Los días cada vez pasaban más lentos que antes.

Su mente divagaba en fantasías de su hijo volviendo a sus brazos, sus quejas resonando por toda la casa al igual que sus mascotas corriendo detrás de su pequeño, como tocaba el piano creyendo estar solo, las sonrisas leves que mostraba cuando era abrazado y...

—¿Señor Wayne? ¿Esta usted bien?— salió de sus pensamientos debido a la chillona voz, miró al frente encontrando a su secretaria preocupada.
—Eh, sí, claro... ¿Que pasa?— tallo su rostro con cansancio tratando de sonreír tan siquiera un poco.

—Déjanos solos Beth, yo le diré las condiciones de nuestro nuevo comprador.— la señorita castaña asintió dejando los papeles en manos de Lucius.

—Lo lamento, ¿Sí? No quería... No quería..  ugh, perdón...— dijo el pálido recostándose en el escritorio claramente frustrado.
—¿Hay señales de él o de los niños?— pregunto mirando al de tez morena en busca de alguna respuesta.

—Ninguna...

—Dile a los de-

—Bruce.— llamó. —En este punto, la mayoría de los oficiales alrededor del mundo ya cerraron el caso, no hay ninguna pista de quién lo haya hecho...— trago saliva, listo para decir aquellas palabras que tantos detectives intentaron decirle.
—Tienes que considerar el hecho de que Damián ya este-

—Ni una palabra más, Lucius, si es todo lo que tenías que decir.— se levantó del asiento.
—Me iré temprano hoy, tengo cosas más importantes que hacer... Como buscar a mi hijo. — gruño pasando justo al lado de su empleado, dejándolo solo.

Fue hasta su carro, donde estaba su mayordomo esperando por su llegada.
—¿Mucho trabajo hoy, amo Bruce?

—Yo no lo llamaría así...

—El joven Jason está en la mansión.— aviso el tutor. —Debo recomendar que hable con él, su reciente adicción al alcohol lo está dañando.— el murciélago mayor dio un pesado suspiro mirando a su ventana.

—Gracias Alfred.— llegaron a la mansión en unos cuantos minutos, siendo recibidos por la voz de Timothy.
—Hola Bruce... Hola Alfred...— saludo de manera arrastrada, siendo empujado por el mayor de los ex Robin's.

—Vamos Timmy, tenemos que dormir...— susurro cayendo encima del pálido cuerpo con notables ojeras en su cara.

Sin duda, la ausencia del menor era más notable de lo que ellos creían posible.

Inclusive Drake lo extrañaba.

—Jason, ya habíamos hablado de esto, no se fuma en la mansión.— regaño el millonario, quitándole el objeto de sus labios.
—¿Cuánto has dormido?

—Lo suficiente para no morir.

—Jason...

—¿Que quieres viejo? Sigo vivo, eso es suficiente.— gruño dejando a los mayores solos.
—Ugh...— volvió a tallar sus ojos, fue hasta su cueva y miró la computadora, el agotamiento psicológico era mucho más que el físico, tenía que estar listo para la noche.

Por otro lado, Dick y Tim yacían juntos en el cuarto del ex trapecista, ambos mirando el techo como si fuera lo más interesante del mundo.
—¿Y si Talía lo tiene?— cuestionó al aire el amante del café.
—No lo creo.— suspiro. —Vino aquí el primer mes que Damián desapareció...—

[...]

T

ecleaba constantemente el teclado ya con su traje puesto, el suave manto de estrellas los cubría junto con una silenciosa tranquilidad amarga.

—¿¡Donde esta mi hijo!?— el grito inecesariamente agudo lo asustó un poco, pero al reconocer la voz su ansiedad aumento.
—Talia, por favor no grites.— pidió.

—Bruce.— amenazó con cólera. —¿Donde. Esta. Mi. Hijo?— cruzó sus brazos sobre su pecho, sus ojos Jade le recordaban tanto a su hijo que de cierta forma, era doloroso.

—No lo sé, Talía, estoy buscando.— pero eso no era suficiente para mujer, quería ver a su engendro de vuelta.

Actuar como una madre de vez en cuando no la mataría.

—Necesito pruebas, Bruce. Damián puede-

—¿Y por qué actúas como si te importará? Maldita perra.— el resurrecto hizo acto de presencia mientras fumaba un cigarrillo.

Lo que pasó después ya se lo imaginarán.

[...]

Su cuerpo estaba cansado, se sentía tan ligero y el sueño lucía tan tentador.

Hasta que un pitido en la computadora lo privó de tal acción.

Una señal que provenía de lo que parecía ser un denso bosque, no recuerda haber estado ahí, mucho menos colocar un rastreador en él.

Debía ser una falla, pero debía estar seguro.

—Nightwing, lleva a los Titanes a las coordenadas que te mandaré, parece haber una señal constante en medio del bosque.— habló con su clásica voz grave.
—Entendido.—

Con pereza levantó su mirada, observando una foto donde todos estaban en la gran mesa que usaban en Navidad.

Damián finalmente había sido dado por muerto.

A pesar de las quejas de la Batfamily, el mundo todavía necesitaba a los vigilantes del murciélago activos, muchos en la Liga lamentaban la perdida del menor de ellos, pero eso no era suficiente.

Una parte de ellos había sido arrebatada de nuevo y ni siquiera sabían si su cuerpo seguía por ahí.

Eso aterraba al mayor.

Otro Robin había muerto...

O eso creían.