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2. Formas de vencer

Nuevamente agradezco a todos los que le van dando una oportunidad a este fanfic. Sé que se sorprenderán se muchas formas con este escrito, se enamorarán de personajes, tendrán crisis y demás xD ¡Enjoy!


Disclaimer: Miraculous Ladybug no es de mi propiedad intelectual ni similar. Marie Tompson Hatsukoi pertenece a MaJo Arvi y, Alee-Ku Mclean Toripuretto y Alex McLean Toripuretto pertenece a Alex Reyna.


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NUEVOS HÉROES

CAPÍTULO 2

FORMAS DE VENCER


Marie se levantó tarde, más de lo usual. Como pudo se arregló y salió de aquella casa vieja en la que residía. La contempló por un momento antes de irse: era un inmueble sencillo, algo rústico y pequeño, con una sola planta y con las habitaciones necesarias para que sólo viviese una persona. Sus padres habían decidido comprar aquella propiedad para asegurar que su hija pudiese vivir lo mejor posible. La chica cuando llegó por primera vez a su nuevo hogar en Paris lo primero que decidió hacer fue decorarla y pintarla a su gusto, es por ello que tenía muchas influencias artísticas por toda la fachada junto a algunos dibujos experimentales.


– Genial... – Susurró alguien detrás de ella.

– ¡Alee-ku! – Era aquel hombre de cabellera bicolor.

– ¡Buenos días!

– ¿Q-qué haces aquí?

– Voy camino a la cafetería. – La observó y sonrío de lado. – Hoy sin querer me quedé dormido y abriré tarde el local.

– Y-ya veo. – Ella tenía la cabeza agachada, le había dado un buen susto cuando habló sin saludarla antes.

– No sabía que vivías por aquí.

– Bueno, ya lo sabes. – Hizo un puchero al finalizar la frase.

– ¿Te acompaño a la escuela?

– ¡N-no es necesario! – Su actitud la estaba poniendo nerviosa.

– No es ningún problema. – El heredero de la gran empresa Mclean-Toripuretto le revolvió un poco el cabello. – Además, me queda de paso.


Antes de que la castaña pudiese decir algo, el chico ya la había tomado de la mano y la guiaba camino a la institución educativa en la que estudiaba. Era la misma escuela en la que él, Adrien y Marinette estudiaron la secundaria y el bachillerato, por lo que Alee-ku sabía el camino que debía de tomar. A sólo una cuadra, Marie dirigió su mirada dentro de la panadería donde los padres de Ladybug trabajaban, ¡ya quería llegar a conocerla!


– Anda, ya es tarde. – El muchacho la llevó hasta la puerta del colegio. Vieron hacía dentro y varios chicos, que ya estaban cerca de sus salones, voltearon a ver a la pareja. – Que te vaya bien.

– Si, gra-gracias. – Se sentía muy apenada de que la hubiese llevado tan cerca. – Y-ya puedes soltar mi mano.

– Tal vez no quiero... – Parecía que se estaba burlando de ella. – Pero debes ir a clase. Espero que pases por la cafetería cuando salgas.


Nuevamente no pudo decir nada, ahora su frente era tocada por los labios de aquel joven barista. Ya no sabía que pensar sobre él.


– ¡Es hora de que sufran! – Alguien gritó cerca de donde estaban. – ¡Friend Killer se encargará de abrirles los ojos, los amigos no son más que una molestia!

– ¿Pero qué demonios? – La jovencita no entendía quién era esa persona.

– ¡Llama a Adrien! – Le indicó Alee a ella. – Mientras tanto refúgiate dentro.


El hombre de ojos de diferente color la empujó dentro del instituto, para enseguida cerrar las enormes puertas. Se aseguró que detrás de él sólo estuviera Marie, después murmuró un nombre: Lloyd.

