Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3 de DICIEMBRE

La mañana se apreciaba radiante y Morela estaba feliz con el mes que tenía por delante, no solo porque le encantaba el verano al usar ropas livianas y vestidos (prenda favorita), sino porque sentía en su ser y en la ciudad misma que se respiraba la Navidad, esa ocasión especial del año en donde todo era visto con otros ojos y por lo tanto amaba esas festividades, y en la empresa no era para menos puesto que los productos navideños como se creaban y empaquetaban se vendían al instante. No solo se vendían a los diferentes shoppings y paseos de compra lujosos sino al público en general también.

Morela estaba sentada frente al escritorio de color rojo con ornamentos dorados, característico de Navidad y con un ramo de flores de estrellas federales en color blanco, una hermosa y sofisticada notebook con algunos pocos papeles yacían sobre este junto con adornos navideños en cristal de colores verde, rojo, dorado y transparente. Sin contar con el sillón de terciopelo verde navideño y dorado. Tenía su taza navideña con un humeante capuchino a pesar de las altas temperaturas, pero lo contrarrestaba con el fresco aire que salía del acondicionado.

La rutina era casi la misma todos los días y aquella mañana no era para menos, pero la atmósfera tranquila y el aroma a pan dulce que desprendía el aromatizador se vieron opacados por la presencia de Jereth, el hijo del dueño. El arrogante que se creía don perfecto.

—Me estás viniendo como anillo al dedo —habló el tipo y ella levantó la cabeza de los papeles para mirarlo.

—Hola, buenos días, ¿cómo estás? ¿Bien? Me alegro, yo también estoy bien —le expresó con burla para que se diera cuenta lo maleducado que estaba siendo con ella.

—Buen día, necesito de ti.

Morela levantó una ceja.

—¿Para qué?

—Serás mi chofer.

La joven abrió la boca y los ojos al mismo tiempo.

—Tengo trabajo que hacer, no puedo estar de niñera —apretó los labios para no carcajearse frente a su cara de sinvergüenza.

—Te aseguro que lo serás —entrecerró los ojos sin dejar de mirarla con atención—, quiero que me lleves a todos los lugares exclusivos y lujosos que esta ciudad no tan agraciada tiene, si es que los tiene.

—¿No tan agraciada? ¿Vivís en un tupper o no googleas las cosas que querés? —Se la remató con una pregunta—, la ciudad puede no ser como lo que estás acostumbrado, gustos caros y ambientes exclusivos y lujosos, pero tiene bellísimos lugares. Es la quinta vez que venís al país, me extraña que no sepas de esos lugares que preferís.

—Quiero tener un chofer, ahora que te conozco en persona, tú serás quien me lleve a esos lugares que quiero.

La argentina unió las cejas sin terminar de entender lo que le había dicho con respecto a que la conocía al fin en persona, pero luego se dio cuenta que pudo haberla visto por foto mucho antes de que se vieran frente a frente porque de otra manera dudaba que se animara a enviarle el mensaje de texto de la noche anterior.

—Yo... no conozco lugares exclusivos y finos, no conozco nada top ni lujoso.

—Vas a googlear entonces, ¿no? Para tener contento al hijo del dueño, tu jefe, ¿o prefieres que le diga que su asistente principal no quiere llevarme porque no conoce nada de la ciudad o puede que le diga que me odia sin razón, y así te hago perder el trabajo de cinco años? Ganas me sobran para hacer que te despida, yo no le doy ningún atributo a un empleado y mucho menos que pise mi casa o tenga un contacto tan estrecho con mi familia —Jereth se lo dijo de tal forma que Morela sintió miedo.

Nunca le había pasado algo así en todos los años en los que estaba trabajando para Cameron, ni siquiera los empresarios o clientes adinerados la trataron así como la estaba tratando el hijo de su jefe.

—No le digas, por favor —se levantó casi como un resorte del sillón—, no tiene porqué saberlo, por favor, no le digas nada, seré tu chofer.

