Capítulo 1: Golpe
Hoshi ni negai wo
kaze ni puraido
noseta toki
Kyou ga kesenai asu ga mieru yo
kitto ne...
La explosión de sonido que acompaña a la voz de la cantante consigue que Mimí abra un ojo buscando la radio que hay en su escritorio para parar la canción y estirar todo lo posible la hora de levantarse. "¿Qué clase de monstruo puso clases de apoyo un domingo por la mañana?" Se pregunta por enésima vez ese curso al mismo tiempo que se da la vuelta para mirar a la pared y cubre su cara con las sábanas del color de la esmeralda.
Cuando su madre abre la puerta de la habitación y sube la persiana que hay encima del escritorio, sabe que es hora de levantarse.
-Mimi, tienes ya preparado el desayuno en la cocina. Vamos cielo, hace un día maravilloso para estar en la cama, anda a la ducha, que tu padre te va a acercar en el coche a la casa de Michael para la clase de hoy.
Quince minutos después Mimi sale de su habitación vestida con su camiseta favorita desde que sus amigos se la regalaron el día antes de mudarse a los Estados Unidos. Una camiseta que sus padres no logran entender el significado que tiene, para ellos no es más que un conjunto de ocho garabatos pintados de colores vivos y puestos en círculo, en cuya espalda aparece la única seña de sentido que tiene, la fecha 08/01, ya que es la fecha en la que, el año anterior, había conocido a los niños de los que se había hecho tan amiga, aunque solo pasó un día en aquel campamento. A parte lleva su sombrero rosa chicle y unas sandalias romanas que demuestran que el buen tiempo de Mayo empieza a calar dentro de los neoyorkinos.
-Cariño, ahí estás, te ha llegado un correo esta madrugada, miralo y ahora te llevo a clase en el coche.- En el sofá del salón su padre revisa su correo electrónico desde su portátil personal, aunque también tiene abierta la cuenta de su hija para poder avisarla si le llega algo que pueda ser de importancia- Es de Japón.
Al oír su antiguo país, Mimi solamente puede correr hacia el sofá y arrebatarle el portátil a su padre antes de sentarse y mirar en su cuenta las nuevas noticias de sus amigos:
Para: Mimi Tachikawa
De: Koushiro Izumi.
Hola Mimi, espero que sigas bien por Estados Unidos. Cuando veas este correo necesitamos que contactes conmigo lo antes posible, da igual la hora. Gennai ha contactado conmigo, creo que vamos a volver al Mundo Digital y tendré que abrir la puerta, da igual la hora. Te lo explicaré todo cuando nos reunamos allí.
Un saludo.
Izzy
-Papá, ¿qué hora es?
La pregunta coge a Keusuke desprevenido, de manera que apenas acierta a mirar su reloj y balbucear "las 9:30 de la mañana" a su hija; la cual no quita en ningún momento los ojos de la pantalla que tiene delante.
Izzy escribió que le llamara fuera la hora que fuera y él me envió el correo de madrugada, a lo mejor ya están allí todos, tengo que llamarle. Ahora.
-Mamá, ¿puedes llamar a la casa de los Washington y decirle a Michael que hoy no vamos a dar clase? No me encuentro muy bien.
-Claro cielo, ¿qué te ocurre? ¿Estás bien? ¿Quieres que te haga una infusión? ¿Llamo al médico?
-No, no, no mamá, no te preocupes, solo... creo que me voy a echar un rato en la cama. Papá, me llevo el portátil a la habitación para... responder a Izzy... Te lo devolveré cuando termine.
Sé que si mis padres se enteran de que quiero ir de nuevo al Mundo Digimon van a querer que me quede aquí, espero que no tardemos mucho y se preocupen.
Sin dar más tiempo a que sus padres hagan más preguntas o se den cuenta de que hace apenas cinco minutos estaba completamente bien y cantando en la ducha, Mimi entra en la habitación con cuidado de no dar un golpe al ordenador contra el quicio de la puerta justo antes de cerrarla y correr al escritorio.