Del otro lado la chica observó como de la maleta en la que su amigo portaba el uniforme de su cafetería, un pequeñín salía. Le recordaba mucho a Plagg, el kwami de Adrien. ¿Acaso él también era un portador de Miraculous? Fue ahí cuando recordó que en videos más recientes salía un chico con astas de venado. Al parecer se trataba de él, ya que el pequeño ser que había nombrado Alee-ku le recordaba a bambi, pero con astas; su cuerpo era café-naranja y en la parte inferior de su cuerpo era crema, con puntitos. Estaba tan anonadada que no se dio cuenta cuando aquel ser fue absorbido por la hebilla del cabello que usaba el joven. Ahora lo recordaba bien. Era difícil olvidar ese traje que tenía el mismo patrón del kwami.


– Lord Hirsch...

– Así es. – Le habló desde fuera del lugar. – Has lo que te pedí, Marie.

– ¡Sí!


El chico de ropas llamativas pudo escuchar perfectamente como ella iba debajo de las escaleras que llevaban a los salones del segundo piso para llamar a la persona que le había indicado. Sonrió maliciosamente y sin decir ni una palabra golpeo a la chica akumatizada con su látigo.

Aquella mujer, que portaba un traje negro completo con aberturas rojas como si el fuego saliera de él, fue herida en una de sus mejillas. ¿Qué carajos le pasa a ese tipo que se suponía era un héroe?


– No me veas así. – Dijo de forma altanera Lord Hirsch. – Yo no me voy a apiadar de ti, no soy ese tipo de "héroe".

– ¡No te tengo miedo!


Aquella fémina salió flotando. De un collar que portaba fue lanzando rayos a las personas que enseguida marcaban a sus amigos para decirles cosas groseras, algunos se gritaban entre sí y unos pocos lograban escapar corriendo dentro de diversos edificios para no ser afectados por la habilidad de esta villana. Sin ningún problema, el héroe iba corriendo a la par. Pocos minutos después estaban en la explanada del museo de Luvre, ahí sería la batalla.

Ella intentaba que el chico con taparrabos fuera alcanzado por uno de sus rayos, pero los evitaba con cierta facilidad. Él se acercó rápidamente y comenzó a golpearla repetidas veces con su arma, al grado que su traje estaba siendo rasgado por la gran cantidad de ataques que recibía. Cuando estaba a punto de lastimarla fuertemente su látigo fue interceptado por una vara plateada.


– Parece que llegué a tiempo o algo le ibas a hacer. – Chat Noir estaba entrando en escena algo preocupado. – Como siempre actúas como un sádico.

– Ya sabes como soy... – Exclamó el atacante guardando el látigo.

– Hace mucho tiempo que no te veía. – Dijo irónicamente colocándose junto a su amigo.

– Mal chiste, gato negro. – Rio entre dientes.

– No tienes porqué ir anunciando las cosas.

– No me importa. – Lord Hirsch se encogió de hombros. – Después de todo ya no hay mucho que hacer.


El rubio prestó atención y realmente no había mucho que hacer, la villana estaba completamente inconsciente por las heridas provocadas por el muchacho. Bueno, eso les daría tiempo de pensar, ¿cómo purificarían su akuma?


– ¿Y ahora? – Alee-ku aun transformado estaba picando el cuerpo de la joven.

– ¡No hagas eso! – Le llamó la atención el ojiverde. – Puede despertar.

– Está bien, está bien. – Se levantó y colocó sus brazos detrás de su cabeza. – Creo que tú y yo tenemos las mismas dudas.

– Es probable. – Se sentó junto a la tipa. – ¿Ha regresado Hawk moth?

– Creo que la respuesta es afirmativa. – Copió la acción del héroe. – Parece que todo se repetirá. Todo debido a que nunca logramos capturarlo.

– Demonios, pensé que aquella persona había muerto.

– Tal vez sólo se tomó un descanso.

– Es probable. ¿Qué deberíamos hacer? – Lo miró desesperado. – ¡Ladybug no está aquí!