Las palabras de la chica fueron como un canto a los oídos de Jereth quien sonrió de lado cuando obtuvo lo que quería. Después de todo, Morela sabía bien que tenía que llevar al hijo de su jefe a recorrer la ciudad y visitar lugares de moda, porque anteriormente se lo había pedido el propio Cameron, pero lo iba a hacer de buena gana si el susodicho no fuera tan arrogante y sinvergüenza, porque ahora sí que lo estaba haciendo por obligación y porque no quería perder el trabajo.

Ante las palabras de un hijo no podía competir en decirle algo diferente al dueño de «Sparkle», porque era más que sabido que le iba a creer a su primogénito y no a una empleada, por más asistente principal que era en la empresa.

—Necesito el trabajo, no le digas nada.

—No necesito que me justifiques nada, no me interesa, eres una empleada, ahora tendrás doble trabajo. Trabajas en la empresa de día, pues yo te querré a la noche, quiero conocer la vida nocturna.

—Yo me levanto bastante temprano como para quedarme tantas horas despierta durante la noche.

—¿Me importa? No. Estoy de vacaciones, así que me vas a conceder todos los caprichos que quiera y por si vas a decirme algo, las anteriores cuatro veces que vine, me quedé tres días nada más, esta vez fue una total casualidad que consiguiera boleto de avión tan tarde y que te conociera, y ya que te conocí te voy a aprovechar.

Morela tragó saliva con dificultad, si quería mantenerse callada y no retrucarle algo, tenía que obedecer el pedido y ser su chofer hasta que se fuera del país.

—En ese caso, voy a tener que pedirle a tu papá si me puede atrasar el horario de la entrada a la empresa.

—Se lo diré yo.

—Bueno —asintió con la cabeza y se sentó en el sillón de nuevo.

No le gustaba nada que alguien fuese el intermediario de lo que ella iba a decirle, pero prefirió cerrar la boca y que él se lo dijera.

Luego de golpear la puerta del despacho de su padre, Jereth le avisó que quería que Morela fuese quien lo acompañara en las salidas que pensaba tener, pero que debían ser a la noche por una cuestión de no molestarla en el horario laboral.

—No haría falta que salgan solo a la noche, acordé con ella un horario laboral flexible, de 9 a 14 y luego tendría el día libre para que fuese tu guía de turismo por decirlo de alguna manera.

—En ese caso me parece perfecto para mí.

—Jereth, te pido por favor que no te abusas, Morela tiene una vida propia y una familia.

—¿Es casada?

—No, vive con sus padres, hablo de que tiene vida propia, como tú tienes la tuya.

—Lo comprendo, me retiro, nos vemos en casa y que tengas buen día.

—Gracias, tú también.

Cuando su hijo salió de la oficina, Cameron frunció el ceño ante la pregunta tan rara que le había dicho.

«¿Por qué carajos me lo ha preguntado?»

Jereth fue directo hacia el despacho de la joven.

—Está todo arreglado. Sales a las 2 de la tarde, por lo tanto, tendrás que pasarme a buscar por la casa.

—Me acabaste de decir con otras palabras que no tenía que pisar la casa donde por el momento estás viviendo.

—No pienses que eres astuta con lo que me estás diciendo. Te espero a las 3 de la tarde en la casa, mientras tanto, como tienes una hora libre, busca algo con lo que puedas conformarme.

—¿Qué es lo que preferís? ¿Cafeterías? ¿Museos? ¿Galerías de arte?

—No te la voy a dejar fácil, así que tú serás quien se encargue de eso, lo único que debes saber es que soy difícil de conformar y mis gustos son caros.

Así como llegó se fue de la empresa dejando a Morela con una infinidad de interrogantes, pero ninguno común y corriente porque estaba bien claro que don perfecto y exquisito (nótese la burla), quería todo lo mejor para no perder su gran estilo de vida millonaria.

🎄

MALBA

Museo de Arte Latinoamericana de Buenos Aires

Hacía media hora que estaban recorriendo el lugar y sentía que Jereth se estaba aburriendo más que nunca, no le daba lástima, a decir verdad, se estaba divirtiendo viendo las expresiones en su rostro, algo ya característico en él a pesar de que era la segunda vez que se veían.