Cinco minutos de espera muy impaciente después, el rostro de Izzy ocupa la pantalla del portátil colocado en el centro del escritorio.
-Vale, estoy teniendo un par de problemas con la conexión, pero ahora abriré la puerta y podrás venir con nosotros. Tenemos que contarte unas pocas cosas y puede que no te gusten.- La cara seria de Izzy se pixela por momentos, pero aún así Mimi puede ver que está completamente seria, apenas hay un poco de alegría por verla después de tantos meses.
-Izzy me estas asustando, ¿qué pasa?
-Tranquila, todo va a ir bien. Ahora te contamos todo- la cara de Izzy deja paso a una pantalla completamente nueva e irreconocible para Mimi-, ya he abierto la puerta para que puedas pasar, aquí hay alguien que está muy impaciente por verte.
-¡Palmon!- Con los brazos extendidos y una sonrisa amplia como no puede haber otra, su compañera sale de la pantalla del ordenador y se abraza a su cuello. Ya nada importa, toda la preocupación se va y solo queda su abrazo, su reencuentro, un instante eterno.
Poco a poco ambas se van separando para dejarse respirar y Palmon entonces empieza a mirar a su alrededor y a observar la nueva habitación de Mimi. Las paredes blancas con franjas rosas, las estanterías con libros de inglés y un par sobre algo llamado "botánica", la cama deshecha de sábanas verdes y rosas, y el escritorio en el que está colocado el portátil con la pantalla extraña y que al lado tiene una pequeña y desconocida plantita en una mini maceta; una especie de Togemon de bolsillo.
-¿Esta es tu nueva habitación Mimi?
-Sí, pero Palmon, ¿tú sabes que está pasando en el Mundo Digimon?
-No Mimi, solo se que los demás han llegado hace unas horas y que han estado hablando con Gennai pero han dicho que hasta que no estuviéramos todos preferían no decir nada. ¿Tú sabes lo que ocurre Mimi?
-La verdad es que a mí tampoco me han dicho mucho, supongo que cuando lleguemos nosotras dos nos dirán todo, ¿vamos?
En pocos segundos Mimi termina de preparar una mochila que había dejado a medio hacer sobre la cama en los minutos en los que esperaba que Izzy le contestara la llamada, se la echa al hombro y, cogiendo la mano de Palmon, saca su dispositivo y apunta con él a la pantalla un segundo antes de que esta empiece a brillar y la luz las envuelva a las dos.
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La luz sigue ahí, pero ahora es más tenue, no da directamente a sus ojos, sino que se cuela a través de los pequeños espacios que dejan las copas de los árboles entrelazadas. Mimi abre los ojos y levanta la cabeza para observar lo que le rodea, a su derecha están la mochila y Palmon, que todavía no ha abierto los ojos, pero respira tranquila; a su izquierda hay una especie de pequeña construcción de madera en la que podría entrar un Poyomon cómodamente pero nada más, está elevada y tiene un tejado de color rojo brillante, de hecho parece que brille la pequeña casita por si sola. Por lo demás solo hay troncos de árboles, hojas y hierba hasta donde le alcanza la vista, ni rastro de Izzy, Gennai o digimon alguno.
Al levantarse descubre que su espalda se queja de dolor, mira debajo de si misma y lo ve, su dispositivo digital, no está roto pero sí le va a dejar un bonito moretón con su forma al final de la espalda. Molesta y acariciando su espalda agarra con la otra mano el dispositivo al mismo momento que oye algo. Pasos. Una rama que se rompe, las hojas que crujen y la hierba aplastada bajo el peso de otro ser. Rápido mira hacia la casita que tiene al lado y parece ver que algo desaparece detrás de la misma a la vez que esta deja de brillar.
-Vaya, parece que Celebi es más escurridizo y fuerte de lo que pensaba. Deberías devolverle la salud a tu pokémon si quieres volver a enfrentarte al Guardián del bosque antes de que desaparezca.
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