– Tengo una idea, ¿estás dispuesto?

– No tengo muchas opciones.


Lord Hirsch se levantó, le retiró el collar a la chica y lo rompió para liberar al akuma. Sujetó al insecto con la mano derecha, mientras que con la izquierda tocó una de las baldosas presentes en el piso.


– ¡Shifuta!


Ambos objetos cambiaron de forma. La mariposa ahora era una baldosa negra con detalles morados, mientras que la baldosa ahora tenía la forma de una mariposa, dejando el resto del espacio vacío. Le arrojó la mariposa transformada a Chat noir y le pidió que usara su habilidad en aquel trasto.


– ¡Cataclysm!


Le aplicó su poder y justo cuando parecía haber funcionado, pues se estaba volviendo polvo, nuevamente la mariposa (llena de residuos) estaba comenzando a huir. Debían de hacer algo para detenerla o sucedería algo similar a cuando la mariposa de su primer enemigo no fue purificada. Ellos ya no podían hacer uso de sus habilidades especiales y no tendrían tiempo de alimentar a sus kwamis y luego aprehender al insecto. Se iba alejando cada vez más de ellos, no se movían por la confusión. Lord Hirsch saltó para intentar atraparlo, mientras que Chat Noir se elevaba con ayuda de su bastón; casi enseguida los tres fueron atrapados por una red de agujeros muy pequeños.

Cuando ambos héroes abrieron los ojos tras el golpe que se vieron entre sí notaron que entre ellos el lepidóptero oscuro estaba revoloteando, al levantar la mirada aquella red tenía un patrón muy distintivo. ¿Era verdad?


– ¿Me extrañaron? – Una voz femenina se iba acercando a ellos.


Les fue retirada parcialmente la trampa sólo para que el akuma saliera y fuese atrapado.


– ¡Es hora de terminar con la maldad! – Aquel insecto fue capturado dentro de un yoyo. – ¡Adiós pequeña mariposa!


Al fin les retiraron por completo la red que fue arrojada al cielo, acompañada de las palabras "Miraculous Ladybug". Sí, era ella.


– ¡Ladybug! – El ojiverde saltó a abrazar a su amada. Las lágrimas lo traicionaban y salían. – ¡Te extrañé demasiado!


Parecía que el tiempo se detenía para la pareja. Ignoraban que Alya chillaba por el regreso del trío de héroes, los gritos de alegría de los parisinos por el simple hecho de que los salvaran, a una pequeña castaña que había estado observando todo muy cerca y gritaba a la par los nombres de sus habilidades, y también al héroe venado.


– Chat... – Ella le acarició el cabello. – Yo también te extrañé.

My lady. – La llamó con los ojos cristalinos para besar enseguida.

– Ejem... – Se separaron enseguida avergonzados. – Aun hay mucha gente aquí.

– Lo siento. – Dijo al unísono la pareja.


Los tres adultos escucharon el anuncio de que estaban por regresar a su forma civil. Se sonrieron y salieron saltando a diferentes lugares. Marie también salió de ahí como si fuera a su casa, iba saltando alegre, al fin había visto a su heroína en acción. Cuando dio la vuelta en la calle más próxima alguien la tomó por la cintura, intento gritar porque sólo veía como era elevada del suelo.


– Vamos. – Le anunció un chico vestido de café claro.

– ¡Lord Hi...!

– No es necesario. – Le sonrió de forma lasciva. – Irás a conocerla.

– ¡De-detente, ella no sabe que yo los conozco! – Se estaba asustando más por el lugar al que iba más que por el cambio de posición. Ahora el hombre la llevaba como un saco de patatas, en su hombro. – ¡Se podría molestar!

– Lo dudo, es Marinette...

– ¡Para! ¡Alee-ku!


Continuará...


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Muajajajaja... *huye* ¡Bye! xD


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