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Capitulo Uno

Mi corazón se detuvo por un segundo, sus cálidos labios tocaron suavemente mi mano cubierta en el guante blanco.
Levantó la mirada y dejó ir mi mano, sus fríos ojos azules me intimidaban, al contrario de su apariencia cálida, su cabello rubio como un girasol, su ropa cálida como un día soleado entrando por mi ventana después de una lluvia nocturna...
Desperté de mi pequeño trance cuando me miró directamente a los ojos.

—Es un gusto, principe Lysander —Me saludó, sentí mis pálidas y regordetas mejillas enrojecerse un poco... Nunca había sido tratado de forma tan amable, mucho menos por alguien que no fuera mi hermano—Espero que nos llevemos bien—Se paró derecho, poniendo sus brazos por detrás de su espalda, me llevaba poco, quizás un par de centímetros.

—Eh– espero lo mismo—Murmuré nervioso, mi madre interrumpiendo nuestra interacción.

—Bueno creo que sería el momento de planear la ceremonia, ¿No?—Junto sus manos y apoyó la cabeza en ellas, podía sentir como se quería deshacer de mi—No podríamos dejar este importante evento atrasarse.

El padre de Jayden asintió, tomándolo del hombro suavemente, podía sentir mi incomodidad al verlo, no porque fuera malo... Porque yo nunca fui tratado tan suavemente.

Dios mío, esto parece una fiesta de pena hacia mi, lo siento.

—Lysander—Mi padre llamó, sonriéndome—Puedes volver a tu cuarto—Me dió un pequeño desdeñoso empujón, haciéndome caminar de vuelta a mi cuarto.

Mientras caminaba hasta la escalera, pude ver a Darren sentado a los pies de esta, esperando por mi.

—¿Estás bien—Pregunté confundido, se levantó, mirándome.

—Estoy bien, ¿Pero que está pasando?—Me cuestionó, una ola me golpeó, ni yo estaba entendiendo que sucedía al cien porciento...

—...Me voy a casar—Respondí, aún asimilando la situación después de haber pensado más a profundidad—...Con el principe de Girasole.

Sus ojos se abrieron en sorpresa—¿Jayden Flores?—su voz tuvo un tono de preocupación...—Por lo que oí es muy mimado—murmuró consternado.

Mi corazón volvió a detenerse, los miles de escenarios que podían salir de esa pequeña frase me llenaban de incertidumbre, miedo de como podría ser en el matrimonio...

Me quedé en silencio, congelado, analizando la situación mi mente me jugaba en contra.
Lo mimaron..., Olvidé que significaba esa palabra, pero por el tono de Darren, no puede ser bueno.

—...¿Y eso era?—Mi pregunta resonó en el aire mientras la realización de Darren tomaba lugar.

—Cierto no sabes—Murmuró avergonzado, rascándose levemente la nuca—...—Se quedó en silencio, como si buscase las palabras correctas para explicarmelo—Es– cuando una persona a la que le dan todo lo que quiere y nunca le dicen que no—Explicó torpemente.

Oh, esto no puede ser bueno.
Podía sentir como el aire se iba de mis pulmones, los escenarios de que podría suceder me aceleraban.

Cuando iba a responder, pude escuchar los pasos de alguien subiendo por las escaleras, creí que sería alguno de los padres de Darren, pero al darme la vuelta, era Jayden.
Caminaba firmemente hacia nosotros, su rostro estoico hizo que Darren se hiciera de piedra y mis rodillas se debilitaran.
Paró delante de mi, mirándome directamente a los ojos, intenté evitar el contacto visual, parandome también derecho e intentando ver a cualquier lado excepto su dirección.

—Principe Lysander—Jayden me llamó, su voz firme me hizo sentir como que todo temblaba, dirigiendo mi mirada a la suya en un momento de intimidación—Dicen sus padres que consiga un traje blanco para la ceremonía—Me explicó.

—A-ah! Y– ¿Para cuando es?—Logré decir, hundido en nervios y pánico.

—Ya arreglaremos una fecha conveniente, mientras tanto, habrá que conseguir la ropa apropiada, y si quiere, puede preparar unos votos—Explicó pacientemente, podía sentir su expresión suavizandose, aún así no podía sentir nada más que intimidación y pánico ante su imponente presencia.

—Oh, okay, gracias,..Principe Jayden—Podía sentir mis axilas, manos y pecho sudar bajo mi traje y guantes, quería correr, hundirme en mi almohada y gritar, también una sensación extraña en el estómago, probablemente náuseas del pánico.

