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Capítulo 2: Pokémon

Para cuando Mimi se ha dado la vuelta, el joven ya está agachado al lado de Palmon y le está cogiendo la cabeza. Es mayor que ella, tal vez como Tai o Sora, aunque algo le hace parecer mayor de la misma manera que a Joe, que lo es, pero aún más. Tiene el pelo oscuro, como casi todo en ese bosque, los pantalones azules cielo, una chaqueta de manga corta de colores rojo y negro y una gorra del color de la sangre con un dibujo blanco que parece un círculo.

-Perdón, no te asustes, no te voy a retar a un combate cuando tu compañero está debilitado. Me llamo Rojo por cierto, soy de la región de Kanto.

-¿Kanto? -Las preguntas se agolpan en su cabeza intentando salir todas a la vez ¿Quién eres? ¿Qué es un Pokémon? ¿Quién es Celebi? ¿Dónde estoy? ¿Combate? Esa palabra suena en su cabeza como un tambor que trae antiguas peleas internas, las lágrimas inundan sus ojos y una parte de ella quiere dejarlas salir y gritar todas las preguntas que se le ocurren para rogar que la devuelvan a casa y que no quiere estar ahí. Pero sabe que eso no es lo que debe hacer, sabe que el mundo real funciona de manera distinta, sabe que Sora esta vez no está a su lado para consolarla y sobretodo sabe que, con Palmon a su lado, puede afrontar todos los peligros... -¡¿Qué le haces a Palmon?!

Rojo se asusta ante semejante grito y para la mano que mantiene el frasco abierto de la superpoción a pocos centímetros de la boca de Palmon. A poco menos de un metro Mimi le mira horrorizada, como si lo que sostiene fuera un cuchillo de caza y estuviera sonriendo con la peor de las intenciones.

-Es solo una superpoción para reanimar a tu... perdona si soy indiscreto pero, ¿es compañera o compañero? Porque jamás había visto ningún Pokémon como este y no sé distinguir al macho de la hembra. ¿Cómo has dicho que se llama?- La sonrisa que le dedica a la joven hace que Mimi se relaje un poco, a pesar de todas las preguntas que se van triplicando por momentos, los nervios, las lágrimas contenidas en sus ojos y que sigue desconfiando de él.

-Palmon. ¿Para qué es esa supercosa que intentas darle?- Poco a poco Mimi se enjuga las lágrimas que han quedado en sus ojos y se va acercando a Rojo y a Palmon para cerciorarse de que su compañera está bien.

Rojo levanta el frasco destapado y lo lleva a poca distancia de la cara de Mimi.

-Adelante, huelelo, no es veneno ni nada parecido, es para restaurarle un poco de salud y que puedas salir sin dificultades del bosque. Pero recuerda llevarla al Centro Pokémon después de eso, se la ve débil y cansada.

La situación es demasiado surrealista, así que Mimi decide hacer caso de Rojo y acerca la nariz al frasco, huele a flores silvestres y no cree que sepa precisamente como las hamburguesas que ella y sus padres se toman todos los sábados en el restaurante de comida rápida que hay en el final de su calle desde que se mudaron, pero tampoco parece ningún veneno del que cuidarse. Así que mira a los ojos de Rojo y, por un momento, siente que se puede fiar de él sin poner ningún reparo. Asiente y deja que ponga el frasco encima de la boca abierta de palmon, vertiendo su contenido de color marrón dentro para luego cerrarla con muchísimo cuidado; como si no quisiera lastimarla en absoluto.

-No creo que tarde mucho en hacer efecto, normalmente es automático porque se aplica sobre las heridas. Pero no he visto que tenga ninguna, por lo que mejor dejamos trabajar a la vieja confiable de dar la bebida y esperar. Por cierto, yo me he presentado antes, pero no recuerdo que me hayas dicho tu nombre.

La confusión poco a poco se va calmando a la vez que las ganas de llorar desaparecen de momento. Las preguntas dejan de atosigar su mente para dejarla pensar: ¿mi nombre?

-Me llamo Mimi Tachikawa y ella es Palmon.

