12 de DICIEMBRE
Casa de Los Jelingold
La mañana de ese día se ajetreó porque la señora de la casa amaneció con dolores por su reuma y decidió quedarse en la cama, tanto Camila como Cameron y su hijo la atendieron como era de esperarse.
Su marido dejó sola a su esposa junto con Jereth quienes parecía que tenían una charla pendiente.
—¿Por qué no vas a la empresa? Son casi las diez de la mañana. Yo estoy bien, mis achaques del reuma son normales para alguien que lo sufrió siempre —le dijo con una sonrisa y palmeando la mano de su hijo sobre el colchón.
—¿Estás segura de que estás bien?
—Sí, lo estoy, no tienes de qué preocuparte, a veces incluso tengo que hacer una visita al centro médico y quedarme algunos días para que me estabilicen un poco y luego regresar a la casa, es normal en mi caso, el reuma siempre me acompañó.
—¿Por qué no me lo dijeron?
—¿Para qué debíamos de hacerlo? No queremos que te quedes porque tienes una obligación con nosotros, tus decisiones son solo tuyas, nadie las puede decidir por ti —le declaró y él sintió que no solo se lo estaba diciendo por eso, sino por algo más, algo más personal con nombre de mujer—, no es la primera vez que me pasa esto, en Estados Unidos me pasaba lo mismo, ¿o no lo recuerdas?
—Sí, me lo acuerdo, pero no creí que te regresaría esta racha de dolores generales.
—Pues suelen regresar y más a mi edad. El tratamiento me ayuda mucho, pero tengo recaídas. Hazme caso, ve a la empresa, no tienes que quedarte por mí, está tu padre para cuidarme.
—Prefiero quedarme. Le avisaré a Morela que se encargue de la empresa por hoy.
—¿Estás seguro?
—Completamente.
—¿O te estás escapando de ella?
Jereth dejó a medio camino el dedo con el que iba a marcar el número de teléfono de la chica en su celular y escuchó con atención la pregunta de su madre.
—¿Por qué crees que me estoy escapando de ella?
—Tú bien lo sabes —lo miró con mucha atención a los ojos—. No puedes salir con ambas.
—No estoy saliendo con Morela.
—No, pero cada vez que la invitas es una excusa barata para no decirle que te gustaría salir con ella en plan cita, sin contar con que es posible que a la chica la estés confundiendo.
—¿En qué la estaría confundiendo? —Alzó una ceja mientras la miraba con fijeza.
—En que quieres algo más con ella.
—Le dije que podíamos ser amigos porque yo no tengo ninguno aquí.
—No seas un tonto, Jereth. Si tienes intenciones de salir con ella, debes terminar con la otra.
—No tengo intenciones de salir con ella, de todas maneras, yo no le dije que tenía novia.
—¿Ves? La vas a confundir, le estás haciendo creer que quieres algo más con ella. Esa jovencita no se merece que le hagas eso, tú no sabes lo que ella piensa de ti, más allá de lo que tuvieron antes cuando tú eras un arrogante sinvergüenza. Ahora se llevan bien por lo que pudimos ver con tu padre, casi todos los días salen después de la empresa, ¿no te parece que eso significa algo más?
—No... no quiero pensar en lo que en verdad significa —se replanteó las cosas que le estaba diciendo su madre—. No tengo intenciones de tener algo con ella.
—¿Estás seguro, Jereth? —Se acercó a su hijo intentando que reflexione ante su respuesta.
—Yo... no puedo salir con ella, tengo novia y estoy bien con Flower.
—¿Te llamó alguna vez en estos días que tú estás aquí? —cuestionó y él negó con la cabeza—, ¿te parece que eso es un noviazgo a distancia? Mira, ninguno de los dos vamos a meternos en tu vida privada, eres demasiado grande para que te estemos dando sermones de tu vida amorosa, pero tienes que pensar bien lo que harás. No puedes tener una novia en Estados Unidos y gustarte Morela, porque, aunque me lo niegues, te conozco y sé que te gusta, es así de sencillo.
—No es nada sencillo —admitió con pesadumbre.
—Lo es si tienes bien en claro lo que quieres en tu vida todos los días.
—Morela no estaba en mis planes —negó con la cabeza.