Asintió levemente para darse la vuelta y volver por dónde vino.
Pude sentir a Darren suspirar aliviado, su cuerpo dejó de estar tan tenso, mirando mi nuca.

—¡¿Ese es tu prometido!?—Preguntó con incredulidad.

—...Si—Respondí, mi pecho no paraba de subir y bajar, mi corazón de latir, y mis rodillas de temblar—Ese es mi prometido...—Murmuré con sorpresa.

—... Seguiría hablando contigo pero no puedo—Soltó—Tengo– deberes de rey, ¿sabes?

Aparte la mirada, sintiendo ese golpe de envidia volver a atacarme—Lo sé—Respondí—Igualmente, gracias—Lo miré antes de acercarme a ofrecerle un abrazo.

—...De nada—Lo escuché decir mientras me rodeaba con los brazos, pude oir un pequeño quiebre en su voz mientras le acariciaba el pelo—Te quiero mucho, Lys...—Murmuró antes de separarse del abrazo.

—Y yo a ti, Darren—Respondí, viéndolo caminar hacia las escaleras.

Pude sentir la chispa de la soledad, encenderse mientras él, mi hermano, se iba, como si una pieza de mi fuera arrancada después de darme cuenta que nuestros momentos juntos simplemente serían reducidos a interacciones casuales ahora que el reino quedó a su mandato, pude sentir la envidia quemando dentro de mi, la envidia de como quería ser él,...y a la vez quiero seguir siendo su hermano y apoyarlo incondicionalmente.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una sirvienta que se acercó a mi, que seguró se acercó mientras pensaba.

—Ejem, señor—me llamó con algo de desdén—Su madre le dejó una dirección de una tienda de trajes, dice que lleve ropa que lo oculte para que– No lo reconozcan—Me explicó, dejando un papel en mi mano, sosteniendo el pedazo con la punta de los dedos para no tocar mi mano.

—Ah, gracias—Murmuré, tomando el papel y viéndola irse, podía sentir el disgusto en su mirada mientras se iba.

Suspiré para luego darme la vuelta y caminar a mi cuarto, cerré la puerta y fui a ver si tenía algo para cubrirme, encontré una capucha negra, lo suficiente grande como para cubrir mi rostro, no creo que realmente importe si me ven.

Me dirigí a mi cajón para sacar algunas monedas de Fi

Fi: Moneda oficial del reino de Crolet.

Lleve una bolsa entera, por si acaso.

Abrí mi puerta para caminar por los pasillos hasta una salida trasera, los guardias parecían evitarme mientras preparaba la capucha antes de salir, cuando estaba a unos pasos de salir, las lanzas de dos guardias detuvieron mi paso.

—¿A dónde va?—Me preguntó una guardia, con una mirada sospechosa.

—Al pueblo..., debo comprar un traje—Expliqué nervioso, a lo que sin más preguntas, me abrieron paso.

Al sentir el sol golpear la poca piel descubierta, me sentí raro... Pero bueno eso no importa ahora.
Caminé, realmente no sabía por donde ir pero me daba mucha pena preguntarle a los padres de Darren o al miso Darren a donde tenía que dirigirme.

Caminé sin rumbo exacto, veía gente vendiendo cosas y comprando, niños jugando entre si, e incluso mujeres embarazadas con otros niños...
El piso de adobe se sentía como si se fuera a hundir con mis pasos, el oscuro césped debajo de sus pies me hacia sentir como que iba por un camino de cáscaras de huevo.

Un hombre notó mi nerviosismo y se acercó a mi.

—Oye niño—una voz rasposa detuvo mi paso—¿Estás perdido?

Podía sentir la vergüenza cuando cientos de miradas se dirigieron a mi, solo pude temblar y apuntar al papel en mi mano, a lo cual él se acercó a verlo.

—¿Me lo prestas?—Preguntó, a lo cual, con las manos temblorosas, se lo ofrecí, leyó lo que decía...—Ah, Doña Letty, ella vende unos trajes hermosos, ven, por aquí—Me tomó del hombro.

Comenzó a caminar conmigo hasta esa tienda, me hablaba de sus hijos, parecía tener mínimo la edad de mis padres, quizás un poco más...
Cuando menos me di cuenta, estábamos parados enfrente.