—¿Hay algo más entretenido que ver cuadros y esculturas? No me gustan los museos —le dijo apretando el puente de su nariz.

—Si me lo decías nos podíamos ahorrar este lugar. Vamos —le respondió para que la siguiera hacia la salida.

Morela se lamentó de haber gastado seis mil pesos en un par de entradas y considerando los gustos caros del tipo, sabía que iba a quedar en la cuerda floja.

—¿Querés merendar?

—¿Crees que tengo 5 años como para estar merendando?

—¿No tomas café en este horario? Son casi las 5 de la tarde.

—Son casi las 3 p.m.

—No cambiaste el horario.

Jereth revoleó los ojos por haber sido un despistado.

—Hubiera sido imposible que fuesen las tres, porque yo no estaría acá sino en el trabajo.

—Muy graciosa, ¿hay un Starbucks?

—Sí, está cerca. Me sorprende de verdad que ni siquiera hayas visto algo en tu celular también.

—No estoy para perder el tiempo en esas cosas, para eso está la empleada, yo soy el jefe.

—Error, el jefe, mi jefe es tu papá, no vos, por más hijo que seas de él, no sos mi jefe.

—Cuando llegue a mi casa le diré que te despida por algo que crea válido, o quizás prefieras cerrar la boca y acatar mis antojos.

«Le daría una cachetada que le borraría esa sonrisa de cínico que tiene.»

Morela revoleó los ojos y continuó caminando en dirección a la cafetería mientras que Jereth se adelantaba unos pasos para estar a su lado.

🎄

Starbucks – Casa de Los Jelingold

Como era de esperarse cuando llegaron a la cafetería y casi una hora después terminaron de tomar un café él con una porción de carrot cake y ella un capuchino con un muffin de chocolate, fue la chica quien pagó por ambos. Apenas salieron de allí, caminaron en silencio hasta el auto y de nuevo manejó hasta la casa de Jereth.

—Esta noche seré yo quien decida el lugar al que iremos.

—Está bien —asintió con la cabeza y solo esperaba que a él no se le ocurriera nada que implicara gastar la mitad y poco menos de su sueldo.

Cuando él entró a la casa, ella se fue a la suya y media hora después, entró avisando que había llegado. Saludó a su mamá y se pusieron a charlar sobre el día que ambas habían tenido.

En la casa de Jereth, su madre preguntó por Morela.

—¿Creí que iba a bajar para saludarme? —le comentó extrañada y algo triste también.

—Estaba apurada, de todas maneras, ¿no te parece que es un disparate que una empleada frecuente la casa?

—No, la conocemos desde que tu padre inauguró la empresa navideña, es la única empleada que merece ser parte de esta familia, sus padres han sido muy buenos con nosotros también, Jereth —le habló con honestidad—, y nosotros con ellos, Morela es una gran chica y para mí es como una hija más, lo es también para tu padre, en estos cinco años contando el de ahora, solo cinco veces te hemos visto y lo peor es que siempre te quedabas muy pocos días, ella me mantuvo ocupada, hemos compartido tardes de té aunque me hizo probar su predilecto mate —sonrió alegre—, compartimos charlas, algunas citas con el médico por mi reuma, compras, lo que sea, Morela siempre me ayudó y es una buena empleada, tu padre está conforme al haberla entrevistado y puesto en donde está.

—¿Ha obtenido cosas extras durante todos estos años?

—No, todo lo hizo porque quiso, le ofrecimos dinero extra por las molestias ocasionadas, pero ella nunca lo aceptó, recuerdo que una vez me dijo que para ella somos como sus segundos padres y aunque no lo creas me puso contenta de saber eso —sonrió con felicidad.

—Entiendo —unió las cejas sin decirle algo más.

—¿Te llevas bien con ella?

—Sinceramente no muy bien.

—¿Mucho choque cultural para ti o es otra cosa?