—El amor nunca viene con planes. Tienes que decidirte, Jereth, si quieres seguir con tu novia, de acuerdo, pero estás obligado a decirle la verdad a Morela y dejarle claro que tienes pareja y quieres formar algo con ella.
—Por el momento no tengo una idea clara de formar algo serio con Flower. Hace solo tres meses que estamos saliendo y el año que viene tenía la idea de traerla para que la conozcan en persona.
—Jereth, hijo, no des vueltas. Eres inteligente y sé que si planeas lo que quieres en tu vida, tienes una gran posibilidad para que sea muy bueno.
—¿A qué te refieres? —Unió las cejas quedándose algo intrigado.
—Los tres sabemos que te gusta Morela, dejando al margen si ella gusta de ti o no, porque eso también podría suceder, que no guste de ti —manifestó con firmeza—, aunque la estés confundiendo con lo que te dije antes sobre las salidas que tienen juntos, pero supongamos que gusta de ti también, tienes la manera para que lo de ustedes funcione.
—¿De qué manera podría funcionar lo hipotéticamente nuestro?
—Con dos viajes al año, seis meses en un país y seis meses en el otro. Así de simple, tienes dinero suficiente para hacer esos viajes y muchos otros más.
—Aunque lo creas sorprendente, Morela me dijo lo mismo con respecto a los viajes cuando estaba reacio a mudarme aquí. Seis meses aquí y seis meses en Estados Unidos —la observó con más convicción que antes a los ojos.
—¿No te parece un buen plan?
—Supongo que lo es, pero no nos olvidemos que ella vive aquí y tiene padres sin contar con que vive con ellos, la relación que tengo con ustedes es algo diferente, yo me independicé a los veinte años, ella aún vive con sus padres.
—Lo sé, pero tampoco puede ser imposible. Para eso hay que reunirse todos y charlarlo con calma para ver la mejor solución.
—Luego de que nosotros decidamos qué hacer.
—De acuerdo, pero lo importante aquí es que sepas bien lo que harás y que le digas que tienes novia y termines con Flower —declaró su madre—, una mujer que no llama a su novio en más de una semana dice mucho de cómo es. ¿Tú la has llamado?
—Lo intenté varias veces, pero no me contestó y de esas veces que la llamé, no insistí.
—Ya veo —emitió—, ¿qué le has visto? No te pido que me digas lo que se le nota a simple vista, te hablo de cómo es ella contigo y con los demás.
—Es Flower, no lo sé —alzó los hombros quedándose sin respuestas, pero trató de decirle la verdad de lo que él veía en ella—, muy refinada, con modales un poco exagerados cuando tiene que estar en público —confesó y tuvo que decirle lo que no quería reconocer—, se cree una diva por tener dinero y no suele ser amable con los demás —lo último lo dijo con algo de incomodidad.
—Entiendo, ¿y qué le has visto a Morela?
—Es todo lo opuesto a Flower y me gusta, no hay nada que no me guste, incluso me gusta su forma de ser conmigo, su picardía y sencillez. Y no me da vergüenza ser como soy —expresó con honestidad en su voz.
—El verdadero Jereth y no el que se muestra en público. Sabiendo todo eso, ¿por qué no terminas con Flower?
—Porque no creí que me iba a gustar la asistente de papá.
—A partir de ahora te tendrás que replantear las cosas. Decidas lo que decidas, sabes bien que te apoyaremos.
—Perdón que los interrumpa —les dijo Raquel entrando al cuarto luego de golpear la puerta—, el señor Cameron ya acomodó el coche para llevarla al centro médico.
—Gracias, Raquel, dile que bajaré a mi madre y yo la llevaré.
—No tienes que hacerlo, hijo.
—Por favor, quiero hacerlo —le sonrió.
—De acuerdo, se lo avisaré, con su permiso —les comunicó y cerró la puerta a sus espaldas.
—Te quiero, mamá —declaró con cariño y recargó su cabeza en el pecho de la mujer.
—Yo te quiero también, hijo y quiero que seas feliz. Tu padre y yo queremos que lo seas —besó su coronilla y le acarició la mejilla y el pelo como cuando era un niño y él se acurrucaba en sus brazos.
Pronto se metieron en el auto y le dijo a su padre que él se iba a comunicar con Morela para que se encargara de la empresa por aquel día.
