entrelacé el mío

- Muero por saber.―chillé como niña haciéndolo reír.

- Subamos antes de irnos, necesitaremos ropa para el frío y un simple abrigo por encima de tu vestido, no ayudará mucho.―tenía razón. La tela era muy liviana por más mangas y largo que tuviera

Al cambiarnos nos encontramos en la recepción y nuevamente entrelazamos nuestros brazos. Le asintió a la recepcionista en agradecimiento por acatar su mandato y ésta se despidió nerviosa, aunque con evidente paz al saber que todo estuvo en orden.

Fue un largo camino el que recorrimos para llegar al lugar especial que decía Jaymes. Literalmente salimos de la ciudad y eso me emocionaba, se tomó en serio lo de estar en intimidad conmigo. 

Cuando llegamos, vi que se trataba de una cabaña moderna. Todo el lugar estaba rodeado por nieve y lo hacía simplemente mágico. Entramos y la vista no podía ser más que perfecta. Quedábamos en lo alto y se podía apreciar todo a lo lejos.

- Bienvenida a nuestro lugar especial.―me susurró al oído rodeando sus manos a mi cintura y haciendo que cada vello de mi piel se activara

- Sin duda alguna eres el mejor regalo que he podido tener en toda mi vida.―lo besé -Claro, después de mi hijo.―sentí como sonrió junto a mis labios cosa que me derretía cada vez que lo hacía

- Hablando de regalos, llegó la hora.―señaló debajo del árbol donde estaban los regalos envueltos. Se veía gracioso ya que ambos teníamos cajas medianas, ni siquiera se podían ver bien. Yo me había traído su regalo con el equipaje, quería que lo abriera acá conmigo. Tomó su caja y se acercó sonriente

- Feliz Navidad, kitten.―me extendió la caja y comencé abrirla como si fuera una niñita. Dentro de ésta había un collar meramente hermoso

- Eres la reina de mi corazón y en cuanto vi este collar, me agradó la idea que lo describiera como quería.―lo tomó de mis manos y comenzó a colocármelo -Me gustaría que este fuera tu recuerdo a donde quiera que vayas. Quiero que cada vez que lo mires, recuerdes cuanto te amo y nunca más te sientas sola.―me abalancé encima de él y comencé a darle besos por todo su rostro

- ¡Jaymes es perfecto!―lo apreté con mi abrazo y él sólo se reía de lo contento que estaba -Mira, acá está mi regalo.―le extendí la caja -Soy pésima regalando y me siento hasta mal porque el tuyo tiene un significado. El único significado que le puedo poner al mío, es que no se me ocurría nada más.―nos reímos y él comenzó a abrir su regalo. Se sorprendió al sacar el anillo inteligente de la caja

- Como puedes ver, es un anillo inteligente. Adoro en la manera en la que te desenvuelves con Xavier y creo que te será de gran utilidad. Ustedes dos son tipo película y les servirá para comunicarse de una manera más efectiva. También le regalé uno a Xavier para que se complementen.―lo vi como sonreía como si fuera un niño con juguete nuevo. De inmediato se lo puso y me mostró su mano con una ceja arqueada

- James Bond es nadie parado al lado mío.―mordí mi labio inferior y rodeé su cuello con mis brazos

- Me gusta más este Jaymes que tengo al frente de mí. Además tienes una "y" en tu nombre, eso te hace mucho mejor.―nos besamos con cierta pasión que estaba siendo controlada por el momento cursi que se había creado

- Voy a preparar la chimenea, aunque viendo como está el ambiente parece que no hará tanta falta.―ambos sonreímos y lo dejé ir a prepararla.

Tomé mi bolso y ahí se encontraba la prueba de embarazo positiva, me quedé observando la caja y decidí que era el momento preciso para contarle. Me acerqué poco a poco y se asustó cuando al voltearse me encontró tan cerca de él.

- Jaymes... ese no era el regalo verdadero que te quería dar.―frunció su ceño y miró el anillo sin comprender

- Pero kitten, este regalo es genial. Podré interactuar con Xavier de inmediato, hasta contigo.―tomé su mano y puse la caja en ella

- Esto puede que sea un regalo para ti, como que también pudiera no serlo.―tragué fondo nerviosa -Todo será en la manera en que lo tomes.―vi como abrió la caja y sacó la prueba de embarazo. Me quedé helada porque él simplemente estaba mirando la prueba sin pestañear

Cerró sus ojos y al alzar su rostro noté que bajan lágrimas sin parar. Su mano libre se dirigió a su bolsillo y aún lloroso me di cuenta como buscaba las palabras para hablarme.

- El collar tampoco era mi regalo verdadero...―dicho esto sacó una cajita de su bolsillo y la abrió frente a mí. Sentía que en ese momento me iba a desmayar, perdí mi pulso casi por completo

Había un anillo en forma de corona adentro de ella, un anillo...

- My queen, ¿te quieres casar conmigo?―tenía que controlar las ganas de llorar, no podía ponerme de llorona en estos momentos

- ¡CLARO QUE SÍ! ¡Acepto Jaymes!grité como toda una loca, no podía controlarme por la emoción. Me colocó el anillo y nos besamos con una gran intensidad que jamás imaginé que lo haríamos. Acaricié su rostro y lo miré fijamente para que ni siquiera parpadeara. -Te amo, Jaymes.finalmente lo logré, pude decirle lo que tanto él esperó pacientemente

- Este bebé, ese te amo y tú, son mis verdaderos regalos. Te amo, mi kitten.

En ese instante me tomó con delicadeza llevándome hacia la habitación, donde haríamos el amor en esta mágica navidad...

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Continuará...


¡AHHHHHHHHHHH aquí está el cap!

Tardé mucho porque quería hacerlo bien y quería que fuera extenso.

¿Qué les pareció? Hay bebé y compromiso, wooooo <3 #MONTALARI BABYS

Estoy muy feliz, fueron 16,091 palabras y continuará el cap con esa noche y día siguiente. Así que no se despeguen :*

Gracias por su espera, las adoro. Acá dejo dibujos que me han enviado, están geniales <3 jacqueline2arce CarolCeciliaHeik

Tenemos grupo de Whatsapp de lectoras de Nunca es Mucho. Acá les dejo el link https://chat.whatsapp.com/BUECNAA7gp5J8nGitbXWzh

Iba a decir algo importante, pero ya ni me acuerdo. En el libro de Curiosidades encontrarán el perfil de Facebook de Larisha. Ahí tendrán contacto conmigo o con ella, ¡quién sabe!

Gracias nuevamente por su apoyo, lindas palabras, comentarios, votos. Y TODO LO BELLO DE USTEDES. Las amo, besis <3

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