El lucero hacia gala a su belleza, y el recital de su melodía que brinda la paz a mi alma, ¡demonios!

Es insuperable, y tenia muchos defectos convertidos en virtudes , poseía todo lo que estaba a su alcance e incluso a un hombre como yo, me dominaba como si necesitara de ella y no del sueño para descansar.

Sus ojos eran como una intemperie, asombros, me atraían y me faltaban, ¡Que mujer! Aún después de su marcha, la pienso, ¿Quién en su sano juicio no se volvería loco por ella? No soy contradictorio, pero, sueño con ella sin estar vivo.