Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19 | Lazos

Leonardo

Melissa había muerto.

Muerto.

Realmente había muerto.

Cerré los ojos, mis manos estaban temblando y mis parpados estaban hinchados.

Se filtró por mi nariz el tipico aroma a hospital, a Melissa nunca le gustó ese olor, decia que la mareaba.

Las enfermeras paseaban de aquí para allá, unas corriendo y otras caminando. La silla debajo mio se sentía dura, casi como una piedra, me sentía totalmente incomodo y dentro de mi, sabia que no era necesariamente por la silla.

—Hicimos todo lo que pudimos, el cuchillo estaba rociado con una sustancia letal, el veneno se expandió rapidamente y la perdida de sangre era nuestro menor problema, aún estamos identificando la procedencia del veneno—El doctor hablaba con el policía. Me sentía en otro mundo. Como si estuviera en una pesadilla en la que faltaba poco para despertar, no podia creerme la muerte de Melissa.

Es su cumpleaños, ya vamos a tener nuestro departamento y seguiremos  siendo mejores amigos hasta el fin.

¿El fin no es ahora cierto?

—Joven Leonardo, necesito que nos acompañe a la comisaría para que presente su declaración de los hechos—le tenía tanto rencor a ese oficial que me sorprendía a mi mismo todo el mal que le podia llegar a desear

—Usted dijo que la protegería—musité sin responder a lo que me habia dicho—¡Dijo que la protegería y ahora está muerta!

Su compañero tuvo que tomarme del brazo para alejarme del oficial ya que sin darme cuenta, me habia levantado y habia quedado cara a cara con el oficial. Me zafé con fuerza y los miré con ira y tristeza. Ambos me observaron con lástima y eso era lo que menos necesitaba.

—¡Es su culpa! ¡Ustedes la terminaron matando!—estaba destrozado física y sentimentalmente. Se supone que habia una patrulla turnandose afuera del departamento vigilando que nadie extraño entrara o saliera. ¿De qué habian servido? Tantas cosas que digeron, tantas pruebas que pidieron para que no hicieran nada.

Hicimos todo lo que pudimos—de nuevo esa frase de mierda. Tomé mi mochila, la misma mochila que contenía el peluche que había olvidado entregarle a Melissa; por esa razón había regresado al departamento, no me quería quedar con el pendiente de no haberle entrago algo.

—¡Leo!, cariño ¿es cierto?—voltee al escuchar esa voz, mi madre caminaba por el pasillo del hospital acercandose a mi con un rostro que reflejaba preocupación y asombro, supongo que observó mi reacción con el oficial—¿es cierto? Melissa...

Asentí, aprete mis labios y toda la rabia que había acumulado se transformó en lágrimas, abrace a mi madre sollozando con fuerza, mis brazos temblaron y la imágen de Melissa tirada en el suelo frente a mi, recobró vida en mi mente.

—Y-Ya...pequeño...—susurró tratando de consolarme mientras sus manos se paseaban de arriba hacia abajo en mi espalda para relajarme, a como lo hacia de pequeño—Todo va a estar bien

Ese era el problema, nada iba a estar bien.

De reojo, observé que el oficial y el doctor se separaron y se fueron lejos de nuestra vista.

—¿Cómo supiste?—no le había avisado, estaba tan asustado y enojado a la vez que no había pensado en llamarle a nadie, creyendo que estaba solo cuando no era así, tenia a mi madre, siempre conmigo.

Ojalá y así hubiera sido la madre de Melissa con ella.

—Las noticias...está en todos lados, no hay alguien que no sepa lo que sucedió—suspiré ahora solo sollozando por lo bajo calmandome poco a poco

—Gracias por venir—musité separandome solo un poco de ella

—Cariño, te iras en dos días, a la casa de tu abuela; hasta que las cosas se vuelvan más tranquilas, puede que ahora la causante de todo esto, te esté buscando—quería decir que no, que yo podía con esto y que saldría adelante sin la necesidad de irme de aquí...pero no, no podía, me sentía tan indefenso que solo atiné a asentir.