-¿Palmon? ¿Es su mote o es que la especie se llama así? - Rojo apenas puede aguantarse las ganas de reír ante esa perspectiva- Porque si es el nombre de la especie desde luego es para matar al profesor que se lo puso, es de tener muy poca imaginación. - Al mirar a Mimi de nuevo no sabe si lo que hay dibujado en su cara es enfado o simple confusión, tal vez sea un conjunto de las dos. - Vamos, terminar el nombre de una especie de pokémon en mon es demasiado... - Deja la frase sin terminar, claramente se ha ofendido.

-Para empezar Palmon no es ningún pokémon o lo que quiera que sea eso, es un Digimon y en el Mundo Digital todos los Digimon tienen nombres muy buenos e imaginativos terminados en mon, para que te enteres.

-¿Diyiqué? Jamás he oído nada parecido. ¿Es como llamáis a los pokémon en otra región?

-¿Pokémon? ¿De qué me estás hablando? Yo solo crucé la puerta para reunirme con mis amigos y de pronto estaba aquí, no sé nada de esas cosas que llamas Pokémon, ni quién es ese Celebi del que tanto hablas, ni de dónde estamos o dónde están mis amigos...

Antes de darse cuenta las lágrimas ya le surcan las mejillas y todas las preguntas que llevaba tiempo reteniendo salen de su boca sin control hacia un confuso Rojo que apenas sabe qué está pasando, qué hacer o decir.

-Vale, de acuerdo, ¿Por qué estás llorando? No tengo ni idea de lo que está ocurriendo aquí, ¿dices que no sabes nada de los Pokémon?

-No, no sé nada de esas cosas de las que hablas, a lo mejor Izzy si te entendería pero yo no. Solo quiero estar con ellos.

-¿Quién es Izzy? ¿Es el amigo con el que ibas a reunirte antes de caer aquí? ¿Quieres que demos una vuelta por el Encinar a ver si lo encontramos?

-Me gustaría, pero creo que este no es el Mundo Digital.

-¿A qué te refieres con Mundo Digital? - La cabeza de Rojo da tantas vueltas que podría marear al mismo capitán del S.S. Aqua. Ni siquiera buscando a Latias y a Latios se había sentido tan perdido.

-Exactamente no sé lo que es; Izzy y Gennai hablan mucho de ello pero no suelo entender lo que dicen. Para mí es un lugar maravilloso, es donde viven los Digimon. Está lleno de cosas raras como un tren que viaja en la nada, un barco en mitad del desierto o cabinas de teléfono en la playa.

Las lágrimas han desaparecido de sus ojos enrojecidos y reflejan la luz de los recuerdos. Sus manos se entretienen en los pétalos que adornan la cabeza de Palmon. La mira desde el pasado, desde batallas ganadas y perdidas, desde un lejano castillo y desde una nevada tarde de agosto.

-¿Y tú vives allí, con los Dijinmons? ¿Es donde están tus amigos?

-Digimon y sí, osea no, Palmon vive allí pero mis amigos y yo no. Aunque ellos estaban ya allí. Llegaron antes porque viven en Japón y yo en Estados Unidos y estaba durmiendo. Al Mundo Digital solo vamos cuando nos llama, que no lo ha hecho más que una vez antes, el año pasado. Pero supongo que nos llamará más veces porque somos los únicos niños elegidos.

-Jajaja, vale. Mi cabeza está dando demasiadas vueltas. ¿Dices que tus amigos y tú viajais entre vuestro mundo y el de los Digimon? ¿Y quien os llama? ¿El mundo? ¿Como si fuera una clase de entidad o algo así? Perdona que pregunte tanto, pero en todo esto hay demasiados agujeros y casi parece una trama de ficción.

La cara de Mimi se vuelve dura de nuevo hasta que se da cuenta que Rojo únicamente está bromeando y acaba sumándose a la sinfonía de risas del joven con un par de tímidas carcajadas.

-Yo tampoco lo entiendo del todo, solo se que cuando el Mundo Digital sufre una crisis por culpa de la oscuridad llama a unos niños llamados niños elegidos y nuestro deber es acabar con la amenaza de la oscuridad. Yo soy la niña de la Inocencia. Y los niños elegidos siempre tenemos compañeros Digimon que nos ayudan a luchar, Palmon es la mía, pero hay muchos más. Aunque quien sabe de verdad de todo esto es Izzy.

-Ese tal Izzy debe ser muy listo para saber tanto de los mundos.