—A medias ambas cosas que acabas de preguntar. Tiene demasiada confianza con ustedes que son sus jefes, no sé, tengo mis dudas la verdad.

—No le hagas a Morela algo de lo que luego puedas arrepentirte, Jereth, por favor te lo pido. No es como crees, no tiene maldad esa chica, por lo que te pido, no la pongas incómoda porque soy tu madre y te conozco muy bien cómo eres cuando no te cae bien una persona. Lamentablemente estás siendo así con alguien que no lo merece.

—Ya veremos, madre.

Aquellas palabras fueron las últimas que le dijo para derivar la conversación hacia otros temas y dentro de estos, le dijo que a la noche iban a verse de nuevo para ir a cenar.

—Espero realmente que te lleves bien con ella, no tengo intenciones de llenarte la cabeza para que te pongas de novio, sé que tu mujer ideal no es nada parecida a Morela, pero pueden terminar siendo amigos.

—Nunca sería un amigo de alguien que trabaja para la empresa, mucho menos con alguien de otro país, y por si lo quieres saber, pronto conocerán a la mujer con la que salgo, el año que viene para las vacaciones de verano viajaré de nuevo y podrán conocerla.

—¿Tienes novia? —su pregunta fue hecha con asombro porque no se lo había esperado.

—Así es, hace tres meses que estoy saliendo con ella y no lo he dicho antes porque primero preferí ver cómo iban las cosas entre los dos.

—Entiendo. ¿Y a qué hora se volverán a ver hoy? —Le cambió de tema drásticamente.

Kimberly no era reacia a tener una nuera puesto que quería que su hijo tuviera una pareja y si había la posibilidad de tener hijos, que los tuvieran, pero sabía los gustos exigentes que tenía sobre conseguir una mujer y en eso estaba dudando si le iba a caer bien a su marido y a ella también, porque las veces que supieron que su hijo salía con alguien, estas no terminaban de ser como Jereth quería y por consiguiente tampoco les habían caído en gracia estas mujeres a ellos.

—Le dije que me pasara a buscar a las 9 de la noche.

—¿No te parece que no queda bien que la hagas venir hasta aquí de nuevo siendo tú un caballero y que encima tiene su propio coche guardado en el garaje de la casa?

—Me parece bien lo que le estoy haciendo, oscurece tarde porque se supone que están a casi 21 días del verano, así que, no le va a pasar nada que venga con su coche para pasarme a buscar, es mi chofer.

—No seas un sinvergüenza con ella, Jereth —le comentó con seriedad y palmeándole el brazo como un gesto de regaño.

Este se rio, le dio un beso en la mejilla y se fue a su cuarto.

🎄

A las nueve en punto de la noche, Morela se bajó del auto para tocar el timbre y saludar a los padres de Jereth, pero principalmente a Kimberly porque a la tarde no la había dejado el «don perfecto».

—More, qué alegría verte —la presencia de la chica iluminó el rostro de la señora y esta la abrazó por los hombros dándole un beso en la mejilla.

—Me alegro yo también de verla señora.

—Estás muy bella, ¿adónde irán?

—No lo sé, me dijo que tenía que vestirme para un cóctel. Interpreté que era de vestido negro, pero como en mi guardarropa no tengo casi nada negro, me puse el vestido más elegante y corto que tenía.

—Te queda precioso.

—Gracias.

—Hola, Morela —le dijo Cameron.

—Hola, señor Jelingold.

Jereth apareció al lado de su madre, vestido elegante, pero casual. Lo que significaba que no tenía corbata, pero vestía un traje negro y una camisa blanca con zapatos de vestir.

—Vamos a llegar tarde, así que nos vamos ahora mismo.

—Voy a saludar primero a tus padres y después nos vamos.

«Don perfecto» revoleó los ojos y le habló:

—Te espero en el coche. Nos vemos más tarde —les dijo a sus padres.

—Hasta luego, lo traeré sanito y salvo a casa —les respondió entre risas y les dio un beso en la mejilla a ambos.

