Suerte
En sus pestañas vi reflejada mi suerte, que maldita suerte la mía de la que estaba por poseer.
Las paredes de su habitación soñaban con conocerme y yo amaba la despedida para volver a besar sus labios la próxima vez que me perdiera en mi imaginación.
Puedo confesarle que no estoy enamorado por suerte pero sí que me da temor a que no se enamore de mí después de entregarle mi alma llena ella.
Y es que todo es de ella, mi psique, mi corazón, mi suerte y todo, hasta el infierno si me abandona.
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