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9 de DICIEMBRE

Casa de los Tabares

Era la tarde del sábado y Morela estaba dentro de su cuarto terminando de armar el itinerario de la fiesta de fin de año mientras que sus padres habían ido a comprar bebidas y algunas cosas de la mesa dulce para Navidad.

Estaba mirando la hoja digital que en algún momento iría a imprimir para saber si necesitaba agregar algo más a lo que sería el evento desde las siete de la tarde hasta las dos de la madrugada, cuando la pantalla de su celular se activó con un mensaje nuevo.

«¿Estás ocupada?»

Morela ignoró el mensaje porque no quería perder el tiempo, pero la pantalla se encendió otra vez.

«¿Morela? ¿Estás en tu casa?»

La chica abrió el chat y le respondió:

«Perdón, estoy terminando de armar el itinerario de la fiesta del 28 de diciembre»

«¿Quieres que te ayude?»

«Tengo que hacerlo yo, ese es mi trabajo. Pero gracias por ofrecerte también»

Jereth supo que no podía irle por ese lado y en parte tenía razón, era la asistente principal y ella debía encargarse de esa clase de asuntos, pero insistió con otra cosa.

«¿Esta noche qué haces?»

«Nada, ¿por?»

«¿Vamos a salir? Me estuve fijando que cerca de donde viven mis padres hay un restaurante con cócteles de autor. ¿Te paso a buscar a la noche?»

«Jereth, te respondo en una hora. Quiero terminar el itinerario, porfis»

«??»

«Por favor, eso es el "porfis"»

«Ah, de acuerdo, en una hora te mensajeo de nuevo»

«Gracias»

Morela quedó desconcertada por la insistencia en pedirle que salieran aquella noche, pero no iba a darle tantas vueltas al asunto porque estaba con la mente en otras cosas y... no quería pensar en lo que había pasado el día anterior. Tenía que enfocarse en otros asuntos más importantes, su trabajo y su pequeño emprendimiento de sobres personalizados. Principalmente debía poner su mente en este último porque era bastante difícil ofrecerlos a buen precio y que los compraran. Nadie sabía de aquel trabajo particular excepto sus padres.

Una hora en punto, Jereth volvió a enviarle un mensaje.

«¿Has terminado?»

«Estaba casi en eso, pensé que no ibas a ser tan puntual»

«Pues ya ves que sí. Hice una reserva para mañana domingo a la noche, hoy no había disponibilidad»

«¿A ese lugar?»

«Sí, ¿tenías planes?»

«No, pero tenías que preguntarme primero»

«No vas a pagar tú»

«Aun así, tenías que preguntarme si quería ir»

«¿No quieres ir?»

«Ahora ya está, pero antes, por favor, preguntame primero»

«De acuerdo y lo siento»

«No estoy enojada con vos, así que no hace falta que te disculpes, es más que nada porque siento que de alguna manera estoy abusando de tu plata. Sos el hijo de mi jefe y ahora mi jefe temporal, no lo estaría viendo tan bien eso de salir juntos y que encima me tengas que pagar algo»

«Tómalo como una compensación por lo que te hice gastar»

«Eso ya pasó, no te preocupes»

«¿Tampoco podríamos salir en plan nuevos amigos?»

«Las cuatro veces anteriores que viniste, ¿no te hiciste de algún amigo por parte de tus papás? ¿Las parejas amigas de tus papás no tienen hijos de más o menos tu edad?»

«No, no tengo ningún amigo aquí, mis visitas fueron muy fugaces, así que, me vendría bien un nuevo amigo, en este caso, una nueva amiga»

A Morela no le estaba gustando tanto eso de relacionarse tanto con el hijo del jefe porque podía pasar que la línea de jefe/empleada se distorsionara y las cosas se podrían malinterpretar.

«Bueno, mañana nos vemos y por favor, no me hables en este chat, este es el número del trabajo»

«No me has dado tu número personal»

«Sos mi jefe temporal, por lo tanto, no sería conveniente que tengas mi número y yo el tuyo»

«Se lo pediré a mi padre», le escribió seguido de un emoji con el guiño.

La chica revoleó los ojos y bufó.

«Está bien, hablamos mañana, hasta luego»

«Hasta pronto»

La joven dejó el celular sobre el escritorio, se puso a acomodar algunos materiales que usaba para la creación de los sobres y luego de cinco minutos, agarró el aparato y le mensajeó otra vez dándole el número personal.

«Gracias»

La argentina solo se limitó a enviarle un emoji con el pulgar levantado y cortaron la comunicación. Ella regresó a lo que estaba haciendo y él terminando de comprar un par de cosas en un reconocido centro comercial llamado «Patio Bullrich»


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¡Hola, pronto subiré más capítulos de la historia! Espero que les siga gustando 💜🦋🍁✨

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