—Morela —la llamó su jefe y esta dirigió la mirada a él—, sé bien que te he dicho que me gustaba que se conocieran y compartieran juntos lugares para que visiten, lo que hablamos en su momento, pero si se está comportando como un patán o te está haciendo ir a lugares que no quieres o lo que sea, me lo dices, no importa que sea mi hijo, tú eres mi asistente principal por sobre todo lo que él te diga, ¿me has oído?

—Sí, lo entiendo, señor, pero no se preocupe, no pasa nada, aprovecho yo también para salir un poco ahora que están los días y las noches más calurosas —le expresó y el hombre asintió con la cabeza, aunque no estaba del todo convencido con lo que la chica le había dicho—. Buenas noches.

—Buenas noches —le dijeron al mismo tiempo y vieron cómo se alejaba de la entrada para subirse al auto.

—¿Qué les has dicho recién?

—Nada, ¿qué tenía que decirles?

—Vi que mi padre te dijo algo y tú le hablaste, ¿qué te dijo?

—Nada que a vos te interese. No tengo que decirte las cosas que hablo con mi jefe.

—¿Estás acostándote con mi padre? —Se acercó a ella para apoyar sus brazos en el respaldo de ambos asientos.

—¿Me estás jodiendo? —Giró su cabeza para quedar cara a cara—. Estaba tu mamá también con nosotros. Aparte, ¿salir con mi jefe? ¿No te parece un poco retorcido? —sugirió con asco—. No me gustan los viejos y nos estás faltando el respeto a tu papá y a mí al pensar eso tan descabellado, que no nos conozcamos no te da derecho a decirme eso o pensar eso. ¿Te crees que todas las empleadas son así de seducir al jefe para salir con ellos y que las mantengan o tener otras cosas? No todas las mujeres somos así. ¿Adónde vamos? —cambió de tema.

—Casa Cavia, está a pocas calles de aquí.

Morela abrió más los ojos cuando escuchó el nombre del lugar. Ese restaurante tan moderno como elegante era considerado uno de los más tops por los argentinos y uno de los más caros también. Solo esperaba que fuese un caballero y que pagaran a medias lo que irían a consumir.

🎄

Casa Cavia Restaurante

Casa Cavia era un lugar precioso, con un restaurante elegante y un bar al aire libre con un jardín interno y mesitas alrededor, mezclaba lo moderno con lo antiguo, para Morela quien pisaba por primera vez un lugar así, se había quedado fascinada. Luego de cenar, cuenta que desafortunadamente tuvo que pagar ella y le dolió cuando tuvo que dar la tarjeta y firmar el monto total, salieron de allí y se sentaron en una de las mesitas del jardín para pedir algo para tomar, algo que Jereth quería a toda costa.

—Mañana tengo que levantarme temprano, así que me gustaría volver alrededor de la una de la madrugada como máximo.

—No te preocupes, pero tú pagarás los tragos y sin quejas porque ya sabes lo que haría si te niegas a pagarlos.

—Sí, lo entiendo —emitió con voz resignada.

Lo más sorprendente había sido cuando Jereth luego de tener su trago en la mano se puso de pie y comenzó a caminar por el jardín del bar, dejándola sola como un hongo. No le molestó, pero sí se sintió en parte incómoda por su actitud, no eran amigos, tan solo conocidos, pero ni con eso tenía la decencia en compartir ese momento con ella y charlar de algún interés en común.

Como era de esperarse, regresaron tarde, a las dos y media de la madrugada puesto que «don perfecto» se atrevió a pedir dos cócteles y ella se quedó con el que había ordenado, Morela tuvo que pagar por las tres bebidas.

—Buenas noches —le dijo la chica, pero él no le respondió.

Esperó a que entrara a la casa y luego se fue de allí. Llegó a su casa alrededor de las tres y media de la madrugada y como entró, fue directa a su cama y se tiró vestida para quedarse dormida por completo. 


✨🎄✨🎄✨🎄✨🎄✨🎄✨🎄✨🎄

¡Hola, pronto habrá más de la historia!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro