Los riffs de la guitarra eléctrica sonando en los parlantes a toda potencia, pero con una balada de rock que en cada nota estremece lo más profundo del alma. Jamás pensé que llegaríamos a esta situación y este momento. Pero tus ojos, su luz, la intensidad de tu mirada y el calor de tu cuerpo que traspasa tu ligera ropa hasta llegar a mí, que estoy a pocos metros de ti, me dicen que todo es cierto.

Todo empezó como un sueño. Tú, el artista, el famoso, el millonario, amado por miles de mujeres en todo el mundo, justamente me miraste a los ojos durante aquella presentación en vivo con tu grupo. Estoy segura que has debido ver a miles de mujeres en tu vida, y hasta ahora no entiendo cómo alguien como yo, de otro país, de otra raza, con otro idioma y costumbres, y ni siquiera tan hermosa como los centenares de chicas más jóvenes que yo que pudiste haber visto, pude llamar tu atención.

Tampoco entiendo cómo hiciste para que esa persona de tu staff me hiciera llegar esa nota escrita por tu puño y letra invitándome a estar ahora contigo en tu habitación de hotel. Aun no me lo creo. Apenas hemos intercambiado unas cuantas frases en inglés, sonrisas, pero más que todo miradas. Muy al contrario de lo que el mundo ahí afuera piensa, tus gustos musicales son tan distintos a lo que todos imaginaban. Ese rock antiguo pega tan bien contigo, joven, fuerte, duro... especial.

Tu cabello largo y mojado cae sobre tu rostro y la toalla que llevas en el cuello. Sin duda que acabas de salir de la ducha. Y es en ese momento en que me pongo a pensar que ésta no debe ser la primera vez que haces algo así. Me pregunto a cuántas chicas y mujeres has invitado ya a tu habitación de hotel para cerrar con broche de oro tus presentaciones impecables. Sin embargo, no me quejo. Ser escogida por el chico que ha llenado mis días y noches durante casi ya tres años para estar con él en esta noche me hace feliz. Pero ¿Por qué yo?

"Why me?", pregunto al fin intentando no romper el ambiente tan especial que se ha formado desde que entré.

"You are older. You are pretty", me dice acercándose sonriendo tan encantadoramente que se me derriten todas las defensas que no pensé tener en primer lugar.

Por lo que entiendo, es probable que no haya estado con muchas mujeres mayores que él. Me siento honrada, pero una preocupación llega a mí como un flechazo. Tal vez piense que, por mi edad, tengo mucha experiencia... cosa más alejada de la verdad. De repente, mi sonrojo me delata, pero contrario a lo que podría esperar, se acerca, toma mi barbilla delicadamente con dos dedos y sube mi rostro para que nuestras miradas se encuentren.

-You are sweet –y sin previo aviso, me besa.

Si hace un momento estaba preocupada por dejar a mi amiga en nuestro hotel, por no saber muy bien cómo regresar o qué me esperaría acá, todo se ha desvanecido con aquel toque tan dulce, lento y profundo a la vez.

¿Qué tiene este muchacho que todo lo que hace es magia? Me siento volar y un cosquilleo dentro de mí se extiende de pies a cabeza. Éste definitivamente tiene que ser el cielo y él debe ser uno de sus ángeles, uno muy sexy y encantador.

El beso termina y me cuesta abrir los ojos de ese trance al que me han llevado sus labios. Lo primero que veo son sus labios abiertos en una sonrisa entre tierna y pícara, que contrastan perfectamente con su mirada tan profunda.

Mi reacción es taparme el rostro con las manos, intentando que mi sonrojo no se note, pero escucho una suave risa, que no es burla, es algo mucho más dulce que eso. Lo miro nuevamente, y está de pie frente a mí, observándome como si fuera lo más hermoso y tierno que ha visto antes.

Esa ternura en su mirada y sonrisa contrastan de una manera tan peculiar con la música de fondo que entiendo la mezcla tan perfecta que es él. Dulce y duro a la vez.

Me armo de valor y me pongo de pie para acercarme a él, y tras pasar mis brazos por su cuello y ponerme un poco de puntillas para alcanzarlo le susurro a los labios.

"I like you so much, Jungkook"

Fue la mecha que encendió la llama que faltaba. Mentiría si dijera que recuerdo cada detalle de esa noche, porque no lo hago. Simplemente diré que los susurros de su boca en mi oído no los podré borrar jamás de mi mente. Su voz siempre se quedará grabada en mí susurrando... "Nuna... nuna... nuna".

FIN