—Llegamos—La tienda tenía un color gris bello, como todos los lugares en el reino, un letrero con el nombre Doña Letty y un dibujo de un traje y vestido, ventanas abiertas que daban a un interior bellamente decorado...—Suerte—Me dió un golpe en el hombro con su codo, pero no era como los que recibía de guardias o mis padres, este era...suave.

Se fue caminando, y yo entré a la tienda.

Una mujer de mediana edad me vió entrar, caminó hacia mi con una sonrisa cálida.

—Hola querido, ¿Que buscas?—Me preguntó con calidez.

—Ah, ehm..un traje, por favor—murmuré, rezando que ella me haya oído.

—Un traje, ¿Color?

—..Blanco—sentí una bola de vergüenza recorrer mi cuerpo, mientras que ella asentía.

—¿Sabes tu talla?—Me preguntó, pude sentir un calor en mis cachetes, mi pecho se cerró, ella lo notó y su expresión cambió.

—Ay corazón—Me dijo con calidez mientras colocaba una mano en mi mejilla—Conmigo no te avergüences, yo no te diré nada—Me dijo mirándome a los ojos—Estas bien bonito, sabes?

—Ah, eh—Sentí el calor extenderse a todo mi rostro mientras comenzaba a reír nerviosamente—Eh, jeje...—No supe responder—Sonreía torpemente mientras las dulces palabras de esa mujer se reproducirán una y otra vez en mi cabeza.

—Ahora ven, vamos a buscar tus medidas para buscar el traje perfecto...—Me tomó del brazo cariñosamente, llevándome cerca de una especia de cabina.

Tomó mis medidas, que no me mostró, para luego sentarme un banquillo a esperar por el traje.

Tras unos minutos volvió con dos trajes blancos en ambas manos.

Uno de ellos, el de la izquierda

Me cautivó, los toques dorados, las mangas, el collar...Dios, mío...

Aunque el de la derecha era igual o mejor.

La forma, las mangas, las costuras...

Me quedé un largo rato observando e imaginándome en cada uno...Eran los únicos pensamientos donde podía pensar acerca de mi sin ver un cerdo vestido elegante.

Terminé eligiendo el de la derecha, y al probarmelo y verme en el espejo, incluso después de haberme visto sin ropa, me sentía...Lindo, bonito y sin tanta culpa de usar algo bien, hasta que ví mi rostro, mis marcas, mi nariz, mis ojeras...
"Que imperfecto soy."
Murmuré mientras doña Letty esperaba afuera.

Al salir, sus ojos se iluminaron, comenzó a alagarme y decir como ese traje me mejoraba completamente.

—Ah– si, te lo compro—murmuré sacando la bolsa de monedas—...Gracias—le dije mientras le daba la bolsa.

—Ay querido, no me agradezcas, te ves precioso—tomó la bolsa para contar, quitando dos monedas para darmelas—Gracias a ti—me sonrió.

Caminé al interior del vestidor de nuevo, cambiándome con mi ropa.
Caminé con el traje doblado y Letty me ofreció una bolsa.

Me despedí y salí, no podía parar de sonreír mientras me colocaba la capucha, esa mujer fue un sol.

Comencé a caminar de nuevo al palacio, está vez mis pasos eran un poco más confiados mientras la gente ya estaba comenzando a preparar las cosas e irse.

Vi al hombre que me ayudó a llegar a la tienda y lo saludé tímidamente, una niña junto a el también me devolvió el saludo.

Dí una vuelta donde nadie podía verme para llegar a la puerta trasera del palacio, finalmente entrando.

Los guardias me detuvieron por un segundo, pero al reconocerme solo fruncieron el ceño y me dejaron pasar.
Caminé hasta el comedor, donde mi madre estaba comiendo algo.
Me paré derecho en el marco de la puerta, mirándola antes de saludar.

—Ahm, hola, madre—murmuré mientras colocaba la bolsa en la mesa y me quitaba la capucha.

—Oh—ella pausó, viéndome con algo de desdén—Tu primera salida—me dijo sin mirarme directamente—¿Que compraste?

—El traje que pidieron—Respondí

—Ah, bueno, que lindo—Dijo tras tan solo ver un pequeño vistazo de la ropa.

Sonreí vergonzosamente antes de subir y caminar hasta mi cuarto, dónde finalmente pude recostarme y respirar, sintiendo alegria mientras mi mente reproducía las palabras de Letty en mi mente.

Fin del capítulo uno.

DIOS
2000+ palabras me da algoo
Si a Allen no le gusta esto me tiro de un octavo piso sepan eso

—Lem.

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