Mientras Jereth conducía hacia el centro de salud, habló con la chica a través del «manos libres».
—Hola, Morela, ¿cómo estás?
—Hola, Jereth, todo bien, ¿y vos? Me preocupé al no verte a las diez acá. ¿Está todo bien?
—Sí, tranquila. Solo necesito pedirte si puedes encargarte por hoy de la empresa, no creo que vaya y si voy, ya será casi al cierre.
—Está bien, no tengo problema en hacerme cargo.
—Estoy llevando a mi madre al centro médico. Tuvo una recaída de dolores generales y el médico quiere verla. Seguramente se tendrá que quedar algunos días hasta que le ajusten los medicamentos del tratamiento.
—Bueno, lo importante es que se sienta mejor. Mandale un beso de mi parte.
—Gracias, querida —le habló Kimberly.
—Si no hay algún inconveniente, más tarde la iré a visitar.
—No habrá ningún problema, More. Te espero.
—Hasta pronto —les dejo y cortó la llamada.
🎄
Durante todo el día y a pesar de que Morela le había dicho que iría a visitarla, no pudo, porque en la empresa había surgido un problema que tenía que ser resuelto cuanto antes. Aquel inconveniente era la ventilación central que abastecía a toda la compañía en mantenerla fresca en los días de calor.
La argentina se comunicó con Jereth alrededor de las siete de la tarde.
—Hola, no creo que pueda ir a ver a tu mamá, hace una hora dejó de funcionar la ventilación central de la empresa y estoy esperando al equipo que hace los mantenimientos. No sé cuánto tiempo tardarán en venir y tengo que quedarme a recibirlos.
—¿No está el de seguridad?
—Sí, él los recibe en la entrada, pero yo me encargo de llevarlos donde está la ventilación.
—De acuerdo, cualquier cosa me llamas.
—Está bien y perdón.
—No tienes que pedirlo, a veces surgen estas cosas, vendrás mañana, no hay problema.
—Hasta mañana entonces, buenas noches.
—Buenas noches.
Jereth cortó el llamado y miró a su madre.
—No puede venir, la empresa se quedó sin ventilación central y tiene que esperar al equipo de mantenimiento. —Clavó los ojos en su padre—. Aparte del de seguridad, debería haber otro hombre para que sepa el tema de la ubicación de la ventilación y la calefacción y cuando aparezca un problema como el de ahora, sea él quien se quede a esperar por el equipo y no la asistente.
—Nunca hubo un problema así, por eso no creí necesario poner a alguien más —dijo Cameron.
—Pues vas a tener que hacerlo a partir de ahora, no es conveniente que se quede una mujer sola dentro de una empresa, por más seguridad que haya, esperando a quien sabe cuántos hombres.
—No sabía que te preocupaba la seguridad de mi asistente —le dio una indirecta—. Si tanto te preocupa, deberías ir a hacerle compañía, yo puedo cuidar de tu madre.
—No lo dije con esa intención.
—Sé bien por qué lo has dicho y tienes razón, pero puedes ir igual a esperar al equipo junto a ella, ¿o me vas a decir que no tienes ganas de verla? —le tiró el dardo sin vueltas.
—Lo que me dijiste hoy, ya no lo vas a poder negar, Jereth —acotó su madre con una sonrisa.
—Son tal para cual —revoleó los ojos, agachó un poco la cabeza y se apretó el puente de su nariz.
—Es una de las lindas cosas siendo pareja de alguien, estes casada o no con esa persona, la manera en cómo con pocas palabras se entienden.
—O en acertijos entre ustedes se entienden también.
—Es verdad —rio Kim.
—Lo de ahora no fue ningún acertijo, creo que lo entendiste bien, ¿o no? —le comentó Cameron a su hijo.
—Te lo entendí muy bien. Iré a la empresa, estoy seguro de que la noche va a ser larga y calurosa. Nos vemos más tarde.
—Hasta luego —le dijeron ambos.
Mientras Jereth se iba, Kimberly le habló a su marido.
—¿Crees que tomará la decisión correcta sobre cuál elegirá?
—No lo sé, Kim, pero espero que sea quien sea lo haga feliz.
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¡Hola, pronto subiré más capítulos de la historia! Espero que les siga gustando 💜🦋🍁✨
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