-Es el más listo de todos los niños elegidos, tiene el emblema del conocimiento.

-¿Y como pasais de un mundo a otro? ¿Cruzáis puertas? ¿Vais al fondo de un armario? ¿Cogéis un tren mágico?

-Pues no lo se, las veces que hemos ido se han abierto como portales que nos han dejado pasar, los solemos llamar puertas porque una de esas veces fue a través de una grandísima puerta en un castillo. Pero esta vez Izzy la ha abierto desde el ordenador y de alguna forma acabé aquí tirada.

-¿Y no tienes ninguna forma de comunicarte con tu amigo Izzy y que vuelva a abrir esa puerta?

-No, dejé mi móvil en casa, el ordenador parece que se quedó en mi mundo y el dispositivo digital nunca lo hemos usado para comunicarnos.

-¿Dispositivo Digital? ¿Móvil?

Antes de que Mimi pueda sacar nada Palmon abre la boca en un suspiro que hace que ambos jóvenes bajen las cabezas para mirarla. Poco a poco sus grandes ojos verde oliva se abren y su boca se transforma en un bostezo.

-¿Mimi? ¿Me he dormido? ¿Ya han hablado Izzy y Gennai con todos?

-¡Palmon!- El abrazo de Mimi consigue que Palmon se asuste un poco hasta que mira al chico de pelo oscuro y empieza a comprender.

-Mimi, ¿dónde estamos?

Ante la cara de confusión de Mimi, Rojo se adelanta a explicar el Mundo Pokémon ante las dos visitantes:

-Este mundo es... ¿Cómo lo haría el profesor Oak? un mundo dividido en varias regiones, sí; en las cuales viven distintas especies de lo que llamamos Pokémon, estos pueden ir desde tamaños relativamente pequeños hasta relativamente grandes y gigantes. Los Pokémon suelen ser compañeros de aquellos que los entrenan, un poco como me ha parecido intuir que sois vosotras dos, solo que nosotros convivimos en el mismo mundo.

La mirada de Mimi no baja del asombro, parece que en este mundo han podido llegar a convivir los humanos con unas criaturas parecidas a los Digimon, es una noticia genial que podría cambiar para siempre su propio mundo si algún día ellos decidieran dar a conocer el Mundo Digital en el Mundo Real. Todos los niños podrían tener su propio compañero Digimon y su dispositivo.

-¿Y tú tienes también un compañero Pokémon?

-Sí, yo soy un entrenador Pokémon, me dedico a viajar por las regiones capturando a todos los Pokémon y así ayudar en las investigaciones de los profesores pokémon, como mi amigo y mentor, el profesor Oak. Lo que pasa es que nosotros solemos tener entre uno y seis compañeros a la vez, todo un equipo de compañeros.

-¿Cómo tenéis tantos compañeros e ir todos juntos viajando? ¿No salen caros los viajes en tren o avión?

-No jajajaja, siempre vamos todos juntos, pero solo ocupamos el sitio de un humano. Mira, te enseño cómo.- En el momento Rojo se pone de pie y saca de su bolsa una pokeball, es un objeto del tamaño de una pelota de tenis grande, pintada de blanco y rojo muy parecida al dibujo que tiene él en su gorra. Cuando lanza la pokeball al aire, esta se abre y de ella sale un resplandor que va tomando forma hasta convertirse en una pequeña ratita amarilla de mofletes carmesí y una cola en forma de rayo.

El Pikachu mira desde su posición de medio metro a las dos figuras desconocidas, se gira hacia Rojo y, girando su cabeza pregunta con cierto desconcierto a su entrenador: ¿Pika?

-No Pikachu Jajaja, son amigas, no vamos a combatir de momento contra ellas.

Al girarse Rojo espera que Mimi le mire maravillada y confusa, con hambre de saber más sobre su mundo y sobre los Pokémon, pero lo que se encuentra es a Mimi que le mira horrorizada y con las lágrimas a punto de volver a derramarse.

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Entre las hojas de los árboles, la figura vestida de negro mira a los dos jóvenes discutir mientras su atención se fija en el extraño ejemplar que se sitúa al lado de la niña. Tiene que informar rápido a su compañero, de seguro que se ganarán un ascenso si Atenea recibe un Pokémon tan raro de sus manos.

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