Limpié el sudor de mis manos en la parte delantera de mis pantalones y solté un sonoro suspiro para tranquilizarme por completo. Pase mis manos por mi rostro limpiando el resto de mis lágrimas y eché mi cabello hacia atrás tratando de lucir bien, no por mi, por mi madre.

Ambos salimos de allí minutos después. Mi madre me prometió que se encargaría de que Amanda terminaría en la cárcel mientras que yo prometi el irme de la ciudad al día siguiente.

—Tu abuelita está ansiosa por verte, dice que ya te arregló tu cuartito, ese que usabas cuando tenias ocho años

Sonreí levemente y apreté mi mochila. La patita color blanca del peluche que le iba a entregar a Melissa, sobre salía del cierre mal cerrado.

—Supongo que no entrare en la cama, digo, si es la misma de cuando tenia ocho años

—Usarás esa por unos días, posteriormente te compraré una más grande

Pasamos frente al departamento que era de Melissa y pude ver que estaba rodeado de periodistas y camarógrafos que querían tener una primicia de la escena. Estúpidos

Dejamos eso atrás, aunque el auto siguió avanzando, mis pensamientos se quedaron en ese departamento.

—No tienes que ir por tus cosas, compraras ropa nueva...—al parecer notó lo perdido que estaba.

Lo único que no quería que notara era que ya no podía volver a encontrarme, no sin Melissa.

Asentí sin decir nada, cerré los ojos por unos cuantos minutos hasta que, sin darme cuenta, ya habiamos llegado. Estacionó el auto y me observó con aspecto cansado.

—Te quiero, no estás solo Leonardo

—Lo sé, te quiero—dije mirandola directamente a los ojos, al parecer esas palabras la tranquilizaron.

Bajé con mi mochila, todo en completo silencio, ya no lloraba porque las lagrimas se me habian acabado.

Entré a la casa e inhalé ese aroma hogareño que, hasta cierto punto, extrañaba.

—Puedes dejar tu mochila en el sillón, ahorita voy a preparar la comida

La vi desaparecer por la cocina, dejé la mochila en el sillón y la seguí.

—Puedo ayudarte

—No, ve a sentarte o a acostarte un rato a mi recámara, yo te llamo cuando la comida esté lista.

Sonrió y me dio un beso en la frente revolviendo mi cabello.

Por alguna razón ese gesto me habia recordado a Melissa. Subí las escaleras observando las fotografias enmarcadas ancladas con tornillos en la pared. En varias fotografias aparecía con Melissa, de pequeños, de jovenes, graduandonos, en un cumpleaños...

Suspiré tragando el nudo que se habia creado en mi garganta y seguí subiendo tratando de no prestarle atención a las fotografias. Llegué a la habitación y me tiré al colchón.

—Te extraño

Susurré contra las sábanas, me quedé unos segundos en silencio, cerre los ojos con fuerza y sin más, rompí en lágrimas dejando salir todo el dolor que sentía en mi corazón, la extrañaba y mucho.

Se supone que yo debia cuidarla, que yo estaria para ella y que saldriamos librados de esta.

—¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué ya no estás?

¿Por qué no estás aquí conmigo?

Dejé de escuchar ruido en el piso de abajo, sabía que mi madre me escuchaba, escuchaba como cada pedazo de mi, se terminaba por romper.

7 horas después.

Me encontraba en la sala de interrogatorios de la comisaría. No estaba nervioso, al contrario, mi semblante era sereno y mi respiración regular.

—Supongo que sabe por qué está aquí.

—Lo sé

Miré a los dos oficiales directamente a los ojos.

—Entonces comencemos, la primera pregunta es ¿Por qué la mató?

Sonreí de lado y me recargué en la palma de mi mano.

—¿Por qué no habria de haberlo hecho? Todos caímos en su juego.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro